(RV).- (con audio) Nunca el dinero y la victoria a toda costa, puentes y no muros, la Iglesia alienta el lenguaje universal del deporte, destaca el Papa El deporte esté al servicio de la paz, de la justicia y de la solidaridad, promoviendo, en particular en los jóvenes, el compartir y la hermandad, es la exhortación de Francisco, en su cordial bienvenida a los delegados de los Comités Olímpicos Europeos, a los que recibió en audiencia este sábado.
Después de expresar su aprecio a cuantos, en ámbito europeo, están comprometidos en favorecer, por medio del deporte, el desarrollo de las personas y la fraternidad social, el Santo Padre reiteró el apoyo de la Iglesia a la actividad deportiva, como instrumento de promoción de los valores humanos y religiosos, que son cimiento de una sociedad más justa y solidaria:
«Los lazos entre la Iglesia y el deporte son una bella realidad que se ha ido consolidando en el tiempo, porque la Comunidad eclesial ve en el deporte un válido instrumento para el crecimiento integral de la persona humana. La práctica del deporte, en efecto, estimula una sana superación de sí mismos y de los propios egoísmos, entrena el espíritu de sacrificio y, si se enfoca correctamente, favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad y el respeto de las reglas. Es importante que cuantos se dedican al deporte, en los distintos niveles, promuevan los valores humanos y religiosos que son la base de una sociedad más justa y solidaria. Ello es posible, porque el lenguaje del deporte es un lenguaje universal, que supera las fronteras, los idiomas, las razas, las religiones y las ideologías; tiene la capacidad de unir a las personas, favoreciendo el diálogo y la acogida. ¡Este es un recurso muy valioso!
En particular, el Papa quiso alentar la formación de la juventud a la paz y la fraternidad:
«Deseo alentar las instituciones y las organizaciones como la de ustedes, que proponen, en especial a las jóvenes generaciones, itinerarios deportivos de formación a la paz, al compartir y a la convivencia entre los pueblos. ¡La actividad deportiva se caracteriza por unir y no por dividir! También los cinco anillos entrelazados, símbolo y bandera de los Juegos Olímpicos, representan el espíritu de fraternidad que debe caracterizar la manifestación olímpica y la competición deportiva en general».
También alentó el Santo Padre a tutelar la armonía, la rectitud, el rigor moral y la función educativa, que debe caracterizar siempre al deporte, sin reducir nunca a los atletas a mera mercancía, por afán de dinero o de éxito:
«Cuando el deporte se considera sólo según los parámetros económicos o para lograr la victoria a toda costa, se corre el riesgo de reducir a los atletas a mera mercancía de la que hay que sacar provecho. Los mismos atletas entran en un mecanismo que los atropella, pierden el verdadero significado de sus actividades, aquella alegría de jugar que los atrajo cuando eran chicos y que los ha llevado a hacer tantos sacrificios y a llegar a ser campeones. El deporte es armonía, pero si prevalece el afán desmedido de dinero y de éxito esta armonía se despedaza. Ustedes, como dirigentes olímpicos están llamados a impulsar la función educativa del deporte. Todos somos conscientes de la gran necesidad de formar a los atletas animados por la rectitud, el rigor moral y un agudo sentido de responsabilidad».
(CdM – RV)

Fuente:: News.va

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23 de Noviembre de 2013 / 0 Comentarios

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Iglesia en Estados unidos celebra victoria jurídica en favor de la libertad religiosa

Washington (Sábado, 23-11-2013, Gaudium Press) Como «una significativa victoria para los derechos de conciencia» calificó la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) la reciente decisión de una Corte Federal en Pennsylvania de suspender provisionalmente para varias instituciones católicas el cumplimiento del mandato antinatalista del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS). La suspensión se produjo en medio del proceso de una demanda interpuesta por las Diócesis de Pittsburgh y Erie y otras organizaciones.

La Corte expresó que los demandantes «tienen probabilidad de éxito» en demostrar que el mandato, que impone la inclusión de fármacos abortivos, esterilización y anticonceptivos en el plan de salud de los empleados, vulnera la libertad religiosa de las instituciones religiosas. El mandato, declara, «impone una carga sustancial sobre el derecho de los demandantes de ejercer libremente su religión». Por estos motivos suspendió su aplicación temporalmente y evitó de esta forma cuantiosas multas para las organizaciones católicas objetoras que tomaron parte en la demanda.

