Está siempre con nosotros la Madre de Cristo y de la Iglesia, Papa Francisco
(RV).- El Obispo de Roma llegó a Castel Gandolfo, donde fue recibido con campanas de fiesta y grandes muestras de alegría y devoción, para celebrar la Santa Misa de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María y rezar el Ángelus, en este día en que la «Iglesia en todo el mundo canta el Magnificat», «cántico del Pueblo de Dios que camina en la historia», cántico que «une el cielo y la tierra». Lucha, resurrección, esperanza, fueron las tres palabras que centraron la homilía del Santo Padre, que evocó la Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia: «La Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. También en este mundo, hasta que llegue el día del Señor, brilla ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo» (n.68). A la luz de esta imagen bellísima de nuestra Madre, el Papa Francisco reflexionó sobre el mensaje de las lecturas bíblicas de esta celebración, deteniéndose en las tres palabras clave: lucha, resurrección, esperanza.
Con la visión de la lucha entre la mujer y el dragón y la figura de la Iglesia, el Papa destacó que la Madre de Cristo y de la Iglesia está siempre con nosotros, nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal. La oración con María, en especial el Rosario, tiene también esta dimensión «agonística», es decir, de lucha, una oración que sostiene en la batalla contra el maligno y sus cómplices.
Sobre la resurrección, el Santo Padre hizo hincapié en que también el misterio de la Asunción de María en cuerpo y alma se inscribe completamente en la resurrección de Cristo. María ha conocido también el martirio de la cruz: ha vivido la pasión del Hijo hasta el fondo del alma. Ha estado completamente unida a él en la muerte, y por eso ha recibido el don de la resurrección. Cristo es la primicia de los resucitados y María es la primera de «aquellos que son de Cristo».
«Esperanza es la virtud del que experimentando el conflicto, la lucha cotidiana entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, cree en la resurrección de Cristo, en la victoria del amor», reiteró el Papa, destacando con la tercera palabra, que el Magnificat de María es el cántico de la esperanza, el cántico del Pueblo de Dios que camina en la historia, de la Iglesia, «especialmente intenso allí donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la Pasión. Y María está allí, cercana a esas comunidades, a esos hermanos nuestros, camina con ellos, sufre con ellos, y canta con ellos el Magnificat de la esperanza».
Al concluir su homilía, el Santo Padre invitó a unir los corazones al «cántico de paciencia y victoria, de lucha y alegría, que une a la Iglesia triunfante con la peregrinante, que une el cielo y la tierra, la historia y la eternidad»
(CdM – RV)
Fuente:: News.va
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