Prefecto para la Doctrina de la Fe reafirma la imposibilidad de conceder la comunión a divorciados vueltos a casar

Ciudad del Vaticano (Jueves, 24-10-2013, Gaudium Press) Una completa catequesis sobre la sacralidad del matrimonio católico y su indisolubilidad fue la respuesta del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Gerhard Müller, ante las expectativas de quienes sugieren la admisión a la comunión eucarística por parte de divorciados que se han unido a una nueva pareja. En un artículo publicado el pasado 23 de octubre en el diario vaticano L’Osservatore Romano, el Prefecto dejó en claro la imposibilidad de ofrecer la comunión a las personas que viven esta situación pero recordó la preocupación de la Iglesia ante este problema y el llamado a una pastoral que motive la oración, la cercanía y la conversión.

El método de Mons. Müller para abordar y ofrecer una respuesta completa a este tema fue dividir el análisis en varios aspectos. Primero hizo una síntesis de la doctrina contenida en las Sagradas Escrituras sobre la indisolubilidad del matrimonio, especialmente la referencia directa a Jesús en su rechazo al divorcio, para luego resumir la Tradición de la Iglesia desde los primeros siglos hasta los más recientes Pontífices. Finalmente, el Prefecto compartió unas reflexiones sobre el significado del sacramento que ayudan a comprender la estable doctrina de la Iglesia y el correcto acercamiento pastoral a las parejas que afrontan un fracaso en su matrimonio.

La visión del matrimonio en la Sagrada Escritura

Si bien el matrimonio en el Antiguo Testamento no era propiamente un sacramento, varias leyes protegían la unión, comenzando por el mandamiento de Dios: «No cometerás adulterio». Mons. Müller recordó que Moisés admitió la posibilidad del divorcio, pero aclaró que la práctica encontraba cierta resistencia. Por ejemplo el profeta Malaquías afirmó, comparando la alianza de Dios con Israel a la unión de los esposos: «No traicionarás a la esposa de tu juventud… siendo así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza».

En el Nuevo Testamento, «Jesús se distancia expresamente de la práctica vetero-testamentaria del divorcio, que Moisés había permitido a causa de la ‘dureza de corazón’ de los hombres y se remite a la voluntad originaria de Dios», explicó el Prefecto: «Desde el comienzo de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre».

«La Iglesia católica siempre se ha remitido, en la enseñanza y en la praxis, a estas palabras del Señor sobre la indisolubilidad del matrimonio» declaró Mons. Müller. «El pacto que une íntima y recíprocamente a los cónyuges entre sí, ha sido establecido por Dios. Designa una realidad que proviene de Dios y que, por tanto, ya no está a disposición de los hombres». Sobre este principio, el prelado rechazó interpretaciones de algunos pasajes empleados para sugerir excepciones a la indisolubilidad del matrimonio. «La Iglesia no puede fundar su doctrina y praxis sobre hipótesis exegéticas debatidas. Ella debe atenerse a la clara enseñanza de Cristo».

Como complemento a las declaraciones de Jesús sobre el matrimonio, el Prefecto cita algunos pasajes de la Carta a los Corintios que reafirman la entrega mutua y definitiva de los esposos, pero contemplan la posibilidad de que una persona que se convierta al cristianismo pueda volverse a casar esta vez dentro de la Iglesia. «A partir de esta posición, la Iglesia reconoce que sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer bautizados es un sacramento en sentido real, y que sólo a éstos se aplica la indisolubilidad en modo incondicional», explicó Mons. Müller.

«El matrimonio de no bautizados, si bien está orientado a la indisolubilidad, bajo ciertas circunstancias -a causa de bienes más altos- puede ser disuelto (Privilegium Paulinum). No se trata aquí, por tanto, de una excepción a las palabras del Señor», comentó. «La indisolubilidad del matrimonio sacramental, es decir de éste en el ámbito del misterio cristiano, permanece intacta».

De igual forma en el capítulo cinco de la Carta a los Efesios se encuentra otra referencia muy pertinente al Sacramento que identifica la unión de los esposos con la unión de Cristo a la Iglesia. «El matrimonio cristiano es un signo eficaz de la alianza entre Cristo y la Iglesia», expresó Mons. Müller. «El matrimonio entre bautizados es un sacramento porque significa y confiere la gracia de este pacto».

Matrimonio y Tradición de la Iglesia

Desde los primeros siglos, la Iglesia ha rechazado de forma consistente la posibilidad del divorcio. «La Iglesia de los Padres, en obediencia al Evangelio, rechazó el divorcio y un segundo matrimonio. En este punto, el testimonio de los Padres es inequívoco», enseño Mons, Müller. Por este motivo, los fieles que se unían a pesar de tener matrimonios válidos con otras personas no eran readmitidos a los sacramentos «aún cuando hubiesen pasado por un periodo de penitencia».

Esta situación cambió en Oriente tras el cisma, y la religión ortodoxa pasó paulatinamente a reconocer numerosas causales de divorcio y posibilidades para segundos o incluso terceros matrimonios basados en la indulgencia pastoral para casos difíciles. «Esta práctica no es coherente con la voluntad de Dios, tal como se expresa en las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, y representa una dificultad significativa para el ecumenismo», aclaró el Prefecto.

«La Iglesia Católica ha defendido la absoluta indisolubilidad del matrimonio también al precio de grandes sacrificios y sufrimientos», recordó el Arzobispo. Uno de los ejemplos más notables de esto es el cisma de Inglaterra, que no fue causada por diferencias doctrinales, «sino porque el Papa, en obediencia a las palabras de Jesús, no podía ceder a la presión del rey Enrique VIII para disolver su matrimonio».

