“Somos un pueblo, una sola alma, convocados por el Señor que nos ama y nos sostiene, el Papa a las familias del mundo
(RV).- Esta tarde en el Vaticano comenzó el gran evento de las familias del mundo con el Papa Francisco, para vivir la alegría de la fe, que culminará mañana domingo con la misa del Obispo de Roma.

El Santo Padre bendice a todas las familias del mundo, en el marco de la Peregrinación de las Familias a la tumba de San Pedro, en el Año de la Fe, que ha llegado a la Ciudad Eterna con el lema de “¡Familia, vive la alegría de la fe!”, y con la participación de más de 150 mil personas, de más de 70 países de los cinco continentes
En esta fiesta de la familia el Papa les dijo que han venido en peregrinación de diversas partes del mundo para profesar su fe ante el sepulcro de San Pedro, en esta Plaza que las acoge y abraza, porque como dijo Francisco, “somos un pueblo, una sola alma, convocados por el Señor que nos ama y nos sostiene.
El Papa Francisco también saludó a todas las familias que se unieron a este evento a través de la televisión y de Internet, definiendo a la Plaza de San Pedro una “plaza que se ensancha sin confines”.
El Obispo de Roma recordó a las queridas familias que también ellas forman parte del Pueblo de Dios. Y les dijo que caminan con alegría junto al pueblo. Por esta razón les pidió que permanezcan siempre unidas a Jesús, y que lo lleven a todos con su testimonio.
El Papa les agradeció su presencia. Y les dijo también que todos juntos, hacemos nuestras las palabras de San pedro, que nos dan fuerza y nos darán fuerza en los momentos difíciles: “Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna”. Con la gracia de Cristo, concluyó el Santo Padre, vivan la alegría de la fe. Que el Señor los bendiga y María, nuestra Madre, los acompañe.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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Política social, desarrollo, tradición cristiana, históricas relaciones. Audiencia del Papa a Presidente de Panamá
(RV).- (con audio) Política social, desarrollo, tradición cristiana, históricas relaciones. Audiencia del Papa a Presidente de Panamá Este sábado, el Santo Padre recibió, en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano, al Presidente de la República de Panamá, Ricardo Alberto Martinelli Berrocal, que luego mantuvo un encuentro con Monseñor Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados.
Un Comunicado de la Santa Sede, señala que «en las cordiales conversaciones, se trataron algunos temas relacionados con la situación actual en el País, en particular sobre las políticas sociales puestas en marcha por el Gobierno, y los proyectos de desarrollo para la nación. Se recordó asimismo la larga tradición cristiana del País, las históricas relaciones bilaterales, con especial interés en las actuales relaciones entre la Iglesia y el Estado. En este contexto, también se expresó gratitud por el regalo de una estatua de Santa María La Antigua, Patrona de la Nación, ofrecida al Pontífice por el Jefe de Estado y colocada en los jardines del Vaticano.
Las conversaciones prosiguieron con una mirada de conjunto sobre la situación regional».
(CdM – RV)

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Encuentro, recuerdo y gratitud del Papa, exalumnos jesuitas de Uruguay
RV).- (con audio) Encuentro, recuerdo y gratitud del Papa, exalumnos jesuitas de Uruguay «¡Gracias! Si voy a Argentina – no antes del 2016 – voy también a Chile y Uruguay». Recen por mí y mis colaboradores, aquí hay mucho trabajo. Son algunas de las frases del Papa Francisco, en un clima de entrañable calidez y cordialidad, encontró a un grupo de unos 30 exalumnos jesuitas de Uruguay. Algunos acompañados por sus familiares – «Veo que hay muchos chicos; es una promesa y una esperanza», dijo el Papa Bergoglio, en su saludo que empezó bromeando sobre el mate:
«Nuevamente les quiero agradecer la visita y el saludo. ¡Me traen tantos recuerdos de allá! Lo único que me extraña es que no haya ninguno con el mate. ¿No se animaron? Ahí les faltó la veta uruguaya. Porque cuando vino el Presidente de ustedes estábamos con el mate. Bueno, gracias en serio.
Veo que hay muchos chicos; es una promesa y una esperanza. A mí esto me trae muchos recuerdos de los compañeros que han organizado esto, y cosas lindas.
No sé cuándo está planeado ir allá, antes del dieciséis no, seguro. Pero lo que sí es seguro es que si visito Argentina, tengo que visitar Chile y Uruguay, los tres juntos. Así que estaremos allí.
Bueno, les agradezco todo de nuevo, y les pido un favor, que recen por mí, ¿eh? Porque acá la gente es muy buena, son buenos compañeros y todos trabajan juntos, pero el trabajo es mucho, y no se da abasto. Recen por mí, por los colaboradores, para que podamos seguir adelante. ¿Eh? Gracias, muchas gracias».