El Presidente de la USCCB y Arzobispo de Louisville, Mons. Joseph Kurtz, celebró el anuncio de la suspensión provisional. «Justo recientemente los Obispos de Estados Unidos emitimos un mensaje reafirmando nuestra voluntad de resistir al mandato del HHS y proteger nuestra libertad religiosa» recordó el Arzobispo (ver noticia anterior). «La Corte vindica este acercamiento y nosotros esperamos completamente que le sigan más decisiones como esta».

«Estoy fuertemente motivado por el rechazo de la Corte al intento del gobierno de reducir la libertad religiosa a la libertad de culto, así como el reconocimiento de la Corte de que el servicio a los necesitados está en el corazón de nuestra fe», concluyó Mons. Kurtz.

La Iglesia Católica continúa su rechazo de la norma y diversas diócesis, escuelas y ministerios de servicio social adelantan procesos judiciales en contra de la medida. Además de las estrategias judiciales, la Iglesia apoya varias iniciativas legislativas que protegerían los derechos de los creyentes y evitarían la implementación del mandato antinatalista el próximo 01 de enero de 2014.

Con información de Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Como en el rugby, en la vida se debe correr juntos hacia la meta , el Papa a los equipos de Argentina e Italia
(RV).- (Audio) Como en el rugby, en la vida se debe correr juntos hacia la meta , el Papa a los equipos de Argentina e Italia “En el rugby se corre hacia la meta. Palabra tan hermosa que nos hace pensar en la vida. Para llegar hay que correr juntos”. Lo dijo el Santo Padre a los jugadores de rugby de los equipos nacionales de Italia y Argentina a los que recibió la mañana del viernes en el Vaticano, y que este sábado se enfrentan en un encuentro amistoso en Roma. Francisco habló del rugby como un deporte simpático, “duro, con mucha confrontación física, pero sin violencia. Hay una gran lealtad y un gran respeto. Jugar al rugby ¡no es un paseo! Y esto creo que también es útil para templar el carácter, la fuerza de voluntad”. “En el rugby -continuó- se corre hacia la meta. Esta palabra tan hermosa, tan importante, nos hace pensar en la vida, porque toda nuestra vida nos lleva a una meta, y esta búsqueda es laboriosa, requiere lucha, compromiso, pero lo importante no es correr solos. Para llegar, hay que correr juntos, y el balón se pasa de mano en mano, y se avanza juntos, hasta que se llega a la meta. ¡Y entonces lo celebramos!”. “Puede que mi interpretación no sea muy técnica -aclaró- pero es la forma en la que un obispo ve el rugby. Y como obispo les deseo que pongan en práctica todo esto fuera del campo, en sus vidas”.
Palabras del Papa a los jugadores de las Nacionales de Rugby de Argentina e Italia:

Queridos amigos Buenos días,
¡Veo con alegría que entre Italia y Argentina hay diversos encuentros deportivos! Esto es bueno, buena señal, señal también de una gran tradición que continua entre estas dos Naciones. Les agradezco haber venido a saludarme, con la ayuda del Señor Embajador, y también por la iniciativa caritativa que han emprendido. El rugby es un deporte muy simpático, y les digo por qué lo veo así: porque es un deporte duro, hay mucho desencuentro físico, pero no hay violencia, hay gran lealtad, gran respeto. Jugar rugby es fatigoso, no es un paseo, ¡no es un paseo! Y creo que esto sea útil también para templar el carácter, la fuerza de voluntad. Otro aspecto que resalta es el equilibrio entre el grupo y el individuo. Están las famosas “cargas”, que a veces ¡causan gran impresión! Los dos equipos se enfrentan, dos grupos compactos, que en conjunto empujan uno contra otro y se balancean. Y después están las acciones individuales, las carreras ágiles hacia la “meta”. Precisamente, en el rugby ¡se corre hacia la “meta”! Esta palabra tan bella, tan importante, nos hace pensar en la vida, porque toda nuestra vida tiende a una meta; y esta búsqueda, búsqueda de la meta, es fatigosa, requiere lucha, empeño, pero lo importante es ¡no correr solos! Para llegar es necesario correr juntos, y el balón es pasado de mano en mano, y se avanza juntos, hasta que se llega a la meta. ¡Y entonces se festeja! Quizás esta interpretación mía no es muy técnica, pero ¡es la manera en la que un obispo ve el rugby! Y como obispo les deseo poner en práctica todo esto también fuera del campo, ponerlo en práctica en su vida. Rezo por ustedes, les deseo lo mejor. Pero también ustedes recen por mí, para que también yo, con mis colaboradores, hagamos un buen equipo y ¡lleguemos a la meta!
¡Gracias, y que el de mañana sea un hermoso partido!
Cada uno de nosotros tiene en el corazón muchas cosas y necesita fuerza para llevarlas adelante. Así que vamos a ponernos un instante en silencio y cada uno pida la bendición de Dios, antes que yo se la dé.
¡Gracias por la visita de todo corazón y que tengan un buen partido, eh!
(RC-RV)

