Mons. Saiz MenesesMons. Àngel Saiz Meneses     Celebramos hoy el cuarto domingo de Adviento. La corona de Adviento ya se adorna con cuatro luces, que simbolizan el camino que hemos venido siguiendo hacia el Niño nacido en Belén.

Dentro de tres días celebraremos la Navidad. Seamos conscientes de este misterio: Dios mismo, por amor a cada uno de nosotros y por amor a esta tierra, tan cruel a veces sobre todo con los pequeños y los pobres, se ha hecho hombre, se ha hecho uno de nosotros.

Pido a todos cuantos tienen la bondad de seguir estas reflexiones semanales, que no dejen pasar la Navidad sin celebrarla de la mejor manera posible. Sobre todo, pido que nadie apague en su alma los brotes de la fe, de la esperanza y del amor efectivo y compartido. No deseo a nadie aquel corazón navideño endurecido que glosó Dickens en una de sus narraciones navideñas, sino un corazón sensible, un corazón humano.

El novelista inglés más grande de la época victoriana, fue también el cantor de la Navidad y de su espíritu. Son múltiples las ocasiones en que, en un cuento corto o en un capítulo de una novela, evoca la emoción que en el ambiente y en el corazón de los hombres, produce dicha fiesta. Lo mejor que escribió sobre este tema se encuentra en sus obras “Canción de Navidad”, “Las campanas” y “El grillo del hogar”, que revelan una calidad poética y una muy notable sensibilidad humana y cristiana.

Navidad implica para él la capacidad de sentir un cierto calor humano, una especial capacidad de sintonizar con las cosas y con los hombres sencillos y humildes, y su reproche y su ironía por las cosas pomposas y externas. En suma, para él, Navidad es sobre todo la alegría de los humildes, frente a la frialdad de los poderosos.

Para sintonizar con la Navidad hace falta tener también algo del espíritu franciscano, y no es casualidad que fuera Francisco de Asís el iniciador genial de la tradición del belén hogareño, de tanto arraigo en los países de nuestro entorno cultural y en especial en Catalunya. Cuidemos nuestras tradiciones que son expresión de nuestra identidad cultural y de nuestra fe cristiana.

No podemos imaginar la Navidad sin la poesía y  la música. Por eso la han cantado nuestros poetas y la han cantado nuestros músicos. Y por supuesto, y por encima de todos, nuestros santos.

Navidad es, en medio de la noche, un estallido de luz, de paz, un estallido de humanidad. Por muy densa que sea la niebla que inunda nuestras calles, como en el Londres de Dickens, siempre pueda renacer un corazón humano y generoso. Es el repetido milagro de la Navidad.

La deseo muy cristiana a todos, en especial a aquellos a los que puedan llegar mi palabra en estas vísperas navideñas.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

 

 

Fuente:: Mons. Josep Àngel Saiz Meneses

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Que Navidad nos haga más humanosMons. Lluís Martínez Sistach     Un año más, estamos ya a las puertas de la celebración de la Navidad. Para los cristianos, esta fiesta es la conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios en carne humana en Belén. Llegada la plenitud de los tiempos, el que es la Palabra puso su tabernáculo entre nosotros, asumiendo la naturaleza humana en todo menos en el pecado.

Por ello, la Navidad es el comienzo de la revelación de Dios en Jesucristo, que nace pobre y humilde en un pesebre del establo de Belén. Navidad es el acercamiento generoso de Dios a la humanidad.

La carta de san Pablo a Tito expresa el misterio de Navidad con esta frase tan llena de sentido: “Se ha manifestado Dios, Salvador nuestro, con su bondad y su amor a los hombres”. El papa emérito Benedicto XVI se preguntaba si tiene todavía valor y sentido un Salvador para el hombre del tercer milenio. ¿Necesita un Salvador el hombre que ha inventado la comunicación interactiva, que navega en el océano virtual de internet y que, gracias a las más avanzadas tecnologías mediáticas, ha convertido la Tierra en una aldea global? Este hombre, hoy, se presenta como el artífice de éxitos indiscutibles.

