Detrás de la función pública está siempre la familia, cordial encuentro del Papa con el personal del Quirinal
(RV).- (con audio) Detrás de la función pública está siempre la familia, cordial encuentro del Papa con el personal del QuirinalComo estaba previsto, el Papa Francisco saludó también a los que trabajan en la residencia oficial de la presidencia italiana, acompañados de sus familiares, con numerosos niños que se le acercaron con alegría, en lo que fue un encuentro cordial, como subrayó el mismo Santo Padre, haciendo hincapié en que le gusta tanto el encuentro con los niños, que son muy importantes. Destacando el trabajo que desarrollan al servicio del presidente de Italia, deseó a estos empleados que tengan siempre un espíritu de acogida y de comprensión hacia todos, afianzados en un sentido de humanidad y con una atención solidaria, especialmente hacia los más débiles.
(CdM – RV)
Saludo completo del Papa:

«Le agradezco tanto, Señor Presidente, por la oportunidad de este encuentro familiar. Detrás de la función pública está siempre la familia: hijos, nietos. Me gusta tanto el encuentro con los niños; ¡ustedes son muy importantes! Y también los que desarrollan su trabajo al servicio del primer cargo institucional italiano. Los saludo de corazón y me alegra encontrarme con ustedes. Les deseo que vivan siempre en armonía con los que tienen en su alrededor, en familia y en cada ámbito de su vida cotidiana.
Mediante su trabajo, a menudo escondido pero precioso, ustedes están en contacto con los diversos eventos ordinarios y extraordinarios que marcan el camino de una Nación. Algunos de ustedes tienen la posibilidad de acercase a las diversas problemáticas sociales, familiares y personales, que los ciudadanos hacen llegar confiados al Presidente de la República. Les deseo que tengan siempre un espíritu de acogida y de comprensión hacia todos. Hay tanta necesidad de personas, como ustedes, que se empeñan con profesionalidad y también con un destacado sentido de humanidad y de comprensión, con una atención solidaria, especialmente hacia los más débiles. Los aliento a no desanimarse en las dificultades, sino a estar listos a sostenerse los unos con los otros.
Yo rezaré por ustedes, les aseguro mi oración, y les pido que recen por mí, lo necesito. ¡gracias!»

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Exequias del Cardenal Domenico Bartolucci, “querido y estimado sacerdote”
(RV).- El miércoles 13 de noviembre por la tarde, en el Altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana se celebraron las exequias por el fallecimiento del Cardenal Domenico Bartolucci, quien había sido Maestro de la Capilla Musical Pontificia “Sixtina”, cargo que desarrolló de 1956 a 1997. Celebró la Liturgia Exequial el Cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio, junto a diversos Purpurados, Arzobispos y Obispos. Al término de la Misa el Papa presidió el rito de la Ultima Commendatio y de la Valedictio. Francisco recordó al Cardenal fallecido a los 96 años definiéndolo “querido y estimado sacerdote, ilustre compositor y músico”.
(MFB – RV).

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14 de Noviembre
(RV).- «Cuiden la creación. Pero, sobre todo, cuiden a las personas que no tienen lo necesario para vivir». Tweet del Papa Francisco el jueves. (RC-RV)

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El espíritu de la curiosidad nos aleja de la sabiduría y de la paz de Dios, dice el Papa
(RV).- (Con audio) El espíritu de la curiosidad nos aleja de la sabiduría y de la paz de Dios, dice el PapaEl Papa comenzó comentando la primera lectura, tomada del Libro de la Sabiduría, en que se describe “el estado de ánimo del hombre y de la mujer espiritual”, del verdadero cristiano y de la verdadera cristiana que viven «en la sabiduría del Espíritu Santo. Y esta sabiduría los lleva adelante con este Espíritu inteligente, santo, único, múltiple y sutil”:
Esto es caminar en la vida con este Espíritu: el Espíritu de Dios, que nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. Y este Espíritu nos da paz. ¡Siempre! Es el Espíritu de paz, el Espíritu de amor, el Espíritu de fraternidad. Y la santidad es precisamente esto. Lo que Dios pide a Abraham – “Camina en mi presencia y sé irreprensible” – es esto: esta paz. Ir bajo la moción del Espíritu de Dios y de esta sabiduría. Y aquel hombre y aquella mujer que caminan así, se puede decir que son un hombre y una mujer sabios. Un hombre sabio y una mujer sabia, porque se mueven bajo la moción de la paciencia de Dios.