Fuente:: News.va

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Nuestros templos ¿son lugares de adoración? preguntó el Papa este viernes
(RV).- El templo es un lugar sagrado en el que lo más importante no es la ritualidad, sino “adorar al Señor”. Lo afirmó el Papa Francisco durante su homilía de la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta. El Papa meditó sobre el ser humano que como “templo del Espíritu Santo” está llamado a escuchar a Dios dentro de sí, a pedirle perdón y a seguirlo.
El Templo es la casa de piedra donde un pueblo custodia su alma ante Dios. Pero Templo sagrado es también el cuerpo de un individuo singular, en donde Dios habla y el corazón escucha. El Santo Padre desarrolló su homilía centrándose en estas dos dimensiones, que corren paralelas en la vida cristiana. El motivo lo dio el pasaje litúrgico del Antiguo Testamento, en el que Judas Macabeo vuelve a consagrar el Templo destruido por las guerras. “El Templo – observó el Pontífice – como un punto de referencia de la comunidad, un lugar de referencia del pueblo de Dios”, a donde se va por muchas razones, una de las cuales – explicó – supera todas las demás:
“El Templo es el lugar a donde la comunidad va a rezar, a alabar al Señor, a dar gracias, pero sobre todo a adorar: en el Templo se adora al Señor. Y este es el punto más importante. También, esto es válido para las ceremonias litúrgicas: en esta ceremonia litúrgica, ¿qué es más importante? ¿Los cantos, los ritos – bellos, todo…? La adoración es más importante: toda la comunidad reunida mira el altar donde se celebra el sacrificio y se adora. Pero, yo creo – lo digo humildemente – que quizás nosotros cristianos hemos perdido un poco el sentido de la adoración, y pensamos: vamos al Templo, nos reunimos como hermanos – ¡eso es bueno, es bello! – pero el centro está allí donde está Dios. Y nosotros adoramos a Dios”.
De esta afirmación brota la pregunta, directa: “Nuestros templos – se preguntó el Obispo de Roma – ¿son lugares de adoración, favorecen la adoración? ¿Nuestras celebraciones favorecen la adoración?”. Jesús – recordó Francisco, citando el Evangelio de hoy – echa a los vendedores que habían ocupado el Templo como un lugar de tráficos en vez que de adoración. Pero hay otro “Templo” y otra sacralidad que considerar en la vida de fe:
“San Pablo nos dice que somos templos del Espíritu Santo. Yo soy un templo. El Espíritu de Dios está conmigo. Y también nos dice: ‘¡No entristezcan el Espíritu del Señor que está dentro de ustedes!’. Y también aquí, tal vez non podemos hablar como antes de la adoración, sino de una suerte de adoración que es el corazón que busca el Espíritu del Señor dentro de sí y sabe que Dios está dentro de sí, que el Espíritu Santo está dentro de sí. Lo escucha y lo sigue”.
Ciertamente la secuela de Dios presupone una continua purificación, “porque somos pecadores”, repitió el Papa, insistiendo: «Purificarse con la oración, con la penitencia, con el Sacramento de la reconciliación, con la Eucaristía». Y así, “en estos dos templos – el templo material, el lugar de adoración, y el templo espiritual dentro de mí, donde habita el Espíritu Santo – en estos dos templos nuestra actitud debe ser la piedad que adora y escucha, que reza y pide perdón, que alaba al Señor”:
“Y cuando se habla de la alegría del Templo, se habla de esto: toda la comunidad en adoración, en oración, en acción de gracias, en alabanza. Yo en oración con el Señor, que está dentro de mí porque yo soy ‘templo’. Yo en escucha, yo en disponibilidad. Que el Señor nos conceda este verdadero sentido del Templo, para poder ir adelante en nuestra vida de adoración y de escucha de la Palabra de Dios”.
(Traducción del italiano: Raúl Cabrera-Radio Vaticano)