Sin embargo, ésta es sólo una cara de la moneda. En la otra cara, resulta que están el hambre y la sed, la enfermedad y la pobreza. Nuestro mundo superdesarrollado es todavía un mundo inhumano en muchos aspectos y para muchas personas, sobre todo de las franjas más indefensas, como los niños, las mujeres, los pobres, los marginados. El papa Francisco, tan realista y tan solidario con los sufrimientos de las personas, en un mensaje enviado el pasado octubre al director de la FAO -la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación- ha dicho que “es un escándalo que haya todavía hambre y malnutrición en el mundo”. Lo dijo el 16 de octubre, cuando se celebraba la Jornada Mundial de la Alimentación.

Es un hecho paradójico que, en un momento en que la globalización permite conocer las necesidades del mundo y multiplicar los intercambios y las relaciones humanas, parece que también crece la tendencia al individualismo y a encerrarnos en nosotros mismos. Esto lleva a una cierta actitud de indiferencia, tanto en el ámbito personal como en el de las instituciones y los estados. El papa Francisco ha dicho que estamos cayendo en una cultura de la indiferencia ante los dramas humanos de nuestro mundo.

Esto nos permite responder a la pregunta que planteaba Benedicto XVI: sí, necesitamos un Salvador, un Salvador que nos haga más humanos y más solidarios a todos los niveles, también a nivel global.

Cuando la humanidad de Dios se ha manifestado en Jesucristo, esta verdadera imagen del hombre que es Cristo nos ha puesto en contacto con la imagen original que Dios se había hecho de nosotros. Quizás por eso la gracia de la fiesta de Navidad es hacernos a todos más humanos, más fieles a los designios de Dios sobre nosotros. Pero deberíamos trabajar para que el espíritu de Navidad no fuera un paréntesis en nuestra vida, sino un estilo de vida que se prolongara durante todo el año.

Con esta esperanza, os deseo a todos una santa y gozosa Navidad.

+ Lluís Martínez Sistach

Cardenal arzobispo de Barcelona

Fuente:: Mons. Lluís Martínez Sistach

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Navidad, misterio de AmorMon. Casimiro López  Llorente   Queridos diocesanos:

Navidad está a las puertas. Aunque no falten los intentos de silenciar y los peligros de olvidar su verdadero sentido cristiano, en Navidad resuenan con fuerza las palabras del evangelista Juan: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn, 1, 14). Esta frase muestra el contenido propio de la fiesta de la Navidad y el motivo de la  alegría navideña de los cristianos, que se ofrece a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Jesús, el Niño que nace en Belén, es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es Dios hecho hombre. El Niño nacido en Belén es el Dios encarnado. Dios y Hombre, la divinidad y la humanidad, unidas en una sola persona: el Niño-Dios nacido en Belén.

La Navidad es misterio de amor. Es el amor infinito de Dios Padre, que envía al mundo a su Hijo Unigénito para darnos su propia vida y su amor. Es el misterio del amor del “Dios con nosotros”, el Emmanuel: Dios entra en nuestra historia humana y viene a la tierra para entregarnos su vida y el amor de Dios. Con su venida se entablará una lucha angustiosa entre la luz y las tinieblas, entre la verdad y la mentira, entre la muerte y la vida, entre el odio y el amor; al final, por su muerte y resurrección, triunfarán la luz y la verdad, la vida y el amor. El Príncipe de la paz, nacido en Belén, dará su vida para que en la tierra reine el amor.

Jesús, la Palabra de Dios hecha carne y nacido en Belén, nos invita con fuerza a entrar en una vida nueva, la que Él mismo nos ofrece en abundancia. El hombre moderno dice no necesitar de Dios; la época presente se empecina en vivir de espaldas a Dios. Pero el hombre, pese a los cambios, permanece siempre el mismo; aunque se resista algún tiempo a ello, al final se hace siempre las mismas preguntas sobre sí mismo, su origen y destino; sufre y necesita amar y ser amado, porque el ser humano existe por el amor y para el amor, necesita ser amado; todo hombre y toda mujer buscan seguridad y reclaman consuelo en su desvalimiento, en su sufrimiento y en su soledad; buscan y necesitan la felicidad que otorga el ser amados siempre y para siempre. Cuando pasa el frenesí del momento, todo ser humano se da cuenta de que es frágil y limitado, que nada creado le puede colmar el deseo de infinitud  que lleva dentro de sí, que está necesitado del amor, de la salvación y de Dios.

