La Medalla Milagrosa
Lleve al cuello – con fe – la medalla milagrosa. ¡Recibirá gracias abundantes!
Su historia comenzó en 1830, cuando la Santísima Virgen se apareció, en tres ocasiones, en París a Catalina Labouré, por entonces novicia de las Hijas de la Caridad, instituto religioso constituido con fines religiosos y de asistencia a los más necesitados, fundado por San Vicente de Paúl.
En estas apariciones, la Virgen María pidió expresamente que acuñara una medalla con la frase:
«¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!», prometiendo abundantes gracias a toda persona que la use con fe y devoción.
La medalla de este envío es una fiel réplica, tal como la Virgen pidió, acompañada de su novena.