Papa afirma que debemos preservar nuestra pequeñez para dialogar con el Señor
Ciudad del Vaticano (Miércoles, 22-01-2014, Gaudium Press) En la Casa Santa Marta, el Papa Francisco celebró su Misa matutina este martes 21, centralizando su homilía en el diálogo de Dios con sus hijos.
Según el Santo Padre, «la relación del Señor con su pueblo es personal», «siempre de persona a persona», jamás es un diálogo con la masa.
«El Señor jamás habla a las masas. Siempre habla personalmente, con los nombres. Y escoge personalmente. El relato de la creación muestra eso: es el propio Dios que con sus manos, artesanalmente, hace al hombre y le da un nombre: ‘Tú te llamas Adán’. Y así comienza aquella relación entre Dios y la persona», dijo.
Para el Pontífice, existe además una relación entre Dios y nosotros, los pequeños, pues el Señor, cuando debe escoger a las personas, inclusive a su pueblo, siempre escoge los menores.
Prosiguiendo, el Papa cree que Dios escoge a su pueblo porque es «el menor» y tiene «menos poder» que los otros pueblos.
En la primera lectura del día, el Papa observó que «se ve claramente esa actitud del Señor», pues «el hombre ve la apariencia, pero el Señor ve el corazón» y escoge según sus criterios, llamando «a los débiles y los dóciles, para confundir a los potentes de la tierra».
«Todos nosotros con el Bautismo fuimos elegidos por el Señor. Todos somos elegidos. Él nos escogió uno a uno. Nos dio un nombre y nos mira».
Pensando en el «diálogo entre el Señor y nuestra pequeñez», el Santo Padre reflexionó: «me pregunto dónde está la fidelidad cristiana».
Luego, el Papa respondió:
«La fidelidad cristiana es simplemente preservar nuestra pequeñez, para que pueda dialogar con el Señor. Por eso la humildad, la docilidad y la mansedumbre son tan importantes en la vida del cristiano, porque preservan la pequeñez, tan estimada por Dios. Y será siempre el diálogo entre nuestra pequeñez y la grandeza del Señor».
Al final de la Celebración Eucarística, el Pontífice rezó para que el Señor nos dé, por intercesión de San David y por Nuestra Señora nos dé la gracia de preservar nuestra pequeñez delante de Él. (LMI)
Fuente:: Gaudium Press