Obras Misionales Pontificias denuncia incremento de casi el doble de asesinatos de agentes pastorales en 2013

Ciudad del Vaticano (Viernes, 03-01-2013, Gaudium Press) El informativo de las Obras Misionales Pontificias, Agencia Fides, publicó el balance anual de los agentes de pastoral de la Iglesia Católica asesinados en el mundo. Pese a la grave situación de violencia en Oriente Medio y los desafíos a la libertad religiosa en otras regiones, la trágica estadística sigue siendo encabezada por América Latina y, en particular, por Colombia y México.

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Siervo de Dios Mario Vergara, martirizado en Myanmar en 1950 y quien podría se beatificado en 2014. Foto: ONG Carmel.

El total de agentes pastorales asesinados es de 22 y son mayoritariamente sacerdotes. De ellos, siete fueron asesinados en Colombia, cuatro en México y uno en Brasil, Venezuela, Panamá y Haití, para un total de 15 en América Latina. África, en segundo lugar en la estadística, lamentó el asesinato de un sacerdote en Tanzania, una religiosa en Madagascar y una seglar en Nigeria. Asia presentó un sacerdote asesinado en India y uno en Siria, además de un seglar asesinado en Filipinas, mientras que en Europa un sacerdote fue asesinado en Italia.

Apostolado de alto riesgo

No existe mucha información sobre la mayoría de los casos de asesinato según la agencia, pero se estima que la mayoría corresponden a intentos de robo. Muchos sacerdotes trabajan en comunidades que viven en climas de violencia y criminalidad, lo que los expone particularmente a los ataques. Según Fides, los pastores cumplían su misión sin sensacinalismos en contextos humanos y sociales difíciles, «dando testimonio de su fe en la humildad de la vida cotidiana».

La agencia evitar en su informe emplear el término «mártir» para referirse a los agentes pastorales víctimas de violencia, ya que la Iglesia lleva a cabo su propia investigación sobre las circunstancias de su muerte y si el motivo de la violencia fue el odio a la fe.

En su lugar, cita el balance avance de los procesos abiertos en años anteriores y que registraron avances en 2013, como la apertura de la causa de beatificación de seis misioneras italianas que murieron en Congo al no abandonar a la comunidad infectada con el virus del ébola y definidas como «mártires de la caridad», del Sacerdote misionero Mario Vergara, del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, y del catequista sidoro Ngei Ko Lat, asesinado en Myanmar en 1950. También se completó la fase diocesana del proceso de beatificación de Luisa Mistrali Guidotti, asesinada en Rhodesia en 1979

Además de los sacerdotes, religiosos y laicos que dieron su vida en 2013, el informe hizo énfasis en los agentes pastorales secuestrados o desaparecidos. Entre éstos destacó a tres presbíteros congoleños de quienes no se tiene noticia desde sus secuestro en Kivu del Norte en octubre 2012 y a un sacerdote colombiano desaparecido hace varios meses. También registró el caso del sacerdote jesuita italiano Paolo Dall’Oglio, secuestrado en Siria y de quien no se tiene noticia reciente. El P. Georges Vandenbeusch, quien fue secuestrado en Camerú el 13 de noviembre de 2013, fue liberado pocas horas antes de la publicación del informe.

Finalmente, el informe aclara que la estadística ofrecida no pretende ser una lista definitiva de la totalidad de los casos. «A las listas provisionales elaborados anualmente por la Agencia Fides, de hecho, siempre hay que añadir la larga lista de muchos, de los cuales tal vez nunca se tendrá noticia o de quienes no se sabe el nombre, que en todos los rincones del planeta sufren y pagan con la vida su fe», declaró el informe.

Con información de Agencia Fides.

 

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Roma (Viernes, 03-01-2013, Gaudium Press) Hoy el Papa Francisco visitó la iglesia del Gesù, en Roma, iglesia madre de la compañía de Jesús. El motivo de la visita era la conmemoración de la fiesta de imposición del nombre de Jesús a esta congregación religiosa y la reciente canonización de Pedro Fabro, uno de los primeros compañeros de San Ignacio de Loyola.

El Pontífice destacó que San Pedro Fabro «tenía el verdadero y profundo deseo de abrirse a Dios: estaba completamente centrado en Dios, y por esto quería ir, con espíritu de obediencia, a menudo también a pie, por todas partes de Europa, a dialogar con todos con dulzura y anunciar el Evangelio».

