Adviento 2013
Mons. Salvador Giménez El Año Litúrgico empieza con el tiempo del Adviento. Tiene su centro en el domingo de la Pascua de la Resurrección del Señor, con un tiempo de preparación, la Cuaresma, otro tiempo posterior, llamado pascual que llega hasta la fiesta de Pentecostés, y termina con la solemnidad de Cristo, Rey del Universo, recogiendo el llamado Tiempo Ordinario que se extiende durante más de treinta semanas.
Hoy es el primer domingo de este periodo de la Iglesia centrado en esperar, desear y cooperar a la venida de Jesucristo, el Mesías de Dios. Todos los cristianos se preparan con intensidad durante cuatro semanas para vivir con inmensa alegría el nacimiento del Salvador.
Es conocido por todos que, con el desarrollo del Año Cristiano, la Iglesia desea que, contemplemos, celebremos y recordemos los misterios de la vida del Señor y cómo extrae cada uno de sus seguidores las consecuencias adecuadas para su propia vida. La Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia proporcionaba elementos suficientes para que todos los cristianos participaran cada año con provecho del acontecimiento de Jesucristo. Decía la referida constitución: “Revísese al año litúrgico de manera que, conservadas o restablecidas las costumbres e instituciones tradicionales de los tiempos sagrados de acuerdo con las circunstancias de nuestra época, se mantenga su índole primitiva para que alimente debidamente la piedad de los fieles en la celebración de los misterios de la redención cristiana, muy especialmente del misterio pascual” (SC 107). Se dispuso que hubiera más presencia de la Sagrada Escritura en las celebraciones articulando en tres años (llamados ciclos A, B y C) la proclamación y escucha de los cuatro evangelios y numerosos pasajes del Antiguo Testamento y los otros escritos del Nuevo.
Durante este año (diciembre de 2013 y todo el año 2014) caminaremos litúrgicamente con el Ciclo A proclamando el evangelio de san Mateo. Así sucederá también en este tiempo de Adviento con las lecturas evangélicas.
Otro gran personaje bíblico al que escucharemos es el profeta Isaías, cuyas palabras, frases e imágenes literarias encierran la actitud básica del que espera la salvación que trae el Mesías. Es un tiempo para pedir a Dios la virtud de la esperanza. Para alimentar nuestra vida con la esperanza de la venida del Señor y con la esperanza de la vida eterna, que da sentido pleno a nuestras aspiraciones humanas ancladas en la vida terrena.
Además de los aspectos celebrativos nos obligamos los cristianos a llevar a la vida diaria, con la familia, en el trabajo y en medio de la implicación social, las consecuencias de nuestro adviento personal. Nuestra preparación se debe basar en la austeridad de vida, en la cercanía y solidaridad con los que sufren, en el servicio a los que nos necesiten. Ahí tenéis como modelos, en el centro del Adviento, a san Juan Bautista y a la Virgen María. Nos dan ejemplo de vida y de esperanza.
† Salvador Giménez Valls,
Obispo de Menorca
Fuente:: Mons. Salvador Giménez Valls
Leer mas http://www.agenciasic.com/2013/12/01/adviento-2013/