Fuente:: News.va

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Ciudad del Vaticano, 22 noviembre 2013 (VIS).- Esta mañana en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre ha recibido en audiencia a Vjekoslav Bevanda, Presidente del Consejo de Ministros de Bosnia y Herzegovina, que a continuación se ha encontrado con monseñor Pietro Parolin, Secretario de Estado y con el arzobispo Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados.
 
Los coloquios, desarrollados en un clima de cordialidad, han brindado la oportunidad para intercambiar opiniones sobre la situación actual en Bosnia y Herzegovina y sobre las perspectivas inmediatas del país, así como de los esfuerzos para promover una sociedad más abierta y respetuosa de los derechos de todos los ciudadanos y de los retos que la actual crisis económica conlleva.
 
Asimismo, ambas partes han expresado su satisfacción por las buenas relaciones bilaterales, destacando el Acuerdo de Base de 2006 como expresión importante de las mismas ya que fomenta la colaboración entre la Iglesia y el Estado por el bien común y el desarrollo del país.
 
Por último, se han tratado algunas cuestiones relativas a la aplicación de dicho Acuerdo, así como la contribución de los católicos en la sociedad.

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“Menos desigualdades, más diferencias”. Tema del Tercer Festival de la Doctrina Social de la Iglesia de Verona a cuyos participantes el Papa envió un videomensaje
(RV).- (Con audio) “Menos desigualdades, más diferencias”. Tema del Tercer Festival de la Doctrina Social de la Iglesia de Verona a cuyos participantes el Papa envió un videomensaje Del 21 al 24 de este mes de noviembre se celebra en la ciudad italiana de Verona el Tercer Festival de la Doctrina Social de la Iglesia. Por esta razón anoche, a las 20,30 el Papa Francisco envió un videomensaje en el que saluda a todos los participantes reunidos bajo el tema “Menos desigualdades, más diferencias”. De modo particular, el Santo Padre saluda a su Obispo, Monseñor Zenti junto al Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga que abrió los trabajos de esta iniciativa, sin olvidar al Padre Vincenzi quien desde hace años coordina este Festival.
“Menos desigualdades, más diferencias” es un título que evidencia la riqueza plural de las personas como expresión de los talentos personales y toma las distancias de la homologación que mortifica y vuelve desiguales. Quisiera traducir el título en una imagen: la esfera y el poliedro. La esfera puede representar la homologación, como una especie de globalización: es lisa, sin facetas, igual a sí misma en todas sus partes. El poliedro tiene una forma similar a la esfera, pero está compuesta por muchas caras. Me gusta imaginar la humanidad como un poliedro, en el que las formas múltiples, expresándose, constituyen los elementos que componen, en la pluralidad, a la única familia humana. Y esta sí es una verdadera globalización. La otra globalización – la de la esfera – es una homologación.

El Papa Francisco también dirigió su pensamiento a los jóvenes y ancianos:
El reconocimiento de las diferencias valoriza a las personas a diferencia de la homologación, que es el riesgo de descartarlas porque no son capaces de comprender el significado. Hoy los jóvenes y los viejos son considerados descartables porque no responden a las lógicas productivas en una visión funcionalista de la sociedad, no responden a ningún criterio útil de inversión. Se dice son “pasivos”, no producen, en la economía del mercado no son sujetos de producción. Pero no debemos olvidar que los jóvenes los viejos llevan, cada uno, una gran riqueza: ambos son el futuro de un pueblo.

