Cuadrito del Inmaculado Corazón de María
La Asociación Salvadme Reina de Fátima desea multiplicar las Misiones Marianas en España, entre los meses de Mayo a Octubre, cuando Nuestra Señora se apareció -hace 95 años- a los pastorcitos de Fátima.
Dado que muchísimas personas han dejado de ir a la Iglesia, procuremos que la imagen de la Santísima Virgen vaya al encuentro de esas almas y penetre en los corazones, con su maternal dulzura, reabriéndolos a Jesucristo.
Para que puedan participar en esas misiones, y rezar, por el éxito de los dedicados misioneros de los Heraldos del Evangelio -que con tanto cariño y devoción llevan a la imagen peregrina de la Virgen-, hemos publicado este cuadrito con el Corazón Inmaculado de María.
En él, está estampada la imagen esculpida según las indicaciones de Sor Lucía, cuando la Virgen se le apareció en 1925, en Pontevedra, mostrándole su Corazón Inmaculado, rodeado de espinas. Es una copia de la imagen bendecida por el beato Juan Pablo II, que en la audiencia del 28 de febrero de 2001 invitó a los Heraldos a ser «mensajeros del Evangelio por intercesión del Corazón Inmaculado de María».
Llevaremos la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima a hospitales, residencias, escuelas, familias y parroquias, dando prioridad a las personas que más necesiten del amparo y protección de Nuestra Madre Santísima.
No se olviden de rezar por el éxito de esta nueva iniciativa que tiene por objetivo, en cierto sentido, «re-evangelizar» España.
No en vano, el Beato Juan Pablo II en su Encíclica Redemtoris Missio (diciembre 1990), afirmaba, ya entonces, que especialmente en países de antigua tradición cristiana, como España, «donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio. En este caso es necesaria una «nueva evangelización» o «re-evangelización».
Hace muy poco tiempo, el Papa Benedicto XVI erigió el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, y en su reciente viaje a México invitó a todos los fieles a recuperar «la alegría de ser cristianos», en actitud de conversión y reconciliación, «confiando en la misericordia de Dios omnipotente y la esperanza de que Él cambiara desde dentro, desde el corazón, una situación insoportable, oscura y sin futuro».
El Santo Padre anunciaba que, «precisamente para dar renovado impulso a la misión de toda la Iglesia de conducir a los hombres fuera del desierto -en el que a menudo se encuentran- hacia el lugar de la vida, la amistad con Cristo que nos da su vida en plenitud», había decidido convocar un Año de la fe. Comenzará el 11 de ocrubre de 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Cristo Rey del Universo. «Será un momento de gracia y de compromiso por una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo», decía en la homilía de la Misa celebrada el 16 de octubre de 2011.
Los insistentes llamamientos del Papa y de los obispos a una nueva evangelización resonaron en nuestro corazón, llamándonos a intensificar nuestra acción misionera.
Por nuestra parte, ¿podrá haber mejor preparación para este Año de la fe y mejor medio de evangelización que llevar por todo el país la imagen del Inmaculado Corazón de María?
El Evangelio transformó el mundo, y continúa haciéndolo, como un río que riega un campo inmenso. Podremos, no ver por dónde las aguas ejercen su acción benéfica y dónde germinan y crecen nuevas flores, nuevas vocaciones sacerdotales, religiosas y seglares, pero Dios está trabajando en los corazones.
Por la Comunión de los Santos, sabemos que a veces, falta una gota de agua -quizás la que nosotros podamos aportar con nuestras oraciones, sacrificios y limosnas- para que la gracia de Dios pueda tocar determinadas almas que necesitan de una ayuda especial.
Consta que San Ignacio aconsejaba que actuásemos como si todo dependiera de nosotros y confiásemos como si todo dependiera de Dios.
En coherencia con estos pensamientos, decidimos lanzar esta nueva iniciativa, con la completa certeza de que la Santísima Virgen sabrá conducir a la humanidad hacia su Divino Hijo y traerá «vida, dulzura y esperanza» a todos los que participen en ella.
