Ser libre no es hacer lo que yo quiero, sino, lo que yo debo”, afirma el arzobispo de Londrina, Brasil

Londrina (Martes, 14-01-2014, Gaudium Press) «Las cuatro preguntas de la humanidad» es el título del último artículo de Mons. Orlando Brandes, arzobispo de la arquidiócesis de Londrina, en el estado de Paraná, Brasil. En el texto, el prelado hace una reflexión sobre los cuestionamientos en relación a la muerte, la libertad, la unidad y el sentido.

En lo que dice respecto a la pregunta sobre la muerte, Mons. Orlando recuerda que el tiempo es breve, todo pasa, y la muerte es segura. Para él, la certeza de la muerte nos hace reflexionar, preguntar y cambiar, pues nos obliga a pensar. Según el arzobispo, para el hombre moderno la muerte es tabú, para el hombre sin fe, la muerte es absurda, y para quien cree la muerte es puerta, entrada, inicio.

Muerte de San José, Catedral de Mallorca, España

«La interrogación sobre la muerte nos ayuda a cambiar lo que está errado, a fortalecer el bien, la justicia, el amor, a tener consciencia de nuestra fragilidad. Ella es la escuela de lo esencial. Los santos dicen: ‘el día de mi muerte será el día de la mayor fiesta de mi vida'», completa el prelado.

Otra cuestión presentada por el prelado sobre ese tema es que para los cristianos la muerte fue vencida por la resurrección de Jesús, es el inicio de la vida plena, es condición para la visión de Dios cara a cara. «Es el día natalicio para la eternidad de la alegría, en la luz, en la paz, en la comunión de los santos. Jesús ‘mató la muerte’. Nuestra vida no es tirada, sino transformada.

Para Francisco de Asís, la muerte es nuestra hermana porque nos lleva a estar con Cristo», evalúa Mons. Orlando.

Ya la pregunta sobre la libertad, de acuerdo con el arzobispo, nos lleva a concluir que lo que importa es ser libres del mal para la práctica del bien. Él destaca que el derecho a la libertad nos hace luchar por la democracia, por la liberación, por la inclusión, contra todas las esclavitudes y exclusiones. El prelado agrega que libertad sin responsabilidad es anarquía, libertad sin la verdad es libertinaje y Justicia sin libertad es dictadura.

«Ser libre no es hacer lo que yo quiero, sino, lo que yo debo. Libertad es don y tarea. Cristo nos liberó para ser libres, para vivir en comunión y participación, en relación con los otros a través del diálogo. Por la libertad somos interlocutores con Dios, con los otros y con la historia», subraya.

Con relación a la pregunta sobre la unidad, Mons. Orlando afirma que tenemos el deseo, el sueño, la expectativa de la unión, de la fraternidad, del ser familia, de la convivencia y del respeto mutuo. Conforme él, la división, la discordia, la agresión, la pelea, la violencia son siempre destructivas, al paso que de la unidad viene la paz, el bien querer, el éxito, la alegría.

«El otro no es una amenaza, un enemigo, un extraño, sino, un peregrino de la verdad, uno igual a nosotros en dignidad, un amigo, un hermano. La solidaridad, la interdependencia, la corresponsabilidad, la confraternización, el altruismo, el voluntariado son expresiones de la unidad».

Por último, el arzobispo de Londrina analiza la pregunta sobre el sentido, resaltando que sin dar significado y sentido a la vida, caímos en la ilusión, en el engaño, en el vacío, en la neurosis, en la depresión. Él explica que el sentido quiere decir razón para vivir, valores a defender, rumbo y brújula a seguir. Para el prelado, la pregunta por el sentido de la vida nos lleva a Dios, y la búsqueda de la verdad, del bien, de la libertad, de la justicia y de la belleza es señal de salud psíquica, de esperanza y de expectativa.

«El orden, el tiempo, la historia se construyen a partir del sentido y del significado que damos a los valores. La fe abre las puertas de nuevos horizontes, ideales, sueños. Todo tiene sentido, nada es inútil, existimos para ser más, crecer y llegar a la plenitud», concluye. (FB)