El Papa instó a que, tras los ejemplos del nuevo santo jesuita, el Evangelio sea predicado «con dulzura, con fraternidad, con amor». San Pedro Fabro dio rienda suelta a su «deseo de dejar en el centro de su corazón a Jesús», lo que «significa pensar como él, amar como él, ver como él, caminar como él».

«Solo si se está centrado en Dios es posible ir a las periferias del mundo», expresó el Papa en la homilía. No debemos ser «hombres en tensión, contradictorios e incoherentes, pecadores, sino hombres que quieren caminar bajo la mirada de Jesús».

Entre los presentes, en la eucaristía se encontraban el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos; el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini; el obispo en Annecy, monseñor Yves Boivineau, de la diócesis francesa en la que nació San Pedro Fabro, y más de 350 sacerdotes jesuitas, a cuya cabeza el General, el P. Adolfo Nicolás.

 

 

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Launde – Camerún (Viernes, 03-01-2014, Gaudium Press) El Padre francés Georges Vandenbeusch, que había sido secuestrado el último día 14 de noviembre, en su Parroquia en Nguetchewe, localizada al norte de Camerún, fue liberado en la noche de este lunes, día 30 de diciembre.

Hasta el momento, las causas precisas de la liberación del sacerdote, así como la identidad de los secuestradores, todavía no fueron reveladas.

La Santa Sede expresó su satisfacción por la liberación del Padre Vandenbeusch.

El Director de la Sala de Prensa del Vaticano, Padre Federico Lombardi, invitó a todos a rezar por las demás personas mantenidas rehenes y secuestradas en todo el mundo. (LMI)

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Ciudad del Vaticano (Viernes, 03-01-2014, Gaudium Press) Un telefonema del Papa Francisco sorprendió a las religiosas del convento de las Carmelitas Descalzas de Lucena, en Córdoba, España, el pasado martes 31 de diciembre. La información fue proporcionada por el Vicario Episcopal de la Campiña de Córdoba y Párroco de San Mateo de Lucena, Padre David Aguilera. Según afirmó el Padre David, la llamada duró alrededor de 20 minutos.

El Santo Padre, según el sacerdote, conversó con la Priora del convento, Hermana Adriana de Jesús Resucitado, y transmitió sus votos de felicidad y su bendición a toda la población de Lucena. También según el vicario, el Papa conoce a algunas de las hermanas del convento lucentino. Tres de ellas son argentinas.

El Padre Aguilera explicó además que el Papa ya conocía personalmente a algunas de las hermanas Carmelitas del convento de clausura y que había intentando otros contactos telefónicos. El Santo Padre tiene un interés particular en saber más respecto a la situación actual de la institución, que completó 400 años en 2013. (LMI)

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Saint John (Viernes, 03-01-2013, Gaudium Press) La Catedral de la Inmaculada Concepción en Saint John, New Brunswick, Canadá, requiere obras urgentes de restauración. Por este motivo, el Obispo del lugar, Mons. Robert Harris, ha emprendido una campaña sobre la importancia del histórico templo en la vida de la Iglesia. «No se trata de simplemente preservar un edificio, es preservar una herencia» relató el Obispo a The Catholic Register. «Y la herencia tiene que ver con una comunidad de fe que se congrega en este lugar, que adora a Dios en este lugar, que trae sus alegrías y penas a Dios en este lugar».

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Catedral de la Inmaculada Concepción en Saint John, Canadá. Foto: Diócesis de Saint John.

El prelado recordó la gran importancia de la Catedral para la comunidad de creyentes: «No es un edificio vacío, no es un museo, es un lugar de culto donde los hombres y mujeres se han casado, han bautizado a sus hijos, confirmado a sus jóvenes y enterrado a sus fallecidos». La estructura física, construida en 1855, ha resisitido las inclemencias del clima costero e incluso un gran incendio en 1877, pero requiere una gran cantidad de trabajos. «Básicamente toda la envoltura externa debe ser analizada y reparada», explicó. «Entonces se requiere tratar el interior, porque con la infltración de agua ha habido daño dentro y es siempre difícil saber a dónde va el agua».

Restaurar la herencia católica

La Diócesis de Saint John ha creado un comité de campaña para recaudar los fondos necesarios para los trabajos, estimados en cerca de 10 millones de dólares canadienses para cinco años de trabajos. Para apoyar este esfuerzo, se ha solicitado el reconocimiento del templo como parte de los bienes de conservación por parte de las autoridades civiles. Las evaluaciones preliminares en este sentido han sido satisfactorias.

