Gil_HellinMons. Francisco Gil Hellín     Hace unos días, comentaba con una persona la situación religiosa en el mundo. En un momento de la conversación dije que cada año son asesinados cien mil cristianos en el mundo. Mi interlocutor me interrumpió: “Ha dicho cien mil ¿he oído bien?” La cifra le dejó tan sorprendido como mí, cuando la leí en una publicación reciente. La cifra es correcta, porque la ha confirmado –y nadie la ha desmentido-  el observador permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas. Durante la 23 sesión del Consejo de Derechos Humanos, del pasado mes de mayo, Silvano Tomassi afirmó: “Una investigación reciente ha llegado a esta conclusión impactante: más de cien mil cristianos son asesinados cada año debido a su relación con la fe”.

Sólo en agosto de 2008, en la India fueron asesinados 500 cristianos. En enero de 2012 hubo un atentado en una iglesia de Nigeria donde murieron cuarenta personas y en todo el año 2011 fueron asesinadas 550. Entre 2003 y 2012 han emigrado de Iraq seiscientos cincuenta mil cristianos y desde 2003 han sido asesinados dos mil. En Egipto, la situación de los cristianos ha empeorado con la subida al poder de los Hermanos musulmanes.

En Occidente no se dan este tipo de casos. Sin embargo, hay leyes y prácticas que limitan también la libertad religiosa. Un informe sobre Intolerancia y Discriminación presentado recientemente en Tirana (Albania), en una Conferencia de Alto Nivel de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), presentó 169 casos llamativos de intolerancia contra los cristianos en la Unión Europea durante el año 2012.

Esta intolerancia no se refiere exclusivamente a cuestiones meramente religiosas. El espectro es más amplio y se centra en estos cinco aspectos fundamentales: la libertad de conciencia, la libertad de expresión, la libertad de reunión y asociación, las políticas de igualdad y los derechos de los padres a la educación de sus hijos. Por ejemplo, la objeción al aborto o a la dispensación de anticonceptivos representa un serio problema para los profesionales de la salud que se oponen a estas prácticas en diversos países. Así mismo, encuentra un freno severo quien disiente de entender la homosexualidad como una práctica normal y sin reparos éticos. También hay poca tolerancia con las manifestaciones pacíficas pro-vida ante las clínicas abortistas.

En una obra colectiva, publicada por la universidad de Georgetown (EE.UU), un grupo de expertos defiende que la libertad religiosa es nuclear para la dignidad humana, la democracia y la paz mundial. Por eso, no sólo es un derecho humano que hay que defender, sino también una necesidad de los estados para su propia seguridad y pervivencia. Por lo que respecta al cristianismo, esto tiene una vigencia más especial. Porque, como sostiene por ejemplo Haro en su libro sobre “Cristianos y leones”, esta confesión supone un freno al poder omnímodo de las dictaduras que penalizan el ejercicio del derecho a la libertad religiosa.

En este sentido, no puedo menos de recordar una anécdota del Beato Juan Pablo II al Pontificio Consejo para la Familia, donde yo trabajaba entonces. En una reunión sobre los derechos de la familia nos dijo: Hay que defender la libertad religiosa con todos los medios pacíficos a nuestro alcance, porque se trata de un derecho no sólo fundamental sino fundamentalísimo; uno de los primeros derechos. El Papa se refería, y así hay que entender ese derecho, no sólo a la libertad para ir a una iglesia y participar en los cultos religiosos que en ella se celebran, sino para orientar las diversas facetas de la vida: la profesión, la familia, las relaciones sociales, los acontecimientos deportivos, literarios, artísticos, las leyes… según las propias creencias. Evidentemente, respetando las opciones legítimas de los demás, incluidos los que no tienen ninguna creencia.

+ Francisco Gil Hellín

Arzobispo de Burgos

Fuente:: Mons. Francisco Gil Hellín

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Mons. Jesus Sanz MontesMons. Jesús Sanz     Han pasado 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II. El Papa Benedicto XVI quiso convocar a todo el Pueblo de Dios para dar gracias por este evento de enorme importancia y propuso el Año de la Fe. Será el Papa Francisco quien lo clausurará el próximo domingo de Cristo Rey. Nosotros nos uniremos a este broche celebrando también la Eucaristía en la Catedral de Oviedo el próximo domingo por la tarde.

La fe no es algo que se pueda dar por supuesto. De hecho hay gente que nunca la ha tenido, o que la ha llegado a perder, mientras que también son tantos que habiendo recibido la semilla creyente ha ido madurando y acrecentando el don que se les otorgó. El Papa Benedicto XVI recordaba en su convocatoria, que «mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas» (Porta Fidei, 2).