Después del Divino Salvador, la criatura que más merece nuestro respeto, veneración y amor es, sin lugar a dudas, su Madre, la Virgen María. Ella fue el medio por el cual Dios realizó la obra más grandiosa y maravillosa jamás realizada en la Tierra: La Encarnación del Hijo de Dios.
Las generaciones que la precedieron la esperaban como la madre del libertador, del Salvador. Las que se sucedieron después, la alabaron como fuente de todas las gracias.
El nombre de María despierta en el corazón del cristiano los más dulces sentimientos de amor y confianza. Infelizmente, en la actualidad, el indiferentismo o relativismo religiosos llevan a que nuestro pueblo, y toda la humanidad, se olviden de Dios, de Jesús y de la Virgen.
Parece incluso que se quiere borrar la noción de lo espiritual y de lo sagrado en las almas…
Es por eso que ha llegado el momento de lanzarnos, como pueda cada uno, en un gran esfuerzo evangelizador.
En lo que llevamos transcurrido de este año, hemos pedido a todos nuestros bienhechores de toda condición social, sexo, edad o estado, que nos ayudasen a contrarrestar este ambiente hostil a Dios, y distribuyesen -junto con nosotros- objetos de piedad, estampas, revistas, etcétera.
Este auténtico movimiento popular de devotos de la Virgen no para de crecer y esperamos tocar el corazón de todos los españoles, y poder así construir un futuro mejor, donde reine la caridad y la paz: la tan necesaria tranquilidad en el orden, según nos enseña san Agustín.
Muchas personas, nos aseguraron, sorprendidos, que la receptividad del público en general hacia los temas religiosos, y especialmente al tocar el tema de la devoción a la Virgen María, es hoy muy buena y favorable.
Si esta acogida es tan buena, ¿por qué no aumentar aún más nuestro esfuerzo, trabajando para desarrollar acciones de mayor envergadura?
Hablando con los jóvenes misioneros de los Heraldos del Evangelio les hemos planteado la necesidad de aumentar el número de las Misiones Marianas en nuestro país para que lleguen a muchísimas más familias, hospitales, escuelas, residencias y parroquias.
La respuesta de ellos ha sido muy positiva.
Lo único que nos falta para poder incrementar esas Misiones Marianas es una ayuda económica, pues es necesario concretar algunos aspectos de carácter operativo de esta iniciativa: atender los gastos que se originan necesariamente de locomoción, hospedaje, alimentación, etcétera.
No podemos sacar el dinero destinado para otros proyectos de evangelización y caridad que ya están funcionando. Nos referimos sobre todo a la ayuda que hemos concedido a los estudios y formación de centenares de jóvenes, que quieren ser sacerdotes, religiosos, religiosas o misioneros.
Estamos seguros de que sumando esfuerzos, y trabajando junto con todos nuestros miembros bienhechores, podremos hacer un gran bien a muchísimas almas.
Aún falta el aspecto más importante: sin oraciones y sacrificios no conseguiremos nada.
Bien sabemos que Dios nos pide nuestra parte, pero lo principal es Él, que se nos da, si lo pedimos a través de la oración.
Así pues, nos gustaría poder contar, además de con algunas contribuciones económicas, con oraciones especiales ante el cuadrito que este mes enviamos a nuestros adherentes. Necesitamos pequeños sacrificios espirituales, para el éxito de esta nueva iniciativa, que redunde en una mayor devoción a la Virgen en nuestro país, especialmente entre la juventud.
Concluimos, recordando las palabras del Papa Benedicto XVI en la Audiencia General del 14 de marzo: «María nos enseña la necesidad de la oración y nos indica que sólo con un vínculo constante, íntimo, lleno de amor con su Hijo podemos salir de «nuestra casa», de nosotros mismos, con valentía, para llegar hasta los confines del mundo y anunciar por doquier al Señor Jesús, Salvador del mundo».
¿Quiere recibir su cuadrito del Inmaculado Corazón de María? Escríbanos, ayúdenos a incrementar las Misiones Marianas en nuestro país, principalmente durante los meses de Mayo a Octubre, en los que celebraremos los 95 años de las apariciones de Nuestra Señora a los tres pastorcitos en Fátima. Será una pequeña contribución para la nueva evangelización y nuestra preparación para el Año de la fe, convocado por el Papa Benedicto XVI.