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Nave principal de la Catedral. Foto: Diócesis de Saint John.

El proyecto es realizar una reparación por etapas de forma que, si es posible, mantener el templo abierto a los fieles durante todo el proceso. «Lo más urgente es el techo, que esperamos esté restaurado en la próxima primavera, y entonces los ingenieros que nos están asesorando nos darán una lista de prioridades», afirmó Mons. Harris.

Aunque la cifra de diez millones de dólares puede parecer alta, es sólo una fracción del costo de la construcción de una nueva Catedral, que podría estar avaluada en cuatro veces más ese valor, según The Catholic Register. Pero para los católicos el valor más elevado continúa siendo el significado del templo que los ha acogido por generaciones.

«Tener un edificio de 1855 que ha sido mantenido por la comunidad de hoy, me parece un mejor símbolo», expresó el Obispo. «Queremos preservar el hecho de que cuando las generaciones futuras lleguen ellos podrán ver el edificio y decir que nuestros ancestros han estado aquí desde 1855», concluyó.

Con información de The Catholic Register.

 

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Se prepara estreno de película sobre una historia real de defensa de la vida en Estados Unidos

New Jersey (Viernes, 03-01-2014, Gaudium Press) Una nueva cinta que retrata «el amor heroico de una madre por su hijo no nacido», según describió el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Ignacio Carrasco de Paula, será estrenada el próximo 24 de enero en Estados Unidos. Su título es Gimme Shelter (Dame refugio) y recoge la historia de una joven de 16 años que elige preservar la vida de su hijo no nacido a pesar de las difíciles circunstancias de su embarazo.

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La cinta «explora cuestiones difíciles sobre el significado de la vida, la familia, el amor y el sufrimiento», agregó Mons. Carrasco, según el informativo LifeSiteNews. El prelado también valoró positivamente el personaje de un sacerdote, el capellán de un hospital, quien «encarna la verdadera naturaleza del alma sacerdotal, de servicio, guía y profundo amor de Dios a todos los hombres, mujeres y niños desde el momento de la concepción».

En la historia, Appel, una joven de 16 años quien vive en la calle y es hija de una drogadicta, resulta en embarazo de forma inesperada sin que su pareja la apoye en su maternidad. En esta situación recibe el apoyo de una institución pero debe enfrentar el drama de su propia vida, incompatible con su nueva misión de madre, pero decidida a emprender el camino para proteger la vida de su hijo.

La cinta se inspira en historias reales y en la obra de Kathy Di Fiore, católica fundadora de las Several Sources Shelters, instituciones de acogida para mujeres que se sienten presionadas a abortar. De hecho el director de la película, Ron Krauss, afirmó que su propia experienca como voluntario en asociaciones de ayuda a mujeres en crisis contribuyó a retratar los sufrimientos y luchas de las madres en circunstancias apremiantes.

Con información de Religión en Libertad.

 

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Redacción (Viernes, 03-01-2014, Gaudium Press) ¿De qué se ocupaba la Sagrada Familia? ¿Qué hacían sus miembros en el día a día? Rezaban mucho y con toda el alma, trabajaban a consciencia, no tanto para atender a las necesidades cotidianas, como para glorificar a Dios, por la perfecta sumisión a su Ley; además de eso, amaban intensamente a Dios, que era el fin de todos sus pensamientos, de todos sus esfuerzos, de todas sus aspiraciones; se amaban todos mutuamente, con un amor lleno de desinterés y de abnegación; amaban a todos los hombres, próximos o distantes, cuya salvación era deseo de cada uno de los miembros de la Sagrada Familia.

¿De qué manera la familia humana puede aproximarse de ese ideal realizado por la Sagrada Familia? ¿De qué manera la oración -oración que era como la respiración normal de la Sagrada familia- recuperará su lugar en la familia humana? Pensemos en el gran número de familias que perdieron la fe; unas zozobraron en el materialismo y en la búsqueda de los gozos; otras, mantenidas todavía por un resto de ideal humano, se conservan en una actitud moral que muchas veces solo se inspira en el orgullo. De unas y de otras Dios está prácticamente excluido. Ni siquiera se dan el trabajo de negarlo: lo desconocen, lo que es mucho peor.

