Tarragona (Miércoles, 09-10-2013, Gaudium Press) Prácticamente todo está listo para la beatificación de los Mártires del Siglo XX en España, el acontecimiento más impórtate del Año de la Fe para la Iglesia del país Europeo, que ocurrirá en la ciudad de Tarragona este domingo 13 de octubre con la presencia del Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Pero ¿cuáles son las cifras de la beatificación? La Conferencia Episcopal Española (CEE), desde el sitio web dedicado al evento, ha expuesto detalladamente los números del gran acontecimiento. Entre estas cifras se destacan:

De los 522 mártires que serán beatificados, 514 son españoles y 8 extranjeros, de los cuales hay tres franceses, dos cubanos, uno colombiano, uno filipino y uno portugués. Con todos ellos, el total de mártires del Siglo XX en España beatificados será de 1.523. De ellos, 11 ya han sido canonizados.

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De los nuevos beatos, por condición eclesial hay 3 obispos, 88 sacerdotes diocesanos, 15 hermanos sacerdotes operarios diocesanos, 412 consagrados y 7 laicos. La edad media al momento de morir de todos ellos es de 43.59 años: el más joven fue el Carmelita José Sánchez Rodríguez, quien tenía 18 recién cumplidos. La Sierva de María Sor Aurora López González es la más anciana, con 86 años, de los que serán beatificados.

La más numerosa Causa de beatificación es la de Tarragona con 147 mártires, razón por la cual la ceremonia ocurrirá en esta ciudad. Por lugar de nacimiento, Tarragona también es la ciudad con mayor número de mártires, unos 75, seguida de Burgos que cuenta con 68.

Para la ceremonia de este domingo 13 se prevé asistan unas 25.000 personas procedentes de España y otros países. En total asistirán a este acontecimiento 8 cardenales, 80 obispos españoles, 25 obispos extranjeros, 1.386 sacerdotes, 2.720 religiosos y 3.947 familiares de los mártires, más numerosas autoridades civiles de todo el país europeo.

Presentan tres libros sobre los mártires

Con motivo de las beatificaciones, esta semana también fueron presentados tres libros referentes a los mártires del Siglo XX en España. Uno de ellos, que lleva por título «Los 522 mártires del Siglo XX en España de la Beatificación del Año de la Fe. Quienes son y de dónde vienen», es autoría de Ma Encarnación Gonzáles Rodríguez y de los postuladores de las Causas. El libro, que consta de unas 800 páginas, incluye las biografías y fotografías de todos los mártires que serán beatificados el domingo.

La otra obra, titulada «12 santos y 1512 beatos mártires del Siglo XX en España. Álbum», es un volumen de casi 400 páginas con fotografías, los lugares y fechas del martirio de todos los que han sido elevados al honor de los altares hasta el 13 de octubre.

«Mártires del siglo XX en España. 12 santos y 1512 beatos», es el título de otro de los libros presentados recientemente con motivo de la beatificación. El documento es de autoría de Mons. Vicente Cárcel Ortí, experto en historia de la Iglesia en España. La obra cuenta con más de 1.500 páginas donde se hallan las biografías de todos los mártires, además de estudios introductorios sobre el martirio y las raíces históricas de la persecución religiosa que vivió España en los años treinta.

Con información de la CEE.

Fuente:: Gaudium Press

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Con ofrendas de rosas, mexicanos peregrinarán este sábado a la Basílica de Guadalupe

Ciudad de México (Miércoles, 09-10-2013, Gaudium Press) Una especial celebración vivirán los mexicanos este sábado 12 de octubre con ocasión del mes del Santo Rosario. La Arquidiócesis de México, a través su Sistema Informativo SIAME, está invitando a los fieles para que participen en la gran peregrinación a la Basílica de Guadalupe.

El evento, que está enmarcado también en las conmemoraciones que viene realizando la jurisdicción eclesial con motivo del Año de la Fe, próximo a concluir, será en homenaje a Nuestra Señora y una ocasión para pedir por la paz de México y la unidad y conversión de todos los pueblos, razas y naciones, según destaca el cartel promocional de la cita mariana.

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Como ocurre durante la festividad de la Virgen de Guadalupe, que tiene lugar cada 12 de diciembre, los fieles peregrinos harán una ofrenda perfumada de rosas, y participarán en la Santa Misa que se celebrará en honor a Nuestra Señora, celebración que ocurrirá a las 12:00 horas.

