DemetrioMons. Demetrio Fernández     No imaginábamos que el Año de la Fe diera tanto de sí. Cuando Dios nos anuncia una gracia nueva, hemos de abrirnos a la misma con toda esperanza, dispuestos a lo imprevisible.

Y lo imprevisible sucede. El Año de la fe que clausuramos con la fiesta de Cristo Rey del Universo nos ha traído gracias abundantes que hemos podido constatar, además de otras muchas que no podemos verificar en este momento.

El acontecimiento más sonoro de todo este Año ha sido sin duda la renuncia del Papa Benedicto XVI a la Sede de Pedro. Lo anunciaba el 11 de febrero y lo realizaba el 28 de ese mismo mes. Un hecho insólito en toda la historia de la Iglesia, del que hemos sido testigos y contemporáneos. Un acontecimiento que nos ha llenado de asombro por el amor a la Iglesia que lleva consigo, por la humildad y el desprendimiento que suponen y por la generosidad tan grande de este gesto final. ¡Gracias, Papa Benedicto! Y a continuación, el regalo del Papa Francisco. Toda una sorpresa de Dios por la rapidez de la elección, por la persona elegida y por el nombre. Abiertos a esta nueva gracia, vivimos cada día la sorpresa del Evangelio, en las palabras y en los gestos del Papa Francisco, que atraen a tantas personas que estaban lejos de la Iglesia. Demos gracias a Dios, que guía a su Iglesia con renovada frescura.

Se abría el Año de la Fe en pleno Sínodo de los Obispos (11 de octubre), que se había inaugurado con la proclamación de San Juan de Ávila como doctor de la Iglesia universal (7 de octubre). Para nuestra diócesis de Córdoba, todo el Año de la Fe ha coincidido con el primer año jubilar de San Juan de Ávila (que continúa hasta un trienio, otros dos años más). Una efeméride y la otra unidas, nos han dado la ocasión de peregrinar a Montilla, hasta el sepulcro del clericus cordubensis Juan de Ávila para obtener las gracias del jubileo, el perdón de Dios y la comunión con Dios y con los hermanos. Parroquias, familias, grupos de jóvenes, sacerdotes, seminarios enteros, obispos y cardenales, la Conferencia Episcopal Española en pleno. Miles y miles de personas han venido hasta el sepulcro del nuevo Doctor para invocar su intercesión, dar gracias a Dios por su doctorado y conocer más a fondo su doctrina y su estilo de vida. Realmente, Montilla se ha convertido en un foco de fe por ser el lugar de la vida, de la muerte y del sepulcro de San Juan de Ávila.

Esto nos ha brindado la ocasión de celebrar un Congreso Internacional acerca del Apóstol de Andalucía a finales de abril, reuniendo a grandes especialistas en el tema y convocando a un numeroso grupo de participantes. Así como ofrecer en el mes de octubre, al cumplirse el aniversario de su doctorado, un curso sobre la “Identidad del presbítero diocesano secular” a la luz de sus enseñanzas. La figura de este nuevo Doctor ha brillado con la luz de Cristo, alumbrando a todos los de la Casa. Continuemos en la tarea de dar a conocer esta figura señera de la Iglesia por todos los lugares a donde peregrinan las reliquias de su corazón y acogiendo a todos los peregrinos que llegan hasta Montilla.

El Año de la Fe ha sido la ocasión para expresar esa fe católica que se vive y se confiesa en la piedad popular de nuestra diócesis en torno a Cristo Redentor y a su Madre bendita. El Viacrucis Magno de la Fe (14 de septiembre) supuso un encuentro multitudinario de fieles, peregrinando por las calles de la capital, como si de una semana santa concentrada se tratara. Córdoba vivió una jornada histórica en esa jornada e hizo vibrar en el corazón de muchos las raíces de la fe cristiana. Y algo parecido ha sucedido con el Rocío Magno de la Fe (16 de noviembre), congregando a los devotos de María Santísima del Rocío, portada en sus respectivas carretas y capitaneadas por el Sinpecado de la Hermandad Matriz de Almonte. Una y otra jornada nos hicieron ver que la fe de nuestro pueblo no es un barniz superficial ni una emoción pasajera, sino que brota de un corazón creyente, que se vive y se expresa con tintes cofrades.

Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Los que pensaban que España o que Andalucía había dejado de ser católica se encuentran con estas sorpresas que no brotan por generación espontánea. Y estos acontecimientos a su vez alimentan en muchos una fe quizá vacilante, pero que encuentra en estas ocasiones un refuerzo para afrontar el drama de la vida con esperanza. Ojalá que el Año de la Fe haya dejado huella en el corazón de muchos para vivir la vida cotidiana con la esperanza del Evangelio. Una esperanza que tiene los ojos puestos en el cielo y por eso se atreve a trabajar por la transformación del mundo presente.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández,

Obispo de Córdoba

?@ObispoDemetrio

Fuente:: Mons. Demetrio Fernández

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Cartagena Lorca PlanesMons. José Manuel Lorca      En la solemnidad de Cristo Rey la Iglesia nos propone a Nuestro Salvador y Redentor, Cristo, en el horizonte de nuestras esperanzas y vida. Dios ha plantado su tienda en medio de nosotros y permanece junto a su pueblo, tanto en los momentos de peligro por los que pasamos, como en los gozos y en las alegrías; Él sigue invitándonos a su mesa, lavando nuestros pies, caminando a nuestro lado, nos explica las Escrituras y nos reparte el pan. ¿Acaso con esta fiesta se nos quiere decir que Dios está lejano? Esa no es la intención, más cuando en toda la tradición bíblica se ha denominado al Señor con imágenes entrañables, se le espera como al esposo, se le considera como maestro, amigo y compañero de viaje, en todo momento se le ve cercano, defensor… ¿Cómo que es Rey? Sin duda alguna como algo muy distinto de lo que entendemos de los reyes de la tierra, mientras estos son poderosos, tienen ejércitos, guardan la distancia, por seguridad, frente a sus enemigos…; la realeza de Jesucristo se distingue en la humildad, cercanía y sencillez de vida. Jesucristo nos ha dado ejemplo para que aprendamos: Él es Rey clavado en la Cruz, con corona de espinas e insignificante cetro; no tiene armas, ni ejércitos preparados para defenderle… no los necesita. Su fuerza es el amor, un amor entregado, un amor redentor, ha vencido al pecado y a la muerte y nos regala la Vida. Cristo Rey ha reconciliado a todos los seres, los del cielo y los de la tierra y ha establecido la Paz, gracias a los méritos de su Pasión y muerte en Cruz. Así es la realeza de Jesucristo.

El Evangelio narra como vivieron los acontecimientos de la Pasión de nuestro Señor la gente que le rodeaba, entre risas y burlas; fueron ellos los que le dieron el título de Rey, ni siquiera tuvieron compasión los crucificados con él, aunque uno le reconoce inocente y le pide que lo tenga en cuenta en su reino. Jesús le concede mucho más de lo que le pide. Desgraciadamente todavía se sigue persiguiendo a Jesús, pero afortunadamente todavía existen personas que desempeñan seria y honestamente su actividad de curarle las heridas a los empobrecidos de este mundo, no aspiran a cosas demasiado elevadas, sino que se pliegan con fidelidad cotidiana en los humildes. La mentalidad de este mundo favorece las rivalidades, abusos, frustraciones y violencias de todo tipo; por el contrario, los hijos de Dios, los que tenemos a Cristo por Rey, estamos llamados a crecer en caridad, perdón, misericordia, modestia y humildad. Los ciudadanos del Reino de Dios saben cual es el estilo, el de nuestro Rey y Señor, tal como lo expresa San Pablo: “Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas” (1 Tes 2, 7-8).