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Pensemos también en el considerable número de familias llamadas cristianas, así referidas porque sus miembros se sometieron a las formalidades del bautismo, de la primera Eucaristía, del matrimonio sacramental, de la sepultura religiosa, y que sin embargo perdieron la fe. En ellas nadie hay que se preocupe con la gloria de Dios, con la venida de su Reino, con la oración; si, casualmente, alguno de sus miembros es fiel a las prácticas religiosas, ¿en cuántas de esas familias subsiste la oración en común, expresión de un mismo espíritu, y de una aspiración colectiva? El individualismo, que es una plaga de los días actuales, invadió la vida espiritual, así como la vida social y familiar. «Cada uno para sí y por sí», es el lema inconsciente de la mayor parte de los hombres, y eso todavía en presencia de Dios. El dogma de la comunión de los santos parece ser apenas una desconocida parte del texto del Credo, sin aplicación práctica a la vida. Y, entretanto, ¿no prometió Nuestro Señor que donde dos almas se reuniesen para rezar en su nombre él allí estaría en medio de ellas?
Luego, volver a la vida en común es uno de los esfuerzos que se imponen a todos los cristianos. Por ventura no se esfuerza la Iglesia, para obtener los mismos fines, en despertar el sentido litúrgico entre los fieles para que se realice el pedido hecho por Nuestro Señor a su Padre celestial, «que todos sean uno».

Sin embargo, ¿cómo restaurar la oración en común -que fue el alma y la fuerza de la Sagrada Familia- en nuestra propia familia? Si es verdad, en relación a la sociedad temporal, que la familia es la célula social, así también lo es en relación a la sociedad espiritual, que es la Iglesia. Luego, es fundamental que por todos los medios que estén a nuestro alcance avivemos y alentemos el espíritu de familia, sin embargo no aquel que resulta de una asociación de intereses y de afectos y que se puede definir como «un egoísmo de muchos», sino el que era el de la singular familia de Nazaret, espíritu que une y funde las almas para ofrecerlas todas reunidas y con una misma aspiración a Dios, para la salvación de la totalidad de los hombres.

Cada uno debe pedir a Dios que haga revivir en todos los corazones ese espíritu de familia. Entretanto, como es bien sabido, Dios no nos concede su auxilio sino cuando, de nuestra parte, hacemos todos los esfuerzos posibles. Cuidemos, pues, al mismo tiempo en que rezamos, que renazca y se propague el verdadero espíritu cristiano de la familia a fin de que se sustenten y se desarrollen todas las instituciones espirituales y sociales que existen en torno de nosotros y que tienden a restaurar, a elevar y a reconstruir los hogares cristianos. Esas obras son los instrumentos que Dios pone a nuestra disposición y quiere que nos sirvamos de ellos. Busquemos, pues, conocerlas, para adherir a ellas, y recemos para que se conviertan en instrumentos cada día más perfectos del servicio de Dios.

Sin embargo no todas las ocupaciones de la Sagrada Familia consistían en rezar. Su vida era eminentemente activa, y cada uno de sus miembros trabajaba según su vocación: San José y Nuestro Señor trabajaban en el taller, del cual todos vivían; la Santísima Virgen cuidaba de las múltiples ocupaciones domésticas, que se imponían a toda madre de familia.

Por tanto, el caso de la Sagrada Familia era exactamente el de la inmensa mayoría de las familias actuales. Pero, como se ve con frecuencia, el trabajo es considerado como una pesada carga contra la cual se queja, buscando de ella librarse con el menor esfuerzo posible, pero en Nazaret era él recibido con gusto, como un medio de ser agradable a Dios.

Alguien objetará que, en muchas familias, se trabaja intensamente, ¿pero en esos casos no vemos como el trabajo absorbe todos los momentos, todos los pensamientos? Trabajar cada día más, para ganar más, a fin de satisfacer más ampliamente las necesidades siempre crecientes de la existencia: tal parece ser la única aspiración de un gran número de nuestros contemporáneos. Sin embargo aún así el trabajo corajudamente aceptado y cumplido no deja de ser considerado de una manera puramente humana y como un mal necesario. Para la Sagrada Familia, diferentemente, el trabajo era un bien precioso, por el cual daba sin cesar gracias a Dios, pues por él se rendía al Señor el homenaje de una entera y placentera obediencia. ¿Por acaso no fue Dios quien instituyó la ley del trabajo, a la que es obligado a todo ser humano? Al mismo tiempo los esfuerzos y las fatigas, los cuidados y las inquietudes -que todo trabajo comporta- eran a los ojos de la Sagrada Familia un sacrificio de suave olor que podía ser ofrecido a Dios en reparación por los pecados del mundo.