(CdM – RV)

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En la entrega de los premios Ratzinger 2013, Francisco dice que los libros sobre Jesús de Nazaret de su predecesor son un regalo a la Iglesia
(RV).- (audio) En la entrega de los premios Ratzinger 2013, Francisco dice que los libros sobre Jesús de Nazaret de su predecesor son un regalo a la Iglesia Este sábado, en la Sala Clementina, el Papa Francisco ha hecho entrega de los premios Ratzinger 2013 de teología.
Los dos galardonados con el «Premio Ratzinger» – establecido en 2011 por la «Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI» – este año son: el profesor Richard A. Burridge, biblista inglés, Decano del King College de Londres, y ministro de la Comunión Anglicana y el profesor Christian Schaller, laico, docente de teología dogmática y vicedirector del instituto Papa Benedicto XVI, de Ratisbona (Alemania).
Una ocasión para recordar con gran afecto al Papa emérito. De hecho, Francisco ha querido compartir con los presentes una reflexión sobre el don verdaderamente único, que el Papa emérito ha dado a la Iglesia con los libros sobre Jesús de Nazaret. Y ha recordado que cuando se publicó el primer volumen, “algunos dijeron, que un Papa no debía escribir libros sobre teología, sino encíclicas… Ciertamente, el Papa Benedicto XVI se había puesto este problema, pero incluso entonces, -ha explicado Francisco- como siempre, siguió la voz del Señor en su conciencia iluminada”.
“Con estos libros él no hizo magisterio, en el sentido propio, y tampoco un estudio académico. Él hizo un regalo a la Iglesia y a todos los hombres, de aquello que tenía de más preciado: su conocimiento de Jesús, fruto de años y años de estudio, de confrontación teológica, de oración -porque que Benedicto XVI hacía teología de rodillas y todos lo sabemos- y todo ello lo puso a disposición de todos de la forma más accesible”.
“Nadie puede medir el bien que ha hecho con este don el Papa Benedicto, -ha dicho el Santo Padre-, ¡sólo el Señor lo sabe! Pero todos tenemos la percepción, que muchas personas, gracias a los libros sobre Jesús de Nazaret, han alimentado su fe, han profundizado sobre ella, o incluso se han acercado a Cristo por primera vez de manera adulta, combinando las exigencias de la razón con la búsqueda del rostro de Dios”.
Al mismo tiempo, la obra de Benedicto XVI, ha terminado diciendo el Papa Francisco, ha estimulado una nueva serie de estudios sobre los Evangelios, entre la historia y cristología. Y felicitando a los galardonados también en nombre de su amado predecesor, dijo que había estado con él hace pocos días.
ER RV

Fuente:: News.va

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Cartagena Lorca PlanesMons. José Manuel Lorca     Si bien es verdad que en la semana pasada vimos como se centraba la Palabra en la necesidad de orar, hoy nos ayuda bajando a los detalles, al estilo y a la calidad de la oración. El punto de partida, y que salta a la vista, es lo que destaca la primera lectura, el equilibrio y justicia de Dios, que no hace acepción de personas y que atiende las peticiones de todos, pero que si existe una preferencia es por los más necesitados, los pobres y afligidos, cuyos gritos atraviesan las nubes. Con este planteamiento concluimos que la oración es muy eficaz cuando la hacemos desde la verdad y con humildad, no cuando es utilizada con planteamientos falsos o con intereses personales para sacar provecho, queriendo manejar a Dios.