Celebrad este día con solemnidad, dad gracias y bendecid a Dios, pero no olvidéis que sin humildad y espíritu de servicio no es posible la caridad ni la santidad, los instrumentos de Dios son siempre los humildes. Que Dios os colme de sus bendiciones.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

Fuente:: Mons. José Manuel Lorca

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(RV).- (con audio) Nunca el dinero y la victoria a toda costa, puentes y no muros, la Iglesia alienta el lenguaje universal del deporte, destaca el Papa El deporte esté al servicio de la paz, de la justicia y de la solidaridad, promoviendo, en particular en los jóvenes, el compartir y la hermandad, es la exhortación de Francisco, en su cordial bienvenida a los delegados de los Comités Olímpicos Europeos, a los que recibió en audiencia este sábado.
Después de expresar su aprecio a cuantos, en ámbito europeo, están comprometidos en favorecer, por medio del deporte, el desarrollo de las personas y la fraternidad social, el Santo Padre reiteró el apoyo de la Iglesia a la actividad deportiva, como instrumento de promoción de los valores humanos y religiosos, que son cimiento de una sociedad más justa y solidaria:
«Los lazos entre la Iglesia y el deporte son una bella realidad que se ha ido consolidando en el tiempo, porque la Comunidad eclesial ve en el deporte un válido instrumento para el crecimiento integral de la persona humana. La práctica del deporte, en efecto, estimula una sana superación de sí mismos y de los propios egoísmos, entrena el espíritu de sacrificio y, si se enfoca correctamente, favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad y el respeto de las reglas. Es importante que cuantos se dedican al deporte, en los distintos niveles, promuevan los valores humanos y religiosos que son la base de una sociedad más justa y solidaria. Ello es posible, porque el lenguaje del deporte es un lenguaje universal, que supera las fronteras, los idiomas, las razas, las religiones y las ideologías; tiene la capacidad de unir a las personas, favoreciendo el diálogo y la acogida. ¡Este es un recurso muy valioso!
En particular, el Papa quiso alentar la formación de la juventud a la paz y la fraternidad:
«Deseo alentar las instituciones y las organizaciones como la de ustedes, que proponen, en especial a las jóvenes generaciones, itinerarios deportivos de formación a la paz, al compartir y a la convivencia entre los pueblos. ¡La actividad deportiva se caracteriza por unir y no por dividir! También los cinco anillos entrelazados, símbolo y bandera de los Juegos Olímpicos, representan el espíritu de fraternidad que debe caracterizar la manifestación olímpica y la competición deportiva en general».
También alentó el Santo Padre a tutelar la armonía, la rectitud, el rigor moral y la función educativa, que debe caracterizar siempre al deporte, sin reducir nunca a los atletas a mera mercancía, por afán de dinero o de éxito:
«Cuando el deporte se considera sólo según los parámetros económicos o para lograr la victoria a toda costa, se corre el riesgo de reducir a los atletas a mera mercancía de la que hay que sacar provecho. Los mismos atletas entran en un mecanismo que los atropella, pierden el verdadero significado de sus actividades, aquella alegría de jugar que los atrajo cuando eran chicos y que los ha llevado a hacer tantos sacrificios y a llegar a ser campeones. El deporte es armonía, pero si prevalece el afán desmedido de dinero y de éxito esta armonía se despedaza. Ustedes, como dirigentes olímpicos están llamados a impulsar la función educativa del deporte. Todos somos conscientes de la gran necesidad de formar a los atletas animados por la rectitud, el rigor moral y un agudo sentido de responsabilidad».
(CdM – RV)

Fuente:: News.va

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23 de Noviembre de 2013 / 0 Comentarios

Fuente:: Gaudium Press

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Iglesia en Estados unidos celebra victoria jurídica en favor de la libertad religiosa

Washington (Sábado, 23-11-2013, Gaudium Press) Como «una significativa victoria para los derechos de conciencia» calificó la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) la reciente decisión de una Corte Federal en Pennsylvania de suspender provisionalmente para varias instituciones católicas el cumplimiento del mandato antinatalista del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS). La suspensión se produjo en medio del proceso de una demanda interpuesta por las Diócesis de Pittsburgh y Erie y otras organizaciones.