Cuando una persona cae en el desengaño ante una realidad o ante otra persona, suele emplear esa expresión popular: “he perdido la fe en esa persona, en esa institución”. Igualmente tener fe en alguien o en algo, supone que cuanto valoramos en ellos merece la pena ser escuchado, acogido y reconocido, ser divulgado y defendido. Con la fe, no sólo memorizamos una serie de preceptos, o aceptamos códigos morales de conducta, verdades dogmáticas, sino que la fe, antes de creer en algo, es creer en Alguien.

Este Alguien, se nos ha hecho encontradizo para abrazar las preguntas que palpitan en nuestro corazón. Ahí laten tantas preguntas que no hemos puesto nosotros y que nosotros solos no sabríamos responder. La vida se nos da precisamente para reconocerlas, para amarlas, y para buscar humildes su veraz respuesta. Son las preguntas que nos constituyen en buscadores del bien, de la verdad y la belleza, y que nos transforman en peregrinos de los senderos que nos llevan a la meta donde podemos hallar a quien tiene la respuesta. Esto es el cristianismo como bellamente nos dijo el Papa Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida”.

Pero no todos desean este encuentro, no todos lo han tenido. A nosotros nos ha sucedido este encuentro que abraza nuestras preguntas con inmensa paciencia y con piadosa misericordia. Creemos en Dios creyéndole a Él. Y esta fe se puede acrecentar o se puede atrofiar, como sucede con la relación que mantenemos con alguien que se ha cruzado en nuestro camino significativamente.

Nos proponíamos hace un año hacer este camino con toda la Iglesia, nutriendo, celebrando y testimoniando nuestra fe. Hemos podido alimentar con la Palabra de Dios y los sacramentos ese encuentro con el Dios vivo. Hemos podido celebrar la liturgia alabando al Señor de nuestra vida, y hemos podido dar testimonio de la fe especialmente con los gestos solidarios del amor cristiano que despierta la esperanza en nuestros hermanos más desfavorecidos. Brilla con su inmensa luminaria el testimonio de la fe que nos ofrecieron los mártires en la persecución religiosa en España durante el siglo XX. Con el Papa Francisco seguiremos viviendo esta fe nutrida, celebrada y testimoniada saliendo al encuentro de los hermanos que en su Iglesia se nos confía, esos que encontramos en las encrucijadas y periferias de todos los caminos.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

?@jesussanzmontes

Fuente:: Mons. Jesús Sanz

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Un rey sobre la cruzMons. Ciriaco Benavente      En el domingo último del año litúrgico la Iglesia celebra la fiesta de Cristo Rey. Pero, ¿quién es este Rey? ¿Dónde están su cetro y su trono? ¿Dónde, el boato, la riqueza y el poder?

Durante tres años, Jesús había predicado en las calles y plazas de Palestina, había repartido favores, había realizado curaciones sorprendentes, se había presentado como el el Mesías esperado. Sus palabras y sus hechos ayudaron a muchos a descubrir al Dios de la ternura y de la misericordia, a sentirse más humanos, a descubrirá la hondura de su propia humanidad. En alguna ocasión, cuando multiplicó el pan para la multitud hambrienta, quisieron hacerle rey, pero él lo rechazó casi con violencia; incluso unos días antes de la crucifixión lo habían aclamado así por las calles de Jerusalén.

Ahora, sobre la colina del Gólgota se recortan tres cruces rasgando el horizonte, Jesús ha sido procesado y condenado a muerte en un juicio sumario junto a dos malhechores. La gente, que ha acudido, asiste impasible al espectáculo de aquella vida que se apaga, mientras los dirigentes del pueblo se mofan del crucificado: “Ha salvado a otros, que se salve a ahora a sí mismo si es realmente el Mesías elegido de Dios”.

Al leer el Evangelio es importante fijarse en las personas, en sus reacciones. En el Calvario hay curiosos, autoridades, soldados, dos bandidos condenados a morir también crucificados. Y están, y de qué manera tan distinta, María, la madre de Jesús, con algunas mujeres y el discípulo amado.

La mayoría de los presentes se limita a mirar. Así seguirá sucediendo, por desgracia, incluso ante los acontecimientos más desoladores de la historia. Frente a la injusticia o la mentira, muchos se limitan a mirar, no reaccionan, no salen a la defensa, no se rebelan, no piden explicaciones. Un pueblo en pie puede tener un peso político extraordinario, pero no lo sabe o no quiere saberlo.

Los dirigentes, por el contrario, no se quedan mano sobre mano, saben cómo utilizar en ventaja propia la incoherencia o la pereza de la gente. El pueblo, cuando carece de la verdadera sabiduría es presa fácil de cualquier ideología u oportunismo de quienes manejan los hilos del poder. Un poder que ahora reacciona contra Jesús con cortante sarcasmo e ironía. “A otros ha salvado, que se salve a sí mismo”. Con ello están afirmando una profunda verdad: Que Jesús ha venido a salvar a otros, no a sí mismo.

