Peregrinos de la comunicación - Mensaje del Papa Francisco por los treinta años del CTV
Al presentar los eventos, la óptica del Centro televisivo vaticano jamás puede ser “mundana”, sino eclesial. En un mundo en el que la tecnología viaja a alta velocidad creando inesperadas redes interconectadas, los “peregrinos de la comunicación” no deben nunca olvidar que su servicio se desarrolla en el interior de la misión evangelizadora de la Iglesia. Lo subraya el Papa Francisco en el mensaje por los treinta años del Centro televisivo vaticano enviado al director, monseñor Dario Edoardo Viganò, que fue leído durante un congreso celebrado el 18 de octubre en Roma en la sede de la Prensa extranjera. En la misma sede se dio lectura también al mensaje enviado al CTV por el presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano.

“Como recordaba al día siguiente de mi elección como Obispo de Roma, ‘el papel de los mass-media ha ido siempre creciendo en estos últimos tiempos, hasta el punto de que se ha hecho indispensable para narrar al mundo los eventos de la historia contemporánea’. Todo esto se refleja también en la vida de la Iglesia”, añade el texto del Papa, destacando finalmente que “si no es fácil relatar los eventos de la historia, más complejo aún es relatar los eventos ligados a la Iglesia” y esto “requiere una responsabilidad particular”.

 

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El ocaso del apóstol, el Papa el viernes
(RV).- Moisés, Juan el Bautista, San Pablo. El Papa Francisco centró su homilía de la misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta, en estos tres personajes, destacando que ninguno de ellos se salvó de la angustia, pero el Señor no los abandonó. Pensando en los muchos sacerdotes y monjas que viven en hogares de ancianos, el Papa ha invitado a los fieles a visitarlos porque, aseguró, son verdaderos “santuarios de santidad y de apostolicidad”.
El comienzo de la vida apostólica y el ocaso del apóstol Pablo. Francisco se inspiró en las lecturas del día para detenerse en estos dos extremos de la existencia del cristiano. Al inicio de la vida apostólica, observó, comentando el Evangelio de hoy, los discípulos eran “jóvenes” y “fuertes” y también los “demonios iban por delante” para “la predicación”. La primera lectura, agregó, nos muestra a San Pablo al final de su vida. “Es el ocaso del Apóstol”:
“El apóstol tiene un comienzo alegre, entusiasta, entusiasta con Dios dentro, ¿no? Pero tampoco le fue ahorrado el ocaso. Y me hace bien pensar en el ocaso del Apóstol… Se me ocurren tres iconos: Moisés, Juan el Bautista y Pablo. Moisés es aquel que es el jefe del pueblo de Dios, valiente, luchando contra los enemigos y también luchando con Dios para salvar al pueblo: ¡fuerte! Y al final está sólo sobre el Monte Nebo, mirando a la tierra prometida, pero sin poder entrar allí. No podía entrar en la promesa. Juan el Bautista: en los últimos tiempos no le fueron ahorradas angustias”.
Juan el Bautista, continuó el Pontífice, debe enfrentar también una “angustia dudosa que lo atormentaba” y “terminó bajo el poder de un gobernante débil, borracho y corrupto, bajo el poder de la envidia de la adúltera y del capricho de una bailarina”. Y también el apóstol Pablo, en la primera lectura, habla de aquellos que lo han abandonado, de quienes le han causado daño ensañándose contra su predicación. Cuenta que nadie le ayudó en el tribunal. Todos lo han abandonado. Pero, dice San Pablo, “Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado”:
“Esto es lo grande del Apóstol, quien, con su vida hace lo que dijo Juan el Bautista: ‘Es necesario que él crezca, y yo disminuya’. El apóstol es el que da la vida para que el Señor crezca. Y al final este se apaga así… También Pedro con la promesa: ‘Cuando serás viejo te llevarán a donde tú no querrás ir’. Y cuando pienso al ocaso del Apóstol, me viene al corazón el recuerdo de esos santuarios de la apostolicidad y santidad que son las casas de reposo de los sacerdotes y monjas: buenos sacerdotes, buenas monjas, envejecidos, con el peso de la soledad, esperando que venga el Señor a llamar a la puerta de su corazón. Estos son verdaderos santuarios de la apostolicidad y santidad que tenemos en la Iglesia. No los olvidemos, ¡eh!”
Si observamos “más profundamente”, dijo el Papa, estos lugares “son bellísimos”. A menudo escucho decir que “se peregrina al Santuario de Nuestra Señora”, “de San Francisco”, “de San Benito”, “tantas peregrinaciones”:
“Me pregunto si nosotros cristianos tenemos el deseo de hacer una visita – ¡que será una verdadera peregrinación! – ¿a estos santuarios de santidad y de apostolicidad, que son las casas de reposo de los sacerdotes y monjas? Uno de ustedes me dijo hace unos días, que cuando iba a un país de misión, iba al cementerio y veía todas las tumbas de los antiguos misioneros, sacerdotes y monjas, sepultados allí desde hace 50, 100, 200 años, desconocidos. Y me decía, ‘ pero, todo estos puede ser canonizados, porque al final cuenta sólo la santidad cotidiana, esta santidad de todos los días’. En los hogares de ancianos, estas hermanas y estos sacerdotes esperan al Señor un poco como Pablo: un poco tristes, de verdad, pero también con una cierta paz, con el rostro alegre”.
“Hará bien a todos nosotros – concluyó el Obispo de Roma – pensar en esta etapa de la vida que es el ocaso del apóstol y orar al Señor: ‘Cuida a los que están en el momento del despojo final, sólo para decir una vez más ‘Sí, Señor, quiero seguirte’”. (RC-RV)