Magisterio reciente sobre el Matrimonio

Mons. Müller destacó la exposición de la Doctrina sobre el Sacramento del Matrimonio por parte del Concilio Vaticano II, que se entiende como «una comunidad integral, corpóreo-espiritual, de vida y amor entre un hombre y una mujer, que recíprocamente se entregan y reciben como personas», compendió el Prefecto. «Mediante el acto personal y libre del consentimiento recíproco, se funda por derecho divino una institución estable ordenada al bien de los cónyuges y de la prole, e independiente del arbitrio del hombre». El Concilio Vaticano II recordó claramente la exigencia de la plena fidelidad conyugal y la unidad indisoluble del matrimonio.

Esta unión sagrada es protegida por Dios mismo con una gracia especial: «Así como Dios antiguamente se adelantó a unirse a su pueblo por una alianza de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio. Además, permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como Él mismo amó a la Iglesia y se entregó por ella», afirma la Constitución Gaudium et Spes.

La Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, del Beato Juan Pablo II, dedica un numeral especial a los «divorciados vueltos a casar». De este texto el Prefecto señala las disposiciones de «discernir bien las situaciones» de forma individual para la ayuda pastoral, la importancia de que dichos fieles participen en la vida de la Iglesia y la reafirmación de no poder conceder el acceso a la Eucaristía.

Dos razones sostienen esta última directriz, según citó Mons Müller: La primera es que «su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía». La segunda es que «si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio». La debida preparación al sacramento requiere el arrepentimiento y la confesión sacramental, lo cual requiere a su vez «la disposición a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio», de forma que si no se puede interrumpir la nueva unión, el hombre y la mujer involucrados deben «obligarse a vivir una continencia plena», recordó el documento.

Una carta de 1994 escrita por la Congregación para la Doctrina de la Fe advierte sobre estas disposiciones y aclara que las convicciones de la propia conciencia del fiel no pueden determinar el acceso a la comunión eucarística en esos casos y que los pastores «tienen el grave deber de advertirle que dicho juicio de conciencia está reñido abiertamente con la doctrina de la Iglesia». La autoridad para determinar la validez de los matrimonios sigue estando en los tribunales competentes de la Iglesia.

Sacralidad del Matrimonio y sociedad secularista

Más recientemente, Benedicto XVI abordó el problema en varias oportunidades, como la Exhortación Apostólica Postsinodal ‘Sacramentum Caritatis’ de 2007 y el Encuentro Mundial de las Familias en Milán en 2012. En ambos momentos recordó las disposiciones ya conocidas e insistió en la atención pastoral de los divorciados «con el deseo de que, dentro de lo posible, cultiven un estilo de vida cristiano mediante la participación en la santa Misa, aunque sin comulgar, la escucha de la Palabra de Dios, la Adoración eucarística, la oración, la participación en la vida comunitaria, el diálogo con un sacerdote de confianza o un director espiritual, la entrega a obras de caridad, de penitencia, y la tarea de educar a los hijos», señaló el Pontífice.

El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe recordó que esta doctrina sobre el matrimonio es cada vez más difícil de entender para quienes se encuentran en medio de una cultura cada vez más secularizada. «El matrimonio como sacramento se puede entender y vivir sólo en el contexto del misterio de Cristo. Cuando el matrimonio se seculariza o se contempla como una realidad meramente natural, queda impedido el acceso a su sacramentalidad».

La confusión cultural sobre el sacramento afecta especialmente la noción de su indisolubilidad y su apertura a la vida. Por este motivo, «los matrimonios están más expuestos a la invalidez que en el pasado. En efecto, falta la voluntad de casarse según el sentido de la doctrina matrimonial católica y se ha reducido la pertenencia a un contexto vital de fe». Pero dicha invalidez debe demostrarse de manera efectiva, ya que una unión irregular posterior no puede ser aceptada por la Iglesia. «La bendición (bene-dictio: aprobación por parte de Dios) de una relación que se opone a la voluntad del Señor es una contradicción en sí misma», afirmó el Arzobispo.

Testimonio del amor de Dios

«El amor es más que un sentimiento o instinto. En su esencia, el amor es entrega», recordó Mons. Müller. «En el amor matrimonial, dos personas se dicen consciente y voluntariamente: sólo tú, y para siempre. A las palabras del Señor: ‘Lo que Dios ha unido’ corresponde la promesa de los esposos: ‘Yo te acepto como mi marido… Yo te acepto como mi mujer… Quiero amarte, cuidarte y honrarte toda mi vida, hasta que la muerte nos separe’. El sacerdote bendice la alianza que los esposos han sellado entre si ante la presencia de Dios».

Esta unión, de acuerdo a lo expresado por Jesús mismo, tiene una naturaleza ontológica: «Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Así, pues, ya no son dos, sino una sola carne». Esta es para la Iglesia una realidad sobrenatural que no puede ajustarse a los criterios pragmáticos de las sociedades. «Quien piensa según ‘el espíritu del mundo’ no puede comprender la sacramentalidad del matrimonio», alertó Mons. Müller.

«La Iglesia no puede responder a la creciente incomprensión sobre la santidad del matrimonio con una adaptación pragmática ante lo presuntamente inexorable, sino sólo mediante la confianza en ‘el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos los dones que Dios nos ha concedido’ «, enfatizó, al tiempo que invitó al anuncio profético de la sacralidad del matrimonio. Los esposos que abrazan esta doctrina, «pueden ser testigos del fiel amor de Dios, nutriendo permanentemente su amor a través de una vida de fe y de caridad».