Los soldados que le han llevado a crucificar, en vez de servidores de la paz y del bien, son también utilizados, como ha sucedido tantas veces bajo los totalitarismos, para hacer de brazo fuerte y ejecutivo de la injusticia: “Se burlaban también de él los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: Si eres tú el rey de los judíos, sálvate  a ti mismo”.

Uno de los crucificados con Él blasfemaba  diciendo: – ¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y a nosotros”. Siempre, una parte de la humanidad, incluso en las situaciones más duras, tomará a Dios a bromas, se reirá de su omnipotencia o lo hará responsable de los males del mundo, cerrándose así a toda posibilidad de cambio o conversión.

Pero el otro de los malhechores increpaba a su compañero: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio éste no ha faltado en nada”. Y decía: -“Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Hay personas que a pesar de las dificultades y los sufrimientos que conlleva la vida confían y esperan en Dios reclamando perdón y gracia. Personas que, incluso en situaciones de cruz, no maldicen, sino que se abren con piedad a una Luz que les da fortaleza, serenidad y esperanza para asumir la cruz. A lo largo de mi ministerio he conocido personas así, que, desde situaciones capaces de provocar la desesperación, volvían sus ojos para encontrarse con la mirada dulce y luminosa de Cristo, suplicándole con infinita confianza y humildad, con un llanto que se iba transfigurando en paz y alegría, que les acogiera en su Reino.

Jesús le responde: Te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Jesús, Rey del universo, señor de la vida y de  muerte, nos ofrece una palabra cierta: La Palabra que nos dice que en el hoy de Dios, siempre actual, Él acogerá en su Reino a todo aquel que le acepte con fe y con humildad: Hoy podemos abrirnos al perdón, hoy podemos comenzar de nuevo, hoy podemos empezar a vivir ya ese paraíso aquí en esta tierra, porque hoy es posible vivir el presente del Dios que es amor.

Allí, en el momento de la más humillante derrota, se ilumina la verdad de este Rey, resplandece la gloria del amor más grande y gratuito. Su anonadamiento nos levanta, su impotencia nos regala aquello que ningún rey pudo dar a sus súbditos: el triunfo sobre nuestro enemigo más radical, la muerte, ante la que todos los poderes de este mundo han de rendirse impotentes. El Reino de Jesús tiene poco que ver con los reinos de este mundo.

+ Ciriaco Benavente Mateos

Obispo de Albacete

Fuente:: Mons. Ciriaco Benavente Mateos

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Mons. Saiz MenesesMons. Àngel Saiz Meneses     Este domingo de Cristo Rey termina el Año de la Fe, promulgado por el Papa Benedicto XVI con la carta Porta fidei, la puerta de la fe. Dentro de este año hemos vivido en la Iglesia la renuncia del Papa Benedicto y la elección  del Papa Francisco, que tanto interés está suscitando.

En estos escritos he dedicado algunos comentarios a destacar diversos puntos de la encíclica dedicada precisamente a la fe y titulada Lumen fidei. Termina el Año de la Fe, pero no así el compromiso de la fe. Es más, si nuestras comunidades cristianas han comprendido el alcance de esta propuesta de los papas Benedicto y  Francisco, ahora hemos de estar más abiertos a vivir las exigencias de nuestra condición de cristianos. Doy las gracias, pues, por todo lo que se ha hecho a lo largo de este año en nuestra diócesis, que ha entrado de esta manera, llena de esperanza, en el décimo aniversario de su creación.

Con este comentario deseo destacar un aspecto del primer capítulo de la encíclica, que expresamente he dejado para hoy. Citando a Nietzsche, en la introducción, el Papa se pregunta si la fe es una luz ilusoria. Para el cristiano, la fe es la respuesta que damos al amor de Dios, que se ha manifestado en la vida y las palabras de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, nacido de la Virgen María. Este amor de Jesús en el que creemos nos llega por medio de unos testigos fidedignos y nos llega en el seno de la Iglesia, dentro de la comunión eclesial, en la que podemos decir “creo” y también “creemos” cuando confesamos el símbolo de la fe, en el corazón de la liturgia eucarística cada domingo.

“La fe cristiana está centrada en Cristo, es confesar que Jesús es el Señor y Dios lo ha resucitado de entre los muertos (cf. Rom 10,9). Todas las líneas del Antiguo Testamento convergen en Cristo; Él es el Sí definitivo de todas las promesas”, dice el Papa, que presenta a Cristo como la plenitud de la fe cristiana.