El encuentro será a las 9:00 horas en la Glorieta de Peralvillo, de donde se partirá en procesión hacia la Basílica guadalupana. La invitación es para que los fieles se unan a este encuentro mariano y vistan de blanco y azul, y lleven consigo rosas para la ofrenda que se le entregará a la «Morenita del Tepeyac».

Encuentro y peregrinación del Continente Americano

El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe también acogerá durante noviembre, del 16 al 19, el encuentro y peregrinación de Cardenales, Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas del continente americano.

Por iniciativa de la Pontificia Comisión para América Latina, en unión con la Basílica de Guadalupe, los Caballeros de Colón y el Instituto de Estudios Guadalupanos, el encuentro busca favorecer la reflexión sobre los diversos desafíos de la nueva evangelización para América.

«Nuestra Señora de Guadalupe, estrella de la Nueva Evangelización para el Continente Americano», es el lema de este encuentro (Ver noticia anterior).

Con información de SIAME.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Roma (Miércoles, 09-10-2013, Gaudium Press) El Consejo General y los superiores mayores y delegados de la Orden de los Ministros de los Enfermos, los Camilianos, están reunidos desde el lunes 07, en Roma.

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Este año, a la luz del cuarto centenario de la muerte de San Camilo de Lelis, fundador de la Orden, el encuentro trae como tema central las decisiones tomadas en el capítulo general, en particular el llamado «Proyecto Camiliano», que deberá revitalizar las actividades y optimizar los recursos humanos de la Orden.

Según el Padre Renato Salvatore, Superior General, «reorganizar la Orden significa también expandirla lo más posible, proclamando el Evangelio en todos los lugares, con atención especial a las personas que no conocen el nombre de Jesucristo».

Los Camilianos están presentes en cuarenta países y confirman su compromiso con los pobres y personas que sufren, siguiendo el ejemplo de San Camilo de Lelis.

Además de los votos tradicionales de pobreza, castidad y obediencia, los Ministros de los Enfermos emiten la profesión solemne de un cuarto voto: el servicio a los enfermos, incluso corriendo riesgo personal de vida. (LMI)

Con informaciones de la Radio Vaticana.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Agencia misionera de la Santa Sede publicará reflexiones de Obispo recluido por las autoridades de China

Shanghai (Miércoles, 09-10-2013, Gaudium Press) Las reflexiones de Mons. Thaddeus Ma Daqin, Obispo Auxiliar de Shanghai, serán publicadas por la Agencia Fides, el servicio informativo de las Obras Misionales Pontificias, según un anuncio realizado el 08 de octubre. De esta forma sale a la luz pública la enseñanza pastoral de un prelado a quien los organismos oficialistas chinos pretendieron retirar su título de Obispo y quien permanece recluido en el seminario de Sheshan desde el mismo día de su ordenación episcopal, el 07 de julio de 2012.

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Mons. Thaddeus Ma Daqin, Obispo Auxiliar de Shanghai.

Los textos anunciados por Fides corresponden a una serie de escritos sobre la reciente Encíclica Lumen Fidei del Santo Padre Francisco y corresponden a un trabajo de cuatro capítulos. Los títulos de los apartes son: «La La fe es la felicidad que Dios nos ha donado», «En la fe Lo hemos conocido»; «Nos ha dicho: no tengáis miedo» y «Como Maria lo seguimos con perseverancia». Según la agencia, el objetivo del prelado es «invitar a todos a consolidar la propia fe, invocando la intercesión de la Virgen de Sheshan».

La pesada cruz de la Iglesia en China

El caso de Mons Ma Daqin, recientemente denunciado junto con otras graves violaciones a los derechos humanos ante las Naciones Unidas (ver noticia anterior), es emblemático para la Iglesia en China, ya que su reclusión es producto de la profunda división introducida por la intervención del estado en la vida de la Iglesia. Las autoridades chinas buscan controlar a la Iglesia a través de un organismo denominado Asociación Patriótica Católica China, que vigila los nombramientos y desconoce la autoridad de la Santa Sede. Las graves restricciones a los sacerdotes que no aceptan dicho control generó la división de la Iglesia en las comunidades «oficial» y «subterránea».

Uno de los más graves abusos por parte de las autoridades es la imposición de ordenaciones episcopales ilícitas, que no cuentan con el indispensable mandato del Papa, única autoridad en el mundo que puede designar nuevos Obispos. Cuatro ordenaciones ilegítimas – que acarrean las penas previstas por la Iglesia para estos casos – motivaron una intensa preocupación entre 2010 y 2012, y se temía un nuevo conflicto ante la necesidad de un nuevo Obispo coadjutor en Shanghai.

