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D. Carlos Granados García es Profesor de Sagrada Escritura en la Universidad San Dámaso. El pasado 7 de noviembre expuso y desarrolló el documento “Lumen Fidei”, del Papa Francisco, en el Obispado de Plasencia para los asistentes a la primera conferencia de la Formación Permanente del Clero de este nuevo curso.
–¿Qué es la Encíclica Lumen Fidei? ¿Qué nos dice el Papa con ella?
–La Encíclica Lumen Fidei es la culminación de un pontificado (el de Benedicto XVI) y el punto de partida de otro (el del Papa Francisco): ambos se encuentra en la fe. Esta Encíclica es el punto de llegada de dos documentos anteriores: “Deus Caritas Est” (caridad) y “Spe Salvi” (esperanza). Se completa así el ciclo de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Pero esta Encíclica es sobre todo una respuesta audaz a la crisis de fe que vivimos en nuestro mundo actual.
–¿En qué consiste dicha crisis?
–En que el hombre ha dejado de ver, no es capaz de mirar de verdad, han perdido la profundidad de la mirada. Hay quien dice que la crisis consiste en que el hombre moderno lo reduce todo a la materia y a los sentidos. Me parece, sin embargo, que lo malo no es reducirlo todo a lo sensorial, sino pensar, creer y vivir como si lo sensorial fuera solamente sensorial, como si la materia fuera solamente materia, y no percibir la presencia de Dios, la presencia encarnada del Verbo, como semilla de verdad, en cada elemento sensorial y material. La Lumen Fidei quiere hacernos recuperar el estupor ante esta afirmación: es posible ver a Dios; quien cree ve.
–¿Para qué nos sirve a los cristianos esta Encíclica?
-Esta Encíclica busca servir a todo el mundo, no solo a los cristianos; por eso dice LF 51 que “la fe es un bien para todos, es un bien común”. Nos sirve, por tanto, a todos. La fe es una luz potente que ilumina toda nuestra existencia; pero una luz tan potente, con tanta capacidad de dar sentido, no puede venir de nosotros mismos, sino de “una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios” (LF 4). La fe salva nuestro mundo pero no nos saca del mundo (no nos “salva de” nuestro mundo). La fe confesada, realizada en los sacramentos, vivida por el decálogo y hecha oración, nos comunica el amor de Dios. Con ello también “nos ayuda a edificar nuestras sociedades, para que avancen hacia el futuro con esperanza” (LF 51).
–¿Qué nuevas aportaciones realiza el Papa Francisco a la Encíclica escrita por su predecesor?
–El Papa Francisco afirma que él se encontró la Lumen Fidei ya prácticamente acabada y que solo introdujo ligeros retoques. Desde luego hay momentos en que el estilo y el vocabulario suenan a Papa Francisco, por ejemplo, cuando se habla del “desierto del «yo» autorreferencial, cerrado en sí mismo”, usando la palabra “autorreferencial” que tanto gusta al Papa Francisco para exorcizar el peligro de una Iglesia o un cristiano que vive solo en referencia a sí mismo. En todo caso, pienso que lo esencial es percibir la continuidad y agradecer a Dios esa unidad que es perfectamente perceptible entre ambos Papas.
–En su ponencia sobre la Encíclica Lumen Fidei, ¿qué puntos ha desarrollado? ¿Qué enfoque le ha dado a su exposición?
–La ponencia ha desarrollado sobre todo la siguiente idea: “quien cree ve”. Frente a esa imagen de una fe ciega he querido resaltar el aspecto luminoso de la fe. De esta tesis se sigue: que la fe no es algo privado (entre Dios y yo) sino que se puede comunicar, que la fe no es algo meramente interior, que se decide en una opción interior y secreta, sino que es luz que transfigura toda la vida; que la fe no es ajena a la razón ni a la ciencia ni a la lógica de las cosas del mundo, sino que puede y debe dialogar.