Tras recordar que los jóvenes son la fuerza para ir adelante mientras los ancianos son la memoria del pueblo y la sabiduría Francisco afirma que no puede existir un desarrollo auténtico, ni un crecimiento armonioso si se niega la fuerza de los jóvenes y la memoria de los viejos. Porque un pueblo que no se ocupa de los jóvenes ni de los ancianos no tiene futuro. Por esta razón, dice, “debemos hacer todo lo posible para evitar que nuestra sociedad produzca un descarte social y debemos empeñarnos todos para mantener viva la memoria, con la mirada dirigida hacia el futuro.
Después de destacar que el porcentaje de los jóvenes sin trabajo en este momento en algunos países llega a superar el 40 por ciento, el Papa afirma que se trata de una “hipoteca”, una “hipoteca para el futuro”, y que si esto no se resuelve pronto, podemos tener la seguridad de que el futuro será demasiado débil e incluso inexistente.
Un pensamiento va también a la Doctrina Social de la Iglesia: el Magisterio social es un gran punto de referencia. Representa una orientación fruto de reflexión y de una operatividad virtuosa. Es muy útil para no perderse. Quien trabaja en la economía y en las finanzas seguramente se siente atraído por el beneficio y si no está atento, se pone al servicio del mismo beneficio. Así se vuelve esclavo del dinero. La Doctrina Social contiene un patrimonio de reflexiones y de esperanzas que es capaz, también hoy, de orientar a las personas y de conservarlas libres. Se necesita coraje, pensamiento y la fuerza de la fe para estar dentro del mercado, para estar dentro del mercado, guiados por una conciencia que ponga en el centro la dignidad de la persona, no el ídolo dinero.

Por último, y antes de despedirse, Francisco dirige un pensamiento a la “cooperación”, teniendo en cuenta que ha tenido la oportunidad de encontrarse con algunos representantes del mundo de las cooperativas.
Y antes de manifestar su deseo de que puedan “revestir de novedad la continuidad”, a imitación del Señor, que nos hace ir adelante con sorpresas, con novedades, el Papa también compartió un recuerdo personal:
Yo recuerdo – era un muchacho – tenía 18 años, era el 1954, y escuché a mi padre que hizo una conferencia sobre el cooperativismo cristiano, y desde aquel tiempo me entusiasmé con esto, he visto que aquel era el camino. Es precisamente el camino para una igualdad, pero no para la homogeneidad, una igualdad en las diferencias. También económicamente es lenta. Recuerdo aún aquella reflexión de mi papá: va adelante, lentamente, pero es segura. Cuando escucho algunas otras teorías económicas, como la “del cobre” – no sé cómo se dice bien en italiano [el Papa se refiere a las teorías sobre las materias primas que arrastran los ciclos económicos] la experiencia nos dice que ese camino no va.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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Mons. Juan del RíoMons. Juan del Río      Con la Carta Apostólica, Porta Fidei, del 11 de octubre de 2011, el Papa Benedicto XVI, promulgó el Año de la fe, que comenzó el 11 de octubre de 2012 cuando se cumplían cincuenta años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II y veinte años desde la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. El próximo domingo 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, tendrá lugar su clausura.

La grandeza de la fe en este “Rey de reyes” (cf. Lc 23,38) es fruto de la gracia divina y de la adhesión libre de la persona que se siente seducida por un amor que colma las ansias de felicidad que hay en el corazón humano. “Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su propio Hijo, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Sin embargo, el signo supremo de ese amor infinito no es otro que la cruz salvadora de Cristo. Después de tantos siglos, continua siendo escándalo y blasfemia para muchos, pero para nosotros los bautizados es “fuerza de Dios, y sabiduría de Dios” (1Cor 1, 24).

En el transcurro de este Año de la fe, la Iglesia Católica y la humanidad, han vivido un importante y significativo acontecimiento: la renuncia de Benedicto XVI al ministerio petrino y la consiguiente convocatoria del cónclave de los cardenales que eligió, el 13 de marzo de 2013, a Francisco como sucesor de Pedro, que dentro de la más respetuosa continuidad apostólica está siguiendo los objetivos trazados.

Todo el tiempo del evento celebrativo de la fe, ha sido una llamada a la Iglesia Universal para renovar la conversión al Señor Jesús y al redescubrimiento del gozo de ser cristiano en medio de los múltiples desafíos que tiene en la actualidad el seguimiento y la identificación con Cristo y su Iglesia. El Papa emérito en la eucaristía de apertura de esta conmemoración, exponía  la realidad de desierto espiritual que viven muchos creyentes. Sin embargo ello, puede convertirse en ocasión para “descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres. Porque en el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir (…) y en el desierto se necesitan sobre todo personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra prometida y, de esta forma, mantengan viva la esperanza”.