En Navidad, Dios sale nuestro a nuestro encuentro porque nos ama sin condiciones. Es preciso salir en su búsqueda, como los magos del Oriente; lo encontraremos en el “niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”. Todas las preguntas del hombre antiguo, moderno o posmoderno, tienen en Jesucristo su respuesta, porque Él es la palabra definitiva de Dios. Jesús es y nos trae la buena Noticia. Como nos dice san León Magno, “alegrémonos, hoy ha nacido nuestro Salvador. No puede haber lugar para la tristeza cuando acaba de nacer la vida”. Esta invitación a vivir la alegría es un ofrecimiento y una llamada para todos.

Alegrémonos: el Amor que sana y salva ha venido en Jesús al mundo; algo ha cambiado definitivamente desde entonces. Y algo puede y debe cambiar en nuestra vida, si contemplamos, adoramos y acogemos al Niño-Dios, nacido en Belén.

Os deseo a todos una feliz y santa Navidad.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

Fuente:: Mons. Casimiro López Lorente

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Mons. Antonio AlgoraMons. Antonio Algora    Tomo estas palabras del papa Francisco citando a san Ireneo, que, para quien no le suene, vivió en el siglo segundo, hace, por tanto, 1800 años. ¿Siempre la Navidad trae alguna novedad? ¿Se pueden preguntar los ciudadanos semejante cosa, tan acosados por la pertinaz publicidad comercial? Pues sí: «Un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora. En realidad, su centro y esencia es siempre el mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado. Él hace a sus fieles siempre nuevos; aunque sean ancianos, “les renovará el vigor, subirán con alas como de águila, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse” (Is 40, 31). Cristo es el “Evangelio eterno” (Ap 14, 6), y es “el mismo ayer y hoy y para siempre” (Hb 13, 8), pero su riqueza y su hermosura son inagotables. Él es siempre joven y fuente constante de novedad. La Iglesia no deja de asombrarse por “la profundidad de la riqueza, de la sabiduría y del conocimiento de Dios” (Rm 11, 33)» (Evangelii gaudium, 11).

El aumento del consumo de estos días pasará y nos dejará la cuesta de enero. Con la frescura de su expresión, en el mismo documento, al comienzo, nos dice el Papa: «El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado».

Preparar la Navidad es para nosotros renovar la alegría honda (que ninguna crisis nos puede quitar) del encuentro personal con el Señor Jesús que nace entre nosotros. La pobreza en su nacimiento no fue obstáculo para que viniera la alegría al mundo, pues vino Él. Y en nuestro encuentro personal con Jesucristo está la fuente de nuestra renovación y con la comunidad cristiana, con nosotros, la necesaria renovación de nuestra sociedad en demasiados frentes corrupta y caduca. Pues aunque sean nuevas las formas de robar los impuestos o de no pagarlos, de explotar a los débiles o de no sacarlos de sus carencias para salir nosotros más deprisa de la crisis… nada, absolutamente nada ni nadie puede contra la renovación que aporta la fe en el Salvador, al menos no ha podido en este espacio de la historia que suma 2013 años.

Pero que nadie tema a este Niño que nace, es un crío. Dice el Evangelio que Herodes quiso acabar con Él y que escapó de sus manos. No, no viene con poderes políticos o multinacionales, «La alegría del evangelio –dice el Papa Francisco– llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento» (EG 1). «Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual» (EG 11). No dudemos, pues, nosotros, en esta Navidad, anunciar el Nacimiento del Salvador con nuestras vidas por Él renovadas. Los católicos no podemos dejar de vivir la Navidad, de abrir las puertas a Cristo, de «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso».