De esta comprensión de la fe como luz se sigue también la necesidad de “aprender a ver”. El ojo no es una cámara fotográfica. El ojo no es neutro. El ojo está por su propia naturaleza dirigido al bien y abierto a la fe. Yo puede cegar mis ojos, impedirles que vean a Dios en su creación, impedirles que vean el milagro de la dignidad de la persona, impedirles que perciban el misterio de la luz que se me regala. Cuando obro así, doy un salto: el salto de la incredulidad. Pero si me mantengo en el círculo luminoso de la luz que se me regala, entonces me pongo en camino hacia la fe. La propia luz natural me va conduciendo hacia una apertura a la luz sobrenatural. Para hacer este camino es necesario aprender a mirar. Y en esto consiste la gracia pues el Espíritu Santo enseña precisamente a mirar. Este ha sido otro de los puntos clave de la conferencia.
(Iglesia en Plasencia – dicoesisplasencia.org)
Fuente:: SIC
(RV).- Presentada esta mañana la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium con la que el Papa Francisco desarrolla el tema del anuncio del Evangelio al mundo actual. Una nueva etapa evangelizadora caracterizada por la alegría, la renovación, el diálogo y el encuentro de una Iglesia profética con las puertas abiertas.
El Papa invita a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, a no encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos”. Es necesaria “una conversión pastoral y misionera, que no deje las cosas como están”. Una “reforma de las estructuras” eclesiales para que “todas ellas se vuelvan más misioneras”. El Pontífice piensa también en “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle. Y afirma que “no se realizó plenamente” la aplicación de la colegialidad. Es necesaria “una saludable descentralización” dice el Papa que subraya que en esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia.
Signo de la acogida de Dios es “tener templos con las puertas abiertas en todas partes” para que todos los que buscan no se encuentren “con la frialdad de unas puertas cerradas”. El Papa reitera que prefiere una Iglesia “herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia… donde tantos hermanos nuestros vivan” sin la amistad de Jesús. “La mayor amenaza” indica Francisco es “el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando”. Exhorta a no dejarse vencer por el “pesimismo estéril” poniendo en marcha “la revolución de la ternura”. Es necesario huir de la “espiritualidad del bienestar” y vencer “la mundanidad espiritual” que consiste en “buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana”.
El Pontífice lanza un llamamiento a las comunidades eclesiales a no caer en envidias ni en celos “dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades. Subraya la necesidad de hacer crecer la responsabilidad de los laicos. Afirma que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. Señala que los jóvenes deben tener “un protagonismo mayor”. Frente a la escasez de vocaciones en algunos lugares, afirma que “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones”. Afrontando el tema de la inculturación, recuerda que “el cristianismo no tiene un único modo cultural” y que el rostro de la Iglesia es “pluriforme”. Y en ese sentido reafirma la “fuerza activamente evangelizadora” de la piedad popular.
Se detiene “con cierta meticulosidad, en la homilía” el Santo Padre. Dice que “debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”, debe “hacer arder los corazones”, huyendo de “una predicación puramente moralista o adoctrinadora”. Subraya la importancia de la preparación: “Un predicador que no se prepara no es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable”.
Hablando de los retos del mundo contemporáneo, el Papa denuncia el sistema económico actual: “es injusto en su raíz”. “Esa economía mata” porque predomina “la ley del más fuerte”. La cultura actual del “descarte” ha creado “algo nuevo”: “Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»”. Vivimos en una “nueva tiranía invisible, a veces virtual”, de un “mercado divinizado” donde imperan la “especulación financiera”, “una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta”. Denuncia los “ataques a la libertad religiosa” y “las nuevas situaciones de persecución a los cristianos. “La familia -prosigue el Papa- atraviesa una crisis cultural profunda”. Insistiendo en “el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad”, subraya que “el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que…desnaturaliza los vínculos familiares”.
El Papa Francisco reafirma “la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana” y el derecho de los pastores “a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas”. “Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica” antes que sociológica. “Por eso -dice- quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos”. “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres… no se resolverán los problemas del mundo”.
El Papa invita a cuidar a los más débiles: “los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados” y los migrantes, por los que exhorta a los países “a una generosa apertura”. Habla de las víctimas de la trata de personas y de nuevas formas de esclavitud…y de los “doblemente más pobres: las mujeres, los niños y los más débiles. “Los niños por nacer, son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana”. “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. El Papa a continuación hace un llamamiento al respeto de todo lo creado.
