¡Permiso, gracias, perdón!
Mons. Joan E. Vives El Papa Francisco en su mensaje televisado para los fieles reunidos en Barcelona, en la Basílica de la Sda. Familia el pasado día 29, y hablando para las familias, nos dio tres palabras clave para vivir en familia y amarse a imagen de la Santa Familia de Jesús, María y José, y dijo con fuerza: hay que saber pedir permiso, dar gracias, y pedir perdón. Son los tres pilares que se sitúan en el centro de una familia que viva en paz y alegría. Las podríamos hacer nuestras y vivirlas como objetivos prioritarios en la familia, y más allá, haciéndoles palabras orientadoras para la vida de fe y la vida social en general.
La primera de las tres palabras, permiso, remarca que en la familia y en el conjunto de nuestra vida social, uno no debe interferirse, inoportunamente, en la vida e intimidad del otro, sin su permiso. Hay que saber ser delicado, generoso, oportuno, callado cuando convenga y dialogante siempre… Preguntar en el momento adecuado, sostener y saber esperar para cuando el otro se querrá abrir y nos comunicará sus secretos o confidencias. Nunca agresivos sino saber entrar en la confianza hacia el otro, con delicadeza, y escuchar con paciencia y amor…
También hay que saber dar gracias, sin ser egoísta, sin pensar que yo soy el centro del mundo, o que todo debe pasar por mí… Amar es agradecer, ser reconocido a lo que los otros nos han dado y nos dan en la vida. Empezando por rememorar de vez en cuando cuán pobres y desvalidos seríamos sin la ayuda de los que nos aman, y nos han aguantado y mantenido. Saber agradecer los apoyos materiales y las ayudas espirituales. Y educar en el agradecimiento. Porque un corazón agradecido buscará la fe y la verdad…
Y la tercera palabra, perdón, es también muy fecunda para nuestra vida. Cuando hacemos las cosas mal y lo reconocemos humildemente, sin orgullo, y otros nos toleran, lo olvidan, no nos lo restriegan constantemente, entonces experimentamos el gozo de ser aceptados y queridos. Perdón y amor van muy unidos, sobre todo si aceptamos que siempre tendremos debilidades, más o menos visibles, y que será necesario que los más cercanos no nos las echen en cara, o nos hundan con nuestros errores. Perdonar es olvidar y reconciliar. Y forma parte del dinamismo familiar y social del vivir.
También en ese día, desde Roma, el Papa ofreció una oración a la Sda. Familia que podemos hacer nuestra, encomendando el Sínodo para la familia:
“Jesús, María y José, en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, y a vosotros, confiados nos dirigimos.
Sagrada Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugares de comunión y cenáculos de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.
Sagrada Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias experiencias de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Sagrada Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos pueda despertar en todos la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén.”
+ Joan E. Vives Sicilia
Arzobispo de Urgell
Fuente:: Mons. Joan E. Vives
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