La mayor prueba de que podemos fiarnos del amor de Cristo se encuentra en su muerte. Ahora bien la muerte de Cristo manifiesta la total fiabilidad del amor de Dios a la luz de la Resurrección. La Iglesia transmite esta fe mediante la tradición apostólica y mediante los sacramentos. También mediante la sucesión apostólica de los obispos, que la encíclica presenta como una institución al servicio de la transmisión viva de la fe en la comunidad de la Iglesia. Personas vivas que garantizan la conexión con el origen de nuestra fe.

Al terminar el Año de la Fe seamos, pues, una “Iglesia confesante y misionera”; es decir, una comunidad de bautizados que da gracias gozosamente por el don de la fe, del bautismo y de los demás sacramentos; que profesa humildemente y agradecidamente el Credo, el símbolo de la fe, y que procura dar testimonio de Jesús y de su Evangelio con obras y con palabras.

Y también, como consecuencia, la Iglesia es un hogar de espiritualidad abierto a cuantos buscan y se cuestionan sobre los misterios de la existencia, sobre el “océanos de interrogantes”, que, como ha dicho recientemente uno de nuestros filósofos, es la vida humana. No nos sentimos como una comunidad de puros o de selectos, sino de hombres y mujeres que caminan con sus contemporáneos, procurando que haya “una gran fraternidad”, como quiere el Papa Francisco.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

Fuente:: Mons. Josep Àngel Saiz Meneses

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¡Señor, auméntanos la fe!Mons. Francesc Pardo i Artigas      Este domingo, fiesta de Cristo Rey, último del año litúrgico, celebramos la clausura del Año de la Fe, iniciado por el papa Benedicto y asumido por el papa Francisco. 

En un momento determinado, los apóstoles, al constatar las dificultades derivadas de su confianza en Jesús y de su seguimiento, le hicieron la siguiente petición o plegaria: “¡Señor, auméntanos la fe!”. Es comprensible, ya que Jesús les hablaba de las riquezas, del peligro del escándalo de dañar a los demás, de la actitud del perdón… A medida que los discípulos van conociendo a Jesús, descubren lo que les ofrece, pero al mismo tiempo lo que les exige. Es entonces cuando se dan cuenta de su propia fragilidad y de las dificultades que conlleva confiar en Él, y por ello le suplican que les aumente la fe. 

Esta es la plegaria que hago para mi mismo y para todos al finalizar el Año de la Fe, no la carrera de la fe: “Señor, auméntanos la fe!”. 

Estoy convencido que durante este año nos hemos esforzado en redescubrir la fe como un gran tesoro que nos ha sido regalado. Hemos profundizado en los contenidos de la fe –qué creemos-, por qué creemos –las razones- y en quién creemos –la Iglesia-; la hemos celebrado, nos hemos esforzado en proponerla, pese a les dificultades con que nos encontramos, y la hemos hecho vida, amando, sirviendo y testimoniándola. 

Valgan algunos ejemplos: 

        Unos jóvenes desde Taizé: “La experiencia ha sido un regalo maravilloso, porque es la primera vez. Me he reconciliado con mi tradición cristiana original, con el Espíritu de Jesús. He sentido el amor de Dios a través de las plegarias en comunidad y en los espacios de soledad y silencio”. 

        Una enferma de cáncer: “Me da miedo  todo el proceso. Pido ayuda al Señor y, sobretodo, que no pierda la fe y la esperanza”. 

        Un sacerdote: “Pese a mis imperfecciones, incoherencias y fracasos, pues tengo la sensación de no haber convertido a nadie, doy gracias por el gran don de la fe. Cadadía me doy cuenta de la suerte que he tenido en creer y gastar mi vida ofreciéndola y celebrándola”. 

        Una voluntaria de Caritas: “He vuelto a creer cuando verdaderamente he dedicado tiempo a servir a los más pobres. De nuevo he descubierto a Jesús”. 

        Un agricultor durante una visita pastoral: “Pienso como el reloj de sol de mi casa de campo, donde está escrito: “Yo sin sol y tu sin fe, nada somos”. 

El Año de la Fe nos ha hecho tomar conciencia de nuestras incoherencias, debilidades, rutinas, temores y dudas. También somos más conscientes de que la descristianización de colectivos de nuestra sociedad nos ha tocado, igualmente que la frialdad y la indiferencia de personas próximas a nosotros. Por todo ello, el compromiso de este año ha consistido en ayudarnos a creer, a vivir y a celebrar la fe cada día con mayor ardor, convencimiento y alegría. 

El papa Francisco, a partir del borrador del papa Benedicto, nos ha regalado la carta Lumen Fidei, en la que afirma: “Quien se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado su voz y ha recibido su luz, no puede retener este don para si”. Por ello el Año de la fe también nos anima a convertirnos en testimonios valerosos y jubilosos. 

Este domingo a la 6 de la tarde, en la catedral, celebrando la Eucaristía, en acción de gracias por este año, rogaremos por todos los que formamos la Iglesia diocesana, diciendo: “¡Señor, auméntanos la fe!”. 