A los dos días de su elección, el Papa Francisco recordaba en una audiencia al colegio de cardenales, los fines propuestos para este tiempo de la Iglesia: “impulsados también por la celebración del Año de la fe, todos juntos, pastores y fieles, nos esforzaremos por responder fielmente a la misión de siempre: llevar a Jesucristo al hombre, y conducir al hombre al encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, realmente presente en la Iglesia y contemporáneo en cada hombre”. La consecuencia más importante, recordaba el Papa, será la conversión en hombres nuevos, por el misterio de la gracia, que suscitará en cada alma “esa alegría cristiana que es aquel céntuplo que Cristo da a quienes le acogen en su vida”.

Ahora, cuando finaliza el calendario, llega el momento de hacer balance de las actividades y múltiples actos que hemos realizados en los diversos niveles eclesiales durante este periodo. Es momento de pararse y dar gracia a Dios por la grandeza de ser católico, de pertenecer al Pueblo  de Dios, que camina en el tiempo entre “persecuciones y consolaciones de su Señor” (san Agustín). Es precisamente en la “barca de Pedro”, y no fuera de ella,  donde  se recupera la centralidad de Cristo en la vida personal y comunitaria. Únicamente en comunión con la Iglesia brota la alegría de la fe que profesamos, celebramos y testimoniamos.  Esta es la única manera de que seamos apóstoles creíbles de la nueva evangelización.

¡La “puerta de la fe” (Porta Fidei), continua abierta a todos los hombres y  mujeres, sólo se cerrará al final de nuestros días, cuando demos cuentas a Dios de este gran tesoro recibido!

† Juan del Río Martín,
Arzobispo Castrense de España

 

Fuente:: Mons. Juan del Río

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Gil_HellinMons. Francisco Gil Hellín     Hace unos días, comentaba con una persona la situación religiosa en el mundo. En un momento de la conversación dije que cada año son asesinados cien mil cristianos en el mundo. Mi interlocutor me interrumpió: “Ha dicho cien mil ¿he oído bien?” La cifra le dejó tan sorprendido como mí, cuando la leí en una publicación reciente. La cifra es correcta, porque la ha confirmado –y nadie la ha desmentido-  el observador permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas. Durante la 23 sesión del Consejo de Derechos Humanos, del pasado mes de mayo, Silvano Tomassi afirmó: “Una investigación reciente ha llegado a esta conclusión impactante: más de cien mil cristianos son asesinados cada año debido a su relación con la fe”.

Sólo en agosto de 2008, en la India fueron asesinados 500 cristianos. En enero de 2012 hubo un atentado en una iglesia de Nigeria donde murieron cuarenta personas y en todo el año 2011 fueron asesinadas 550. Entre 2003 y 2012 han emigrado de Iraq seiscientos cincuenta mil cristianos y desde 2003 han sido asesinados dos mil. En Egipto, la situación de los cristianos ha empeorado con la subida al poder de los Hermanos musulmanes.

En Occidente no se dan este tipo de casos. Sin embargo, hay leyes y prácticas que limitan también la libertad religiosa. Un informe sobre Intolerancia y Discriminación presentado recientemente en Tirana (Albania), en una Conferencia de Alto Nivel de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), presentó 169 casos llamativos de intolerancia contra los cristianos en la Unión Europea durante el año 2012.

Esta intolerancia no se refiere exclusivamente a cuestiones meramente religiosas. El espectro es más amplio y se centra en estos cinco aspectos fundamentales: la libertad de conciencia, la libertad de expresión, la libertad de reunión y asociación, las políticas de igualdad y los derechos de los padres a la educación de sus hijos. Por ejemplo, la objeción al aborto o a la dispensación de anticonceptivos representa un serio problema para los profesionales de la salud que se oponen a estas prácticas en diversos países. Así mismo, encuentra un freno severo quien disiente de entender la homosexualidad como una práctica normal y sin reparos éticos. También hay poca tolerancia con las manifestaciones pacíficas pro-vida ante las clínicas abortistas.

En una obra colectiva, publicada por la universidad de Georgetown (EE.UU), un grupo de expertos defiende que la libertad religiosa es nuclear para la dignidad humana, la democracia y la paz mundial. Por eso, no sólo es un derecho humano que hay que defender, sino también una necesidad de los estados para su propia seguridad y pervivencia. Por lo que respecta al cristianismo, esto tiene una vigencia más especial. Porque, como sostiene por ejemplo Haro en su libro sobre “Cristianos y leones”, esta confesión supone un freno al poder omnímodo de las dictaduras que penalizan el ejercicio del derecho a la libertad religiosa.

