Papa Francisco: “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”

Mons. Carlos Escribano

Mons. Carlos EscribanoMons. Carlos Escribano       A los pocos días de ser elegido, Francisco, en su encuentro con los periodistas, les relataba el momento final de la votación en el Conclave. El Cardenal Hummes, cuando definitivamente fue elegido Papa le dijo: “no te olvides de los pobres”. Cuando terminaba de explicar el hecho y el por qué de la elección de su nombre inspirado en el de San Francisco de Asís, concluyó expresando un deseo: “¡Ah, cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!” (Encuentro con los periodistas, 16-3-2013).

Aquella frase quedo grabada en la memoria de muchos y fue ampliamente divulgada por los medios de comunicación. Podría parecer que fue un titular del momento, pero no. El Papa la ha vuelto a proponer en la exhortación Evangelii Gaudium (EvG) y en un contexto en el que, estoy convencido, va marcar la acción evangelizadora de la Iglesia: “quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos. Además de participar del sensus fidei, en sus propios dolores conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia” (EvG 198). Francisco sitúa a los pobres en el centro del camino de la Iglesia y de la nueva evangelización.

En ese empeño que la Iglesia debe desarrollar, “nuestro compromiso no consiste exclusivamente en acciones o en programas de promoción y asistencia; lo que el Espíritu moviliza no es un desborde activista, sino ante todo una atención puesta en el otro «considerándolo como uno consigo» (…) El pobre, cuando es amado, «es estimado como de alto valor», y esto diferencia la auténtica opción por los pobres de cualquier ideología, de cualquier intento de utilizar a los pobres al servicio de intereses personales o políticos. Sólo desde esta cercanía real y cordial podemos acompañarlos adecuadamente en su camino de liberación”. Únicamente esto hará posible que «los pobres, en cada comunidad cristiana, se sientan como en su casa. ¿No sería este estilo la más grande y eficaz presentación de la Buena Nueva del Reino?»”(EvG 199).

En nuestro compromiso con los más pobres, no podemos olvidar que la pobreza más radical que puede existir en la existencia de hombre es la ausencia de Dios: “Puesto que esta Exhortación se dirige a los miembros de la Iglesia católica quiero expresar con dolor que la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria” (EvG 200).

El Papa Francisco hace una propuesta evangelizadora de gran exigencia, que debe avivar en nosotros el entusiasmo misionero. Su llamada busca romper opciones evangelizadoras raquíticas, basadas en un relativismo práctico, que llegaría a determinar nuestra forma de vida: “este relativismo práctico es actuar como si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran, trabajar como si quienes no recibieron el anuncio no existieran” (EvG 80).

Retomamos el ritmo ordinario del curso pastoral, después de la celebración de la Navidad. Mantengamos vivo el entusiasmo evangelizador, buscando nuevos caminos para anunciar la Buena Noticia, en este 2014 que estamos estrenando.

+ Carlos Escribano Subías,
Obispo de Teruel y de Albarracín

Fuente:: Mons. Carlos Escribano Subías

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