Pero en el Evangelio – subrayó el Papa – “nos encontramos ante otro espíritu, contrario a este de la sabiduría de Dios: el espíritu de la curiosidad”:
Y cuando nosotros queremos adueñarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas conocer todo, tomar todo en nuestra mano… Los fariseos preguntaron a Jesús: “¿Cuándo vendrá el Reino de Dios?”. ¡Curiosos! Querían conocer la fecha, el día… El espíritu de la curiosidad nos aleja del Espíritu de la sabiduría, porque sólo interesan los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. ¿O cómo se hará esto? ¡Es el cómo: es el espíritu del cómo! Y el espíritu de la curiosidad no es un buen espíritu: es el espíritu de la dispersión, del alejarse de Dios, el espíritu de hablar demasiado. Y Jesús también viene a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión.

La curiosidad – prosiguió el Pontífice – nos impulsa a querer sentir que el Señor está acá o allá; o nos hace decir: “Pero yo conozco a un vidente, a una vidente, que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen”. Y el Papa comentó: “Pero, mire, ¡la Virgen es Madre! Y nos ama a todos nosotros. Pero no es un jefe de la oficina de Correos, para enviar mensajes todos los días”. “Estas novedades – afirmó el Papa – alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios”. Porque “Jesús dice que el Reino de Dios no viene para atraer la atención: viene en la sabiduría”. “¡El Reino de Dios está en medio de ustedes!”, dice Jesús: es “esta acción del Espíritu Santo la que nos da la sabiduría, la que nos da la paz. El Reino de Dios no viene en la confusión, así como Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta” sino que “habló en la brisa suave, la brisa de la sabiduría”:
Así Santa Teresina – Santa Teresa del Niño Jesús – decía que ella debía detenerse siempre ante el espíritu de la curiosidad. Cuando hablaba con otra hermana y esta religiosa relataba una historia, algo de la familia, de la gente, algunas veces pasaba a otro argumento y ella tenía ganas de conocer el final de esta historia. Pero sentía que aquello no era el espíritu de Dios, porque era un espíritu de dispersión, de curiosidad. El Reino de Dios está en medio de nosotros: no buscar cosas extrañas, no buscar novedades con esta curiosidad mundana. Dejemos que el Espíritu nos lleve adelante, con esa sabiduría que es una brisa suave. Éste es el Espíritu del Reino de Dios, del que habla Jesús. Así sea.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