En el trasfondo del Evangelio existen unas claras advertencias contra la doble vida y sobre los deseos de sobresalir con bellas fachadas, que nos disponen a la vigilancia. Se nos advierte del pecado de los fariseos que presumían de justos, buenos, honrados, pero en realidad ni eran justos, ni buenos, sólo estaban movidos por los hilos de la soberbia, no por la mano de Dios. La prueba de su pecado es que les llevaba a despreciar a los demás. Quien actúa así, acaba mal.

Repasemos detenidamente la parábola que pone el Señor, la del fariseo y el publicano. Los dos acuden a pedir a Dios en oración, pero con dos estilos diferentes. El fariseo va a presentarle sus méritos, sus virtudes, sus grandezas, sus derechos con desprecios hacia los demás, pero no pide nada. El publicano, con la mirada baja, se presenta humilde, porque no se cree digno y le pide misericordia, porque se siente pecador. Ved el juicio de Dios en el acto de la oración: mientras que la oración del fariseo no sirve para nada, la del publicano alcanza la compasión y la misericordia. Sería bueno que sacáramos las consecuencias, que revisemos cuál es la actitud de nuestro corazón, la orientación de nuestra vida.

Que Dios os bendiga.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

 

Authors: Mons. José Manuel Lorca

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Edificar la comunidad cristiana hoyMons. Lluís Martínez Sistach     El papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada con los cardenales electores el 14 de marzo pasado, al día siguiente de su elección, nos resumía en tres puntos -como tiene por costumbre hacer- las exigencias eclesiales de esta hora: caminar, edificar, confesar. Caminar porque nuestra vida es un camino y cuando nos detenemos la cosa no funciona. Edificar, concretamente edificar la Iglesia, comunidad sobre todo de piedras vivas, ungidas por el Espíritu Santo y fundamentadas sobre la ” piedra angular ” que es Jesucristo. Y confesar la única gloria verdadera: la de Jesucristo crucificado y resucitado.

Estas tres necesidades de esta hora -resumidas en los tres verbos citados – indican los objetivos y el marco de la carta pastoral que he dirigido a mis diocesanos para el curso actual. Se titula Vivir la fe y construir la comunidad cristiana. El curso pasado, con motivo de la celebración del Año de la Fe – que se cerrará el próximo 24 de noviembre-, propuse las diversas dimensiones de la fe cristiana en la carta pastoral titulada Hombres y mujeres de fe. En la carta pastoral de este año invito a reflexionar sobre el hecho de vivir la fe en comunidad, en Iglesia o sobre la dimensión eclesial de la fe.

La primera parte de la carta es más teológica. En la segunda y última parte, más práctica y de aplicación pastoral, he buscado proponer a toda la comunidad diocesana algunas actuaciones que me parecen especialmente necesarias ahora en la aplicación de los tres objetivos de nuestro Plan Pastoral diocesano para los años 2011-2015. Recuerdo que estos tres objetivos son: el anuncio de Jesucristo a quienes no lo conocen; la pastoral de la iniciación cristiana; y la solidaridad como expresión de la fe cristiana, solidaridad con las personas y familias que sufren más agudamente las consecuencias de la crisis económica.

La realización práctica de estos tres objetivos presupone un sujeto activo, la comunidad cristiana; es decir, aquel conjunto de personas que confiesan y dan testimonio de Cristo con obras y palabras y lo celebran y lo hacen presente en el mundo mediante la fe y los sacramentos de la fe, especialmente el bautismo y la eucaristía.