Por cuanto respecta al tema de la paz, el Papa afirma que “es necesaria una voz profética” cuando se quiere construir una reconciliación falsa que “silencie” a los más pobres mientras “algunos no quieren renunciar a sus privilegios”. Para la construcción de una sociedad “en paz, justicia y fraternidad” apunta el Papa hay que “trabajar a largo plazo, que “la unidad prevalezca sobre el conflicto y evitar que la política y la fe se reduzcan a la retórica”.
“La evangelización -continúa el Papa- también implica un camino de diálogo” que abre a la Iglesia para colaborar con todas las realidades políticas, sociales, religiosas y culturales. El ecumenismo es “un camino ineludible de la evangelización”. Es importante el enriquecimiento recíproco “en el diálogo con los hermanos ortodoxos. “El diálogo y la amistad con los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús”; “el diálogo interreligioso, especialmente con el Islam, es una condición necesaria para la paz en el mundo”. El Papa implora “humildemente” para que los países de tradición islámica aseguren la libertad religiosa a los cristianos, también “¡teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales!”. Reitera de este modo la importancia del diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes.
El último capítulo está dedicado a los “evangelizadores con Espíritu”, que son aquellos que “se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo” que “infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás”. “Sólo puede ser misionero -añade- alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás. La Exhortación concluye con una oración a María “Madre del Evangelio”.
ER RV
Fuente:: News.va
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Con el título “Francisco, el Papa”, los profesores en el Instituto de Filosofía Edith Stein de la Archidiócesis de Granada, Marcelo López Cambronero y Feliciana Merino, asimismo Director de este Instituto y Directora del Centro de Estudios Maryam de la Archidiócesis, respectivamente, hablarán sobre la persona y el pensamiento del Santo Padre.
La conferencia tendrá lugar este próximo jueves, 28 de noviembre, a las 19:30 horas, en el salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio, del Arzobispado de Granada (Plaza Alonso, s/n. Edificio Curia Metropolitana) en la que abordarán aspectos como quién es el Papa Francisco, qué Iglesia quiere, cómo salvó a personas durante la dictadura antes de ser elegido Santo Padre, qué reformas va a hacer y si es un Papa para los pobres. La entrada es libre y gratuita.
Presentación de “Francisco, el Papa manso”
Con esta conferencia, en la que está prevista la intervención del Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, ambos profesores presentarán el libro “Francisco, el Papa manso”, editado por Planeta Testimonio.
El libro “Francisco, el Papa manso” nace de una investigación encargada por una revista norteamericana a Marcelo López y Feliciana Merino sobre el genocidio y la dictadura argentina. A medida que avanzó la investigación apareció en ella la figura de Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, que llamó la atención de ambos autores, cautivados por su pensamiento y vida en aquellos años.
“Francisco, el Papa manso” se centra en la biografía de Jorge Bergoglio, incluido su pensamiento y reflexiones, como joven jesuita, como Arzobispo de Buenos Aires y, hoy, como Papa.
Entre otros aspectos, el libro aborda la dictadura argentina y cuenta cómo Jorge Bergoglio logró ocultar a personas perseguidas por la dictadura argentina de Videla. Asimismo, el volumen aclara su actitud ante la teología de la liberación y sus reflexiones sobre la influencia de esta corriente en el pensamiento latinoamericano, así como el compromiso que mantuvo contra las mafias que se dedican a la explotación sexual y a la trata de personas en Argentina.
Asimismo, el libro incluye un archivo documental, en su mayor parte inédito, en el que los documentos de los servicios secretos de diversos países revelan la brutal campaña sostenida contra la sociedad y la Iglesia por las dictaduras militares de la época.
El título del libro responde a la idea de “mansedumbre” entendida no como debilidad, sino como fuerza por ser una vida de entrega e implicación en el mundo, no con el uso de la ideología violenta o medios conflictivos, sino de la vida centrada en Cristo.
Conferencia “Francisco, el Papa” y presentación del libro “Francisco, el manso”
Cuándo: jueves, 28 de noviembre
Hora: 19:30 horas
Dónde: salón de actos del CC. Nuevo Inicio
Plaza Alonso Cano, s/n. Edificio Curia Metropolitana
Intervienen:
-Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada
-Marcelo López Cambronero, Director y profesor en el Instituto de Filosofía “Edith Stein” de la Archidiócesis
-Feliciana Merino Escalera, Directora del Centro de Estudios “Maryam” de la Archidiócesis y profesora en el Instituto de Filosofía “Edith Stein” de la Archidiócesis
Fuente:: SIC
La primera edición de la Guía Diocesana de Hermandades y Cofradías de la archidiócesis de Toledo ha sido presentada esta mañana en el Salón de Concilios del Arzobispado de Toledo y su publicación responde al objetivo del Plan Pastoral Diocesano 2013-2014: Promover el asociacionismo de los laicos, contemplado desde una espiritualidad de comunión y desde su inserción en las parroquias y en la diócesis.