El nombramiento de Mons. Thaddeus Ma Daqin fue un signo de alivio, ya que el prelado contaba con la aprobación de la Santa Sede y el beneplácito de las autoridades. El sacerdote jesuita ocupaba un cargo en la llamada Asociación Patriótica. Sin embargo, la ordenación misma no estaba exenta de controversia, ya que se preveía la asistencia de un obispo ilegítimo (lo cual constituye una violación de las leyes de la Iglesia) y la pertenencia del nuevo Obispo a la organización oficialista constituía una afrenta a los católicos que padecen dificultades por su fidelidad a la Santa Sede.

Un Obispo detenido

El comportamiento del Obispo Auxiliar en el día de su ordenación episcopal sorprendió a las autoridades y se convirtió en una noticia que dio la vuelta al mundo. Mons. Ma Daqin no sólo consiguió evitar el contacto con el obispo ilegítimo presente en la ceremonia (sobre todo durante el rito de la imposición de las manos), sino que además, en sus palabras de agradecimiento, renunció públicamente a su afiliación a la Asociación Patriótica.

«A la luz de la enseñanza de Nuestra Madre Iglesia, a quien ahora sirvo como Obispo, debo enfocarme en el trabajo pastoral y la evangelización», anunció el prelado a los presentes, entre quienes se encontraban diversas autoridades civiles. «No es conveniente para mí tomar ciertas responsabilidades. Por este motivo, desde este día de consagración, no es conveniente que sea miembro de la Asociación Patriótica». En medio de los aplausos de los fieles, Mons Ma Daqin concluyó: «»Que nosotros seamos uno. ¡Para la mayor gloria de Dios!».

Su decisión, admirada por los creyentes y destacada por los medios de comunicación internacionales, puso de manifiesto los obstáculos que el estado chino impone a la libertad religiosa de los católicos y se convirtió en una valiente demostración de fe. Tras la ceremonia, el Obispo auxiliar fue recluido en el Seminario de Sheshan, a las afueras de Shaghai, despojado de sus vestiduras episcopales e incomunicado para impedir el ejercicio de su ministerio (ver noticia anterior).

Con información de Agencia Fides

 

Fuente:: Gaudium Press

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Fe, Esperanza y Caridad: las tres mayores virtudes fortalecidas por la Encarnación del Verbo

Redacción (Miércoles, 09-10-2013, Gaudium Press)

Las tres mayores virtudes: Fe, Esperanza y Caridad

Estas tres virtudes son llamadas teologales porque tienen a Dios por objeto de modo inmediato. Por la fe nosotros adherimos a lo que Él reveló; por la esperanza tendemos a Dios apoyándonos en su socorro para llegar a poseerlo un día y verlo cara a cara; por la caridad amamos a Dios sobrenaturalmente más que a nosotros mismos.

Estas son, sin duda, las virtudes más elevadas, pues ellas nos hacen perfeccionar las otras virtudes morales que no alcanzan el fin último del hombre, pero sí los medios para llegar a este fin.

Cuando Dios decidió crear – para usar un lenguaje humano, pues al hablar de Dios no se puede hablar en cuando; Él había «decidido» desde toda la eternidad todas las cosas – tuvo en vista antes que nada a Nuestro Señor Jesucristo, y no la creación, como nosotros conocemos en el orden cronológico. Toda la creación existe en función del Verbo de Dios y como un reflejo suyo.

Una vez que Dios cuando creó lo tuvo en vista en primer lugar a Él, y si éstas – fe, esperanza y caridad – son las virtudes más importantes, ¿cuál es la relación de estas virtudes con la Persona adorable del Verbo, y más especialmente con su Encarnación?

¿Podemos decir que estas virtudes fueron fortalecidas en virtud de la Encarnación? ¿Por qué son fortalecidas por el hecho de haber habido la Encarnación?

La fe fortalecida en virtud de la Encarnación

¿Por qué la fe es fortalecida en virtud de la Encarnación? El motivo por el cual debemos tener fe es la autoridad de Dios que revela las verdades que debemos creer. Dios es infalible, no puede equivocarse ni equivocarnos. El primer hombre, después de la caída, creyó en el Salvador que vendría, Abraham creyó en el Mesías que nacería de su descendencia y los profetas creyeron que Él vendría para la salvación del mundo. Pero, la fe se torna mucho más segura por el hecho de creer en Dios que vino sensiblemente a hablarnos.