La Corte expresó que los demandantes «tienen probabilidad de éxito» en demostrar que el mandato, que impone la inclusión de fármacos abortivos, esterilización y anticonceptivos en el plan de salud de los empleados, vulnera la libertad religiosa de las instituciones religiosas. El mandato, declara, «impone una carga sustancial sobre el derecho de los demandantes de ejercer libremente su religión». Por estos motivos suspendió su aplicación temporalmente y evitó de esta forma cuantiosas multas para las organizaciones católicas objetoras que tomaron parte en la demanda.

El Presidente de la USCCB y Arzobispo de Louisville, Mons. Joseph Kurtz, celebró el anuncio de la suspensión provisional. «Justo recientemente los Obispos de Estados Unidos emitimos un mensaje reafirmando nuestra voluntad de resistir al mandato del HHS y proteger nuestra libertad religiosa» recordó el Arzobispo (ver noticia anterior). «La Corte vindica este acercamiento y nosotros esperamos completamente que le sigan más decisiones como esta».

«Estoy fuertemente motivado por el rechazo de la Corte al intento del gobierno de reducir la libertad religiosa a la libertad de culto, así como el reconocimiento de la Corte de que el servicio a los necesitados está en el corazón de nuestra fe», concluyó Mons. Kurtz.

La Iglesia Católica continúa su rechazo de la norma y diversas diócesis, escuelas y ministerios de servicio social adelantan procesos judiciales en contra de la medida. Además de las estrategias judiciales, la Iglesia apoya varias iniciativas legislativas que protegerían los derechos de los creyentes y evitarían la implementación del mandato antinatalista el próximo 01 de enero de 2014.

Con información de Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Como en el rugby, en la vida se debe correr juntos hacia la meta , el Papa a los equipos de Argentina e Italia
(RV).- (Audio) Como en el rugby, en la vida se debe correr juntos hacia la meta , el Papa a los equipos de Argentina e Italia “En el rugby se corre hacia la meta. Palabra tan hermosa que nos hace pensar en la vida. Para llegar hay que correr juntos”. Lo dijo el Santo Padre a los jugadores de rugby de los equipos nacionales de Italia y Argentina a los que recibió la mañana del viernes en el Vaticano, y que este sábado se enfrentan en un encuentro amistoso en Roma. Francisco habló del rugby como un deporte simpático, “duro, con mucha confrontación física, pero sin violencia. Hay una gran lealtad y un gran respeto. Jugar al rugby ¡no es un paseo! Y esto creo que también es útil para templar el carácter, la fuerza de voluntad”. “En el rugby -continuó- se corre hacia la meta. Esta palabra tan hermosa, tan importante, nos hace pensar en la vida, porque toda nuestra vida nos lleva a una meta, y esta búsqueda es laboriosa, requiere lucha, compromiso, pero lo importante no es correr solos. Para llegar, hay que correr juntos, y el balón se pasa de mano en mano, y se avanza juntos, hasta que se llega a la meta. ¡Y entonces lo celebramos!”. “Puede que mi interpretación no sea muy técnica -aclaró- pero es la forma en la que un obispo ve el rugby. Y como obispo les deseo que pongan en práctica todo esto fuera del campo, en sus vidas”.
Palabras del Papa a los jugadores de las Nacionales de Rugby de Argentina e Italia:

Queridos amigos Buenos días,
¡Veo con alegría que entre Italia y Argentina hay diversos encuentros deportivos! Esto es bueno, buena señal, señal también de una gran tradición que continua entre estas dos Naciones. Les agradezco haber venido a saludarme, con la ayuda del Señor Embajador, y también por la iniciativa caritativa que han emprendido. El rugby es un deporte muy simpático, y les digo por qué lo veo así: porque es un deporte duro, hay mucho desencuentro físico, pero no hay violencia, hay gran lealtad, gran respeto. Jugar rugby es fatigoso, no es un paseo, ¡no es un paseo! Y creo que esto sea útil también para templar el carácter, la fuerza de voluntad. Otro aspecto que resalta es el equilibrio entre el grupo y el individuo. Están las famosas “cargas”, que a veces ¡causan gran impresión! Los dos equipos se enfrentan, dos grupos compactos, que en conjunto empujan uno contra otro y se balancean. Y después están las acciones individuales, las carreras ágiles hacia la “meta”. Precisamente, en el rugby ¡se corre hacia la “meta”! Esta palabra tan bella, tan importante, nos hace pensar en la vida, porque toda nuestra vida tiende a una meta; y esta búsqueda, búsqueda de la meta, es fatigosa, requiere lucha, empeño, pero lo importante es ¡no correr solos! Para llegar es necesario correr juntos, y el balón es pasado de mano en mano, y se avanza juntos, hasta que se llega a la meta. ¡Y entonces se festeja! Quizás esta interpretación mía no es muy técnica, pero ¡es la manera en la que un obispo ve el rugby! Y como obispo les deseo poner en práctica todo esto también fuera del campo, ponerlo en práctica en su vida. Rezo por ustedes, les deseo lo mejor. Pero también ustedes recen por mí, para que también yo, con mis colaboradores, hagamos un buen equipo y ¡lleguemos a la meta!
¡Gracias, y que el de mañana sea un hermoso partido!
Cada uno de nosotros tiene en el corazón muchas cosas y necesita fuerza para llevarlas adelante. Así que vamos a ponernos un instante en silencio y cada uno pida la bendición de Dios, antes que yo se la dé.
¡Gracias por la visita de todo corazón y que tengan un buen partido, eh!
(RC-RV)

Fuente:: News.va

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Nuestros templos ¿son lugares de adoración? preguntó el Papa este viernes
(RV).- El templo es un lugar sagrado en el que lo más importante no es la ritualidad, sino “adorar al Señor”. Lo afirmó el Papa Francisco durante su homilía de la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta. El Papa meditó sobre el ser humano que como “templo del Espíritu Santo” está llamado a escuchar a Dios dentro de sí, a pedirle perdón y a seguirlo.
El Templo es la casa de piedra donde un pueblo custodia su alma ante Dios. Pero Templo sagrado es también el cuerpo de un individuo singular, en donde Dios habla y el corazón escucha. El Santo Padre desarrolló su homilía centrándose en estas dos dimensiones, que corren paralelas en la vida cristiana. El motivo lo dio el pasaje litúrgico del Antiguo Testamento, en el que Judas Macabeo vuelve a consagrar el Templo destruido por las guerras. “El Templo – observó el Pontífice – como un punto de referencia de la comunidad, un lugar de referencia del pueblo de Dios”, a donde se va por muchas razones, una de las cuales – explicó – supera todas las demás:
“El Templo es el lugar a donde la comunidad va a rezar, a alabar al Señor, a dar gracias, pero sobre todo a adorar: en el Templo se adora al Señor. Y este es el punto más importante. También, esto es válido para las ceremonias litúrgicas: en esta ceremonia litúrgica, ¿qué es más importante? ¿Los cantos, los ritos – bellos, todo…? La adoración es más importante: toda la comunidad reunida mira el altar donde se celebra el sacrificio y se adora. Pero, yo creo – lo digo humildemente – que quizás nosotros cristianos hemos perdido un poco el sentido de la adoración, y pensamos: vamos al Templo, nos reunimos como hermanos – ¡eso es bueno, es bello! – pero el centro está allí donde está Dios. Y nosotros adoramos a Dios”.
De esta afirmación brota la pregunta, directa: “Nuestros templos – se preguntó el Obispo de Roma – ¿son lugares de adoración, favorecen la adoración? ¿Nuestras celebraciones favorecen la adoración?”. Jesús – recordó Francisco, citando el Evangelio de hoy – echa a los vendedores que habían ocupado el Templo como un lugar de tráficos en vez que de adoración. Pero hay otro “Templo” y otra sacralidad que considerar en la vida de fe:
“San Pablo nos dice que somos templos del Espíritu Santo. Yo soy un templo. El Espíritu de Dios está conmigo. Y también nos dice: ‘¡No entristezcan el Espíritu del Señor que está dentro de ustedes!’. Y también aquí, tal vez non podemos hablar como antes de la adoración, sino de una suerte de adoración que es el corazón que busca el Espíritu del Señor dentro de sí y sabe que Dios está dentro de sí, que el Espíritu Santo está dentro de sí. Lo escucha y lo sigue”.
Ciertamente la secuela de Dios presupone una continua purificación, “porque somos pecadores”, repitió el Papa, insistiendo: «Purificarse con la oración, con la penitencia, con el Sacramento de la reconciliación, con la Eucaristía». Y así, “en estos dos templos – el templo material, el lugar de adoración, y el templo espiritual dentro de mí, donde habita el Espíritu Santo – en estos dos templos nuestra actitud debe ser la piedad que adora y escucha, que reza y pide perdón, que alaba al Señor”:
“Y cuando se habla de la alegría del Templo, se habla de esto: toda la comunidad en adoración, en oración, en acción de gracias, en alabanza. Yo en oración con el Señor, que está dentro de mí porque yo soy ‘templo’. Yo en escucha, yo en disponibilidad. Que el Señor nos conceda este verdadero sentido del Templo, para poder ir adelante en nuestra vida de adoración y de escucha de la Palabra de Dios”.
(Traducción del italiano: Raúl Cabrera-Radio Vaticano)