Vuestro obispo,

† Antonio Algora

Obispo de Ciudad Real

Fuente:: Mons. Antonio Algora

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oteroEl joven periodista Fran Otero es el último Premio Juan Pablo II de Comunicación. Recogía el galardón que concede la Fundación Crónica Blanca el pasado jueves 12 de diciembre. Lo recibía de manos del Secretario General de la Conferencia Episcopal, el sacerdote D. José María Gil Tamayo, conocedor del oficio de periodista, y ahora más estrechamente vinculado a esta profesión al desempeñar la función de portavoz de los Obispos españoles.

Al igual que Gil Tamayo en su ámbito institucional, también Fran Otero siente como propia en su trabajo la responsabilidad de una portavocía. “Mi deseo es hoy como periodista ser la voz de los sin voz, letra que defienda la dignidad de la persona en todas las dimensiones, palabra que sea verdadera. Porque creo que no hay periodismo posible sino es teniendo en cuenta al otro”.

Lo decía en la sede de Crónica Blanca en el Paseo de la Castellana con el galardón ya en las manos. Un premio inspirado en el Beato Juan Pablo II, a quien el periodista también recordó, señalando cuánto le ha marcado en su trabajo la invitación de “¡No tengáis miedo!” que leyera en su Carta Apostólica dirigida a los responsables de las comunicaciones sociales de enero de 2005. 

También mencionó a quien es para él un referente en nuestros días. “Me gustaría parecerme a él en ese compromiso que tiene por cada persona y sobre todo por los más pobres”, dijo con admiración.  “El papa Francisco es un auténtico regalo”. Y revelaba como su pontificado ya tiene una imagen que testimonia su magisterio. “El abrazo del propio Papa a un enfermo de neurofibromatosis. Es una comunicación cercana, verdadera, que busca la belleza y la encuentra, incluso en el sufrimiento, un periodismo que abraza”.  

Ese es el objetivo y el periodista que Fran Otero aspira a ser. Lo ha venido haciendo ya en medios generalistas no confesionales como el Faro de Vigo, el diario Expansión o la agencia de noticias Europa Press. En la actualidad lo hace desde la revista religiosa Vida Nueva.

“Desde hace algunos años es uno de sus más prolijos redactores”, apuntaba Manuel María Bru, presidente de la Fundación Crónica Blanca en la presentación del acto. “Seguro que Vida Nueva le aporta mucho a él, desde el bagaje de sus compañeros de redacción, pero también Fran Otero aparta todas las semanas mucho a Vida Nueva”, apuntando que este premio se entrega a las personas, a los profesionales.

En este acto de concesión del VI Premio Juan Pablo II de Comunicación 2013 al periodista Fran Otero, el presidente de la Fundación Manuel Bru quiso concluir evocando a esa nueva generación de periodistas católicos, y de periodistas especializados en información religiosa, que lejos de anacrónicas dependencias ideológicas, “ejercen tanto la objetividad posible, la libertad sacrosanta y la sensibilidad religiosa en la información como en la opinión sobre la actualidad eclesial y social, en comunión con la Iglesia, maestra de humanidad, y por la comunión entre todos los hombres, creyentes y no creyentes, llamados por la verdad a la plena libertad”.

Hasta el próximo año, desde ahora Fran Otero es el último de una lista de afortunados periodistas con el Premio Juan Pablo II de Comunicación, que ensalza un servicio profesional en ese campo que responda a la verdad profunda del hombre, y que se inició con Javi Nieves (2008) y a la que se sumaron Juan Pablo Colmenarejo (2009), Mariló Montero (2010), Ángel Gómez Fuentes (2011) y Ricardo Benjumea (2012).

Fuente:: SIC

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Custodio de Tierra Santa hace llamado a la oración por Siria durante la novena de Navidad

Jerusalén (Sábado, 21-12-2013, Gaudium Press) El mensaje de fin de semana del Custodo de Tierra Santa, Fray Pierbattista Pizzaballa, a los franciscanos que sirven en los Santos Lugares fue dedicado de forma especial a la solicitud de oraciones por los cristianos en Siria. «Este mensaje que llega antes de las fiestas de Navidad se ocupa especialmente de las comunidades cristianas locales, sobre todo las que se encuentran en las zonas dominadas por grupos que desean instaurar un estado islámico y que son los más radicales», informó la Custodia en un comunicado del pasado 17 de diciembre.