Cuando Dios habla por la boca de un Moisés, un Isaías, o de un Elías, permanece oculto, inclusive cuando realiza milagros deslumbrantes como la apertura del Mar Rojo; Él permanece inaccesible.

Por eso cuando Él tomó un cuerpo semejante al nuestro en todo, menos en el pecado, nos habla con voz humana, verdadera y sensiblemente, más segura es nuestra fe. «En verdad os digo: aquel que cree en Mi tendrá la vida eterna.» (Jn 6, 47) Es mucho más seguro que cualquier profecía del Antiguo Testamento. Ningún profeta puede decir: Yo soy la verdad, apenas podían decir: Yo recibí la verdad. Nuestro Señor Jesucristo es el único que pudo decir: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.» (Jn 14, 6).[1]

Evidentemente, nosotros no vemos la divinidad de Jesús, ni con los ojos del cuerpo, ni con la mirada del alma – y por eso decimos que nuestra fe es fortalecida y no transformada en visión – pero Jesús habla con tal autoridad que cuando dice: «En verdad os digo: antes que Abraham fuese, Yo soy» (Jn 8, 58) no podemos dudar de que Él es Dios y que se hizo sensible, y nos habla para fortalecer nuestra fe. Así, los enviados de los fariseos no pudieron dejar de decir: «jamás un hombre habló como este.» (Jn 7, 46) Si cuando el cura d’Ars predicaba muchos decían «ver a Dios en un hombre» cuanto más se daba eso con Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo Único de Deus.

«¡Supongamos que no hubiese habido la Encarnación y que la predicación más elevada fuese la de un Elías o de un Isaías, cuán menor habría sido nuestra fe y cuán pobre habría sido la historia de la humanidad en comparación con la que realmente fue! La propia grandeza de los profetas desaparecería y perdería la razón de ser, pues que esta proviene únicamente del hecho de la Encarnación, y por ser ellos precursores del Salvador.»[2]

La esperanza fortalecida en virtud de la Encarnación del Verbo

La Encarnación no apenas confirma y fortalece nuestra fe, sino que también excita nuestra esperanza. Por esta virtud nosotros deseamos y esperamos el Bien supremo y tendemos a Él, pues el objeto propio de la esperanza es «un bien futuro difícil de alcanzar»[3], en otras palabras, el supremo Bien de que un día gozaremos durante toda eternidad.

«Si bien que la esperanza sea enteramente conforme nuestra naturaleza humana, hay en nosotros una tendencia constante para el desánimo por el hecho de estar inmersos en las luchas y dificultades de la vida.

«El misterio de la Encarnación viene precisamente a levantar nuestra confianza, pues nos da no solo el socorro divino de la gracia, sino el propio Autor de la gracia, Él es el motivo de nuestra esperanza que permanecerá con nosotros hasta la consumación de los siglos.»[4]

Si nosotros tenemos más confianza en un amigo cuando este demuestra que tiene por nosotros un verdadero y profundo afecto, cuanto más debemos tener confianza en Nuestro Señor que se hizo carne y habitó entre nosotros y padeció en una Cruz para nuestra salvación: No hay mayor prueba de amor que dar la vida por sus amigos.

¿Qué fue, sino la Encarnación, la que dio fuerza a los millares de mártires durante más de trescientos años de sangrienta persecución?

La caridad fortalecida en virtud de la Encarnación

Tal vez sea la caridad la virtud más fortalecida por la Encarnación, pues no podríamos recibir mayor prueba de amor de parte de Dios que ver a Nuestro Señor morir por nosotros en una Cruz. Él que es la felicidad en substancia, no precisaba haber creado; después de haber creado al hombre en gracia y haberlo visto pecar en el Paraíso Terrestre, podría abandonarlo a merced del destino. Entretanto, Él amó tanto al hombre que envió a su propio Hijo. Se diría que ese Hijo vendría para ser proclamado rey, ser servido y adorado, hacer de toda la humanidad sus esclavos de derecho… ¡no! Él viene para sufrir por nosotros y para abrir para nosotros las puertas del Paraíso Celeste, incomparablemente superior al primero; Él muere en una Cruz sin abrir la boca; Él viene para servir y no para ser servido; ¡Él se hace esclavo nuestro en la Eucaristía! ¿Cómo podría nuestra caridad no fortificarse con tamaña prueba de amor? «A quien mucho se perdonó, este demuestra mucho amor…» (Lc 7,47) A quien mucho se amó, este se fortifica en la caridad.