Así nació y se difundió la Iglesia en el mundo pagano: en pequeñas comunidades, establecidas desde primera hora precisamente en el mundo urbano; sólo más tarde llegó a los ambientes rurales. Hace tiempo que procuro reflexionar sobre cuáles deben ser los caminos para revitalizar las comunidades cristianas en el mundo de las grandes ciudades. Por eso, edificar comunidades cristianas abiertas y comprometidas debe ser nuestra máxima prioridad. Me gustaría que este escrito pueda contribuir a ello.

A menudo oímos decir a sacerdotes y laicos frases como estas: “No tenemos comunidad “; o bien: “Tengo creencias, pero sin Iglesia”. O también esta otra: ” Es muy difícil encontrar una verdadera comunidad”. ¿Qué podemos hacer para dar alguna respuesta a estas afirmaciones, a menudo explícitas? Ante este reto, he buscado unas orientaciones en la primera encíclica del papa Francisco, titulada Lumen fidei, es decir, La luz de la fe. Nos dice en este documento -especialmente en el capítulo tercero- que la vida de fe se da en un ámbito comunitario y tiene un fundamento comunitario. Creemos -por la gracia de Dios – cada persona, pero la vida de fe se da en un ámbito comunitario y tiene un fundamento comunitario. Por eso, en tiempos de fuerte secularización y de no pocas pruebas para la fe, me parece muy necesario que -como los primeros cristianos- podamos contar con unas comunidades cristianas que lo sean verdaderamente. Estas apoyan nuestra fe personal, frágil y tan sometida a sombras diversas. Lo decimos en cada celebración de la eucaristía: “No mires, Señor, nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia”.

 

+ Lluís Martínez Sistach

Cardenal arzobispo de Barcelona

Authors: Mons. Lluís Martínez Sistach

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¡Es una vergüenza! Mons. Antonio Algora     Es la expresión del Papa que no debemos dejar que se apague entre nosotros ¡Es una vergüenza! Le salió del corazón, de un corazón que sufre con los que sufren y por los que sufren. De la Pastoral Obrera, ya hace muchos años, hemos recibido la tradición de que «debemos estar siempre del lado de los perdedores», de los perdedores de la vida.

El papa Francisco, en el vértigo de sus encuentros con todo lo que se mueve, acudió al encuentro organizado por el Consejo Pontificio «Justicia y Paz» en el L aniversario de la «Pacem ín Terris», la carta que el beato Juan XXIII escribió en plena guerra fría entre Estados Unidos y Rusia. Fue en su discurso donde incluyó la expresión ¡Es una vergüenza! En este párrafo: «La Pacem in terris traza una línea que va desde la paz que hay que construir en el corazón de los hombres a un replanteamiento de nuestro modelo de desarrollo y de acción a todos los niveles, para que nuestro mundo sea un mundo de paz. Me pregunto si estamos dispuestos a acoger su invitación. Hablando de paz, hablando de la inhumana crisis económica mundial, que es un síntoma grave de la falta de respeto por el hombre, no puedo dejar de recordar con gran dolor a las numerosas víctimas del enésimo y trágico naufragio sucedido hoy en el mar de Lampedusa. ¡Me surge la palabra vergüenza! ¡Es una vergüenza! Roguemos juntos a Dios por quien ha perdido la vida: hombres, mujeres, niños, por los familiares y por todos los refugiados. ¡Unamos nuestros esfuerzos para que no se repitan tragedias similares! Sólo una decidida colaboración de todos puede ayudar a prevenirlas».