La conciencia y la Doctrina de la Iglesia

Un aspecto final considerado por el Prefecto fue el teológico-moral, ante la sugerencia de que las personas podrían decidir por sí mismas si su situación irregular las aparta o no de la comunión eucarística. Si bien Mons. Müller recuerda que cada fiel debe examinarse personalmente como parte de la preparación al sacramento, los creyentes «tienen el deber de formar su conciencia y de orientarla a la verdad. Para esto, deben prestar obediencia a la voz del Magisterio de la Iglesia que ayuda ‘a no desviarse de la verdad sobre el bien del hombre, sino a alcanzar con seguridad, especialmente en las cuestiones más difíciles, la verdad y a mantenerse en ella’ «, comentó, citando las palabras del Beato Juan Pablo II en la Encíclica Veritatis Splendor.

De igual forma, el Arzobispo reiteró que los divorciados deben acudir a las autoridades eclesiásticas para determinar si un matrimonio pudo ser inválido, de manera que se compruebe de manera objetiva. «El matrimonio no es incumbencia exclusiva de los cónyuges delante de Dios, sino que, siendo una realidad de la Iglesia, es un sacramento, respecto del cual no toca al individuo decidir su validez, sino a la Iglesia, en la que él se encuentra incorporado mediante la fe y el Bautismo», aclaró.

La declaración de la nulidad de una unión no es una alteración del sacramento, «puesto que en el caso de la indisolubilidad del matrimonio sacramental se trata de una norma divina que la Iglesia no tiene autoridad para cambiar», sino el esclarecimiento de las condiciones que «se deben cumplir para que surja el matrimonio indisoluble según las disposiciones de Jesús», de forma que se identifican impedimentos graves que evitaron que el Sacramento se realizara debidamente.

La misericordia divina, rectamente entendida

Otro tema que fue aclarado por el Prefecto fue la invocación de la misericordia divina como argumento para admitir a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar. Este argumento no es suficiente, «puesto que todo el orden sacramental es obra de la misericordia divina y no puede ser revocado invocando el mismo principio que lo sostiene».

«Además, mediante una invocación objetivamente falsa de la misericordia divina se corre el peligro de banalizar la imagen de Dios, según la cual Dios no podría más que perdonar», alertó Mons. Müller. «Al misterio de Dios pertenece el hecho de que junto a la misericordia están también la santidad y la justicia. Si se esconden estos atributos de Dios y no se toma en serio la realidad del pecado, tampoco se puede hacer plausible a los hombres su misericordia».

La imagen de Jesucristo, que acoge a la pecadora pero le ordena no pecar más, fue puesta por el Prefecto como un ejemplo claro de cómo la misericordia divina no constituye una dispensa de los mandamientos. Al contrario, la misericordia «concede la fuerza de la gracia para su cumplimiento, para levantarse después de una caída y para llevar una vida de perfección de acuerdo a la imagen del Padre celestial».

La permanente cercanía de la Iglesia

«Aunque por su propia naturaleza no sea posible admitir a los sacramentos a las personas divorciadas y vueltas a casar, tanto más son necesarios los esfuerzos pastorales hacia estos fieles», exhortó Mons. Müller. Sin embargo, advirtió que dichas iniciativas deben estar de acuerdo con la Revelación y la Doctrina de la Iglesia. El Prefecto reconoce que no es una situación simple y que los fieles deben sentir el acompañamiento de la Iglesia; la aceptación de su condición es también una forma de evangelización: «Cuando los cónyuges se esfuerzan por comprender la praxis de la Iglesia y se abstienen de la comunión, ellos ofrecen a su modo un testimonio a favor de la indisolubilidad del matrimonio», animó el Arzobispo.

El Prefecto recordó que los fieles en esta situación pueden fomentar su unión con Dios al dirigirse a Él «con fe, esperanza y amor, en el arrepentimiento y la oración». Además, «Dios puede conceder su cercanía y su salvación a los hombres por diversos caminos», expresó. Por este motivo, los pastores y comunidades cristianas están llamadas a acoger a estos creyentes para ayudarles y dejarles sentir el amor de Dios. «Una pastoral fundada en la verdad y en el amor encontrará siempre y de nuevo los caminos legítimos por recorrer y formas más justas para actuar», concluyó.

Con información de L’Osservatore Romano.

 

 

Fuente:: Gaudium Press

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Más de 500 niños de Getafe, España, grabarán villancico en apoyo a los cristianos perseguidos

Getafe (Jueves, 24-10-2013, Gaudium Press) Con la finalidad de dar un mensaje de aliento y apoyo a los cristianos perseguidos del mundo, más de 500 niños de la Diócesis de Getafe, en España, se darán cita mañana en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles, para grabar un villancico.

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El villancico será producido en un video que se difundirá en las redes sociales para crear conciencia sobre la situación que enfrentan los cristianos perseguidos en el mundo.

Los niños, quienes son alumnos de las clases de religión de los colegios públicos de la ciudad española, cantarán el villancico «Para mí la vida es Cristo» de autoría de Pablo Saez, exalumno de la asignatura de religión, y estarán acompañados por el cantautor de música cristiana Migueli.

La puesta en escena musical será luego producida en un video que se difundirá en las redes sociales como mensaje de Navidad y también para crear conciencia sobre la difícil situación que enfrentan los cristianos perseguidos en el mundo.

Tanto el villancico como el video son una iniciativa de la Delegación de Enseñanza de la Diócesis de Getafe, que surgió dentro del proyecto ‘Preparamos la Navidad’ con el objeto de acercar a los niños a un encuentro festivo que les permitiese preparar el nacimiento del Niño Jesús; una idea que también cuenta con el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), fundación de la Santa Sede que tiene como misión pastoral ayudar la Iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo.

Esta no es la primera vez que la Diócesis de Getafe realiza esta iniciativa; para la Navidad de 2012 también produjo un video con el villancico «El día que nació Jesús», el cual tuvo más de 7.600 visitas en la red social Youtube.