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“Su trabajo es un servicio al Evangelio y a la Iglesia”, Mensaje del Papa por el 30° del Centro Televisivo Vaticano
(RV).- Con ocasión del 30° aniversario de la creación del Centro Televisivo Vaticano, esta mañana tuvo lugar en la Oficina de prensa internacional de Roma la presentación de un Congreso dedicado a este evento y titulado: “La TV que cuenta el Papa al mundo”. Una oportunidad que ha servido para hacer un balance de estas tres décadas y reflexionar, especialmente, sobre los nuevos retos de la comunicación en un mundo en que los medios de comunicación son cada vez más complejos e interconectados.
Y esto ocurre mientras se acaba de abrir un pontificado que pone en el centro de su cuidado la “pastoral del encuentro”, y por tanto el diálogo y las relaciones. Durante el acto de esta iniciativa se leyó un mensaje del Papa Francisco y uno del Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano. Al final de la conferencia se proyectaron las primeras imágenes del Papa Francisco tomadas en 4K, es decir, la tecnología Ultra HD, durante la misa del inicio del pontificado, el 19 de marzo, junto con algunas imágenes de la última Audiencia General del Papa Benedicto XVI, del 27 de febrero, y tomas de la Ciudad del Vaticano, de los jardines y de la Guardia Suiza.
No hay imagen del Papa que no sea filmada por las cámaras del Centro Televisivo Vaticano, pero el Centro es también una televisión en el sentido estricto, ya que transmite todas sus producciones “en vivo” en el canal 555 de la Plataforma digital terrestre en la zona de Roma y provincia.
«El pontificado del Papa Francisco – explicó Mons Viganò, que es el Director general del CTV – ha despertado un gran interés en las grandes redes internacionales. Esto significa que existe la necesidad de un soporte tecnológico capaz de recoger y redistribuir una multiplicidad de señales en una pluralidad de formatos. Por esta razón, con una gran inversión económica y con la ayuda particular, de Sony, se está construyendo un Master Control Room, que es una plataforma pensada precisamente para optimizar los contenidos del CTV.
En su mensaje a Mons. Dario Edoardo Viganò, Director del Centro Televisivo Vaticano el Papa Francisco saluda cordialmente a todos los participantes en el Congreso que no sólo quiere recordar los treinta años de la institución de este Centro sino, sobre todo, reflexionar sobre sus perspectivas para un servicio cada vez más atento y cualificado.
El Pontífice subraya que el trabajo que realizan “es un servicio al Evangelio y a la Iglesia”, a la vez que recuerda otro aniversario importante, el de los cincuenta años de la aprobación del Decreto Conciliar Inter Mirifica, que considera entre los maravillosos dones de Dios los instrumentos de la comunicación social, incluido, precisamente, el medio televisivo.
De ahí que el Papa escriba que “las palabras de los Padres Conciliares se nos presentan como proféticas; ellos subrayaban justamente cuán importante es el uso de estos medios, de modo que ‘como la sal y la luz fecunden e iluminen el mundo’, llevando la luz de Jesucristo y contribuyendo al progreso de toda la humanidad”.
También destaca que en estos decenios la tecnología ha viajado a gran velocidad, creando inesperadas redes interconectadas. Por esta razón afirma que es necesario mantener la perspectiva evangélica en esta especie de “autopista global de la comunicación”, tener siempre presente la finalidad que quiso establecer el Beato Juan Pablo II al dar vida al CTV que es la de favorecer “una acción más eficaz de la Iglesia por lo que respecta a las comunicaciones sociales… con el fin de ofrecer nuevos instrumentos con los cuales desarrollar en el mundo la misión universal de la Iglesia.
El Papa Francisco recuerda también que Benedicto XVI les dijo en el año 2008 que “poniendo las imágenes a disposición de las mayores agencias televisivas mundiales y de las grandes televisiones nacionales o comerciales, favorecen una adecuada y tempestiva información sobre la vida y la enseñanza de la Iglesia en el mundo de hoy, al servicio de la dignidad de la persona humana, de la justicia, del diálogo y de la paz”. Por tanto, les recomendó, “no olviden que el suyo es un servicio eclesial, dentro de la misión evangelización de la Iglesia”.
Por esta razón el Santo Padre subraya también que al presentar los eventos su punto de vista jamás puede ser “mundano”, sino eclesial. Puesto que vivimos en un mundo en el que prácticamente no existe casi nada que no tenga que ver con el universo de los medios de comunicación. Y añade que instrumentos cada vez más sofisticados refuerzan el papel cada vez más penetrante que juegan las tecnologías, los lenguajes y las formas de la comunicación en el desarrollo de nuestra vida cotidiana, y esto no sólo en el mundo juvenil.
El Papa Francisco también recuerda al día siguiente de su elección como Obispo de Roma, al encontrarse con los representantes de los medios de comunicación social presentes en Roma con ocasión del Cónclave afirmó que “el papel de estos medios ha ido creciendo tanto en estos últimos tiempos, hasta volverse indispensable para narrar al mundo los eventos de la historia contemporánea”.
De ahí la complejidad que implica relatar los eventos relacionados con la Iglesia, que es “signo e instrumento de la íntima unión con Dios”, y que requiere una responsabilidad particular, una fuerte capacidad de leer la realidad en clave espiritual.
Por último, el Papa agradece a Mons. Dario Edoardo Viganò y a todo el personal del CTV, la capacidad de componer relaciones con realidades diferentes de todo el mundo, para construir puentes, superando muros y fosados, y llevar la luz del Evangelio. A la vez que les recuerda que no desarrollan una función puramente documental, “neutral” de los eventos, sino que contribuyen a acercar la Iglesia al mundo, anulando las distancias, haciendo llegar la palabra del Papa a millones de católicos, también allí donde con frecuencia profesar la propia fe es una elección valerosa.
Francisco concluye su mensaje agradeciendo la labor del CTV y animándolos a proseguir en su testimonio del Evangelio, dialogando con un mundo que tiene necesidad de ser escuchado, de ser comprendido, pero también de recibir el mensaje de la vida verdadera. También los invita a pedir al Señor que nos haga capaces de llegar al corazón del hombre, más allá de las barreras de la difidencia, y pedir a la Virgen que vele sobre sus pasos de “peregrinos de la comunicación”. Antes de impartirles su Bendición, como es costumbre, el Papa les pide que recen por él, puesto que tiene necesidad de ello.
(María Fernanda Bernasconi y Eduardo Rubió – RV).
Texto completo del Mensaje del Santo Padre a Monseñor Dario Edoardo Viganò, Director del Centro Televisivo Vaticano con motivo del 30° aniversario de su creación:

Al Rev.mo Mons. Dario Edoardo Viganò
Director del Centro Televisivo Vaticano
Deseo dirigir mi saludo cordial a todos los presentes en el Congreso que no sólo quiere recordar los treinta años del Centro Televisivo Vaticano sino, sobre todo, reflexionar sobre sus perspectivas para un servicio cada vez más atento y cualificado.
Saludo a los relatores y a los huéspedes, en particular a Mons. Claudio Maria Celli y a los miembros del Consejo de Administración.
1. Ante todo quisiera subrayar que su trabajo es un servicio al Evangelio y a la Iglesia. El aniversario del CTV se coloca en el marco de otro importante aniversario: los cincuenta años de la aprobación del Decreto Conciliar Inter Mirifica, que considera entre los maravillosos dones de Dios los instrumentos de la comunicación social, incluido, precisamente, el medio televisivo. Las palabras de los Padres Conciliares se nos presentan como proféticas; ellos subrayaban justamente cuán importante es el uso de estos medios, de modo que “como la sal y la luz fecunden e iluminen el mundo”, llevando la luz de Jesucristo y contribuyendo al progreso de toda la humanidad.
En estos decenios la tecnología ha viajado a gran velocidad, creando inesperadas redes interconectadas. Es necesario mantener la perspectiva evangélica en esta especie de “autopista global de la comunicación”, tener siempre presente la finalidad que quiso establecer el Beato Juan Pablo II al dar vida al CTV: favorecer “una acción más eficaz de la Iglesia por lo que respecta a las comunicaciones sociales… con el fin de ofrecer nuevos instrumentos con los cuales desarrollar en el mundo la misión universal de la Iglesia (Rescrito del 22 de octubre de 1983).
Como les recordó también Benedicto XVI: “Poniendo las imágenes a disposición de las mayores agencias televisivas mundiales y de las grandes televisiones nacionales o comerciales, ustedes favorecen una adecuada y tempestiva información sobre la vida y la enseñanza de la Iglesia en el mundo de hoy, al servicio de la dignidad de la persona humana, de la justicia, del diálogo y de la paz” (Discurso al CTV, del 18 de diciembre de 2008).
Por tanto, no olviden que el suyo es un servicio eclesial, dentro de la misión de evangelización de la Iglesia.
2. Por esta razón – y es el segundo elemento que deseo subrayar – al presentar los eventos su punto de vista jamás puede ser “mundano”, sino eclesial. Nosotros vivimos en un mundo en el que prácticamente no existe casi nada que no tenga que ver con el universo de los medios de comunicación.
Instrumentos cada vez más sofisticados refuerzan el papel cada vez más penetrante que juegan las tecnologías, los lenguajes y las formas de la comunicación en el desarrollo de nuestra vida cotidiana, y esto no sólo en el mundo juvenil.
Como recordaba al día siguiente de mi elección como Obispo de Roma, al encontrarme precisamente con los representantes de los medios de comunicación social presentes en Roma con ocasión del Cónclave, “el papel de los mass-media ha ido creciendo tanto en estos últimos tiempos, hasta volverse indispensable para narrar al mundo los eventos de la historia contemporánea”.
Todo esto se refleja también en la vida de la Iglesia. Pero si relatar los eventos de la historia no es algo sencillo, es más complejo aún relatar los acontecimientos relacionados con la Iglesia, que es “signo e instrumento de la íntima unión con Dios”, es Cuerpo de Cristo, Pueblo de Dios, Templo del Espíritu Santo. Esto requiere una responsabilidad particular, una fuerte capacidad de leer la realidad en clave espiritual. En efecto, los eventos de la Iglesia “tienen una característica de fondo particular: responden a una lógica que no es principalmente la de las categorías, por decirlo de alguna manera, mundanas, y precisamente por esto no es fácil interpretarlos y comunicarlos a un público vasto y abigarrado” (Discurso a los Representantes de los media, 18 de marzo de 2013).
Habar de responsabilidad, de una visión respetuosa de los acontecimientos que se desean relatar, significa también tener conciencia de que la selección, la organización, la puesta en onda y el compartir los contenidos requiere una atención particular porque usan instrumentos que no son neutros, ni transparentes. Esta conciencia atraviesa hoy el CTV, empeñado en una reorganización según paradigmas tecnológicos capaces de servir mejor a todas las latitudes del mundo, contribuyendo a favorecer la respiración de la catolicidad de la Iglesia.
Quisiera agradecerle de corazón a Usted, Mons. Dario Edoardo Viganò, y a todo el personal del CTV, la capacidad de componer relaciones con realidades diferentes de todo el mundo, para construir puentes, superando muros y fosados, y llevar la luz del Evangelio. Todo esto según la indicación de Inter Mirifica que precisa que también en el mundo de los media, la eficacia de la actividad apostólica requiere “la unión de intensiones y de fuerzas” (n. 21). Converger en lugar de concurrir es la estrategia de las iniciativas mediáticas en el mundo católico.
3. En fin, quisiera recordar que ustedes no desarrollan una función puramente documental, “neutral” de los eventos, sino que contribuyen a acercar la Iglesia al mundo, anulando las distancias, haciendo llegar la palabra del Papa a millones de católicos, también allí donde con frecuencia profesar la propia fe es una elección valerosa.
Gracias a las imágenes, el CTV está en camino con el Papa para llevar a Cristo a las tantas formas de soledad del hombre contemporáneo, alcanzando también las “sofisticadas periferias tecnológicas”. En esta misión, es importante recordar que la Iglesia está presente en el mundo de la comunicación, en todas sus diversas expresiones, sobre todo para conducir a las personas al encuentro con el Señor Jesús. En efecto, es sólo el encuentro con Jesús, lo que puede transformar el corazón y la historia del hombre.
Les agradezco y los animo a proceder con parresia en su testimonio del Evangelio, dialogando con un mundo que tiene necesidad de ser escuchado, de ser comprendido, pero también de recibir el mensaje de la vida verdadera.
Oremos al Señor para que nos haga capaces de llegar al corazón del hombre, más allá de las barreras de la difidencia, y pidamos a la Virgen que vele sobre nuestros pasos de “peregrinos de la comunicación”.
Les pido que recen por mí, ¡tengo necesidad de esto! Invoco la intercesión de Santa Clara, Patrona de la televisión, y los acompaño con mi Bendición.
Ciudad del Vaticano, 18 de octubre 2013