+Francesc Pardo i Artigas

Obispo de Girona

Fuente:: Mons. Francesc Pardo i Artigas

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Esperamos un SalvadorMons. Atilano Rodríguez      Los cristianos confesamos en el Credo que Jesucristo es el único Salvador de los hombres. Pero, como nos recuerda el evangelista San Juan, no basta confesarlo con los labios, es necesario que nuestras obras proclamen y muestren que la salvación de Dios ha llegado a nuestras vidas: “Nosotros –dice San Juan- hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo” (I Jn 4, 14).

Teniendo en cuenta el testimonio de San Juan, constatamos que para llegar a confesar con las palabras y testificar con las obras al Salvador tenemos que pedirle que nos conceda verlo con los ojos del espíritu. Si quienes nos confesamos seguidores del Señor resucitado, no hemos llegado a verlo y a tocarlo en las distintas manifestaciones de su presencia entre nosotros, no podremos ayudar a los alejados de la fe y a quienes nunca oyeron hablar de Dios a descubrir su salvación.

La fe cristiana, como nos recuerda el Papa Francisco, brota en cada persona cuando Dios toca y transforma su corazón, haciendo así posible que el corazón humano toque también el ser de Dios y pueda adentrarse en la experiencia de su Amor. De hecho, todos sabemos muy bien que la Iglesia a lo largo de los siglos no se ha limitado a transmitir a la humanidad un conjunto de contenidos doctrinales o verdades de fe, sino que nos ha ofrecido el testimonio gozoso y la luz que nace del encuentro de los creyentes con el Dios vivo y verdadero.

Esta luz es la que toca a la persona en su mismo centro, en el corazón, y tiene el poder y la fuerza de transformar su mente, su voluntad y su afectividad, abriéndola a unas relaciones vivas con Dios y con los hermanos. La experiencia del Amor de Dios y la comunión en él hacen posible que podamos responderle con ese mismo amor y que lo hagamos realidad en las relaciones con nuestros semejantes.

En un mundo como el nuestro, en el que descubrimos tanto confusionismo religioso y tanto alejamiento del Dios vivo, los cristianos no podemos limitarnos simplemente a transmitir los contenidos y las verdades de la fe. Es necesario que penetremos en la intimidad del corazón de Cristo por medio de la oración, la meditación de su Palabra y la participación en los sacramentos. Desde este encuentro con el Dios vivo, podremos descubrir que Él toca nuestra mente y nuestro corazón, y así estaremos en condiciones de regalar a nuestros semejantes, no sólo buenas palabras, sin el testimonio de una vida conforme con las enseñanzas evangélicas.

Ante la sordera y ceguera espiritual del hombre de hoy para escuchar la voz de Dios y contemplar su salvación, todos tenemos necesidad de pedirle que abra nuestros ojos y nuestros oídos para que la Palabra de vida penetre en la mente y en corazón de cada ser humano. Si perdemos la capacidad de escuchar al Señor y de admirar sus obras, nuestra vida se reduce a simples visiones humanas de la realidad y de las personas. La escucha de Dios y la contemplación de los comportamientos de Jesucristo con el Padre y con los hombres nos permiten tener una visión del hombre, de la creación y de la historia totalmente distinta a la que pueden tener quienes viven alejados de Dios.

Con mi bendición, feliz día del Señor

+ Atilano Rodríguez,

Obispo de Sigüenza-Guadalajara

Fuente:: Mons. Atilano Rodríguez

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CII_finalEl Secretario General de la Conferencia Episcopal, D. José María Gil Tamayo, el Vicesecretario general para Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, acompañados por el jefe de Prensa de la CEE, Isidro Catela, han dado a conocer las conclusiones de la CII Asamblea Plenaria de los Obispos Españoles en una rueda de prensa ofrecida hoy.

D. José María Gil Tamayo ha transmitido el comunicado final de esta CII Asamblea plenaria durante la cual se ha producido su nombramiento como Secretario General.

Por su parte, Fernando Giménez Barriocanal ha sido el encargado de explicar las partidas presupuestarias (Presupuestos_2014) recibidas por la Iglesia y el presupuesto estimado para el ejercicio de 2014.