Con información de Agencia SIC y Diócesis de Getafe.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Redacción (Jueves, 24-10-2013, Gaudium Press) La vida diaria, tal como se presenta en nuestros días, nos ofrece constantemente impresiones, informaciones y situaciones que exigen un juicio o por lo menos un análisis, so pena de adquirir ideas con las cuales no concordamos, o asimilamos conceptos que no traducen fidedignamente lo que pensamos. Esta situación se da en todos los campos del actuar humano, entretanto, cada uno de ellos exige diferentes grados de esfuerzo. Aquellos principios que se nos presentan explicita y esporádicamente son, sin duda, más fáciles de clasificar que otros de carácter disimulado y repetitivo. Estos últimos se encuentran, muchas de las veces, encubiertos bajo una escultura, un cuadro o hasta bajo la disposición del mobiliario de una sala. En la experiencia estética que podemos encontrar principios de índole hasta metafísica, pero que entretanto, de difícil explicitación.

En este artículo nos proponemos tratar sobre el relacionamiento existente entre la estética y la metafísica, y además, cómo estos se deben armonizar con la funcionalidad. Nuestro artículo será basado en ideas del Prof. Plinio Correa de Oliveira. Habiendo partido del estudio de los primeros principios, era necesario encontrar un autor que, no solo hubiese estudiado el proceso de la contemplación estética en relación con esos, sino que sobre todo pudiese describir cómo, desde la más tierna infancia, analizó en sí ese fenómeno. En las conferencias del Prof. Plinio podemos encontrar esta contribución inédita y, al mismo tiempo, esencial para profundizar mejor las investigaciones que nos proponemos hacer.

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Primeros principios y Estética

Existen en el alma humana, desde su concepción, ciertos conceptos del intelecto. No propiamente ideas innatas, sino algo con forma de `semina scientiarum’ [1]. El principal de estos principios, y en el cual los restantes encuentran su procedencia, es el de identidad, según el cual el ser es, y el no-ser no es. Tales consideraciones son particularmente evidentes en los niños que, por encontrarse más próximos a la inocencia, y por tanto de la inerrancia (infalibilidad), poseen cierta integridad inicial. Esto importa mucho en la construcción de raciocinios y de un edificio de certezas sólidamente fundamentado. A este respecto, en una ocasión en que comentaba la inocencia en los niños, afirmaba el Prof. Plinio Correa de Oliveira:

«La posesión de la inocencia implica en tener una noción primeva (primera) cristalina, de la perfección originaria de todas las cosas. (…) En su alma existen los primeros elementos de un conocimiento racional, aliado a los principios de un amor cognoscitivo».

«Este primer conocimiento tiene en la apariencia profundidades racionales asombrosas y también superficialidades no racionales espantosas. ¡No se sabe bien cómo es que esos conocimientos conviven! Pero en realidad se conjugan perfectamente».

«Viene de ahí que el niño se pone rojo cuando se dice que lo que hizo es feo. Para educarlo, decir que hacer alguna cosa es «fea» es más convincente que decir que es «errado». Y esto es muy significativo.»[2]

Se torna evidente de este modo que, en esta relación de la inocencia con los primeros principios es de mayor importancia relacionar un acto de carácter ético con el transcendental ‘pulchrum’ [belleza] que propiamente con el `verum’ [verdad]. Hecho en sí sorprendente dada la relación de los principios iniciales con el conocimiento humano. Entretanto, en el hombre, existe una relación especialmente profunda en materia de influencias en lo que toca a este primer transcendental y que sería estudiada propiamente por la estética.

Esta disciplina encuentra dos fundamentos para apoyar sus consideraciones: la imagen-semejanza del Hombre con Dios, y los primeros principios, con base en los cuales se puede afirmar que una manzana no es un vaso y, por tanto, establecer los fundamentos más elementares de un análisis estético. Queda así resaltada la importancia de los primeros principios para la experiencia estética. La cual no es de desvalorizarse visto que, constantemente, el hombre se siente impelido a juicios y valoraciones de este carácter, ya sea implícitos, ya sea explícitos.

Beau y Joli

¿Será posible, entretanto, una estética libre de estos fundamentos? ¿Cuáles serían sus consecuencias? Para responder a estas cuestiones es necesario establecer la distinción que denominaremos de ‘beau’ [bello] y ‘joli’ [bonito]. A respecto de este tema aclara el Prof. Plinio Correa de Oliveira:

«Se entra, por ejemplo, en una sala decorada de una manera tal que ella produce a primera vista una impresión agradable, así bien arregladita, bien decoradita, acogedora, afable, y que sonroja los sentidos. Esta sala puede ser llamada ‘joli’, mas ella no es ‘belle’. ‘Belle’ se dice de una sala en que, no solo hay una impresión agradable causada sobre los sentidos, sino en la cual también, hecho el análisis por la inteligencia, se nota la conformidad de las disposiciones ordenadas de la sala con los principios de la estética.»[3]

O sea, la estética tiene exigencias, vinculadas ya sea remota, ya sea íntimamente, con los primeros principios. Principios que a su vez son relacionados con la metafísica, y que constituyen un esqueleto sólido para la valorización de la experiencia estética. Así, aquella sala arriba descrita sería realmente ‘belle’ caso proporcionase una relación de orden y de coherencia conforme al orden universal, a nuestra inteligencia y a nuestra naturaleza. ‘Beau’ sería así una «belleza profunda de substrato metafísico»[4], mientras que el ‘joli’ es «una belleza que apenas agrada la epidermis, que agrada la vista.»[5]

Esta explicación nos ayudará a comprender lo que se podría llamar la «pre-historia» de un dilema muy de moda en nuestro siglo: el binomio funcionalidad-estética. Estos antecedentes comenzaron a sentirse en el s. XIX, época de gran propagación del ‘joli’ en todos los campos. Esta especie de saturación preparó una posición psicológica en la opinión pública por la cual, la contemplación metafísica del arte, tomada en su sentido más amplio, se tornó una rutina. Sin embargo, aquello que se basa únicamente en la rutina produce fatiga y saturación y, de este modo, el deseo de algo nuevo, un anhelo de algo diferente y contradictorio a lo antiguo. Estaba establecido en las almas una tendencia que solo encontraría descanso en la funcionalidad. Llegamos al S. XX.