Casualmente me ha llegado el recuerdo de este texto del sociólogo americano del siglo XVIII Tocqueville, ya hace casi dos siglos. Llama la atención la actualidad de sus palabras. Este autor había identificado en el ansia de lucro la nueva forma, que el despotismo podía asumir en las democracias: «Si intento imaginarme el nuevo aspecto que el despotismo podrá tener en el mundo, veo una muchedumbre innumerable de hombres, atentos sólo a procurarse placeres pequeños y vulgares, con los que satisfacer sus deseos. Cada uno de ellos, manteniéndose aparte, es casi extraño al destino de todos los demás: sus hijos y sus amigos constituyen para él toda la especie humana; en cuanto al resto de sus conciudadanos él está cerca de ellos pero no los ve; los toca pero en modo alguno los siente; vive en sí mismo y para sí mismo y, si le queda todavía una familia se puede decir que ya no tiene patria. Por encima de ellos se alza un poder inmenso y tutelar que solamente se encarga de asegurar sus bienes y de vigilar sobre su suerte».

Necesitamos la gracia de Nuestro Señor Jesucristo para cambiar el norte de nuestras vidas, la orientación que nos ha hecho insensibles al dolor ajeno. ¿Estamos dispuestos a reaccionar ante este estado de cosas que nos lleva a todos a poner nuestra esperanza en que se resuelva la crisis económica para resolver nuestros problemas y volver a lo mismo? La «vergüenza» que el papa Francisco siente nace de un corazón, de una vida que escapa —en su misma expresión— a lo mundano. «…La santidad no consiste ante todo en hacer cosas extraordinarias, sino en dejar actuar a Dios. Es el encuentro de nuestra debilidad con la fuerza de su gracia, es tener confianza en su acción lo que nos permite vivir en la caridad, hacer todo con alegría y humildad, para la gloria de Dios y en el servicio al prójimo. Y a los jóvenes en Asís: “El Evangelio… Este mensaje tiene dos destinos que están unidos —dijo, explicando que es una única misión— el primero, suscitar la fe, y esto es la evangelización; el segundo, transformar el mundo según el plan de Dios, y esto es la animación cristiana de la sociedad». Con retraso ¡Felicidades Santo Padre!

Vuestro obispo,

† Antonio Algora

Obispo de Ciudad Real

Authors: Mons. Antonio Algora

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Nuestros profesores de ReligiónMons. Ángel Rubio     Los profesores de Religión son trabajadores de la enseñanza, cuyos derechos laborales deben ser plenamente reconocidos y tutelados. Los obispos somos los primeros interesados en ello, pues de ese modo se hace justicia a su labor y se dignifica su misión, que es misión de Iglesia. Pero, al mismo tiempo, los profesores de Religión católica ejercen una misión específica —la de formar a los alumnos en la doctrina y la Moral católica— que exige una capacitación académica especial e identificación con la doctrina que enseñan. A quienes libremente solicitan tal enseñanza hay que garantizarles que sea impartida por profesores idóneos para ello. Es la autoridad de la Iglesia quien puede ofrecer tal garantía. No son los poderes públicos, ni las organizaciones sindicales, ni ninguna otra instancia quienes están en condiciones de garantizar la idoneidad del profesorado para impartir la Religión y la Moral católica, es decir, la “misión canónica”. Esto es lo justo y lo propio de un Estado de derecho que tutela de modo positivo la libertad religiosa.

Los profesores de Religión, en general, saben perfectamente que los Obispos estamos con ellos; así lo hemos dicho y reiterado una y otra vez, particularmente en la Declaración de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española de febrero pasado. Personalmente valoro altamente la ejemplaridad que muestran tanto en su labor docente como en su integridad de vida y testimonio personal, así como en su afecto y fidelidad eclesial. Sigo el gran esfuerzo que están desplegando en su formación permanente, digna de todo encomio, y en su creciente vinculación entre ellos y con otras tareas eclesiales, su excelente relación y colaboración con la Delegación Diocesana de Enseñanza y su generosidad. Soy consciente de las dificultades con que se encuentran, no sólo en las aulas, sino a veces incluso con gestos de menosprecio u otras actitudes, que prefiero callar, en el mismo centro escolar, las discriminaciones que en ocasiones tienen que soportar.