En este sentido, no puedo menos de recordar una anécdota del Beato Juan Pablo II al Pontificio Consejo para la Familia, donde yo trabajaba entonces. En una reunión sobre los derechos de la familia nos dijo: Hay que defender la libertad religiosa con todos los medios pacíficos a nuestro alcance, porque se trata de un derecho no sólo fundamental sino fundamentalísimo; uno de los primeros derechos. El Papa se refería, y así hay que entender ese derecho, no sólo a la libertad para ir a una iglesia y participar en los cultos religiosos que en ella se celebran, sino para orientar las diversas facetas de la vida: la profesión, la familia, las relaciones sociales, los acontecimientos deportivos, literarios, artísticos, las leyes… según las propias creencias. Evidentemente, respetando las opciones legítimas de los demás, incluidos los que no tienen ninguna creencia.

+ Francisco Gil Hellín

Arzobispo de Burgos

Fuente:: Mons. Francisco Gil Hellín

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Mons. Jesus Sanz MontesMons. Jesús Sanz     Han pasado 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II. El Papa Benedicto XVI quiso convocar a todo el Pueblo de Dios para dar gracias por este evento de enorme importancia y propuso el Año de la Fe. Será el Papa Francisco quien lo clausurará el próximo domingo de Cristo Rey. Nosotros nos uniremos a este broche celebrando también la Eucaristía en la Catedral de Oviedo el próximo domingo por la tarde.

La fe no es algo que se pueda dar por supuesto. De hecho hay gente que nunca la ha tenido, o que la ha llegado a perder, mientras que también son tantos que habiendo recibido la semilla creyente ha ido madurando y acrecentando el don que se les otorgó. El Papa Benedicto XVI recordaba en su convocatoria, que «mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas» (Porta Fidei, 2).

Cuando una persona cae en el desengaño ante una realidad o ante otra persona, suele emplear esa expresión popular: “he perdido la fe en esa persona, en esa institución”. Igualmente tener fe en alguien o en algo, supone que cuanto valoramos en ellos merece la pena ser escuchado, acogido y reconocido, ser divulgado y defendido. Con la fe, no sólo memorizamos una serie de preceptos, o aceptamos códigos morales de conducta, verdades dogmáticas, sino que la fe, antes de creer en algo, es creer en Alguien.

Este Alguien, se nos ha hecho encontradizo para abrazar las preguntas que palpitan en nuestro corazón. Ahí laten tantas preguntas que no hemos puesto nosotros y que nosotros solos no sabríamos responder. La vida se nos da precisamente para reconocerlas, para amarlas, y para buscar humildes su veraz respuesta. Son las preguntas que nos constituyen en buscadores del bien, de la verdad y la belleza, y que nos transforman en peregrinos de los senderos que nos llevan a la meta donde podemos hallar a quien tiene la respuesta. Esto es el cristianismo como bellamente nos dijo el Papa Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida”.

Pero no todos desean este encuentro, no todos lo han tenido. A nosotros nos ha sucedido este encuentro que abraza nuestras preguntas con inmensa paciencia y con piadosa misericordia. Creemos en Dios creyéndole a Él. Y esta fe se puede acrecentar o se puede atrofiar, como sucede con la relación que mantenemos con alguien que se ha cruzado en nuestro camino significativamente.

Nos proponíamos hace un año hacer este camino con toda la Iglesia, nutriendo, celebrando y testimoniando nuestra fe. Hemos podido alimentar con la Palabra de Dios y los sacramentos ese encuentro con el Dios vivo. Hemos podido celebrar la liturgia alabando al Señor de nuestra vida, y hemos podido dar testimonio de la fe especialmente con los gestos solidarios del amor cristiano que despierta la esperanza en nuestros hermanos más desfavorecidos. Brilla con su inmensa luminaria el testimonio de la fe que nos ofrecieron los mártires en la persecución religiosa en España durante el siglo XX. Con el Papa Francisco seguiremos viviendo esta fe nutrida, celebrada y testimoniada saliendo al encuentro de los hermanos que en su Iglesia se nos confía, esos que encontramos en las encrucijadas y periferias de todos los caminos.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

?@jesussanzmontes

Fuente:: Mons. Jesús Sanz

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