Tras la detallada presentación de las cuentas de la Conferencia Episcopal Española, el Secretario General ha subrayado que “la Iglesia está en esta clave de autofinanciación que, en el caso de España, es mediada por la Hacienda Pública. Con la asignación tributaria ·La Iglesia cada año somete a un referéndum su financiación”. Este hecho, ha añadido “nos exige transparencia ante todos los ciudadanos, no sólo católicos, que marcan la Asignación a la Iglesia a través de la Renta. Esto nos lleva a un deber, no sólo de buen destino sino de transparencia y claridad en el que vamos a seguir insistiendo”

Gil Tamayo ha destacado que “este tema me toca profundamente puesto que soy hijo de emigrante español en Alemania. No se puede atentar de esa manera contra quienes buscan una vida mejor. El inmigrante, según la Doctrina social de la Iglesia no es un peligro, es alguien que aporta mayor riqueza a la construcción social de un país. No podemos caer en la cultura del descarte de la que alertaba el Papa Francisco en Lampedusa”

Acerca de la cuestión del apoyo institucional de la Iglesia en las diferentes manifestaciones ciudadanas contrarias a la Ley del Aborto, el secretario general subrayó que  es “partidario de desclericalizar las cosas. La Iglesia opta por la vida y está en contra de todo lo que atente contra la vida humana por una verdad evangélica. El aborto no es una cuestión religiosa, es una cuestión de derecho fundamental de la vida. Son los católicos, junto a todos las personas de buena voluntad, católicos o de otras confesiones los que defienden la vida, por sus convicciones”

(Agencia SIC)

Fuente:: SIC

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Segorbe-Castellón Año de la feEsta mañana se está preparando el material para los participantes de la Jornada de Acción de Gracias por el Año de la Fe que se celebrará mañana, sábado 23, en Castellón. Los inscritos han superado con creces las previsiones, y ya son mil quinientos. Los fieles contarán con una pañoleta, un libro de oraciones y cantos, una acreditación y un cirio para la profesión de Fe. La Vicaría de Pastoral había preparado material para mil personas, pero esta semana ha tenido que aumentar la cantidad y así y todo no alcanzará para todos.

La jornada comenzará a las diez de la mañana en cuatro templos de la ciudad: la Santísima Trinidad, San Vicente Ferrer, San Cristóbal y San Agustín. Cada uno acogerá a los arciprestazgos que conforman la Diócesis y que les han sido asignados. Después de visionar las experiencias de varias personas sobre cómo han vivido este año y de profesar su fe conjuntamente, los grupos saldrán en procesión festiva hacia la Concatedral, donde a las 12 horas el Obispo diocesano, Mons. Casimiro López Llorente, presidirá una eucaristía. Este acto también servirá para celebrar conjuntamente los mártires diocesanos que fueron beatificados el pasado 13 de octubre en Tarragona.

Mons. López Llorente explica que este año no es un punto final, sino que “permanece la necesidad de mantenerla viva, de profesarla y conocerla, de celebrarla y vivirla para ser testigos de Jesucristo y de su Evangelio. Refiriéndose al Papa Francisco, el Obispo invita a salir hacia “todas aquellas realidades a las que no ha llegado la Buena Noticia del Amor de Dios revelado y realizado en su Hijo Jesucristo que cura y sana, que perdona y reconcilia, que da aliento y esperanza en el camino hacia la vida eterna”.

Fuente:: SIC

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CEE Asamblea PlenariaLa Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha celebrado su CII reunión del 18 al 22 de noviembre. La Asamblea ha elegido al sacerdote Mons. D. José María Gil Tamayo como nuevo Secretario General y Portavoz de la Conferencia Episcopal Española para el quinquenio 2013-2018 (toda la información en nota de prensa de 20 de noviembre de 2013).

Han participado en esta Plenaria los 79 obispos con derecho a voto: 2 cardenales; 13 arzobispos más el Ordinario castrense; 53 diocesanos, y 10 auxiliares. Han participado por primera vez en la Asamblea Mons. D. Juan Antonio Menéndez Fernández, Obispo auxiliar de Oviedo, y Mons. D. Ángel Fernández Collado, Obispo auxiliar de Toledo, que recibieron la ordenación episcopal el 8 de junio y el 15 de septiembre respectivamente.

Como es habitual han asistido a la reunión un buen número de obipos eméritos. En esta ocasión, han participado también como invitados: Mons. D. Johannes Bündgens, obispo auxiliar de Aachen, en representación de la Conferencia Episcopal Alemana; Mons. D. André Lacrampe, arzobispo emérito de Besançon, en representación de la Conferencia Episcopal Francesa; Mons. D. Manuel Da Silva Rodrigues, Ordinario Militar electo, en representación de la Conferencia Episcopal Portuguesa; Mons. D. Arrigo Miglio, Arzobispo de Cagliari, en representación de la Conferencia Episcopal Italiana; Mons. D. Juan Matogo Oyana, Obispo de Bata, en representación de la Conferencia Episcopal de Guinea Ecuatorial.