«El misterio de la Encarnación debe, en fin, excitar al más alto grado nuestro amor de Dios, pues como dice San Agustín: ‘¿Cuál es la causa principal por la cual el Verbo se encarnó sino la manifestación de su amor por nosotros? Si no sabemos amarlo, aprendamos al menos a devolver amor por amor.'»[5]

Por la caridad infundida en nosotros en el momento del bautismo, debemos amar a Dios con un amor sobrenatural, más de lo que nos amamos a nosotros mismos. Debemos amarlo como a un gran Amigo que nos amó primero y que es infinitamente mejor en sí mismo que nosotros. ¿Qué es amarlo? Es hacer en todo su voluntad: «hágase su voluntad así en la tierra como en el cielo» (Mt 6,10), hasta que lleguemos a ser en todo como Él, un verdadero alter ego: «sed perfectos como vuestro Padre celeste es perfecto». (Mt 5,48) La divina bondad de Dios es, por tanto, el objeto inmediato de nuestra caridad. Esta divina bondad ha sido manifestada especialmente por el amor supremo con que Dios nos amó enviando a su Unigénito:»Dios amó tanto al mundo que le dio su propio Hijo Unigénito.» (Jn 3, 16) Podemos decir que esta es la verdad fundamental del cristianismo, pues este acto de amor de Dios para con nosotros nos dio a Nuestro Señor Jesucristo como Salvador. La Encarnación del Verbo fortifica, así, enormemente nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.

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[1] Cf. GARRIGOU-LAGRANGE, El Salvador y su amor por nosotros. trad. José Antonio Millán. ed. 2. Madrid: Rialp, 1977, p. 160.
[2] GARRIGOU-LAGRANGE, Idem, p. 162.
[3] GARRIGOU-LAGRANGE, Idem, p. 163.
[4] GARRIGOU-LAGRANGE, Idem, p. 164.
[5] GARRIGOU-LAGRANGE, Idem, p. 167.

 

 

Fuente:: Gaudium Press

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Redacción (Mércoles, 09-10-2013, Gaudium Press) Tengamos cuidado. La Divina Providencia permite misteriosamente a almas muy de su intimidad unas noches oscuras tenebrosas donde la fe tiende a apagarse. Santa Teresita la vivió de forma dramática. Estaba muy enferma pero no le decía nada a la comunidad que la veía agotarse, pálida y débil. Sin embargo ella asistía a todos los oficios religiosos, se dormía rezando, vivía con fiebre, comía muy poco, caminaba despacio. La tuberculosis la estaba minando, ella presentía pero no decía nada a nadie y se mantenía firme como virgen guerrera, como la santa Juana de Arco que había emulado un día en una obra de teatro escrita por ella en su adorable Carmelo de Liseux.

Una noche después de una bendecidísima vigilia de jueves santo llena de consolaciones y alegrías sobrenaturales en la capilla, hubo el consabido cambio de turno y ella se fue a acostar. Cuando se estaba desvistiendo en la oscuridad de esa celda fría sin las comodidades de una celda de monja de hoy día, le vino una tos y ella sintió que le había llegado a la boca algo tibio y espeso. ¡Es sangre!, pensó. ¡El Señor viene por mí! Se puso feliz. Le pareció bellísimo y un buen detalle de su esposo, al que quería tanto y del que se sentía una niña consentida y muy amada, que se la llevara para el Cielo en la Pascua que comenzaría ese domingo con un buen desayuno de la comunidad y una fiesta de Resurrección maravillosa donde todas las monjas se ponían su hábito más nuevo y se arreglaban mejor para celebrar esa victoria de Jesús, compensando las austeridades, penitencias y ayunos de la cuaresma y la semana santa. Sin embargo ese domingo santo Teresita comenzó la última etapa de su vida con una aridez tremenda, una desolación interior, una inapetencia del Cielo, unas dudas sobre la fe, un fastidio con las cosas santas, una piedad cansativa y adormecedora, una irritabilidad controlada y desconocida para ella que le duró esos últimos dieciocho meses de vida hasta que cayó postrada en cama y finalmente murió. En la parte C de sus memorias, que se llaman hoy «Historia de un alma», ella dice que no se atreve a explicar más detalladamente lo que siente porque teme blasfemar.