Funcionalidad y estética

El deseo de funcionalidad del S. XX es saciado por el Arte Moderno, corriente especialmente exaltadora de la funcionalidad. Con todo, dos preguntas son necesarias aquí: ¿no será posible un matrimonio feliz entre la estética y la funcionalidad? ¿Serán estos conceptos antagónicos o armónicos?

El matrimonio armónico entre esos dos conceptos es posible. El Arte Moderno, corriente que mejor expresa la funcionalidad sin estética, propugna «un arte basado en la negación de la validez estética bajo el pretexto de funcionalidad» [6]. Entretanto, un estilo funcional que oprime la estética, puede ser comparado a un matrimonio despótico en que lo funcional hace el papel del marido absolutista, y la estética el de la esposa oprimida y esclavizada. Negar a la estética un lugar propio y distinto de la funcionalidad es erróneo, del mismo modo que un estilo enteramente desprovisto de funcionalidad es artificial.

Lo correcto es, por tanto, establecer un verdadero matrimonio entre funcionalidad y estética. Tomemos como ejemplo una mesa. El hecho de que sus pies tengan una forma sinuosa, corresponden a una conveniencia estética, que se armoniza con la necesidad funcional que ella tenga algo que la mantenga encima de la tierra. Por tanto más allá del carácter funcional de cada objeto, u obra de arte, hay una necesidad real de realizar «unas ciertas aspiraciones, unas ciertas inclinaciones profundas del alma, unas ciertas verdades que el hombre conoce y que expresa y transmite simbólicamente a través de la estética. En ese sentido la estética tiene una función que es divorciada de lo funcional. Es una misión que es distinta de él»[7].

Por Sérgio Nunes
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[1] Cf. De Veritate q. 11, a. 1.
[2] CORREA DE OLIVEIRA, Plinio, 3-6-1974. 2-3-1995 in A Inocência Primeva e a Contemplação Sacral do Universo.
[3] CORREA DE OLIVEIRA, Plinio. Beau e Joli. São Paulo, 18 ago. 1972. Conferência. (Arquivo ITTA-IFAT).
[4] Op. Cit.
[5] Op. Cit.
[6] Op. Cit.
[7] Op. Cit.

 

 

Fuente:: Gaudium Press

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Dios llega por doquier, incluso dentro de las celdas, el Papa a los capellanes de las cárceles italianas
(RV).- (Con audio) Que los detenidos no se desanimen: el Señor está con ellos y el amor de Dios llega por doquier, incluso dentro de las celdas. Antes de la Audiencia General el Papa se encontró con doscientos capellanes de las cárceles italianas. Y dirigió unas palabras de especial afecto y cercanía a los detenidos.
Dios llora con ellos, trabaja con ellos, espera con ellos. Francisco exhortó a la esperanza, a pesar del egoísmo y de la injusticia de los sistemas humanos que a veces castigan a los débiles mientras los poderosos escapan. El Papa rezó por los capellanes y recordó sus experiencias de cercanía con los detenidos de las cárceles de Buenos Aires, con quienes mantiene una relación de diálogo para hacer sentir la proximidad de Cristo.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

Palabras del Papa Francisco durante la audiencia a los participantes del Congreso Nacional de los Capellanes de las Cárceles Italianas

Dios llega por doquier, incluso dentro de las celdas, el Papa a los capellanes de las cárceles italianasLes agradezco, y quisiera aprovechar de este encuentro con ustedes que trabajan en las cárceles de toda Italia para hacer llegar un saludo a todos los detenidos. A todos. Por favor, díganles que rezo por ellos, que los llevo en el corazón, rezo al Señor y a la Virgen para que puedan superar positivamente este periodo difícil de su vida. Que no se desalienten, que no se cierren: ustedes saben, un día todo va bien, otro día se decaen, es esa oleada difícil…
El Señor está cerca. Pero díganselo con los gestos, con las palabras, con el corazón que el Señor no se queda afuera de su celda, no se queda fuera de la cárcel: está adentro, está allí. Pueden decirles esto: el Señor está dentro con ellos; también Él es un encarcelado… de nuestros egoísmos, de nuestros sistemas, de tantas injusticias que son fáciles para punir al más débil, ¿no? Pero los peces grandes nadan libremente en el agua, ¿no? Ninguna celda está tan aislada como para excluir al Señor, ninguna: Él está allí, llora con ellos, trabaja con ellos, espera con ellos. Su amor paterno y materno llega a todas partes. Rezo para que cada uno abra el corazón a este amor del Señor. Y también cuando recibo una carta de uno de ellos – en Buenos Aires los visitaba, ¿no? – y desde aquí cada vez que llamo a alguno de aquéllos de Buenos Aires que conozco, que están en la cárcel, un domingo, y tengo una charla, después, cuando termino, pienso: “por qué él está allí y yo no, que tengo tantos y más meritos que él para estar allí?” Y esto me hace bien. ¿Por qué el ha caído y no he caído yo? Porque las debilidades que tenemos son las mismas y para mí es un misterio que me hace rezar y me hace acercarme a ellos. También decirlo.
Y rezo también por ustedes Capellanes, por su ministerio, que no es fácil, muy arduo y muy importante: expresa una de las obras de misericordia, hace también visible aquella presencia del Señor en la cárcel, en la celda…ustedes son signo de la cercanía de Cristo a estos hermanos que tienen necesidad de esperanza. Recientemente, han hablado de una justicia de reconciliación, ¿no? También una justicia de esperanza, de puertas abiertas, de horizontes… ésta no es una utopía: se puede hacer. No es fácil, porque nuestras debilidades están por todos lados, también el diablo está por todos lados, las tentaciones están por todos lados… pero siempre buscar aquello, ¿no? Les deseo que el Señor esté siempre con ustedes, los bendiga y la Virgen los custodie. Siempre de la mano de la Virgen, porque Ella es la Madre de todos ustedes y de todos aquellos en la cárcel. Les deseo esto. Gracias.
Y pidamos al Señor que los bendiga a ustedes y a sus amigos y a sus amigas en las cárceles. Pero antes oremos a la Virgen para que nos lleve siempre hacia Jesús: Ave María…

