Dios está irritado con nosotros, afirma el arzobispo de Maringá, Brasil

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Maringá (Martes, 17-09-2013, Gaudium Press) «Dios está irritado» es el título del reciente artículo de Mons. Anuar Battisti, arzobispo de Maringá, en el Estado de Paraná, Brasil. Él inicia el texto citando un pasaje de Colosenses, capítulo 3: «Haced morir en vosotros lo que pertenece a la tierra: inmoralidad, impureza, pasión, malos deseos y codicia, que es idolatría. Tales cosas provocan la ira de Dios… Ahora, entretanto, abandonad todo eso: ira, irritación, maldad, blasfemia, palabras indecentes, que salen de vuestros labios. No mintáis unos a otros».

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Mons. Anuar Battisti / Foto: Arquidiócesis de Maringá.

De acuerdo con el prelado, Dios está descontento porque vivimos solamente para la tierra, para las cosas que ocupan el lugar privilegiado de nuestros corazones, y Dios se queda al margen de todo. Mons. Battisti afirma que hoy es más importante el trabajo, las ideologías, las doctrinas fundamentalistas, las interpretaciones personales de la vida presente y futura, los malos deseos que son idolatría. Para él, el relativismo humano y espiritual lleva al hombre y la mujer a tornarse semidioses.

El arzobispo también recuerda que el Papa Francisco dijo que «en la cultura de lo provisorio, de lo relativo, muchos predican que lo importante es aprovechar el momento, que no vale la pena comprometerse por toda la vida, hacer elecciones definitivas para siempre, una vez que no se sabe lo que reserva el mañana». Hablando a los jóvenes hace un encargo, recuerda el Arzobispo: «Yo pido a ustedes que sean revolucionarios, que vayan contra la corriente; sí, en esto pido que se rebelen; que se rebelen contra esa cultura de lo provisorio que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de amar la verdad. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y rezo por ustedes. Tengan el coraje de ser felices».

Según Mons. Battisti, Dios tiene ira porque la cultura del individualismo, el yo decido, del hago lo que quiero, está cada vez más enraizada en el corazón del joven y el adulto. Él destaca que nadie tiene el derecho de destruir lo más puro y legítimo que cargamos en la vida: el don, el regalo de Dios, la capacidad de creer, la fe, nadie puede destruir. «Al mismo tiempo es un regalo de Dios a ser compartido, en la experiencia de ser discípulo del Señor Jesús», completa el prelado.

El Papa afirma: «la fe es una llama que se hace tanto más viva cuanto más es compartida, transmitida, para que todos puedan conocer, amar y profesar que Jesucristo es el Señor de la vida y de la historia». El arzobispo de Maringá enfatiza que ningún ser humano puede ocupar el lugar de Dios.

Por último, Mons. Battisti resalta que delante del descuido cultural, político y religioso, del liberalismo moral, del libre arbitrio sin medir las consecuencias, es preciso reaccionar de manera fuerte, vibrante, es preciso gritar, salir del acomodamiento ingenuo, ir para las calles y manifestar públicamente la insatisfacción, pues eso es vivir la ciudadanía de forma responsable.

Él afirma que no le asusta el grito de los inconformes, y sí el silencio de los acomodados, y que el mundo grita por el protagonismo del cambio, sin violencia. Para el prelado, se hace necesaria la superación de la apatía, de la inercia, es preciso salir a las calles y gritar contra la hipocresía política, por los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas, pero no podemos olvidar que el grito debe ser contra la inmoralidad, la idolatría de los deseos y sentimientos.

«Dios está descontento porque nos amó infinitamente, y después de más de dos mil años, la humanidad continúa alejada del corazón del Padre Dios. Tenemos un largo camino para recorrer, la hora es nuestra, vamos juntos a calmar la ira del Creador. Él no es vengativo, pero cobrará de todos nosotros la respuesta concreta de amarnos y ser amado. Dios está con ira», finaliza. (FB)

 

Fuente:: Gaudium Press

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