Que le venga a uno una noche oscura, ya pasa, pero que esté tuberculoso y enfermo, y le haya tocado oír, como le tocó a ella, la conversación de dos monjas que decían que esa niña se moría sin haber hecho nada importante en el convento y que en la circular de defunción para enviar a los otros Carmelos realmente no habría nada interesante para comentar sobre ella, es algo terrible. Con certeza ella se ofreció como víctima expiatoria por los que no tenemos fuerza para soportar esos momentos de noche oscura del alma que la Providencia permite en nuestras vidas. ¡Qué bueno caer en cuenta de eso e invocar su intercesión cuando los estemos padeciendo!

¡Y pensar en todos los esfuerzos y apelos que ella hizo para conseguir poder entrar al Carmelo y vivir allí nueve años! Toda su singular batalla de la infancia espiritual para que Jesús la hiciera santa. Todos los sacrificios y mortificaciones grandes y pequeños que hizo durante su corta vida como religiosa. ¡Todo eso para terminar así! Dieciocho meses de aridez y desolación de los cuales los últimos los pasó postrada en una cama esperando no más la muerte, porque, como ella misma lo confesó,… ya ni apetecía con las alegrías de antaño ir al cielo, mientras algo allá adentro de sí le gritaba «¡Volverás a la nada, volverás a la nada!».
Incomprendida por todos los directores espirituales que consultó acerca de esa fenómeno del alma que la consumía dolorosamente, escribe finalmente a Jesús que «Si por un imposible tú mismo llegaras a desconocer este mi sufrimiento, yo aún me sentiría feliz de padecerlo si con el pudiese impedir o reparar un solo pecado contra la fe».(1)

Por Antonio Borda

(1)L.C. Pg.260

Fuente:: Gaudium Press

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Roma (Miércoles, 09-10-2013, Gaudium Press) Una vez más la Obra Romana de las Peregrinaciones realizará la Jornada del Peregrino, un evento que ocurre tradicionalmente cada año el 13 de mayo con motivo del aniversario de la aparición de la Virgen de Fátima, pero que este 2013 se realizará el 12 y 13 de octubre con ocasión de la Jornada Mariana del Año de la Fe.

La Obra Romana participará en este evento, que es organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, con su propia peregrinación a la Plaza de San Pedro y Tumba del Apóstol Pedro. En la ocasión, llegará desde Fátima la imagen original de Nuestra Señora y el Santo Padre Francisco consagrará al mundo al Inmaculado Corazón de María.

Los participantes de la Jornada del Peregrino se unirán así a los momentos principales de la celebración mariana. El primero de ellos tendrá lugar a las 17:00 horas del sábado 12, cuando el Papa reciba la estatua de Nuestra Señora de Fátima y predique una catequesis mariana.

Este mismo día, a las 19:00, la venerada imagen peregrinará al Santuario del Divino Amor en Roma, donde tendrá lugar el momento de oración «Con María, más allá de la noche», donde se recitará el Santo Rosario y se realizará una Vigilia mariana.

Ya para el domingo 13 de octubre los participantes de la Jornada del Peregrino acompañarán la celebración Eucarística que presidirá el Papa Francisco a las 10:30 horas en la Plaza de San Pedro.
Este evento tiene como lema «Dichosa tú porque has creído»

Con información de operaromanapellegrinaggi.org.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Orar significa abrir la puerta al Señor para que pueda hacer algo para reorganizar nuestras cosas. El sacerdote que hace su deber, pero no abre la puerta al Señor, se arriesga a convertirse sólo en un “profesional”. El Papa Francisco, en la misa que celebró el martes 8 de octubre por la mañana, en la capilla de Santa Marta, se detuvo en el valor de la oración: no la de “papagayo”, sino la que se “hace con el corazón” que lleva a “mirar al Señor, a escuchar al Señor, a pedir al Señor”.

Quien elige la parte mejor
La reflexión se desarrolló a partir de las lecturas de la liturgia, tomadas del libro de Jonás (3, 1-10) y del Evangelio de Lucas (10, 38-42). En particular, haciendo referencia al pasaje evangélico, el Pontífice propuso como modelo a seguir la actitud de María, una de las dos mujeres que habían acogido a Jesús en su casa. María, en efecto, se detiene a escuchar y a contemplar al Señor, mientras que Marta, su hermana, continúa ocupándose de las cosas de la casa.

“La palabra del Señor -expresó el Papa- es clara: María ha elegido la mejor parte, la de la oración, la de la contemplación de Jesús. A los ojos de su hermana era perder tiempo”. María se detiene a mirar al Señor como una niña maravillada, “en lugar de trabajar como hacía ella”.