Sé que tales dificultades no les arredran, ni les echan atrás en su importante labor educativa que tan ejemplarmente vienen desempeñando. Que Dios se lo pague, y que tengan la certeza de que Dios está con ellos, que están cumpliendo con una importante misión que la Iglesia les encomienda, que están desempeñando un servicio a las familias, además de a los chicos, y a la misma sociedad con su colaboración específica a la educación integral de la persona, y con su enseñanza de la «doctrina y la Moral católica de modo académico y con el testimonio de su vida en el contexto del diálogo sistemático entre la fe y la razón».

La atención a los profesores de Religión debería ser una de las prioridades en nuestra diócesis y habremos de buscar el modo y los cauces mejores para ello, sobre todo, en orden a mantener su ánimo elevado, su testimonio valiente del Evangelio en los centros, claro y decidido, su «espiritualidad» como maestros cada día más vigorosa, y su específica cualificación profesional cada día más firmemente asentada.

La clase de Religión no es un privilegio de la Iglesia sino un derecho constitucional. En la reforma educativa de la asignatura de la clase de Religión quedan flecos importantísimos que esperamos sean subsanados. La competencia de determinar el horario —transferida a las Administraciones Autonómicas y a los centros—, podría provocar una discriminación de la enseñanza religiosa. Su tratamiento podría no serlo «en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales», en nuestro caso troncales, como exige el Art. II del Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede sobre Enseñanza y Asuntos Culturales, del 3 de enero de 1979.

En el caso de la asignatura de Religión y Moral católica, el horario lectivo mínimo establecido en los Reales Decretos de Enseñanzas Mínimas que desarrollan la LOE (una hora y treinta minutos a la semana), es incumplido sistemáticamente en la actualidad por los centros. Cabe imaginarse que la situación no mejorará sino que empeorará, si se deja en manos de las Autonomías y, finalmente de los centros, la determinación del horario lectivo de la asignatura de Religión.

 

+ Ángel Rubio Castro

Obispo de Segovia

Authors: Mons. Ángel Rubio Castro

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Gil_HellinMons.  Francisco Gil Hellín    En una reciente entrevista al director de un periódico italiano decía el Papa Francisco: “Los más graves males que afligen al mundo en estos años son: la desocupación de los jóvenes y la soledad en la que son abandonados los viejos. Los viejos necesitan cuidado, compañía; los jóvenes, trabajo y esperanza, pero no tienen ni lo uno ni lo otro, y el problema es que no lo encuentran más. Están aplastados por el presente. Dígame usted: ¿se puede vivir aplastado por el presente? ¿Es posible continuar así?” Y concluía: “Esto, creo es el problema más urgente que la Iglesia tiene delante”.

No es la primera vez que el Papa se refiere a esta angustiosa situación que toca a incontables jóvenes y ancianos. Sin ir más lejos, sobre la tragedia del paro juvenil volvió en su visita a Lampedusa, en la cual denunció con voz de profeta la terrible realidad en que se encuentran tantísimos emigrantes y refugiados.

Quizás haya sido el viaje a Río de Janeiro, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, donde el Papa ha puesto el dedo en la llaga con más fuerza y clarividencia. Allí, dirigiéndose a muchos miles de jóvenes argentinos desplazados para acompañarle, les dijo: “Esta civilización mundial se pasó de rosca, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son la promesa de los pueblos: los ancianos y los jóvenes”.

Esto tiene plena vigencia en Europa donde se cuentan por millones los jóvenes que no encuentran trabajo o lo encuentran de forma absolutamente precaria; y, donde el problema de los ancianos es particularmente agudo. Algunos Parlamentos ya han levantado sus voces contra el gasto que supone la atención a los ancianos. Naciones como Bélgica tienen ya el dos por ciento de la población muriendo por la eutanasia, y se está luchando para ampliar la capacidad de provocar la muerte desde la niñez hasta la ancianidad. En Francia, el presidente Hollande parece dispuesto a reformar la ponderada ley Leonetti, de 2005, sobre el fin de la vida.