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Sin guardia de honor y con la escolta reducida, primera visita del Papa Francisco al Quirinal donde fue recibido por el presidente Napolitano
(RV).- En el estilo de Francisco bajo el signo de una mayor simplicidad, como nos tiene acostumbrados el Santo Padre en sus ocho meses de pontificado, con un ceremonial decididamente más sobrio y franciscano, el Papa Bergoglio fue recibido este jueves en el Quirinal. Es el quinto Pontífice que visita esta colina romana, sede de la presidencia del Estado, desde el nacimiento de la República.
La visita del Romano Pontífice al Quirinal, no es sólo un acto que se inserta en el contexto de las múltiples relaciones entre la Santa Sede e Italia, sino que asume también un valor profundo y simbólico pues varios pontífices desde este palacio gobernaron la Iglesia universal durante más de dos siglos.
El Papa Francisco y Giorgio Napolitano, con ésta, se han encontrado por tercera vez, pero ha sido la primera visita oficial al Quirinal de Jorge Mario Bergoglio, un Papa argentino pero de origen italiano. Una visita en respuesta a la que realizó el presidente Napolitano al Vaticano el pasado 8 de junio.
El coloquio privado entre los dos tuvo lugar en el estudio del presidente Napolitano. Al mismo tiempo, se reunieron las dos delegaciones, encabezadas por el presidente del gobierno Enrico Letta, por Italia, y Mons. Angelo Becciu, Sustituto de la Secretaría de Estado, por parte del Vaticano.
Siguió el intercambio de dones en la Sala de los Tapices. El presidente Napolitano regaló al Papa una estampa del pintor Giovanni Battista Piranesi; y el Pontífice donó al jefe del Estado italiano dos bronces del escultor Guido Veroi.
El Papa se reunió brevemente, a continuación, con los presidentes de la Cámara, del Senado y de la Corte Constitucional y al final se recogió unos momentos en oración en la Capilla de la Anunciación.
En el Salón de la Fiestas del Quirinal tuvieron lugar los discursos, primero el del presiente al que siguió el del Papa Francisco.
El Santo Padre fue invitado también a visitar la Capilla Paulina, más conocida por celebrarse en ella los conciertos de música de cámara del palacio del Quirinal.
Francisco quiso que las casi dos horas que pasó en el Quirinal tuvieran un programa menos formal y más congenial con su proximidad y contacto con la gente, de ahí, el encuentro final con los jóvenes (hijos de los empleados de la Presidencia de la República), que se reunieron para saludarle en el salón de la Guardia De Honor y a los que el Papa dirigió también unas palabras.
Hoy el Quirinal y el Vaticano no son solo dos colinas en Roma que se ignoran, sino más bien, lugares que simbolizan el respeto recíproco de la soberanía del Estado y de la Iglesia, dispuestos a colaborar juntos.
ER RV

Fuente:: News.va

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Orar como respirarMons. Joan Piris     Uno de los objetivos diocesanos para este curso es “Dar prioridad a la lectura creyente de la Biblia para revitalizar la fe”. Es una llamada que he dirigido a cada bautizado, a todas las comunidades parroquiales, a las delegaciones y a las instituciones diocesanas.

Creer pide vivir en actitud de escucha, abiertos a lo que Dios quiera ir indicando: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1Sam 3,9), “que se cumpla en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Pero esto no es posible si no hacemos de la oración la respiración permanente de la vida, ya que, según san Ambrosio, “a Dios hablamos cuando oramos y a Dios escuchamos cuando leemos su Palabra”.

Y hay que leer la Palabra con fe: con los ojos del alma, poco a poco, releyendo, como masticándola, contemplándola, discerniéndola, escrutando en silencio…; pidiéndole al Señor que nos hable, que nos la haga entender como a aquellos de Emaús a quienes “les abrió el entendimiento…” (Lc 24,27-32).

Hemos de pedir al Señor la capacidad de mirar hacia dentro, de dirigir la mirada y el corazón hacia dentro. Y, por ello, debemos pedir el amor al silencio para poder escuchar los murmullos de Dios en cada momento. Como pedía Pablo VI (05/01/1964): “Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve”.

Si en todos los campos la formación permanente es una necesidad ineludible en el mundo moderno, también lo es para los seguidores de Jesús en el ámbito específico de nuestra fe. Nunca es suficiente con la formación cristiana que tenemos, y sabemos perfectamente que, en el fondo, muchas cosas no las tenemos claras. Quizá por eso a veces vivimos rutinariamente un cristianismo “formal” haciendo equilibrios ante la propia conciencia -que no nos acaba de dejar tranquilos-; ante los demás, cuya reacción no es siempre satisfactoria, y también en los grupos parroquiales, en los ámbitos laborales y en la convivencia ciudadana.

En el Apocalipsis se dice explícitamente: “ya que eres tibio, y no frío o caliente, estoy a punto de vomitarte” (3,16). La tibieza en la vivencia de la fe cristiana no está para nada de acuerdo con el Evangelio.

¿Podríamos revisar nuestra manera de orar a la luz de estas ideas?

 

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,

+ Joan Piris Frígola,

Obispo de Lleida

Fuente:: Mons. Joan Piris

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Mons. Jesus Sanz MontesMons. Jesús Sanz       Hay momentos en la historia de los pueblos sin particulares sobresaltos en la vida cotidiana. Es cuando todo transcurre con esa serena normalidad de las cosas que nos apremia a la convivencia gozosa, fraterna. Es verdad que no pocas veces, en medio de lo que el diario trasiego puede granjearnos, nos asaltan indistintamente noticias hermosas o disgustos temidos, que siembran de agridulce claroscuro el paso de los días.