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Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2013 (VIS).-La Comisión Internacional de Inglés en la Liturgia (International Commission on English in the Liturgy) celebra en estas fechas su cincuenta aniversario. Fundada para contribuir a la implementación de la renovación litúrgica inspirada por la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, a lo largo de estos cincuenta años ha llevado a cabo una labor ingente de traducción en inglés de los textos y se ha distinguido también por su tarea en la comprensión, el estudio y la apropiación de la tradición eucológica y sacramental de la Iglesia.
 
Recibiendo esta mañana en audiencia a sus miembros, el Papa Francisco ha afirmado que los frutos de ese trabajo “han servido a dar forma a la oración de innumerables católicos y han contribuido, también, a la comprensión de la fe, al ejercicio del sacerdocio común de los fieles y a la renovación del dinamismo evangelizador de la Iglesia, temas centrales de la enseñanza conciliar”.
 
La Comisión, haciendo posible para un vasto número de fieles esparcidos por el mundo rezar con un lenguaje común, ha contribuido a reforzar la unidad de la Iglesia en la fe y en la comunión sacramental. Esa unidad y comunión, que encuentra su origen en la Santísima Trinidad, reconcilia e incrementa constantemente la riqueza de la diversidad”, ha concluido el pontífice impartiéndoles su bendición.

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Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2013 (VIS).-”Vuestro trabajo es un servicio al Evangelio y a la Iglesia”, escribe el Santo Padre a monseñor Dario Edoardo Viganò, director del Centro Televisivo Vaticano (CTV), con motivo del congreso que celebra el treinta aniversario de esa emisora; un aniversario que tiene como telón de fondo otra fecha importante: los cincuenta años de la aprobación del decreto conciliar “Inter Mirifica” que “incluye entre los maravillosos dones de Dios a los instrumentos de comunicación social, entre ellos la televisión”.
 