Discurso inaugural del Cardenal Rouco Varela y saludo del Nuncio

La Asamblea se inauguró el lunes 18 de noviembre con el discurso del Presidente de la Conferencia Episocopal, Cardenal Antonio María Rouco Varela, quien comenzó planteando un examen de conciencia al concluir el Año de la Fe: “el objetivo planteado para el Año de la fe no ha de ser dado por ya alcanzado cuando llegamos al final de este tiempo de reflexión y de celebración especial de la fe católica. El Año de la fe solo cumplirá sus objetivos si nos ha ayudado a todos a despertar nuestra conciencia acerca de la magnitud del reto planteado por la crisis de la fe en tantas personas; una crisis que nos afecta también a nosotros —pastores, consagrados y laicos— cuando vivimos inmersos en la «mundanidad espiritual», según denuncia con frecuencia el papa Francisco, proponiendo la necesidad de una «conversión pastoral»”

El Cardenal Rouco se refirió después a las realizaciones del Plan Pastoral, con dos hechos particularmente relevantes: la Beatificación de 522 mártires del siglo XX en España, que tuvo lugar el pasado 13 de octubre en Tarragona, y la publicación del Catecismo “Testigos del Señor”, que verá la luz en los próximos meses.

Por último, el Presidente de la CEE hizo un análisis sobre el momento actual de nuestra sociedad y sus implicaciones morales, en el que quiso hacer una mención al pueblo  filipino, que ha sufrido recientemente un grave desastre natural, y a las víctimas del terrorismo en España. Además, con especial atención, se refirió a las relaciones Iglesia-Estado; a la crisis económica y a la gran labor que la Iglesia está realizando, ayudando desde la gratuidad a las personas que más lo necesitan; a la preocupación por el presente y el futuro del matrimonio y de la familia; por que la unión fraterna entre todos los ciudadanos de España pudiera romperse; y por a la situación que padecen tantas personas perseguidas en el mundo a causa de su fe, en particular los cristianos sirios.

Por su parte, el Nuncio Apostólico en España, Mons. D. Renzo Fratini, recordó que el Papa “habla de renovar la manera de vivir como discípulos de Cristo a los cristianos, y de renovar las actitudes concretas de los pastores. Para ello, el punto focal y concreto al que dirige nuestra atención es a la manera como Dios se reveló en la historia. Esta manera es la cercanía y el encuentro. La nueva evangelización pasa, de esta forma, por el esfuerzo de crear conciencia de pertenencia y comunión eclesial, haciendo discípulos misioneros, anunciadores de Cristo en todos los ambientes, usando así el término periferia en sentido amplísimo: en sentido de necesidad, de contingencia, ya sea espiritual, moral o social. En una palabra: los pobres”.

Asuntos económicos

La Asamblea Plenaria ha aprobado los balances y liquidación presupuestaria del año 2013, los criterios de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano para el año 2014 y los presupuestos de la CEE y de los organismos que de ella dependen .

Documentos y textos

Los obispos han aprobado unas Normas básicas para la formación de los diáconos permanentes en las diócesis españolas, presentado por la Comisión Episcopal del Clero. Se trata de una actualización de las Normas Básicas que fueron aprobadas en enero de 2000, por un sexenio, y que era necesario renovar, teniendo en cuenta las sugerencias dadas por la Congregación para la Educación católica.

La Plenaria ha aprobado también el Reglamento sobre las Fundaciones canónicas docentes para ampliarlo a las socio-sanitarias, asistenciales y otras, y la constitución en la Conferencia Episcopal Española  de un único Consejo de Fundaciones para todas ellas.

Pasan a la próxima Asamblea la traducción al español de unas especiales Letanías de Nuestro Señor Jesucristo, Sacerdote y Víctima, y del Santísimo Sacramento; la Traducción de una modificación en el Ritual del Bautismo; y la petición de que la advocación de Santa María de la Merced vuelva a figurar en el Calendario Litúrgico Español.

Otros temas del orden del día

El orden del día se ha completado con diversos asuntos de seguimiento y con el repaso a las actividades de las distintas Comisiones Episcopales.

El martes 19, a las 12.35 h tuvo lugar la concelebración eucarística, prevista en cada una de las Asambleas Plenarias. En esta ocasión ha sido presidida por Mons. D. Manuel Ureña Pastor, que celebra sus bodas de plata episcopales y sus 40 años de ordenación sacerdotal.

El lunes 18, al terminar la sesión de la tarde, aprovechó se reunió la Comisión asesora del Fondo de Nueva Evangelización y el miércoles día 20 tuvo lugar la primera reunión de la Junta Episcopal para el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa.

Aprobación Fundaciones y nombramientos

La Asamblea Plenaria ha aprobado la erección canónica de la Funcaición educativa del Sur “Santo Tomás de Aquino” y ha aprobado también sus Estatutos.

La Comisión Permanente, reunida el martes 19, con el tema central en el orden del día de la elección de candidatos para el cargo de Secretario General de la CEE, aprovechó para realizar los siguientes nombramientos:

A propósito de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar:

-Rvdo. Sr. D. Ángel Beltrán Velasco, sacerdote de la diócesis de Almería, como Consiliario Nacional del “Movimiento Familiar Cristiano (MFC)”.