De esa forma, en Nazaret el trabajo tenía mucho menos por objeto la vida material, que también debía asegurar, cuanto la gloria de Dios, que había de promover. De ahí se concluye que se trabajaba con amor, con gozo, con una consciencia rigurosa. Aplanar una madera y barrer la humilde morada eran actos de amor que, a los ojos de Dios, podían ser tan santos como la más sublime contemplación, y que se podían hacer con el mismo fervor, con el mismo deseo absoluto de perfección.

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Si queremos que nuestra sociedad moderna no naufrague en la anarquía y en la rebelión, es imperioso guiarlas rumbo a esa concepción del trabajo, pues la labor soportada por necesidad suscita en el corazón del hombre el rencor, el odio y la rebeldía, y el trabajo animado apenas por el espíritu de lucha fomenta el egoísmo y el orgullo, que son el principio de la anarquía.

Esforcémonos, pues, para que la ley del trabajo sea, en todas las familias, comprendida y aceptada como la Ley de Dios. Así el trabajo se convertirá en otra oración, y no menos agradable a Dios. Entonces también recuperará, a los ojos de todos, su grandeza y su dignidad, y será nuevamente, para el hombre, una fuente de fuerza y de gozo.

Sin embargo no nos olvidemos que el trabajo es, y debe ser, el medio para que cada uno de nosotros asegure su vida material y la de sus familiares: en nuestra sociedad moderna, infelizmente no siempre es así. Dios quiere que nos ayudemos mutuamente, si queremos que él nos ayude. Luego, no nos alejemos de las obras sociales, que se esfuerzan en suavizar los desagradables efectos de ciertos desniveles y en asegurar a todos el mínimo de bienestar, sin el cual el hombre no es más que una pobre máquina, que anda ahogada bajo el esfuerzo. Más todavía, entremos todos en ese gran movimiento familiar que por sí solo podrá devolver a la familia su dignidad y su influencia social y, al mismo tiempo, ser el fundamento de su prosperidad material.

Para que se realicen esas grandes e indispensables reformas es necesario que se produzca en el seno de cada familia, y entre todas las familias, aquella unión de espíritus y de corazones que tienen su origen en la caridad, en el amor. Que entre los miembros de cada familia, y entre todas las familias, reine el amor. Es una de las intenciones de los esfuerzos y de los sacrificios que tenemos que ofrecer a Nuestro Señor en favor de la familia.

Y, en este punto, la Sagrada Familia nos muestra nuevamente el camino: que haya amor entre los que la componen, sin embargo no aquel sentimentalismo desordenado que impropiamente llamamos de amor cuando no es más que debilidad, si no es egoísmo.

Amar es querer bien a aquellos a quien amamos. ¿No consiste el bien de cada uno de nosotros cumplir la voluntad de Dios? Muy bien lo sabían los componentes de la Sagrada Familia, en Nazaret; sus corazones, a través de la ternura humana que los unía, tendían en primer lugar a ese fin supremo: hacer la voluntad de Dios. La autoridad, en San José, era firme y dulce, humildemente respetuosa para con los derechos de Dios. La obediencia de la Santísima Virgen a San José era completa, afectuosa y alegre, porque era como una manifestación palpable de la sumisión a la voluntad de Dios, y en nada disminuía la autoridad maternal, tan segura y tranquila que sabía ejercer sobre el hijo que el Señor le había confiado. Y, a su vez, el hijo, en la sumisión tan perfecta a los padres, en su docilidad de espíritu y de corazón a todas las enseñanzas que le daban, en su simplicidad y en su humildad daba pruebas antes que todo, de su amor al Padre Celestial, cuya voluntad reconocía en esa institución familiar y social, en cuyo seno había venido a encarnarse.

La familia cristiana debe, pues, buscar recuperar tal sentimiento de amor y de fidelidad a Dios, lo que la ayudará a seguir los pasos de la Sagrada Familia y, al mismo tiempo, asegurará entre todos sus miembros la unión de almas y de corazones, estableciendo entre ellos el amor.