Fuente:: News.va

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Ciudad del Vaticano, 22 noviembre 2013 (VIS).- Esta mañana en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre ha recibido en audiencia a Vjekoslav Bevanda, Presidente del Consejo de Ministros de Bosnia y Herzegovina, que a continuación se ha encontrado con monseñor Pietro Parolin, Secretario de Estado y con el arzobispo Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados.
 
Los coloquios, desarrollados en un clima de cordialidad, han brindado la oportunidad para intercambiar opiniones sobre la situación actual en Bosnia y Herzegovina y sobre las perspectivas inmediatas del país, así como de los esfuerzos para promover una sociedad más abierta y respetuosa de los derechos de todos los ciudadanos y de los retos que la actual crisis económica conlleva.
 
Asimismo, ambas partes han expresado su satisfacción por las buenas relaciones bilaterales, destacando el Acuerdo de Base de 2006 como expresión importante de las mismas ya que fomenta la colaboración entre la Iglesia y el Estado por el bien común y el desarrollo del país.
 
Por último, se han tratado algunas cuestiones relativas a la aplicación de dicho Acuerdo, así como la contribución de los católicos en la sociedad.

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“Menos desigualdades, más diferencias”. Tema del Tercer Festival de la Doctrina Social de la Iglesia de Verona a cuyos participantes el Papa envió un videomensaje
(RV).- (Con audio) “Menos desigualdades, más diferencias”. Tema del Tercer Festival de la Doctrina Social de la Iglesia de Verona a cuyos participantes el Papa envió un videomensaje Del 21 al 24 de este mes de noviembre se celebra en la ciudad italiana de Verona el Tercer Festival de la Doctrina Social de la Iglesia. Por esta razón anoche, a las 20,30 el Papa Francisco envió un videomensaje en el que saluda a todos los participantes reunidos bajo el tema “Menos desigualdades, más diferencias”. De modo particular, el Santo Padre saluda a su Obispo, Monseñor Zenti junto al Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga que abrió los trabajos de esta iniciativa, sin olvidar al Padre Vincenzi quien desde hace años coordina este Festival.
“Menos desigualdades, más diferencias” es un título que evidencia la riqueza plural de las personas como expresión de los talentos personales y toma las distancias de la homologación que mortifica y vuelve desiguales. Quisiera traducir el título en una imagen: la esfera y el poliedro. La esfera puede representar la homologación, como una especie de globalización: es lisa, sin facetas, igual a sí misma en todas sus partes. El poliedro tiene una forma similar a la esfera, pero está compuesta por muchas caras. Me gusta imaginar la humanidad como un poliedro, en el que las formas múltiples, expresándose, constituyen los elementos que componen, en la pluralidad, a la única familia humana. Y esta sí es una verdadera globalización. La otra globalización – la de la esfera – es una homologación.