(María Cecilia Mutual – RV).

Fuente:: News.va

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Ciudad del Vaticano, 23 octubre 2013 (VIS).- El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi S.I., ha comunicado que el próximo 14 de noviembre el Papa Francisco hará una visita oficial al palacio del Quirinal para corresponder a la visita del presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, al Vaticano el 8 de junio de 2013.

Fuente:: News.va

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¿Nos dejamos iluminar por la fe de María nuestra Madre?, pregunta el Papa
(RV).- (Con audio) El Obispo de Roma centró su reflexión en María, prosiguiendo sus catequesis sobre la Iglesia, en una Plaza de San Pedro repleta, una semana más, de miles de fieles romanos y peregrinos de tantas partes del mundo. Con la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Luz de los Pueblos, del Concilio Vaticano II, el Papa Francisco destacó tres aspectos de la Madre de Dios y mamá nuestra: María como modelo de fe, María modelo de Caridad y María modelo de unión con Cristo.
En su audiencia general de este miércoles, el Santo Padre puso de relieve que la Madre del Redentor vivió en la sencillez y humildad cotidiana y como mamá nos quiere brindar también a nosotros el gran don que es Jesús, su amor, su paz, su alegría. Siguiendo a María, la Iglesia no es una agencia humanitaria, sino que está enviada a llevar a todos a Cristo, su Evangelio, su caridad, el amor de Dios.
Reiterando que María «es modelo de fe, no sólo porque como hebrea esperaba al redentor, y con su sí se adhiere al proyecto de Dios, sino porque desde ese momento su vida se centra en Jesús», el Santo Padre recordó que «además lo hace desde la cotidianeidad de una mujer humilde que, sin embargo, vive inmersa en el misterio, y su sí, ya perfecto desde el inicio, crece hasta la cruz, en la que su maternidad abraza a todos».
María «es modelo de caridad, como vemos en la Visitación, pues ella no sólo ayuda a su prima, sino que le lleva a Cristo, la perfecta alegría que viene del Espíritu y se manifiesta en un amor oblativo. Es modelo también de unión con Cristo, sea en su tarea cotidiana, sea en el camino de la cruz, hasta unirse a Él en el martirio del corazón», subrayó el Papa Francisco alentando a dejarnos interpelar por la figura de María. A preguntarnos si la vemos lejana; si acudimos a ella en la prueba; si somos capaces, como ella, de amar dándonos totalmente. Y si nos sentimos unidos a Jesús, según su ejemplo, en una relación constante o sólo nos acordamos de Él en la necesidad.
Invito a todos – exhortó el Obispo de Roma – a pedir al Señor su gracia, de modo que amemos cada vez más a María, Madre de la Iglesia.
(CdM – RV)

Fuente:: News.va

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Lisboa (Miércoles, 23-10-2013, Gaudium Press) Más de 70 años presente en Portugal, en este último sábado 19, la Sociedad de San Pablo, detentora de la Paulus Editora, celebró la fecha con la inauguración de la Biblioteca de San Pablo, además del lanzamiento del «Premio Paulus de Edición».

De acuerdo con el Padre José Carlos Nunes, superior regional de los Paulinos en Portugal, las conmemoraciones en Apelación, en la ciudad de Lisboa, representaron «un momento de acción de gracias a Dios», por la contribución que dada en la evangelización, así como «un momento para tomar consciencia de la belleza y actualidad del carisma Paulista en un mundo complejo en los días de hoy».

En la ocasión, la Paulus Editora, inspirada por el ideal de su fundador, el Beato Padre Alberione, lanzó la primera edición del «Premio Paulus de Edición», con la intención de promover la «reflexión teológico-cristiana nacional», incentivando a los estudiantes y profesores en el trabajo de investigación y en el lanzamiento de nuevos autores.

Sociedad de San Pablo

Los misioneros paulinos de la Sociedad de San Pablo tienen la finalidad de difundir el mensaje del Evangelio a través de los medios de comunicación disponibles.

En Portugal, la sociedad es la detentora de la Paulus Editora, que posee una red de siete librerías (Lisboa, Fátima, Covilhã, Ponta Delgada, Tomar, Entroncamento y Benguela).

Además de eso, la Paulus es responsable por la publicación de las revistas «Familia Cristiana», «Liturgia diaria» y «Síntesis», además del programa de radio semanal «Camino de Emaus». (LMI)

Con informaciones de la Agencia Ecclesia.