Sin embargo la Sagrada Familia no se encerraba egoístamente en sí. En la ciudad de Nazaret era la providencia visible de todos los débiles, de todos los humildes. ¿Si las oraciones tan fervorosas de la Sagrada Familia, si su trabajo tan constante y tan perfecto era sin cesar ofrecido a Dios en espíritu de reparación por los pecados de los hombres y por la salvación de todos, era posible que ignorase a los que sufrían o estaban descarriados? El amor fraterno más compasivo y más solícito regulaba todas las relaciones de la Sagrada Familia con los que la cercaban.

Pidamos a Dios que avive, en el seno de todas las familias humanas, tal caridad fraterna. Dijimos, a propósito de la oración, que el individualismo domina en todas partes, en la sociedad, y el individualismo es la negación de toda verdadera caridad. Luego, no hay otro punto en el cual tengamos que insistir tanto en nuestras oraciones. Entretanto, evitemos contentarnos solo con oraciones, que serían vanas si nuestros actos no las acompañasen.

Sepamos dar ejemplo de ese amor, que queremos que reine en los corazones. Vamos a dar ese ejemplo en nuestra propia familia, practicando con amor todas las virtudes familiares, e incluso fuera de casa, evitando con cuidado todas las críticas, todas las murmuraciones, que con tanta frecuencia son causa de divisiones entre las familias. Por el contrario, seamos pacíficos, seamos de aquellos que fomentan la paz, que dulcifican los espíritus, que extinguen las desavenencias y que aproximan los corazones. Para eso, ¿qué mejor medio hay a no ser establecer en todos los individuos y entre todas las familias un punto de inteligencia, un principio de unión?

Aún desconocemos mucho la fuerza y la eficacia del principio de asociación. Actuamos separadamente, y, de esta forma, nuestras mejores intenciones se reducen a la impotencia. Promovamos pues, en nosotros, y propaguemos en torno de nosotros, ese importante espíritu de asociación que es -no nos olvidemos- el mismo espíritu de la religión y la esencia del catolicismo. No tengamos recelo de asociarnos a todos los esfuerzos sinceros. Nunca digamos, en presencia de una obra cristiana que tiende a la unión, al esfuerzo común, que «eso no me interesa». Y, en aquellas obras de las cuales hacemos parte, no busquemos tanto el provecho propio que podemos tirar, como lo que a ellas podemos acrecentar, lo que podemos dar de nosotros mismos.

Tal ha de ser nuestro programa de oración y de acción. Tomemos eso muy en serio. La institución familiar está en peligro, y con ella toda la sociedad. Tal vez dependa de nosotros, del fervor de nuestras oraciones, de la sinceridad y de la intensidad de nuestros esfuerzos, que Dios se compadezca de las necesidades apremiantes de nuestra tan perturbada época. Por 10 justos promete Dios perdonar a Sodoma y Gomorra: ¿qué no concederá entonces a quien, no contentándose con apenas rezar, se esfuerza en realizar en sí propio, y en los que lo cercan, aquello que pide?

Sepamos rezar, trabajar y amar, según lo que fue expuesto, y sin duda alguna Dios concederá a la familia las gracias eficaces que podrán salvarla.

(Adaptado del texto de J. Viollet, in Repertorio Universal del Predicador, tomo XIX, pag. 191-196, Editorial Litúrgica Española, Barcelona, 1933).

 

Fuente:: Gaudium Press

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El libro más famoso del P. Loring, listo en aplicación gratuita de Android

Medellín (Viernes, 03-01-2014, Gaudium Press) El Padre Jorge Loring, SJ, quien falleció recientemente, será recordado por los numerosos admiradores de su vida y obra por muchas razones. Una de ellas son las enseñanzas contenidas en su difundido libro «Para Salvarte», del que ya hay más de un millón trescientas mil copias vendidas, sólo en España, que atestiguan la bondad del escrito.

Pues ahora el mismo, y de forma gratuita, estára disponible en versión Android para dispositivos móviles (https://play.google.com/store/apps/details?id=co.lam.parasalvarte). El primer capítulo, que trata sobre Dios, ya puede ser descargado. El mérito de esta importante obra de apostolado le corresponde a un ingeniero colombiano, perteneciente al Movimiento Lazos de Amor Mariano, Germán Darío Tamayo Zuluaga.

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«Realmente la principal ventaja es que es gratuito porque así lo quiso el P. Loring (…), si alguien va en su vehículo o haciendo una labor que no le permite leer, el mismo dispositivo le va leyendo el libro», dice Tamayo Zuluaga.