Reflexionando sobre éstos y otros fenómenos de Europa me viene a la mente pensar si habrá alguna potencia económica, cultural o política –o todo ello juntamente- que esté empeñada en hundir a Europa, donde el cristianismo ha arraigado y penetrado profundamente en la cultura, mostrando con hechos las altísimas cotas a las que se puede llegar en literatura, arquitectura, pintura, música, libertad, reconocimiento de la dignidad de la persona si se pone a Dios en el centro de la vida familiar, profesional y social. Cada día se hacen más fuertes mis dudas en ese sentido, al comprobar la agresividad con que actúan algunos y la pasividad que adoptan quienes deberían reaccionar ante estos elementos disolventes. Hasta tal punto que me pregunto: ¿Tendrán estos tales las manos atadas por fuerzas invisibles pero poderosísimas, que buscan destruir los cimientos de la sociedad occidental e implantar unos modelos de convivencia en los que los individuos estén cada vez más narcotizados, cultural y moralmente, y, por ello, sean cada vez más manipulables y fáciles de manejar?

Ante esta situación nada más estéril que lamentarse y arrugarse. Me parece que la única postura digna y eficaz es la que indican estas palabras del Papa en Río: “Jóvenes: tenéis que salir a luchar por los valores; ancianos, abrid la boca y enseñadnos, trasmitidnos la sabiduría de los pueblos. Sabed que, en este momento, los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: la exclusión. No os dejéis excluir”.

Jesucristo dio a los cristianos la misión de ser “luz del mundo y sal de la tierra”. Ser cristiano no es una broma. Es, más bien, un desafío apasionante: ser fermento en una masa informe y convertirla en pan tierno y sabroso.

+Francisco Gil Hellín

Arzobispo de Burgos

 

Authors: Mons. Francisco Gil Hellín

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El nuevo Secretario de Estado, Mons. Pietro Parolin, se recupera satisfactoriamente tras cirugía

Ciudad del Vaticano (Sábado, 26-10-2013, Gaudium Press) Mons. Pietro Parolin, nuevo Secretario de Estado en la Santa Sede, se recupera satisfactoriamente de la cirugía que le impidió asistir a la toma de posesión de su cargo el pasado 15 de octubre. Según informó el pasado 25 de octubre el director de la Sala de Prensa del Vaticano, P. Federico Lombardi, se esperaba que Mons Parolin fuera dado de alta el día del anuncio, por cuanto ya debe estar guardando un período de reposo adicional para asumir plenamente sus funciones. «Hoy será dado de alta. Todo ha ido bien», manifestó el P. Lombardi.

«El arzobispo permanecerá en la región del Véneto durante un período de reposo y convalecencia, para que pueda asumir plenamente restablecido sus nuevas responsabilidades», afirmó el portavoz en un comunicado difundido a través del Servicio Informativo Vaticano. «Monseñor Parolin – con quien he hablado directamente – ha expresado su gratitud al Papa, sobre todo, por su comprensión, atención y cercanía, y también a todos los que han estado cerca o han rezado por él. Espera poder asumir lo antes posible las nuevas responsabilidades que el Papa le ha confiado».

El equipo médico que atendió al Secretario de Estado en la ciudad de Padua, Italia, ofreció un reporte positivo sobre la salud del prelado, según el informativo Mattino di Padova, citado por Vatican Insider. Mons. Parolin «llegó a Padua después de que, tras los exámenes de diagnóstico se encontraron algunas anomalías», afirmó el medio de comunicación. Según los profesionales se detectó una pequeña lesión «cerca de la vesícula biliar y del páncreas», que ya fue eliminada a través de la cirugía.

El informativo también anunció que Mons. Parolin puede caminar hace ya varios días y recibe visitas, por cuanto se tiene «un optimismo generalizado» por la salud del Secretario de Estado.

Con información de Vatican information Service y Vatican Insider.

 

Fuente:: Gaudium Press

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