El Papa Francisco también dirigió su pensamiento a los jóvenes y ancianos:
El reconocimiento de las diferencias valoriza a las personas a diferencia de la homologación, que es el riesgo de descartarlas porque no son capaces de comprender el significado. Hoy los jóvenes y los viejos son considerados descartables porque no responden a las lógicas productivas en una visión funcionalista de la sociedad, no responden a ningún criterio útil de inversión. Se dice son “pasivos”, no producen, en la economía del mercado no son sujetos de producción. Pero no debemos olvidar que los jóvenes los viejos llevan, cada uno, una gran riqueza: ambos son el futuro de un pueblo.

Tras recordar que los jóvenes son la fuerza para ir adelante mientras los ancianos son la memoria del pueblo y la sabiduría Francisco afirma que no puede existir un desarrollo auténtico, ni un crecimiento armonioso si se niega la fuerza de los jóvenes y la memoria de los viejos. Porque un pueblo que no se ocupa de los jóvenes ni de los ancianos no tiene futuro. Por esta razón, dice, “debemos hacer todo lo posible para evitar que nuestra sociedad produzca un descarte social y debemos empeñarnos todos para mantener viva la memoria, con la mirada dirigida hacia el futuro.
Después de destacar que el porcentaje de los jóvenes sin trabajo en este momento en algunos países llega a superar el 40 por ciento, el Papa afirma que se trata de una “hipoteca”, una “hipoteca para el futuro”, y que si esto no se resuelve pronto, podemos tener la seguridad de que el futuro será demasiado débil e incluso inexistente.
Un pensamiento va también a la Doctrina Social de la Iglesia: el Magisterio social es un gran punto de referencia. Representa una orientación fruto de reflexión y de una operatividad virtuosa. Es muy útil para no perderse. Quien trabaja en la economía y en las finanzas seguramente se siente atraído por el beneficio y si no está atento, se pone al servicio del mismo beneficio. Así se vuelve esclavo del dinero. La Doctrina Social contiene un patrimonio de reflexiones y de esperanzas que es capaz, también hoy, de orientar a las personas y de conservarlas libres. Se necesita coraje, pensamiento y la fuerza de la fe para estar dentro del mercado, para estar dentro del mercado, guiados por una conciencia que ponga en el centro la dignidad de la persona, no el ídolo dinero.

Por último, y antes de despedirse, Francisco dirige un pensamiento a la “cooperación”, teniendo en cuenta que ha tenido la oportunidad de encontrarse con algunos representantes del mundo de las cooperativas.
Y antes de manifestar su deseo de que puedan “revestir de novedad la continuidad”, a imitación del Señor, que nos hace ir adelante con sorpresas, con novedades, el Papa también compartió un recuerdo personal:
Yo recuerdo – era un muchacho – tenía 18 años, era el 1954, y escuché a mi padre que hizo una conferencia sobre el cooperativismo cristiano, y desde aquel tiempo me entusiasmé con esto, he visto que aquel era el camino. Es precisamente el camino para una igualdad, pero no para la homogeneidad, una igualdad en las diferencias. También económicamente es lenta. Recuerdo aún aquella reflexión de mi papá: va adelante, lentamente, pero es segura. Cuando escucho algunas otras teorías económicas, como la “del cobre” – no sé cómo se dice bien en italiano [el Papa se refiere a las teorías sobre las materias primas que arrastran los ciclos económicos] la experiencia nos dice que ese camino no va.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