Fuente:: Gaudium Press

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Barcelona (Miércoles, 23-04-2014, Gaudium Press) El Cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, Don Lluis Martínez Sistach y el obispo de Coria-Cáceres Mons. Francisco Cerro, inauguraron en la ciudad de Cáceres las Jornadas Nacionales de Liturgia bajo el lema «…VALOR Y VALIDEZ DE LA RENOVACIÓN LITÚRGICA, la cual tiene aún riquezas no descubiertas del todo», (frase de la Sacramentum Caritatis, n.3, de Benedicto XVI). El obispo de Ourense, Mons. José Leonardo Montanet también participó de la sesión inaugural.

La primera ponencia estuvo a cargo del Profesor de la Facultad de Teología de Barcelona y de la Universidad Gregoriana de Roma, y párroco de Santa María del Mar, D. Salvador Pié i Ninot.

En sus palabras de saludo a los 105 participantes (sacerdotes, religiosos, religiosas, profesores de liturgia, seminaristas y laicos de 41 diócesis españolas) Mons. Cerro señaló que «el tema de las jornadas es precioso y lo demuestra el numeroso grupo de profesores y delegados de Liturgia que han venido a Cáceres en donde esperamos se sientan en casa y les damos la más cordial bienvenida. La liturgia -expresó el Prelado- es el latido del corazón de Cristo en el corazón de la Iglesia». Y concluyó su saludo diciendo que «sigue teniendo validez la reforma que impulsó el Concilio Vaticano II».

El Cardenal Martínez Sistach señaló que «todavía puede llevar más tiempo la aplicación de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que fue un acontecimiento de la mayor importancia, y que a pesar de las cinco décadas transcurridas aún está vivo. Las cosas importantes no se improvisan y el Concilio Vaticano II no se improvisó. En los cincuenta años precedentes hubo un movimiento litúrgico, un movimiento patrístico, un movimiento exegético, laical y bíblico» que preparó el camino. «Fue -expresó el Purpurado- providencial que el primer documento conciliar haya sido la Constitución ‘Sacrosanctum Concilium’ a respecto de la Liturgia».

El Prof. Pié y Ninot tituló su ponencia «El Concilio Vaticano II como acontecimiento y como texto», y señaló que «debemos retomar el concepto del Vaticano II como magisterial» . El profesor catalán discursó además sobre la Hermenéutica del Concilio Vaticano II, sobre la heredad del Vaticano II, el principio de la pastoralidad del mismo, afirmando que: «se debe leer los textos del Concilio con lectura creyente».

Los profesores José Rey García Paredes, Lino Diez, Matías Augé, Santiago del Cura, Bernabé Dalmau y los prelados D. Fernando Sebastián y D. Francisco Cerro Chávez serán los otros ponentes de estas Jornadas de Cáceres.

Gaudium Press / José Alberto Rugeles

 

Fuente:: Gaudium Press

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Sydney (Miércoles, 23-10-2013, Gaudium Press) Bajo el título de «La lucha por la libertad religiosa en una era de secularismo militante», el Arzobispo de Sydney, Australia, Cardenal George Pell, comentó aspectos poco tenidos en cuenta de la visión de la Iglesia Católica sobre la libertad religiosa. Según explicó el purpurado, este derecho va más allá de la simple tolerancia estatal a las creencias religiosas personales de los ciudadanos, sino que se extiende a la posibilidad de practicar abiertamente la fe en todos los aspectos de la vida. Esto incluye temas comúnmente restringidos en la actualidad como la defensa pública de la doctrina, la coherencia de las instituciones católicas, la libre contratación de empleados y la ausencia de presiones en la financiación estatal.

El artículo del Cardenal Pell, publicado en la edición de octubre de la revista Quadrant y de la cual Aceprensa divulgó un extracto en español, recordó la enseñanza de la Iglesia en el Concilio Vaticano II sobre la importancia de que en materia religiosa «ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos». Desde este principio, el Arzobispo señaló cuatro aspectos fundamentales que deben definir la aplicación de la libertad religiosa.

Restricciones cotidianas a la libertad religiosa

«La libertad religiosa no consiste sólo en poder ir a la iglesia los domingos o rezar en casa. Significa también ser libre para actuar en la esfera pública según tus convicciones, y para hablar de ellas abiertamente y tratar de persuadir a otros» afirmó el Card. Pell. «Significa no ser acosado u obligado al silencio por leyes de igualdad o de control de la expresión o por acusaciones de «homofobia», «discriminación», «anti-choice» o simplemente porque alguien diga sentirse «ofendido»». Esta libertad de defender abiertamente la doctrina religiosa constituye para el purpurado el primer punto básico del ejercicio libre de la religión en Occidente.

Una aplicación similar de la libertad religiosa debería extenderse de igual manera a las instituciones de inspiración religiosa, de forma que puedan ser coherentes con sus principios fundacionales, declaró el Cardenal. «Nuestras instituciones están abiertas a todo el mundo, sin ningún tipo de discriminación, pero ofrecen unas enseñanzas y servicios de acuerdo con su identidad», comentó. Por este motivo, rechazó las presiones gubernamentales para que las instituciones católicas presten servicios contrarios a la moral de la Iglesia como el aborto o difundan contenidos opuestos a la doctrina en aspectos como la definición del matrimonio y la familia.

Un tercer punto destacado por el Card. Pell está relacionado con la libre contratación. «Libertad religiosa significa poder contar en la plantilla con una masa crítica de empleados que apoyen el ethos cristiano de la empresa», señaló. La identidad religiosa de las organizaciones católicas como hospitales, centros educativos y agencias humanitarias es esencial para la misión desempeñada y debe garantizarse la fidelidad a ese llamado. «La gente que nos ayuda en estas tareas como empleados o como voluntarios no tiene por qué compartir esta fe, pero es necesario que se sienta a gusto apoyándola y trabajando en ese marco».