El 2 de septiembre pasado un gran amigo del P. Loring lo contactó para que los asesorara en el proyecto. Sin pensarlo dos veces, el ingeniero Tamayo se puso «al servicio, porque sentí en mi corazón el llamado de colaborar en esta gran obra de Evangelización».

Dos días después el P. Loring le escribió «y me dijo que estaba feliz de que su libro pudiese llegar a muchas más almas». El primer capítulo fue puesto a disposición el 1 de enero pasado. La aplicación para ser usada «no requiere internet, además se puede calificar, compartir, marcar el lugar de lectura, escucharla (síntesis de voz) y tiene una biografía muy simple del Padre Loring».

Al ser preguntado cómo un padre de familia, con cuatro hijos y que tiene su trabajo para su sustento, le pudo dedicar tiempo sin costo alguno a un proyecto como este, Tamayo respondió que «la Madre Teresa, los grandes santos, los Papas, tienen las mismas 24 horas que uno y han hecho tanto bien a la humanidad, porque uno no va a poder. De ahí el llamado que uno siente».

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«Uno entiende cuando entra en los caminos del Señor que definitivamente Él nunca se deja ganar en generosidad, si nosotros abrimos nuestro corazón a Él y trabajamos para Él, el se encarga de todo lo temporal de nuestra vida de nuestro trabajo de nuestra economía, entonces es ahí donde yo sentí el llamado del Señor de poner al servicio de la evangelización lo poco o mucho que yo haya podido conocer en mi profesión», agregó el ingeniero.

Con información de Aciprensa

 

Fuente:: Gaudium Press

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(RV).- La Prefectura de la Casa Pontificia publica una estadística sobre la participación de los fieles en los diversos encuentros con el Papa Francisco en el curso del año 2013 recién concluido, es decir las audiencias generales de los miércoles, las audiencias particulares, las celebraciones litúrgicas y el rezo del Ángelus o del Regina Coeli.
Ante todo se informa que se trata de datos aproximados, que se calculan según las peticiones de participación que llegan a la Prefectura de la Casa Pontificia para estos eventos y de las entradas distribuidas.
Este cuadro refiere sólo los encuentros en la Ciudad del Vaticano, de modo que no comprende otros momentos que el Sumo Pontífice vivió con gran participación de fieles, como durante su viaje apostólico a Brasil, en el mes de julio, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, así como sus visitas a la isla de Lampedusa, a Cagliari y a la ciudad de Asís, además de otras visitas que el Papa realizó en su diócesis de Roma.
De este modo se puede decir que, más de seis millones seiscientos mil fieles y peregrinos han podido ver al Papa de marzo a diciembre de 2013.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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Hace 50 años: el viaje del Papa Montini a Tierra Santa
(RV).- (audio) Hace 50 años: el viaje del Papa Montini a Tierra SantaCon motivo del 50 aniversario de la peregrinación de Pablo VI a Tierra Santa, el Instituto Pablo VI, en colaboración con la Oficina para el Ecumenismo de la diócesis de Brescia y con la Custodia de Tierra Santa, invita a un encuentro que se celebrará en el Centro de Estudios del Instituto Pablo VI en Concesio, el 10 de enero próximo y que tiene la intención de destacar en particular la importancia ecuménica de la visita del Papa Montini en la tierra de Jesús.
Participará en el encuentro el obispo de Brescia, Mons. Luciano Monari. Después de una introducción del presidente del Instituto Pablo VI, Don Angelo Maffeis, intervendrá el Custodio de Tierra Santa, el padre Pizzaballa, sobre el tema de la unidad de la Iglesia y la búsqueda de la paz en Tierra Santa.
Seguirá la proyección de la película “Volver a las fuentes: Pablo VI en Tierra Santa”, producida en 1964 por la Custodia Franciscana de los lugares santos, en ocasión de la peregrinación de Pablo VI. Del documental, que circuló en varias partes de Italia inmediatamente después de la peregrinación del Papa, se había perdido por completo su memoria. En los archivos de Milán, sin embargo, se han recuperado algunas rollos del film, que han sido restaurados. La película es un documento histórico de gran importancia: se muestra una Tierra Santa que ahora ha desaparecido, antes de la Guerra de los Seis Días. Entre las imágenes memorables de la película, sobresalen aquellas que se refieren al conmovedor encuentro ecuménico que tuvo lugar en Jerusalén entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras de Constantinopla.
ER RV

Fuente:: News.va

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