En estas décadas -constata el Papa Francisco- la tecnología ha viajado a gran velocidad, creando redes de conexión inesperadas. Es necesario mantener la perspectiva evangélica en esta especie de autopista global de la comunicación”. De ahí, que “ a la hora de presentar los acontecimientos vuestra óptica nunca pueda ser ‘mundana’, sino eclesial”.
 
A este propósito el Pontífice recuerda que poco después de ser elegido Obispo de Roma, en el encuentro con los periodistas que habían cubierto el cónclave afirmó que el papel de los medios de comunicación “ha ido creciendo en los últimos tiempos hasta volverse indispensable para narrar al mundo los hechos de la historia contemporánea”. “Todo esto -prosigue- se refleja también en la vida de la Iglesia. Pero si ya no es fácil relatar los eventos de la historia, todavía es más complejo narrar los vinculados con la Iglesia… Hace falta una responsabilidad particular, una gran capacidad de leer la realidad en clave espiritual. Efectivamente, los acontecimientos de la Iglesia tienen una característica especial:obedecen a una lógica que no es, principalmente, la de las categorías, por así decir, mundanas y, precisamente por eso, no es fácil interpretarlos y comunicarlos a un público vasto y variado”.
 
Por último, el Papa reitera que el Centro Televisivo Vaticano no desempeña “una función puramente documental, “neutral” de los acontecimientos, sino que contribuye a acercar la Iglesia al mundo, anulando las distancias, haciendo llegar la palabra del Papa a millones de católicos, incluso allí donde profesar la fe, a menudo, es una decisión valiente. Gracias a las imágenes, el CTV está en camino con el Papa para llevar a Cristo a las tantas formas de soledad del hombre contemporáneo llegando hasta las sofisticadas periferias tecnológicas. En vuestra misión es importante recordar que la Iglesia está siempre presente en el mundo de la comunicación en todas sus variadas expresiones, sobre todo para llevar a las personas al encuentro con el Señor Jesús”.
 
Francisco concluye pidiendo a la Virgen que guarde los pasos de los “peregrinos de la comunicación” e invocando la intercesión de Santa Clara de Asís, patrona de la televisión.

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Ciudad del Vaticano, 18 octubre 2013 (VIS).-El Papa ha enviado un mensaje en vídeo a los participantes en la Primera Conferencia Filipina sobre la Nueva Evangelización que concluye hoy en la Universidad de Santo Tomás en Manila. En la conferencia han tomado parte delegados de toda la nación y de diversas zonas del continente asiático.
 
La primera Conferencia de Filipinas sobre la Nueva Evangelización es una valiosa aportación al Año de la Fe – dice el Santo Padre-…. Me alegra saber que habéis llegado a Manila desde diferentes partes de Filipinas y Asia. ¡El Espíritu Santo obra activamente en vosotros. La Iglesia de Cristo está viva!
 
Espero que a través de esta conferencia sintáis una vez más la presencia amorosa de Jesús en vuestras vidas, que améis cada vez más a la Iglesia y que compartáis el Evangelio con todas las personas con humildad y alegría. No os canséis de llevar la misericordia del Padre a los pobres, los enfermos, los abandonados , los jóvenes y las familias. Que Jesús sea conocido en el mundo de la política, los negocios , las artes , la ciencia , la tecnología y los medios de comunicación. Que el Espíritu Santo renueve la creación y traiga justicia y paz a las Filipinas y al gran continente de Asia, que está cerca de mi corazón”.
 
Por favor, rezad por mí, lo necesito. Os prometo que rezaré por vosotros, especialmente a Nuestra Madre la Santísima Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización”.

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La comunidad peruana de Roma celebra al “Señor de los Milagros”
(RV).- (Con audio) 00:05:00:00 Octubre para los peruanos es conocido como el mes Morado, por la Fiesta del Señor de los Milagros. Entrevistamos a Carlos Llontop “Presidente y Mayordomo de la Hermandad del Señor de los Milagros en Roma”. Nos cuenta que la comunidad peruana vive esta fiesta con mucha emoción desde 1985. Hace ocho años se ha conformado la Hermandad en Roma, que llegó a ser miembro honorario de las “Cofradías de Roma”. Es una de las más numerosas y representativas de Latinoamérica.
El Papa Francisco, después del Ángelus del 6 octubre 2013, dijo: “Un pensamiento especial para la comunidad peruana de Roma, que ha traído en procesión la sagrada imagen del Señor de los Milagros. Desde aquí veo la imagen, allí, en medio de la plaza. Saludemos todos al Señor de los Milagros, allí, en la plaza”.
Cuenta la historia que alrededor del año 1650, unos negros angolas pertenecientes a la cofradía del barrio de Pachacamilla, en Lima, Perú, pintaron en uno de los muros del galpón donde se reunían, y donde quizá también habitaban, la imagen de un Cristo crucificado. En este lugar, hoy en día se erige el Monasterio de las Nazarenas, casa del Señor de los Milagros, llamado también de la Santa Cruz, pues en 1674 se pintó una cruz como símbolo de protección, ante las amenazas de invadir Lima del pirata Jacobo L´Hermite Clerk.
Un 13 de noviembre del año 1655 un poderoso terremoto sacudió la ciudad de Lima sin causar daños ni al muro ni a la imagen del Cristo crucificado pintada en él por los angolas.
Este hecho prodigioso fue el que dio comienzo al culto popular al Señor de los Milagros, propagándose rápidamente entre la feligresía local pero sin la autorización del párroco del templo de San Marcelo, razón por la cual éste solicitó a la autoridad eclesiástica inmediata superior que se demoliera el muro a fin de evitar cualquier acto profano.
(Luz Erika Limachi – RV)