-Dña. Mª Luisa González Benito, laica de la archidiócesis de Madrid, como Presidenta Nacional de la “Federación Nacional Nuestra Señora Salus Infirmorum” (reelección).

Fuente:: SIC

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Jáen cartel almuerzo solidarioEl próximo domingo,24 de noviembre, tendrá lugar en la Institución Ferial de Jaén –IFEJA- un almuerzo solidario a beneficio de Cáritas Diocesana de Jaén. Este evento se organiza con motivo del XXV Encuentro Diocesano de Cofradías y Hermandades de Jaén y se enmarca dentro de los actos de clausura del Año de la Fe que está celebrando la Diócesis de Jaén.  Así, la Delegación Diocesana de Cofradías,  la Agrupación de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Jaén, Cáritas de Jaén e IFEJA, a través de Ancoar, Feria de Arte Cofrade, organizan este almuerzo bajo el lema “Contigo, se puede”.

 Mediante la celebración de este evento se  pretende conseguir que, al menos, 1.000 personas solidarias compartan un almuerzo único, por sólo 12 euros, con productos de primera calidad donados por instituciones y empresas de Jaén y elaborado por el Restaurante Casa Herminia. En este sentido, IFEJA, con la cesión de forma totalmente gratuita de las instalaciones y Casa Herminia, que elaborará y servirá el menú solidario, forman parte importante de este evento. Tras el almuerzo, se ofrecerá un concierto de dos de las mejores Bandas de música de Semana Santa de la provincia.

 José Mª Valdivia, gerente de IFEJA indicó que “mediante este almuerzo queremos conseguir que el mayor número posible de gente, comparta un almuerzo solidario, que constará de un salmorejo, un plato tradicional y una macedonia de frutas, con productos de primera calidad donados por instituciones y empresas colaboradoras y elaborado por el Restaurante Casa Herminia”.

 Para la Delegación Diocesana de Cofradías “es fundamental la labor que realiza Cáritas Diocesana de Jaén, en la ayuda y apoyo a tantas y tantas familias y es fundamental que puedan contar con la colaboración desinteresada en todo aquello que organizan”. En este sentido, “el Obispado ha visto con agrado esta iniciativa, y que servirá de clausura del Año de la Fe”, según el delegado Juan Francisco Ortiz.

La venta de tickets para el menú, así como el menú cero, por importe de 10 €, por si hay personas que estén interesadas en hacer un donativo, sin necesidad de acudir al almuerzo, pueden hacerlo en las Oficinas de Caja Rural de Jaén y provincia, en el número de cuenta 3067 0100 26 11472000628. “Los tickets estarán a la venta en 25 oficinas de Caja Rural de la Provincia y la sede de la Agrupación de Cofradías”, manifiesta José Paulano, presidente de la Agrupación de Cofradías de Jaén. Además añade que “este almuerzo será el colofón de un día completo de actividades que comenzará a las diez de la mañana con un Encuentro Cofrade con el Obispo de Jaén en el Seminario, para con posterioridad, a partir de la una, asistir a una misa de clausura del Año de la Fe en la S.I. Catedral, presidida por D. Ramón del Hoyo,  y finalizar con el almuerzo solidario en IFEJA”.

 Todas las empresas colaboradores participan en este almuerzo sin gratificación económica alguna, con el objetivo último de que todo el beneficio del almuerzo vaya íntegramente a Cáritas Diocesana de Jaén, para el proyecto “Personas sin Hogar”. “Este evento es una muestra de la sensibilidad social de instituciones, entidades y empresas, que, sin ser eclesiásticas, siempre están dispuestas a ayudar, de forma totalmente desinteresada”, concluye Rafael López-Sidro, presidente de Cáritas Diocesana en Jaén.

Monseñor del Hoyo, Obispo de Jaén, con motivo de la clausura del año de la fe, ha escrito una carta pastoral en la que afirma que «a lo largo de todo este año hemos tenido ocasión de reflexionar sobre las verdades contenidas en el Credo, que tantas veces hemos recitado, y de renovar las promesas y compromisos bautismales. De una u otra forma y en distintos momentos nos hemos acercado a la Carta Apostólica Porta fidei, “La Puerta de la fe”, de S. S. Benedicto XVI, que nos ha dejado como herencia viva de su fecundo pontificado». Además, el Obispo diocesano da las gracias «por tantas y tan ricas iniciativas que, desde las Vicarías, Delegaciones y Arciprestazgos, hasta cada una de las parroquias y comunidades, asociaciones y movimientos de la Diócesis de Jaén se han realizado con motivo de este año de la fe. En su conjunto ha sido un año fecundo como para agradecérselo al Señor».

Fuente:: SIC

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