La actitud de María es la justa porque -explicó el Pontífice- ella “escuchaba al Señor y oraba con su corazón”. He aquí qué “quiere decirnos el Señor. La primera tarea en la vida es ésta: la oración. Pero no la oración de las palabras como los papagayos, sino la oración del corazón”, a través de la cual es posible “mirar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Señor. Y nosotros sabemos que la oración hace milagros”.

Lo mismo enseña el episodio narrado en el libro de Jonás: un “testarudo”, le definió el Santo Padre, porque “no quería hacer lo que el Señor le pedía”. Sólo después de que el Señor le salvó del vientre de la ballena -recordó el Pontífice- Jonás se decidió: “Señor, haré lo que dices. Y fue por las calles de Nínive” anunciando su profecía: la ciudad sería destruida por Dios si los ciudadanos no mejoraban su modo de vivir. Jonás “era un profeta ‘profesional’ -precisó el obispo de Roma- y decía: en cuarenta días Nínive será destruida. Lo decía seriamente, con fuerza. Y los ciudadanos de Nínive se atemorizaron y empezaron a orar con las palabras, con el corazón, con el cuerpo. La oración hizo el milagro” .

También en este relato -afirmó el Papa Francisco- “se ve lo que Jesús le dice a Marta: María ha elegido la mejor parte. La oración hace milagros, ante los problemas” que hay en el mundo. Pero existen también aquellos a quienes el Papa definió “pesimistas”. Estas personas “dicen: nada se puede cambiar, la vida es así. Me hace pensar en una canción triste de mi tierra que dice: dejémoslo. Abajo en el horno nos encontraremos todos”.

Ciertamente es una visión un “poco pesimista de la vida” -apuntó- que nos lleva a preguntarnos: “¿Para qué orar? Déjalo, la vida es así. Vayamos adelante. Hagamos lo que podamos”. Y esta actitud tuvo Marta -aclaró el Pontífice-, quien “hacía cosas, pero no oraba”. Y después está el comportamiento de los otros, como ese “testarudo Jonás”. Estos son “los justicieros”. Jonás “iba y profetizaba; pero en su corazón decía: se lo merecen, se lo merecen, se lo han buscado. Él profetizaba, pero no oraba, no pedía al Señor perdón por ellos, sólo les apaleaba”. Estos -subrayó el Santo Padre- “se creen justos”. Pero al final, como sucedió con Jonás, se revelan unos egoístas.

Jonás, por ejemplo -siguió el Papa-, cuando Dios salvó al pueblo de Nínive, “se enfadó con el Señor: pero tú siempre eres así, ¡siempre perdonas!”. Y “también nosotros -comentó-, cuando no oramos, lo que hacemos es cerrar la puerta al Señor” de forma que “Él no puede hacer nada. En cambio la oración ante un problema, una situación difícil, una calamidad, es abrir la puerta al Señor para que venga”: Él, de hecho, sabe “reorganizar las cosas”.

En conclusión el Papa Francisco exhortó a pensar en María, la hermana de Marta, que “eligió la mejor parte y nos hace ver el camino, cómo se abre la puerta al Señor”, al rey de Nínive “que no era un santo”, a todo el pueblo: “Hacían cosas feas. Pero cuando oraron, ayunaron y abrieron la puerta al Señor, el Señor hizo el milagro del perdón. Y pensemos en Jonás que no oraba, huía de Dios siempre. Profetizaba, era tal vez un buen ‘profesional’, podemos decir hoy un buen sacerdote que hacía sus tareas, pero jamás abría la puerta al Señor con la oración. Pidamos al Señor que nos ayude a elegir siempre la mejor parte”.

 