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Redacción (Viernes, 18-10-2013, Gaudium Press) Michel Pastoreau en su obra: Una historia simbólica de la Edad Media (Pastoreau 2004 385 ctd Beorlegui 2011) [1], formula una pregunta similar: ¿una prenda de vestir roja sigue siendo roja cuando nadie la mira? y se responde diciendo, que ningún teólogo ni hombre de ciencia hubiese propuesto este problema antes del siglo XVII (Id. 149). Más aún, en la Edad Media esta pregunta sería anacrónica porque «el color no se define como un fenómeno perceptivo sino como una sustancia, es decir, como una verdadera envoltura material que reviste a los cuerpos, ya sea como una fracción de luz (Id. 147)[2]».

El autor prosigue afirmando que para los pensadores de la Edad Media, en su mayoría hombres de Iglesia, el color no representaba un horizonte sensible, sino un problema filosófico – teológico: En los primeros siglos del cristianismo, son muchos los Padres que hablan del tema y, luego de ellos, lo hace la mayoría de los teólogos medievales. Mucho antes que los pintores, los tintoreros, o los heraldos de armas, son ellos los primeros ´especialistas´ del color. En sus plumas, este aparece con frecuencia, ya sea bajo la forma de metáfora, ya sea bajo la forma de atributo, ya sea, sobretodo, porque plantea un problema de fondo, vinculado con la física y la metafísica de la luz y, por ende, con la relación que el hombre de aquí abajo establece con lo divino. Para la teología medieval, en efecto la luz es la única parte del mundo sensible que es a su vez visible e inmaterial. Es visibilidad de lo inefable y, como tal, emanación de Dios (Pastoreau 2004 147).

La proporción, la integridad, y la claridad

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En la plenitud de la Edad Media, Santo Tomás de Aquino habla – retomando ideas difundidas antes que él por otros autores – que para que exista la belleza es necesario tres cosas: la proporción, la integridad, y la claridad o luminosidad. El estudio de la claritas o la «estética de la claritas» como la llama Umberto Eco, se deriva del hecho de que en numerosas civilizaciones identificaban a Dios como luz: «el Baal semítico, el Ra egipcio, el Ahudra iranio son todos ellos personificaciones del sol o la benéfica acción de la luz», que conducen a la «concepción de Bien como Sol» [3]. Santo Tomás de Aquino argumenta que la manifestación y la cognocibilidad de aquello que es perfecto se denominan claridad. El término «claridad» tiene que ver con «luz». (Super Sent., lib. 2, d. 13, a. 2co).

En el Escrito sobre las Sentencias, el Doctor Angélico, caracteriza la luz como una cualidad visible y por ende limitada a las cosas sensibles, sin embargo, dice que este término también se puede aplicar -por analogía- a las cosas no sensibles, esto es, las espirituales: «se llama luz en lo espiritual a aquello que se tiene para la manifestación intelectiva, así como se tiene la luz corporal para la manifestación sensitiva. No obstante, la manifestación se encuentra más verdaderamente en lo espiritual» (Cfr. Super Sent., lib. 2, d. 13, a. 2co).

Por otra parte Santo Tomás, refiriéndose a lo dicho por San Agustín, dice que la luz está más en las cosas espirituales que corporales, no por la noción propia de la luz sino según la noción de «manifestación». La «luz» expresa lo que en algún cuerpo es claro en acto e ilumina otros cuerpos como el sol y «claridad» lo que es recibido en el cuerpo -transparente o translucido- iluminado (Cfr. Super Sent., Lib. 2, d. 13, a. 3), como el aire, el agua, ciertas piedras y el vidrio. La diferencia entre la luz y la claridad es la misma que existe entre el calor y lo calentado por algo que está ardiendo; entre algo que es causa y el efecto. En conclusión podemos afirmar, junto con el Aquinate que: Dios es luz y las criaturas son «iluminados», gracias a esa «Luz» que viene de Dios.

El color: ¿Es Luz o Materia?

Con respecto al color, Michel Pastoreau formula una pregunta a propósito del color: ¿es luz o materia? El autor sostiene que para la Iglesia, lo que está en juego es importante. Si el color es una fracción de luz, participa ontológicamente de lo divino, puesto que Dios es luz. La ampliación del color sobre la tierra, significa el disminuir de las tinieblas, significa extender la luz y, por lo tanto, extender a Dios. La búsqueda del color y la búsqueda de la luz son indisociables (Pastoreau 2004 148). Por otra parte, continúa Pastoreau, si el color no es luz, entonces es materia y por lo tanto un envoltorio innecesario creado por el hombre que en último análisis entorpece la visión de Dios. Afirma, además que este problema constituyó una discusión, no sólo en el orden teológico, sino que también a nivel de la cultura y la vida cotidiana medieval (Id. 148). El autor argumenta que este dilema se remonta a los tiempos antiguos. En efecto, la Biblia casi no habla de los colores. También afirma que, algunos autores se refieren al color como algo que oculta otra cosa (celare), y por lo tanto disimula y engaña (Pastoreau 2004 149).