Por eso necesitamos sacudirnos la inercia en la que a menudo nos zambulle la rutina, y entonces llegan fechas que no tienen nada particularmente especial ni tampoco ningún secreto mágico, y nos vestimos de fiesta, nos preparamos para celebrarlo, y eso que frecuentemente pasa desapercibido de tantas veces vivido y olvidado, de pronto se hace pretexto bueno para reconocer las gracias y los dones con las que hemos sido bendecidos, las que nos permiten querernos y respetarnos, las que hacen de nosotros un pueblo unido que sabe compartir las duras y las maduras. Es el precioso carrusel de nuestras fiestas y romerías con las que revestimos de gratitud y desenfado el gozo de sabernos unidos y hermanados.

Esto que sucede en la bonanza de las cosas hermosas, se torna tosco y apresurado cuando no es el festejo lo que nos une y engalana, sino muy por el contrario alguna desgracia, alguna hecatombe, algún accidente, algún infortunio malhadado. No toca entonces acicalarnos sino remangarnos los brazos y ponernos al quite de una tragedia, saliendo en ayuda de quien sea, cuando y como sea, sin más miramiento que el de poder echar una mano a donde podamos expresar que somos hermanos. Lo hemos visto tantas veces cuando con terca asiduidad llama a nuestra puerta lo que nos hiere, cuanto nos lastima, lo que nos deja humillados, sin palabras y asustados.

Así sucede no sólo en la sociedad, sino también en la comunidad cristiana. Porque lo que acabo de describir en su lado luminoso y su lado oscurecido, no es únicamente patrimonio de la humanidad genéricamente hablando, sino que también dentro de la Iglesia nos movemos con ese mismo guión precisamente por ser intrínsecamente humano. Días festivos en donde celebramos con esmero la alegría de nuestra fe, el don de los sacramentos y el gozo de sabernos un pueblo convocado y sostenido, amado y acompañado por el mismo Señor, Dios-con-nosotros. Pero también nos sucede que al llegar los momentos de la prueba, del dolor, de los enigmas con su misterio, los momentos de cruz, también sabemos acompañarnos como mejor sabemos emulando la compañía cierta y eficaz del mismo Dios que no es ajeno a la vida ni a cuanto nos acontece.

Por este motivo, una vez al año es bueno que recordemos que formamos parte de un Pueblo que desea vivir de veras el lema que este año nos ofrece el día de la Iglesia diocesana: una Iglesia de todos, al servicio de todos. No una Iglesia encerrada en sus cuitas, sino, sin traicionar su patrimonio espiritual, cultural y solidario, se abra a todas esas periferias existenciales de las que habla el Papa Francisco, en donde hay hermanos nuestros que nos esperan con un llanto que enjugar o una esperanza por la que seguir brindando. Así nos queremos saber y reconocer los cristianos, como una Iglesia que la formamos sacerdotes, consagrados y laicos, y que está al servicio de todos nuestros hermanos. Esta es la razón de ser de nuestra presencia en el mundo como testimonio de lo que el mismo Jesús hizo y sigue haciendo en medio de nosotros. Anunciar la buena noticia de su salvación, al tiempo que salimos al encuentro de los más necesitados.

 + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

Fuente:: Mons. Jesús Sanz

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Mons. Gerardo MelgarMons. Gerardo Melgar    Queridos diocesanos:

Una de las actividades primordiales del Obispo en el desarrollo de su misión episcopal: la Visita Pastoral. La Visita del Obispo a las distintas parroquias de la Diócesis es una de las principales tareas que se nos encomiendan como pastores de una Iglesia particular. Cada uno de los Obispos somos párrocos de todas las parroquias de la Diócesis; es lógico que, como no podemos atenderlas todas personalmente, tenemos al servicio de las mismas a un sacerdote que nos representa y las sirve pastoralmente.