En el acto de presentación a los medios de comunicación han participado el Obispo auxiliar de Toledo, Mons. Ángel Fernández Collado, el vicario episcopal de la Mancha y coordinador del área pastoral de apostolado seglar, don Emilio Palomo Guío, y el delegado diocesano de religiosidad popular, hermandades y cofradías, don José Antonio Martínez García.
En la Guía se recogen poco más de cuatrocientas hermandades y cofradías: aquellas que han venido renovando estatutos, según el estatuto-marco publicado en el Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo, de enero de 2007, o han tenido nombramiento de nuevos hermanos mayores o presidentes, o han enviado balances económicos.
El número total de hermandades de las que la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías tiene noticias, a través de la información que le han proporcionado los párrocos y consiliarios, es de casi 700 hermandades, aunque todavía faltan hermandades que deben ponerse al día en la renovación de estatutos, en los nombramientos de sus presidentes y en las cuestiones económicas.
Los datos que recoge la Guía son: nombre de la hermandad o cofradía, consiliario, hermano mayor, número de hermanos, año histórico del que tenemos noticia de su existencia, fecha de erección canónica y fecha del último nombramiento de su hermano mayor. En los próximos años se renovará esta primera Guía de Hermandades y Cofradías, procurando incluir las hermandades que en un futuro renueven los estatutos y acudan a las convocatorias diocesanas.
Consejo Asesor
En esta primera edición aparecen también los miembros que integran el Consejo Asesor de la Delegación diocesana de Religiosidad popular, hermandades y cofradías, que son los que proponen los objetivos y actividades al Consejo Diocesano de Pastoral. En este Consejo Asesor se encuentran representadas todas la juntas de hermandades y cofradías de Semana Santa de la archidiócesis de Toledo, sacerdotes que trabajan en este sector pastoral y otros cofrades asesores, expertos en temas jurídicos y financieros.
El próximo sábado, 30 de noviembre, se creará la Junta de Hermandades y Cofradías Marianas de la Archidiócesis de Toledo, que aglutinará a todas las hermandades marianas que no forman parte de alguna de las Juntas de hermandades de Semana Santa. El acto tendrá lugar a las 18 h. en la Parroquia de las Santas Justa y Rufina.
Además, entre los días 10 y 12 de enero, tendrá lugar las II Jornadas diocesanas de Pastoral, donde habrá un taller dedicado a la religiosidad popular y la caridad. En este taller están invitadas tres hermandades sevillanas de gran popularidad que presentarán sus proyectos sociales que llevan realizando hace más de veinte años.
Fuente:: SIC
Mons. Joan E. Vives En la gozosa solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo concluimos el Año de la Fe que venimos celebrando desde octubre de 2012, convocados por el Papa Benedicto XVI y acompañados en su segundo tramo por el Papa Francisco, quien últimamente ha tenido encuentros significativos con los seminaristas y novicios, con los catequistas y con las familias. A todos nos exhortan a mantenernos firmes en la fe que profesamos, siendo sal y luz para nuestro mundo, cuidando la relación personal con Jesucristo, que nos revela al Padre y nos hace el don del Espíritu Santo, que nos transforma en apóstoles y mensajeros de su caridad ardiente.
“Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre” (Hb 13,8) todas las generaciones podemos conocerlo y gozar de su amistad, que es vida y salvación. Él es la Puerta siempre abierta, que no se cierra con esta clausura del Año de la fe; queda abierta para que pasemos por ella, para que entremos en la comunión con el Padre del cielo. “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará” (Jn 10,9). Y por la fe tenemos acceso a Él, y por Él a una vida nueva, feliz, plena. ¿Qué seríamos sin la fe en Jesucristo? Después de la vida, es el don más grande que jamás hayamos recibido: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5). “¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68). Agradezcamos hoy a todos aquellos que nos han transmitido la fe a través de la Iglesia santa, que por sus hijos e hijas nos ha comunicado la fe y por el bautismo nos ha transformado la existencia y nos ha hecho realmente hijos de Dios y herederos de la vida que no terminará nunca. Por eso, como aquella inscripción que leí en un reloj de sol, podemos decir: “yo sin sol, y tú sin fe, nada somos”.