Esta opinión, recuerda Pastoreau, no fue compartida por los Padres de la Iglesia, por el contario, ellos glorificaron el color: «Los colores se llaman así porque nacen del calor (calore) del fuego o bien del sol» (De Sevilla ctd en Pastoreau 2004 150). También refiere que las primeras reacciones con vistas a restringir la presencia del color se originan a fines del siglo XI y comienzos del siglo XII, en especial con San Bernardo de Claraval (Cfr. Duby ctd en Pastoreau 2004 150), que en función de un ascetismo monacal no toleraba nada que tuviese color (Cfr. Pastoreau 2004 151-153), y en materia de imágenes la única que aceptaba era la del crucifijo (Id. 151). Sin embargo, comenta Pastoreau, casi a la par emerge la figura de Suger de Saint -Denis que al igual que los grandes Abades de Cluny piensa que «nada es demasiado bello para el servicio de Dios» (Id. 153) y que poniendo en práctica lo anterior convierte su abadía de Saint -Denis en un templo del color (Cfr. Bruyne 121).

Para el hombre medieval todo tenía un significado

A su vez, Umberto Eco, continua afirmando que el hombre de la Edad Media «cree firmemente que todas las cosas del universo tienen un significado sobrenatural, y que el mundo es como un libro escrito en las manos de Dios». Eco continúa diciendo que para el medieval todos los animales tienen un significado moral o místico, al igual que las piedras y todas las hierbas. El autor argumenta, siguiendo lo anterior, que a los colores también se les llegó a atribuir significados, ya fueran positivos o negativos, no en tanto los estudiosos ofrezcan opiniones, muchas veces, contradictorias respecto al significado de cada color. Eco afirma que lo anterior obedece a dos razones: la primera, dado el simbolismo medieval, una cosa puede tener dos significados (de ahí que el León simbolice, ora a Jesucristo, ora al demonio). La segunda, una vez que la Edad Media se prolongó por espacio de casi diez siglos, período muy largo donde ocurrieron cambios en los gustos y hasta la interpretación del significado de cada color (Ibid.). Por ejemplo, prosigue el autor, en los primeros siglos el color verde y azul eran considerados de poco valor, probablemente dice, debido a que no se conseguían tonalidades azules vivas y brillantes. A partir del siglo XII, el azul se convertirá en el color apreciado por su valor místico, predominando en los rosetones y vidrieras de las grandes catedrales, contribuyendo a filtrar la luz de forma «celestial» (Id. 123).

Por el Padre Pablo Beorlegui, EP.
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[1] El presente artículo es un extracto adaptado de la tesis doctoral «Los Dos Angélicos» (Cfr. Beorlegui 2011)
[2] Recién a partir del año 1780 algunos filósofos comenzaron a definir el color como una sensación, la sensación de una elemento coloreado por una luz que lo ilumina, recibida por el ojo y transmitida al cerebro; esa definición terminó por prevalecer sobre las demás en nuestra época contemporánea.
[3] Dionisio Areopagita en sus obras La jerarquía celeste y De los Nombres Divinos, representa a Dios como «Luz», «fuego», «fuente luminosa», Las mismas imágenes se encuentran en Juan Escoto Eriugena.

Fuente:: Gaudium Press

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Se realizará en Roma Simposio «Los Evangelios; historia y cristología. La búsqueda de Joseph Ratzinger»

Roma (Viernes, 18-10-2013, Gaudium Press) La Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, en unión con la Conferencia de Rectores de las Universidades Pontificias de Roma, realizará el Simposio Internacional titulado «Los Evangelios; historia y cristología. La búsqueda de Joseph Ratzinger».

El evento, que tendrá lugar del 24 al 26 de octubre en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, propone un acercamiento a la búsqueda teológica e histórica sobre Jesús que realizó el Papa Emérito en los tres volúmenes del libro ‘Jesús de Nazaret’.

«Las publicaciones de los tres volúmenes sobre Jesús de Nazaret de parte de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, en el periodo que va del 2007 al 2012, ha representado un significativo aporte y una estimulante contribución para la academia y la reflexión teológica. El interés suscitado no se debe sólo a la importancia del ministerio eclesial del autor (…), sino también al inmenso prestigio merecido como profesor universitario en sesenta años de búsqueda y estudio», destaca la fundación vaticana en información sobre el Simposio.

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«Los Evangelios; historia y cristología. La búsqueda de Joseph Ratzinger», es el título del Simposio que ocurrirá en Roma del 24 al 26 de octubre.

La cita académica será inaugurada a las 9:00 horas del jueves 24 por el Cardenal Camillo Ruini, Presidente del Comité Científico de la Fundación Joseph Ratzinger. En la ocasión también intervendrá Mons. Jean-Louis Bruguès, presidente del comité organizador del Simposio.

Temas como «La búsqueda sobre Jesús en los Evangelios, desde Reimarus hasta hoy», «La contribución de la papirología en la búsqueda sobre los Evangelios», «La biografía greco-romana y el género literario ‘Evangelio'», y «La revaluación histórica del cuarto Evangelio», entre otros, serán abordados durante el primer día del evento.