Para conocer directamente la marcha de las mismas, las necesidades que tienen y para animar a los cristianos a vivir su fe, los Obispos realizamos cada cierto tiempo una visita como pastores, la Visita pastoral; ésta es un acontecimiento especial de gracia para las distintas comunidades que la reciben. En los próximos meses de noviembre y diciembre realizaré la Visita a la Unidad de Acción Pastoral de El Burgo de Osma-Retortillo. Como siempre, recorreré junto a sus sacerdotes cada una de las comunidades, por pequeñas que sean, para tener contacto directo con sus feligreses y para animarles a renovar y vivir su fe.

La Visita Pastoral reviste una importancia grande en la vida de fe de cada comunidad parroquial y de cada cristiano en particular; en ella encuentran ayuda para vivir más conscientemente su fe, para expresar de manera clara su “ser Iglesia”, para renovar su identidad cristiana y su vida de fe.

El Obispo, lo sabemos bien, visita las comunidades parroquiales como pastor, como maestro y como sacerdote:

1. Como pastor: trataré de reproducir y actualizar en las comunidades la memoria y la imagen del Buen Pastor. Quiero conocer de cerca la vida, los problemas, las alegrías y esperanzas, las distintas situaciones en las que viven los fieles que forman el rebaño que me ha sido encomendado por Jesucristo. Por otra parte, por medio de la Visita, tengo oportunidad de comunicarme con los fieles y los fieles conmigo; por eso, es un momento precioso para que pueda ejercer mi oficio de padre y pastor demostrando un amor especial por los más pobres y necesitados, por los ancianos y los enfermos, por los más necesitados de ayuda y de ánimo.

2. Como maestro: a través de la predicación y de la Palabra haré presente a Cristo y su mensaje; voy a animar a vivir la fe a pesar de las dificultades que podamos sentir; quiero seguir animando a que seamos fieles a la doctrina de los apóstoles viviendo la fe en comunión con la fe de toda la Iglesia. Quiero ir para confirmar y confortar en la fe, para ayudar a que hagamos una renovación de nuestros compromisos creyentes en el momento actual de tal manera que podamos ser testigos auténticos de Jesucristo en medio del mundo y en las circunstancias en las que nos encontremos.

3. Como sacerdote: ejerceré el sacerdocio de Cristo a través de la celebración de los Sacramentos, especialmente de la Eucaristía que es la fuente y el origen de toda la acción pastoral del Obispo.

Ante el acontecimiento de gracia que es la Visita Pastoral ¿qué hacer? Pienso que son tres las actitudes que pide la Visita del Obispo a la comunidad y a cada uno de los cristianos:

1. La Oración por el Obispo, por todos los cristianos y por los frutos de la Visita.

2. La revisión de nuestra vida cristiana para descubrir lo que hemos descuidado y cuáles son los aspectos que tendremos que esforzarnos en revitalizar de la fe.

3. La buena acogida de la persona del Obispo (porque quiero ir en el nombre del Señor) así como la asistencia a los actos que con tal motivo tengan lugar.

Por mi parte, queridos hermanos, quiero que el centro de la Visita sean las personas, los fieles. Una vez terminada deberemos adoptar compromisos con aquello que el Obispo haya querido inculcar o remarcar, tratando de hacerlo realidad en nosotros y en la comunidad.

Pidamos al Señor por este acontecimiento de gracia, especialmente para la UAP de El Burgo de Osma-Retortillo, para que se obtengan los frutos deseados por Dios.

Vuestro Obispo,

+ Gerardo Melgar

Obispo de Osma-Soria

Fuente:: Mons. Gerardo Melgar

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Ramón del HoyoMons. Ramón del Hoyo     Desde el departamento de Pastoral para la carretera, de la Conferencia Episcopal Española, se ha invitado a las Diócesis a tomar alguna iniciativa en recuerdo de las víctimas por accidentes de tráfico.

