La Sagrada Familia es el nombre que ha sido dado a la familia formada por Jesús, María y José: se trata de un hogar sencillo y modesto de Nazaret, rebosante de amor infinito, y que, al ver crecer a Cristo, representa a la familia terrenal del hijo de Dios. De hecho, desde hace varios siglos, los católicos de todo el mundo han manifestado una devoción muy especial hacia este lugar sagrado, que acogió y vio crecer a Dios hecho hombre en la persona de Jesús. Esta devoción ha llegado a ser tan grande, que en la actualidad, más concretamente el domingo después de navidad, se rinde homenaje a la Sagrada Familia mediante una gran fiesta.
Sin duda alguna, la Sagrada Familia representa un modelo para todas las familias del mundo, por lo que incluso el propio Papa Francisco nos anima a rezarle y contemplar sus virtudes . A propósito, en su encíclica Amoris Laetitia, el santo padre le dirigió una bella oración , que nos permite confiar nuestras familias al amor infinito de Jesús, María y José, creyendo que las enseñanzas de esta familia judía, que vivió hace más de 20 siglos, son universales y se mantienen vigentes a pesar del tiempo. A decir verdad, todos sabemos que nuestras familias están llamadas a ser remansos de amor y paz, sin embargo, también sabemos que en nuestra vida cotidiana pueden surgir heridas, tensiones e incomprensiones , al momento de relacionarnos con nuestros padres, hijos, hermanos y demás familiares. Por esta razón, la Sagrada Familia nos enseña a vivir un amor santo, que no tiene por objetivo controlar ni poseer al otro, sino que busca ver a la otra persona como un ser único y libre, deseado por Dios, permitiéndole desarrollarse como tal.
De este modo, mediante su ejemplo:
– San José nos enseña a abandonarnos plenamente a Dios y a respetar a María, al aceptar tomarla como esposa, aun sabiendo que llevaba en su vientre un hijo que no era suyo.
– María nos muestra la confianza en José y su capacidad de escuchar a Dios, cuando incluso siendo una joven inexperta que acababa de dar a luz, tomó a su bebé recién nacido para acompañar a su marido en la huida a Egipto, y poder escapar así del rey Herodes. – Juntos, María y José nos enseñan a confiar en Dios, en su hijo, y en lo que se estaba gestando: esta confianza les permitió afrontar situaciones muy difíciles, por ejemplo, cuando, a la edad de 12 años, el Niño Jesús estuvo perdido y fue hallado en el Templo.
– Jesús nos muestra una gran confianza y respeto hacia los conocimientos de José, cuando no escatimó el ser Hijo de Dios, sino que decidió aprender y ejercer el oficio de su padre, incluso antes de comenzar su propio ministerio y vida pública.
– Jesús también nos enseña a tener una gran confianza y respeto por la intuición de María, al llevar
a cabo su primer milagro, luego de que su madre se lo pidiera durante las bodas de Caná.
No olvidemos que, junto a la Sagrada Familia, podemos pedir al Señor que nuestras familias también se conviertan en ese lugar donde cada uno de nosotros pueda crecer con confianza y respeto, siendo conscientes de lo que somos y valemos, y buscando cumplir nuestro propósito de vida según la voluntad y el amor de Dios.
Foto de Martha Martínez.
Escrito por: Alice Ollivier de Hozana.org
Traducido y adaptado del francés por Sharael Sánchez
Asociación de seglares, que se dedica a trabajar en la Nueva Evangelización, en estrecha comunión con el Santo Padre, los Obispos y Sacerdotes de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
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