Jesús nos sigue invitando como al jefe de la sinagoga, “No temas; basta que tengas fe” (Mc 5,36) y nosotros queremos responder como el padre del evangelio: “¡Creo, pero ayuda mi falta de fe!” (Mc 9,24). Que la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Jesucristo, sea nuestra gran fuerza en medio de las tribulaciones, las tentaciones o las necesidades… y que por la gracia del Espíritu Santo la mantengamos fielmente hasta el final de nuestra vida en la tierra, cuando el Señor vendrá a buscarnos: “Volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros” (Jn 14,3).
La fe debe ponernos en un camino de servicio, de entrega y donación por amor. La fe es esperanza y la fe es amor. Fe, esperanza y caridad son las tres dimensiones de una única respuesta al amor tan inmenso que Dios nos tiene: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Alegrémonos y que nuestra vida cristiana dé testimonio de nuestra fe, con alegría, con amor, con valentía. El Año de la Fe debe dejar en nosotros un poso de verdad, de gozo sincero, de comunión filial y agradecida con la Iglesia, de renovado compromiso evangelizador. Debe conducirnos al convencimiento de que formamos una comunidad unida y que se ama, para que el testimonio sea realmente creíble. Y nos debe llevar a practicar esta fe y a alimentarla con la Palabra, los sacramentos y el amor sincero, con el compromiso de vida, para que no muera o se diluya. La fe es un gran tesoro. Por eso en la clausura del Año de la fe y encarando la misión apasionante que tenemos por delante, unidos al Papa Francisco, le decimos como los apóstoles: “Señor, ¡auméntanos la fe!” (Lc 17,5).
+ Joan E. Vives
Arzobispo de Urgell
Fuente:: Mons. Joan E. Vives
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Mons. Eusebio Hernández Queridos hermanos y amigos:
Hoy 24 de noviembre, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, concluye el Año de la Fe. Un tiempo durante el cual el papa Benedicto XVI y, posteriormente, el papa Francisco, han invitado a todos los fieles a que comprendamos más profundamente el fundamento de la fe cristiana, que podría resumirse como encuentro con un acontecimiento, con una Persona que da a la vida un nuevo horizonte y una orientación decisiva.
La fe es un viaje espiritual que nos cambia la vida y nos llena de fuerza, arrojando luz que ayuda a comprendernos y a comprender a los demás y a entender la vida y el mundo. Esta luz ilumina los anhelos de felicidad, de paz y de amor que están anclados en el centro de nuestros corazones.
Por ello la conclusión del Año de la Fe no es un punto final de una realidad que termina es un punto de inicio, un impulso para que la fe sea el motor que anima la vida de cada cristiano y cada comunidad.
Como miembros de la Iglesia este Año de la Fe todos hemos debido sentir la llamada a ser siempre fieles a nuestro Maestro, Jesucristo, que nos invita continuamente a anunciar con palabras, obras y actitudes la salvación que Él nos regala.
Para los obispos, presbíteros y diáconos debe suponer una apertura al Espíritu Santo para sabernos siempre acompañados por Él y poder así pedirle la respuesta oportuna que debemos dar ante los retos que nos presenta nuestra acción pastoral y para no sentirnos desfallecidos o desorientados ante las dificultades.
Junto a los pastores, para los religiosos y fieles laicos dedicados al cuidado pastoral de alguna parcela de la Iglesia, el Año de la Fe debe también suponer una actitud de dejarnos guiar por la luz de la palabra de Dios, que ilumina y salva. En las distintas actividades pastorales -catequesis, enseñanza, Cáritas- el cristiano se debe sentir impulsado por la fuerza de la Palabra.
Una mención especial merecen las familias, un elemento fundamental de la Iglesia. Este Año de la Fe debe suponer para ellos el saber captar el don de la fe y vivir en ella para saber afrontar con amor las dificultades y pruebas de la vida, constituyéndose en los que son: Iglesia doméstica.