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Los religiosos frnaciscanos que sirven en Tierra Santa oran por los cristianos en Siria. Foto: Custodia de Tierra Santa.

«Se sabe que la situación en Siria, desde el punto de vista político, empeora de día en día» expuso el comunicado. «Los cristianos se han convertido, cada vez más, en el objetivo de algunos extremistas». Por este motivo el Custodio instó a los frailes a no olvidar las intenciones de esta comunidad azotada por la violencia durante la novena de Navidad.

El superior religioso, quien mantiene informadas a las comunidades franciscanas de la situación en Siria, recordó que en ese país trabajan 14 miembros de la Custodia de Tierra Santa, quienes «siguen poniendo su esperanza en el Señor y avanzando sin temor» aún en medio del conflicto. La Custodia ha continuado su campaña de ayuda a los afectados por la guerra y, a través de una ONG especialmente constituida para la labor humanitaria, sigue canalizando los donativos hacia los más perjudicados.

Los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, durante los dos años y medio de enfrentamientos en Siria, han creado cuatro centros de acogida que dan refugio a unas 200 personas y alimentan, visten y proveen servicios de salud a unas 400. La Custodia ha ayudado además a reubicar un promedio de 50 familias cada mes .

«Pronto será Navidad», concluyó el comunicado del 17 de diciembre: «no nos olvidemos de nuestros hermanos de Siria, tanto en nuestras oraciones, como en nuestras acciones».

Con información de Custodia de Tierra Santa.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Dhaka (Sábado, 21-12-2013, Gaudium Press) Los católicos en Bangladesh solicitaron a las autoridades de Bangladesh garantizar la seguridad de los creyentes durante la fiesta de Navidad, en medio de una oleada de protestas, bloqueos y enfrentamientos que despiertan preocupación en las comunidades minoritarias.»La Navidad es la mayor fiesta religiosa cristiana. Nosotros los cristianos también deseamos celebrar de una manera pa?ifica», afirmó en una rueda de prensa del pasado 18 de diciembre Nirmal Rozario, líder laical católico y secretario general de la Asociación Cristiana de Bangladesh.

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Los católicos en Bangaldesh piden condiciones de seguridad para poder celebrar la solemnidad de la  Navidad. Foto. Amio James Ascension.

Rozario advirtió que el país puede estar entrando en una fase de violencia por la cercanía de las elecciones programadas para el 05 de enero y la influencia de grupos extremistas islámicos que ponen en riesgo la seguridad de las minorías cristianas e hindúes en el país.

«Debido al hartal (protestas) que se está desarrollando no podemos ir a ninguna parte», denunció el líder católico. «Cualquiera que viva en la ciudad no puede volver a su poblado apra celebrar la Navidad. Pero es nuestro derecho hacerlo», afirmó.

Además de este derecho a regresar a los hogares para vivir la fiesta religiosa en familia, los católicos solicitaron la efectiva protección de las autoridades a los lugares de culto. «Nos preocupan los ataques contra las comunidades minoritarias. Somos los grupos más vulnerables», recordó Rozario. «Vivimos con temor y deseamos que la policía proteja a las iglesias de los ataques».

Como una estrategia para mejorar las condiciones de las comunidades cristianas en el país, la Asociación pidió también que a través de la televisión y la radio se incluyan más contenidos que expliquen adecuadamente el cristianismo a los habitantes del país.

Con información de Asia News.