 Será el próximo día 17 de noviembre, Domingo, en coincidencia con la Jornada del Día de la Iglesia Diocesana. La Iglesia católica se unirá de esta forma a la iniciativa de la ONU.
D. José Luis Martínez Poyatos, Director del Secretariado para la Pastoral de la Carretera, ha informado ya sobre esta propuesta a las parroquias de la diócesis. De acuerdo con la misma ruego se secunde, por vez primera en nuestra diócesis, aunque no se trate de la jornada anual sobre el tráfico que se celebra en el mes de julio.
No debemos acostumbrarnos a esta triste realidad, por muy diaria que sea. Rara es la familia que no ha vivido esta dolorosa experiencia en alguno de sus seres queridos. Pensemos que el bien de la vida humana es demasiado precioso como para hacerle depender de causas, en no pocos casos evitables, como por el exceso de velocidad o el de comportamientos imprudentes.
Todos debemos sentirnos interpelados por estas víctimas. Por ellas nos uniremos en la oración, manifestando también, de esta forma, nuestra cercanía y apoyo a sus íntimos.
Con mi afecto en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén

Fuente:: Mons. Ramón del Hoyo

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Mons. Saiz MenesesMons.  Àngel Saiz Meneses      En mis comentarios a la encíclica del Papa sobre la fe he intentando destacar los aspectos prácticos en los que el Santo Padre nos invita a los creyentes a expresar y a dar testimonio de nuestra fe.

En tres ámbitos despliega la encíclica la fecundidad de la fe entendida como la acogida de la verdad de un amor, del amor de Dios Padre manifestado en la cruz y la resurrección de Jesús: en la visión del mundo físico, en el diálogo con las religiones y en la teología cristiana. (Los trata el Papa en los números 34, 35 y 36 del capítulo segundo de la carta encíclica).

Ante todo, frente a quienes ven la fe como una opción meramente subjetiva y temen que se imponga a todos como una forma de pensamiento hegemónico e impositivo, el Papa dice que “si la fe es la verdad del amor, si es la verdad que se desvela en el encuentro personal con el Otro y con los otros, entonces se libera de su clausura en el ámbito privado para formar parte del bien común”.

Aquí  el documento es muy práctico al afirmar que “la verdad de un amor no se impone con la violencia, no aplasta a la persona. Naciendo del amor puede llegar al corazón, al centro personal de cada hombre. Se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que más que poseerla él, es ella la que le abraza  y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y  hace posible el testimonio y el diálogo con todos”.

En cuanto al primer ámbito, el mundo material y de las ciencias, hace una afirmación que haría feliz a Teilhard de Chardin, si se hubiera hecho en sus años: “La fe ilumina incluso la materia, confía en su ordenamiento, sabe que en ella se abre un camino de armonía y de comprensión cada vez más amplio. La mirada de la ciencia se beneficia así de la fe: ésta invita al científico a estar abierto a la realidad, en toda su riqueza inagotable”.

El segundo ámbito es el del diálogo con quienes no son creyentes pero se preguntan por el sentido del misterio de la vida y buscan a Dios y también, por supuesto, con los seguidores de las diversas religiones. “Al configurarse como vía, la fe concierne también a la vida de los hombres que, aunque no crean, desean creer y no dejan de buscar. (…) Quien se pone en camino para practicar el bien se acerca a Dios y ya es sostenido por Él, porque es propio de la dinámica de la luz divina iluminar nuestros ojos cuando caminamos hacia la plenitud del amor”.

El tercer ámbito en que se ha de desplegar la fe entendida como la acogida de la verdad de un amor es el esfuerzo de la teología. No podía faltar este aspecto en un documento de quien, como Benedicto XVI, ha hecho del trabajo teológico la principal dedicación de su vida. Advierte a los teólogos que “Dios no se puede reducir a un objeto, Él es sujeto que se deja conocer”. Les recomienda humildad, porque “la humildad que se deja tocar por Dios forma parte de la teología y reconoce sus límites ante el Misterio”. Por otra parte, es necesario que la teología, “puesto que vive de la fe, esté al servicio de la fe de los cristianos y se ocupe humildemente de custodiar y profundizar la fe de todos, especialmente de los sencillos”.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

Fuente:: Mons. Josep Àngel Saiz Meneses

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