Ciudad del Vaticano (Miércoles, 25-09-2013, Gaudium Press) En la mañana de ayer miércoles, 80 mil fieles y peregrinos estuvieron en la Plaza San Pedro, en Roma participando de la Audiencia General hecha por el Papa Francisco.
Dentro del Año de la Fe, el Santo Padre retomó sus comentarios sobre la Iglesia. En la catequesis de ayer él trató del artículo del Credo que habla de la «Iglesia Una». El Papa recordó que, esparcidas por todo el mundo, la Santa Iglesia tiene cerca de 3.000 diócesis. Y estos millares de comunidades católicas tienen una unidad: unidad en la fe, la esperanza, la caridad, los Sacramentos y el Ministerio.
Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press |
El Papa dijo: «Donde quiera que estemos, incluso en la menor parroquia en el ángulo más remoto de esta Tierra, hay una única Iglesia; nosotros estamos en casa, somos una familia, estamos entre hermanos y hermanas. ¡Y este es un gran don de Dios! La Iglesia es una sola para todos. No hay una Iglesia para los europeos, una para los africanos, una para los americanos, una para los asiáticos, una para quien vive en Oceanía, sino que es la misma en todos los lugares».
La Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro sirvió de ejemplo para que el Pontífice pudiese explicar esa unidad de la Iglesia: «En aquella multitud sin fin de jóvenes en la playa de Copacabana, se oían hablar tantas lenguas, se veían tantos rostros con trazos diferentes, y aún así había una profunda unidad, se formaba una única Iglesia».
El Santo Padre recomendó que cada uno preguntase a si mismo si siente y vive esta unidad o si «privatizamos» la Iglesia. Si se piensa apenas en «nuestro grupo», «nuestra nación y nuestros amigos».
Y provocó una pregunta más: «¿Cuando oigo hablar de cristianos que sufren en el mundo, soy indiferente o siento como si sufriese uno de mi familia? ¡Es importante mirar para afuera del propio recinto, sentirse Iglesia, única familia de Dios!»
El Papa Francisco todavía hablando sobre la «Iglesia Una», recordó que la unidad de la Iglesia no es primariamente fruto de nuestro esfuerzo personal para que vivamos de acuerdo y unidos. Quien mueve, quien es el motor de esta unidad es el Espíritu Santo. Y Él que engendra en el seno de la Iglesia una auténtica armonía dentro de la diversidad, viviendo así la Unidad en la Variedad.
«Por eso es importante rezar», concluyó el Santo Padre: «Pidamos al Señor que nos haga cada vez más unidos y jamás nos deje ser instrumentos de división. Como dice una bella oración franciscana, que llevemos amor donde hay odio, el perdón donde hay ofensa, unión donde hay discordia». (JSG)
Con informaciones de la Radio Vaticana.
Fuente:: Gaudium Press