 

Fuente:: Gaudium Press

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San Francisco de hacías hacía locuras en Navidad, cuenta el P. Cantalamessa
(RV).- El Santo Padre Francisco asistió esta mañana a las 9.00 en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano a la tercera meditación de Adviento del Padre Raniero Cantalamessa.
En esta ocasión el P. Cantalamessa se refirió al misterio de la Encarnación contemplado con los ojos de Francisco de Asís. En esta última medicación de Adviento el predicador abordó cuatro puntos referidos a Greccio y la institución pesebre; La Navidad y los pobres; Amar, socorrer, evangelizar a los pobres y la alegría en los cielos y en la tierra.
Para Francisco de Asís, la Navidad no era sólo una ocasión para llorar sobre la pobreza de Cristo; era también la fiesta que tenía el poder de hacer estallar toda la capacidad de alegría que tenía en su corazón, y que era inmensa. En Navidad él, literalmente, hacía locuras.
Y explicó que san Francisco de Asís quería que en este día los pobres y los mendicantes fueran saciados por los ricos, y que los bueyes y los asnos recibieran una ración de alimento más abundante. Mientras decía, que si pudiera hablar con el emperador, le suplicaría que emanara un edicto general, en el que se ordenara que todos los que tuvieran la posibilidad esparcieran por las calles el trigo y cereales, a fin de que en un día de tanta solemnidad los pájaros y especialmente las hermanas alondras, tuvieran comida en abundancia.
El Santo de Asís, prosiguió el P. Cantalamessa, se volvía como uno de aquellos niños que están con los ojos llenos de estupor ate el pesebre. Y recordó que su biógrafo cuenta que durante la función natalicia en Greccio, cuando pronunciaba el nombre “Belén” llenaba su boca de voz y más aún de tierno afecto, produciendo un sonido semejante al balido de una oveja. Y cada vez que decía “Niño de Belén” o “Jesús”, se pasaba la lengua por los labios, casi como para gustar y conservar toda la dulzura de estas palabras.
El predicador terminó recordando el villancico que expresa perfectamente los sentimientos de San Francisco ante el pesebre, lo que no sorprende, dijo, si pensamos que sus palabras y su música tienen como autor a otro santo como él, San Alfonso María de Ligorio. Escuchándolo, en el tiempo natalicio, afirmó, dejémonos conmover por su mensaje sencillo, pero esencial:
“Bajas de las estrellas, oh Rey del Cielo. Y vienes en una gruta, al frío y al hielo. A ti que eres del mundo el Creador, faltan vestidos y fuego, oh mi Señor. Querido elegido niñito, cuánto esta pobreza
me inspira amor para ti. Luego que el amor te hizo aún más pobre”.
“Santo Padre, Venerables Padres, hermanos y hermanas, concluyó diciendo el P. Raniero Cantalamessa, ¡Feliz Navidad!”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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El silencio dejó crecer el misterio en la esperanza, el Papa el viernes en Santa Marta
(RV).- El misterio de nuestro encuentro con Dios se comprende en un silencio que no busca publicidad. Solo el silencio custodia el misterio del camino que el hombre cumple con Dios. Lo aseguro el Papa Francisco en la homilía de la Misa presidida en la Casa de Santa Marta. Que el Señor, pidió el Santo Padre, nos dé «la gracia de amar el silencio», que tiene necesidad de ser «custodiado» lejos de toda «publicidad».
En la historia de la salvación, no el bullicio ni las plateas, sino la sombra y el silencio son los “lugares” que Dios ha elegido para manifestarse al hombre. Confines evanescentes de los que su misterio ha tomado de vez en vez una forma visible, ha tomado carne. La reflexión del Pontífice partió de los instantes de la Anunciación, propuesta por el Evangelio de hoy, de forma particular el pasaje en el que el Ángel dice a María que la potencia del Altísimo la “cubrirá con su sombra”. Como, en el fondo, casi de la misma sustancia de la sombra estaba también hecha la nube con la cual, recordó el Pontífice, Dios había protegido a los judíos en el desierto:
“El Señor siempre se ha ocupado del misterio y ha cubierto el misterio. No ha hecho publicidad al misterio. Un misterio que hace publicidad de sí no es cristiano, no es el misterio de Dios: ¡es un farsa de misterio! Y esto es lo que ocurrió aquí a la Virgen, cuando recibe a su Hijo: el misterio de su maternidad virginal está escondido. ¡Estuvo escondido toda la vida! Y Ella lo sabía. Esta sombra de Dios, en nuestra vida, nos ayuda a descubrir nuestro misterio: nuestro misterio del encuentro con el Señor, nuestro misterio del camino de la vida con el Señor”.
“Cada uno de nosotros – afirmó el Obispo de Roma – sabe cómo obra el Señor misteriosamente en nuestro corazón, en nuestra alma”. Y ¿cuál es – se preguntó – “la nube, la potencia, cual es el estilo del Espíritu Santo para cubrir nuestro misterio?”:
“Esta nube en nosotros, en nuestra vida se llama silencio: el silencio es precisamente la nube que cubre el misterio de nuestra relación con el Señor, de nuestra santidad y de nuestros pecados Este misterio que no podemos explicar. Pero cuando no hay silencio en nuestra vida, el misterio se pierde, se va. ¡Custodiar el misterio con el silencio! Aquella es la nube, aquella es la potencia de Dios para nosotros, aquella es la fuerza del Espíritu Santo”.
La Madre de Jesús ha sido el icono perfecto del silencio. Desde el anuncio de su excepcional maternidad hasta el Calvario. “Pienso, meditó Francisco, en cuantas veces ha guardado silencio y cuantas veces no ha dicho aquello que sentía para custodiar el misterio de la relación con su Hijo”, hasta el silencio más crudo, “al pie de la Cruz”:
“El Evangelio no nos dice nada: si ella dijo o no una palabra … Era silenciosa, pero dentro su corazón, ¡cuántas cosas decía al Señor! ‘Tú, aquel día – esto es lo que hemos leído – me has dicho que será grande; tú me has dicho que le habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora lo veo allí!’. ¡La Virgen era humana! Y quizás tenía ganas de decir: ‘¡Mentiras! ¡He sido engañada!’: Juan Pablo II decía esto, hablando de la Virgen en aquel momento. Pero Ella, con el silencio, ha cubierto el misterio que no comprendía y con este silencio ha dejado que este misterio pudiese crecer y florecer en la esperanza”.