El Año de la Fe ha debido ser una oportunidad para sensibilizarnos para trabajar por un mundo mejor y más justo, intentando motivarnos a una vida más comprometida, caritativa y constructiva. Es, en definitiva, el ejercicio del amor por parte de la Iglesia como “Comunidad de Amor”.
Al clausurar este año de gracia y renovación de la fe en cada miembro de la Iglesia no hemos puesto un punto final, supone un punto de inicio un impulso renovado para vivir y profesar con palabras y obras nuestra fe, hasta el día en que oigamos de Cristo, como hemos escuchado en el Evangelio de esta solemnidad: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
+ Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona
24 de noviembre de 2013
Fuente:: Mons. Eusebio Hernández Sola
Mons. J. Leonardo Lemos Mis queridos amigos y amigas:
Al inicio de un nuevo curso de catequesis me dirijo a vosotros para recordaros, con toda mi alma, que la fe es uno de los grandes regalos que hemos recibido. El buen Dios nos lo entregó por medio de nuestros padres, abuelos, sacerdotes, catequistas y profesores, ¡dadle gracias!
Muchas veces, a lo que más vale no le damos importancia, sin embargo, la tiene, ¡y mucha! Cuando asistimos a la catequesis en la parroquia –el lugar adecuado para ella- no sólo aprendemos cosas, sino que nos enseñan a vivirlas dentro de ese ámbito maravilloso que es la Iglesia, a la que debemos querer, a pesar de lo que nos digan de ella o de lo que podáis contemplar en algunos de aquellos que la representan visiblemente. ¡La Iglesia es más que aquello que vemos!
Quisiera pediros, como padre y hermano, amigo y obispo, que me preocupo del bien de vuestra vida, que no dejéis de asistir a la catequesis. No permitáis que os atrapen otras cosas que, siendo en sí buenas, siempre tenemos muchos momentos a lo largo de la semana para realizarlas. Sin embargo, la asistencia a la catequesis y a la Misa dominical es una cita que todos tenemos con ese gran amigo que es Jesús, que por amor a todos se entregó en la cruz, sufrió la muerte y hoy está vivo entre nosotros, alegrándonos con su presencia a través del don de la Iglesia, de los sacramentos, de su Palabra, del sacerdote, de los catequistas, ¡de todos!
En la catequesis aprenderéis a descubrir y a vivir esa presencia de Jesús, una presencia que os invita a que le tratéis de tú a tú, con vuestra oración; una presencia que os ayudará a ser amigos de los amigos, mejores alumnos y compañeros solidarios.
Mis queridos amigos y amigas: el mundo y nuestra sociedad necesita vuestra presencia y alegría. No dejéis que vuestros pueblos, villas, aldeas y ciudades pierdan la alegría de vuestra presencia. Tampoco la Iglesia, esa casa en medio de los hogares en donde habitáis, ese lugar abierto en el que vive de manera especial Jesucristo: Él necesita vuestra compañía. ¡Qué poco nos pide el que nos quiere tanto y se entregó por nosotros!
Nos suplica con la mirada de sus ojos divinos –sin ruido de palabras, que es como habla Dios- que vayamos a la Misa dominical y festiva; que invitéis a vuestros compañeros y amigos.
¡Ah!, no os olvidéis de invitar también a vuestros hermanos mayores, a los papás y a los abuelitos. De este modo, cada domingo será una auténtica fiesta porque será el día de la Iglesia y la Iglesia es, sobre todo, una familia.
Os pido que recéis por mi. Os aseguro que rezaré por vosotros y por vuestra familia, que siento como mía. Os bendice.
+ J. Leonardo Lemos Montanet
Obispo de Ourense
Fuente:: Mons. José Leonardo Lemos Montanet
Leer mas http://www.agenciasic.com/2013/11/26/carta-a-los-ninos-con-motivo-del-inicio-de-la-catequesis-2013/
Asociación de seglares, que se dedica a trabajar en la Nueva Evangelización, en estrecha comunión con el Santo Padre, los Obispos y Sacerdotes de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima
C/ Balbina Valverde, 23 – Local
28002 Madrid – España
Tel. +34 912 770 770
Whatsapp +34 667996265
correo@salvadmereina.org
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