Fuente:: News.va

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Saber elegir “la mejor parte”, el Papa el martes
(RV).- Un corazón que sabe orar y sabe perdonar. De esto podemos reconocer a un cristiano. Lo dijo esta mañana el Papa Francisco en la homilía de la Misa en la Casa de Santa Marta. Y precisamente del Evangelio dedicado a la Santa a la que está titulada su residencia, el Papa desarrolló algunas ideas para recordarnos que “la oración hace milagros”, siempre y cuando no sea el resultado de un acto mecánico .
Marta y el profeta Jonás. Estas figuras plásticas del Nuevo y del Antiguo Testamento, presentadas por la liturgia de hoy, están unidas de una incapacidad idéntica: no sabían orar. El Pontífice se refirió en su homilía a este aspecto, partiendo de la famosa escena en el Evangelio en donde Marta pide casi en tono de reproche a Jesús para que su hermana la ayudara a servir, en lugar de permanecer parada escuchándolo, mientras que Jesús responde: “María ha escogido la mejor parte”. Y esta “parte”, reiteró el Santo Padre, es “aquella de la oración, aquella de la contemplación de Jesús”:
“A los ojos de su hermana estaba perdiendo el tiempo, también parecía tal vez un poco fantasiosa: mirar al Señor como si fuera una niña fascinada. Pero, ¿quién la quiere? El Señor: “Esta es la mejor parte”, porque María escuchaba al Señor y oraba con su corazón. Y el Señor un poco nos dice: ‘La primera tarea en la vida es esto: la oración’. Pero no la oración de palabra, como loros, sino la oración, el corazón: mirar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Señor. Sabemos que la oración hace milagros”.
Y la oración produce un milagro incluso en la antigua ciudad de Nínive, a la que el profeta Jonás anuncia en nombre de Dios su destrucción inminente, y que se salva porque los habitantes, creyendo en la profecía, se convierten del primero al último, invocando el perdón divino con todas sus fuerzas. Sin embargo, incluso en esta historia de redención, el Papa notó una actitud equivocada, la de Jonás, más dispuesto a una justicia sin misericordia de una manera parecida a la de Marta, proclive a un servicio que excluye la interioridad:
“Y Marta hacía esto: ¿Qué hacía? ¡No oraba! Hay otros como el terco Jonás, que son los justicieros. Él iba, profetizaba, pero en su corazón, decía: ‘¡Pero se lo merecen. Se lo merecen. Se lo han buscado!’. ¡Él profetizaba, pero no oraba! No pedía perdón al Señor por ellos. Sólo los golpeaba. ¡Son los justicieros, aquellos que se creen que tienen la razón! Y al final – continúa el libro de Jonás – se ve que era un hombre egoísta, porque cuando el Señor salvó Nínive, por la oración del pueblo, él se molestó con el Señor: ‘¡Eres siempre así . Siempre perdonas!’”.
Por lo tanto, concluyó el Obispo de Roma, la oración que es sólo una fórmula sin corazón, así como el pesimismo o la inclinación a la justicia sin perdón, son las tentaciones de las que el cristiano debe siempre resguardarse para llegar a elegir “la mejor parte”:
“También nosotros cuando no oramos, lo que hacemos es cerrarle la puerta al Señor. Y no orar es esto: cerrar la puerta al Señor, para que Él no pueda hacer nada. En cambio, la oración, ante un problema, una situación difícil, a una calamidad es abrirle la puerta al Señor para que venga. Porque Él rehace las cosas, sabe arreglar las cosas, acomodar las cosas. Orar por esto: abrir la puerta al Señor, para que pueda hacer algo. ¡Pero si cerramos la puerta, el Señor no puede hacer nada! Pensemos en esta María que eligió la mejor parte y nos hace ver el camino, cómo se abre la puerta al Señor”. (RC-RV)

Fuente:: News.va

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El Papa convoca un Sínodo extraordinario sobre “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la Evangelización”
(RV).- La oficina de prensa de la Santa Sede en un comunicado anunció que el Santo Padre Francisco ha convocado del 5 al 19 de octubre del próximo año, 2014, la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el Vaticano. El tema sobre el que debatirán los padres sinodales lleva por título: “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”.
El último sínodo ordinario se celebró en el Vaticano del 7 al 28 de octubre de 2012 sobre el tema: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.
En una declaración oral, el Padre Federico Lombardi, director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, hablando del anuncio del Sínodo de 2014 dijo que “es muy importante la convocatoria de un Sínodo extraordinario sobre el tema de la pastoral de la familia”.
“Ésta es la forma con la que el Papa tiene la intención de seguir el camino de la reflexión y de la comunidad de la Iglesia, con la participación responsable del episcopado de las diferentes partes del mundo”.
“Es justo que la Iglesia se mueva comunitariamente en la reflexión y en la oración, y que adopte las orientaciones pastorales comunes sobre los puntos más importantes – como la pastoral de la familia – bajo la guía del Papa y de los obispos. La convocatoria del Sínodo Extraordinario indica claramente esta vía.
En este contexto, proponer soluciones pastorales particulares por parte de personas o entidades locales puede llevar a que se corra el riesgo de confusión. Es bueno hacer hincapié en la importancia de realizar un camino en la plena comunión de la comunidad eclesial”, aclaró el padre Federico Lombardi.
(ER RV)

Fuente:: News.va

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