Ya para la segunda jornada se presentarán temas como «La Confiabilidad de los Evangelios», «La figura histórica de Jesús», «Jesús y Pablo», «De los Evangelios a la cristología patrística», «Los últimos días de Jesús», «La Última Cena y el sacrificio de la Nueva Alianza» y el «Sentido dado por Jesús a su muerte», además de otros.

El encuentro académico se clausurará el sábado 26 en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano. En la ocasión se abordará el tema de Jesús de Nazaret desde la óptica de Joseph Ratzinger.

Este mismo día, a las 12:00 horas el Santo Padre Francisco entregará el premio Joseph Ratzinger en un acto que tendrá lugar en la Sala Clementina.

Participarán en el Simposio investigadores y docentes de diversas universidades, quienes se encontrarán «para estudiar, discutir y valorizar juntos los elementos útiles para profundizar la hermenéutica actual de los Evangelios y para continuar en la apasionante búsqueda de Jesús, el Cristo», como comentó Mons. Bruguès, quien fue citado en nota de prensa de la organización del evento.

Con información de Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI.

Fuente:: Gaudium Press

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Revista de negocios destaca cumplimiento de las advertencias de la Iglesia sobre anticoncepción

Nueva York (Viernes, 18-10-2013, Gaudium Press) Un artículo publicado en un informativo de negocios norteamericano fue destacado recientemente por la agencia UCANews por su audaz defensa de la doctrina de la Iglesia sobre la reproducción humana. Su título es bastante diciente: «Es hora de admitirlo: La Iglesia siempre ha tenido la razón sobre el control de la natalidad». El texto fue escrito por Michael Brendan Dougherty y Pascal Emmanuel Gobry para la publicación Business Insider.

Los autores se distancian de la postura editorial del medio frente al tema (expresada en artículos anteriores) para desarrollar una tesis: las advertencias señaladas por el Papa Pablo VI ante la eventual aceptación de la anticoncepción en las sociedades se han cumplido de forma evidente después de más de cuatro décadas. Los males sobre los cuales alertó el Pontífice analizados en el texto son «el decrecimiento general de los estándares morales, el aumento de la infidelidad y la ilegitimidad, la reducción de las mujeres a objetos usado para satisfacción de los hombres y la coerción estatal en materia reproductiva».

El cumplimiento de la advertencia

«¿Eso suena familiar?» cuestionan los redactores. La anticoncepción hizo que la responsabilidad sobre los actos se hiciera optativa, con graves consecuencias. «Al hacer el nacimiento del niño una opción física para la madre, la revolución sexual ha hecho el matrimonio y el sostenimiento de los hijos una opción social para el padre», alerta el artículo, citando esta frase de George Akerlof. En efecto, señalan Dougherty y Gobry, «damos por hecho que ninguno de los padres es necesariamente responsable por sus hijos».

Como ejemplo del debilitamiento de las familias, los redactores señalaron que de un 5.3% de nacimientos por parte de madres solteras en 1960, la estadística de 2010 aumentó a un 40%. «En 1960 las familias casadas representaban casi tres cuartas partes del total, pero para el censo de 2010, sólo contaban el 48%. La cohabitación se ha aumentado diez veces desde 1960», señalaron.

La instrumentalización de la mujer es considerada por los autores una realidad evidente sobre la cual no se detienen y la coerción gubernamental de los estados sobre la reproducción es demostrada en políticas como las del hijo único en China y el reciente mandato estadounidense sobre cobertura obligatoria de la anticoncepción, esterilización y fármacos abortivos en el sistema de salud.

Cambio social negativo

Si bien Dougherty y Gobry no pueden culpar únicamente a la píldora anticonceptiva de todos los males, «la idea de la contracepción ampliamente disponible no ha llevado a un dramático cambio social, o que este cambio ha sido exclusivamente para bien, es una noción mucho más torpe», expresaron.

Los autores también criticaron la interpretación del crecimiento poblacional como algo negativo. Según informes de la Oficina de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Naciones Unidas, el crecimiento poblacional se estancaría en 2050 y permanecería de esta manera hasta 2300. «La visión malthusiana (propia del creador del término «superpoblación») del crecimiento de la población ha resistido a pesar de haber sido demostrado su error una y otra vez y causado mucho sufrimiento innecesario», denunciaron.

«El progreso humano es la gente», afirmaron Dougherty y Gobry . «Más gente significa más progreso. El inventor de la cura para el cáncer podría ser el cuarto hijo que alguien eligió no tener». Incluso para quienes no comparten la fe católica, la sabiduría de su doctrina no debería despreciarse. «La Iglesia Católica es la organización más grande y más antigua del mundo. Ha enterrado los más grandes imperios conocidos por el hombre, desde el Romano hasta el Soviético. Está establecida literalmente en todo el mundo, tocando cada área del emprendimiento humano». Este profundo conocimiento y el haber generado muchos de los más grandes pensadores de la humanidad hacen que su voz merezca ser escuchada. «Cuando hace algo, usualmente lo hace por una buena razón».

Con información de UCANews y Business Insider.

 

Fuente:: Gaudium Press

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