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Mons. Juan del RíoMons. Juan del Río      Con la Carta Apostólica, Porta Fidei, del 11 de octubre de 2011, el Papa Benedicto XVI, promulgó el Año de la fe, que comenzó el 11 de octubre de 2012 cuando se cumplían cincuenta años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II y veinte años desde la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. El próximo domingo 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, tendrá lugar su clausura.

La grandeza de la fe en este “Rey de reyes” (cf. Lc 23,38) es fruto de la gracia divina y de la adhesión libre de la persona que se siente seducida por un amor que colma las ansias de felicidad que hay en el corazón humano. “Tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su propio Hijo, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Sin embargo, el signo supremo de ese amor infinito no es otro que la cruz salvadora de Cristo. Después de tantos siglos, continua siendo escándalo y blasfemia para muchos, pero para nosotros los bautizados es “fuerza de Dios, y sabiduría de Dios” (1Cor 1, 24).

En el transcurro de este Año de la fe, la Iglesia Católica y la humanidad, han vivido un importante y significativo acontecimiento: la renuncia de Benedicto XVI al ministerio petrino y la consiguiente convocatoria del cónclave de los cardenales que eligió, el 13 de marzo de 2013, a Francisco como sucesor de Pedro, que dentro de la más respetuosa continuidad apostólica está siguiendo los objetivos trazados.

Todo el tiempo del evento celebrativo de la fe, ha sido una llamada a la Iglesia Universal para renovar la conversión al Señor Jesús y al redescubrimiento del gozo de ser cristiano en medio de los múltiples desafíos que tiene en la actualidad el seguimiento y la identificación con Cristo y su Iglesia. El Papa emérito en la eucaristía de apertura de esta conmemoración, exponía  la realidad de desierto espiritual que viven muchos creyentes. Sin embargo ello, puede convertirse en ocasión para “descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres. Porque en el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir (…) y en el desierto se necesitan sobre todo personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra prometida y, de esta forma, mantengan viva la esperanza”.

A los dos días de su elección, el Papa Francisco recordaba en una audiencia al colegio de cardenales, los fines propuestos para este tiempo de la Iglesia: “impulsados también por la celebración del Año de la fe, todos juntos, pastores y fieles, nos esforzaremos por responder fielmente a la misión de siempre: llevar a Jesucristo al hombre, y conducir al hombre al encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, realmente presente en la Iglesia y contemporáneo en cada hombre”. La consecuencia más importante, recordaba el Papa, será la conversión en hombres nuevos, por el misterio de la gracia, que suscitará en cada alma “esa alegría cristiana que es aquel céntuplo que Cristo da a quienes le acogen en su vida”.

Ahora, cuando finaliza el calendario, llega el momento de hacer balance de las actividades y múltiples actos que hemos realizados en los diversos niveles eclesiales durante este periodo. Es momento de pararse y dar gracia a Dios por la grandeza de ser católico, de pertenecer al Pueblo  de Dios, que camina en el tiempo entre “persecuciones y consolaciones de su Señor” (san Agustín). Es precisamente en la “barca de Pedro”, y no fuera de ella,  donde  se recupera la centralidad de Cristo en la vida personal y comunitaria. Únicamente en comunión con la Iglesia brota la alegría de la fe que profesamos, celebramos y testimoniamos.  Esta es la única manera de que seamos apóstoles creíbles de la nueva evangelización.

¡La “puerta de la fe” (Porta Fidei), continua abierta a todos los hombres y  mujeres, sólo se cerrará al final de nuestros días, cuando demos cuentas a Dios de este gran tesoro recibido!

† Juan del Río Martín,
Arzobispo Castrense de España

 

Fuente:: Mons. Juan del Río

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