Fuente:: News.va

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Ciudad del Vaticano, 20 diciembre 2013 (VIS).- “No hay juego sin ti”, es el eslogan de los niños de la Acción Católica Italiana que han encontrado esta mañana al Santo Padre en la Sala del Consistorio del palacio apostólico vaticano. Los chicos y chicas han felicitado las navidades al Papa que les ha animado a ser siempre, dentro de la Iglesia, “piedras vivas unidas a Jesús”.
 
La Navidad -ha dicho el Pontífice- es la celebración de la presencia de Dios que viene a estar entre nosotros para salvarnos. ¡El nacimiento de Jesús no es un cuento! Es una historia real, que sucedió en Belén hace dos mil años. La fe nos hace reconocer en ese Niño, nacido de la Virgen María, al verdadero Hijo de Dios, que por nosotros se hizo hombre. Y es en el rostro del pequeño Jesús que contemplamos el rostro de Dios, que no se revela en la fuerza o en el poder, sino en la debilidad y fragilidad de un recién nacido. Así es nuestro Dios; se acerca mucho, en un niño. Este niño -ha recordado- muestra la fidelidad y la ternura del amor sin límites con el que Dios rodea cada uno de nosotros. Por esta razón hacemos una fiesta en Navidad, reviviendo la misma experiencia de los pastores de Belén. Junto a muchos papás y mamás que trabajan duro todos los días, afrontando muchos sacrificios, junto con los niños, los enfermos y los pobres, hacemos esta fiesta, porque es la fiesta del encuentro con Dios en Jesús”.
 
Francisco les ha preguntado si realmente eran conscientes de que Jesús les quiere mucho y quiere ser su amigo. “Si estáis convencidos de ello -les ha dicho-, seguramente sabréis transmitir la alegría de esta amistad por todas partes: en casa, en la iglesia, en la escuela, con los amigos … Y por los enemigos, rezad para que se acerquen a Jesús… Así sabréis dar testimonio con un comportamiento de verdaderos cristianos, dispuestos a echar una mano a los necesitados… y también a aquel que no te quiere mucho… sin juzgar a nadie y, sin hablar mal de nadie, -ha concluido-. No son buena gente los que hablan mal de los demás… porque las habladurías no son cristianas… y es algo que no se tiene que hacer”.

Fuente:: News.va

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