Más allá de un simple acuerdo o respeto de las ideas por parte de los empleados, el purpurado defendió la posibilidad de otorgar los cargos sensibles a personas más identificadas. «No es suficiente que el director general o el profesor de religión sean católicos. No es una discriminación injusta preferir católicos comprometidos para los puestos de dirección, y sería coerción pretender interferir o evitar esa selección». Este tipo de selección es aceptada en otros ámbitos, y el Card. Pell lo ilustró con un ejemplo político aplicable a Australia. «A nadie se le ocurriría sugerir que el Partido Laborista australiano tuviera que reclutar también a algunos militantes del Partido Liberal».

El último aspecto sobre el cual llamó la atención el Arzobispo de un modo específico es la destinación de fondos públicos para ciertas tareas realizadas por instituciones religiosas, sobre la cual cada vez más frecuentemente se imponen vetos y presiones indebidas. «Que un alto porcentaje de la financiación de una institución católica venga del Estado no es razón suficiente para forzarla a actuar contra sus principios», declaró el Cardenal. «Al contrario, la separación entre Iglesia y Estado protege a las instituciones de inspiración religiosa de las intromisiones del gobierno».

«En una sociedad libre como la nuestra, cada grupo tiene derecho a proponer servicios distintivos, mientras no sean lesivos para el bien común», agregó el purpurado. «Necesitamos fomentar un pluralismo tolerante, no un secularismo intolerante».

El Card. Pell recordó que el año 2013 conmemora el aniversario número 1700 del Edicto de Milán, que otorgó finalmente la libertad religiosa a los cristianos bajo el imperio romano después de la intensa persecución. «Esta efeméride es una buena oportunidad para reconsiderar cómo podemos acrecentar el respeto por este derecho», comentó.

Derecho, no excepción

El Arzobispo de Sydney también explicó un concepto que debería corregirse en varias legislaciones que determinan «excepciones» para instituciones religiosas. «El propósito de estas excepciones es proteger a la institución, pero los términos utilizados dan la impresión de que se trata de «permisos para discriminar» concedidos excepcionalmente por razones políticas». Según el Cardenal, este un manejo equívoco del tema que promueve en el fondo una posterior eliminación de dichas «excepciones». «Este lenguaje de «excepciones» debe ser reemplazado por el de la «protección de un derecho»», exhortó el purpurado.

«Tratar la libertad religiosa como una «excepción» refuerza la idea de que la no-discriminación es más importante que el resto de derechos y que siempre prevalecerá sobre ellos», explicó. «Usar el lenguaje de la «discriminación» es peligroso porque sugiere que el tratamiento distinto no está justificado, incluso cuando está «exento»». El Cardenal pidió que las legislaciones que afecten la libertad religiosa y de conciencia pongan estas libertades en primer lugar en sus consideraciones, de forma que protejan los derechos «en vez de coaccionar a la gente a obrar contra sus convicciones religiosas o de conciencia».

«Como dijo el Papa Benedicto XVI en 2011, «la Iglesia no busca privilegios, ni pretende interferir en ámbitos que no son de su competencia. Todo lo que pedimos es desempeñar nuestra misión con libertad». recordó. «En el fondo, en esto consiste la libertad religiosa»..

Con información de Aceprensa.

 

Fuente:: Gaudium Press

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El debilitamiento de la fe es origen de la crisis en la familia, advierte Arzobispo argentino

Villa Giardino (Miércoles, 23-10-2013, Gaudium Press) El Arzobispo de Corrientes, Argentina, Mons. Andrés Stanovnik, expresó la importancia de promover la vida y la familia durante el Encuentro Nacional del Movimiento Familiar Cristiano, llevado a a cabo en Córdoba los días 12 al 14 de coctubre. El Arzobispo y Presidente de la Comisión Episcopal del Apostolado Laico y Pastoral Familiar explicó que alimentar la fe es una condición indispensable para la supervivencia de las familias.

«La causa principal de la crisis de los matrimonios y de las familias cristianas es la misma que percibimos en el sacerdocio y en la vida consagrada: el debilitamiento en la vida de fe», expuso el prelado. Sin fe, las personas se repliegan sobre sí mismas y se pierde el entusiasmo por la entrega y la misión.

De forma similar, es la fe la que permite tener claridad sobre el objetivo de la familia. «A la luz de la fe, la razón humana descubre las causas más profundas del valor de cada vida humana, desde la concepción y hasta su muerte natural, y los motivos que obligan a extremar el cuidado de promoverla, atenderla y acompañarla a lo largo de toda su trayectoria». Según el Arzobispo, «no hay ninguna realidad humana que pueda reemplazar la misión que tiene el matrimonio constituido por un varón y una mujer en el cuidado de la vida».

Mons. Stanovnik recordó el compromiso de la Iglesia en la defensa de la vida y la familia, que consideró como prioritaria dentro de la actividad pastoral y un campo que requiere el testimonio decidido de los católicos. «Para salir al paso de las amenazas a la identidad cristiana de la familia y de la vida», expuso, «no hay nada mejor que ser testigos agradecidos, que transmitan mediante el testimonio y con palabras bellas la alegría de estar casados, de tener una familia y valorar la identidad del ser humano creado por Dios varón y mujer».

«El que descubre que la vida y la fe son un don de Dios, un don que no se compara con nada, se siente llamado a la misión de ponerse generosamente al servicio de la vida», comentó el Arzobispo. El concepto de familia no es otro sino el de servicio, y la misma palabra en latín tenía ese significado. «El término «familia» significa ser útil a alguien, brindarse al otro, no solo brindarle cosas, sino brindarse a sí mismo», explicó, al tiempo que identificó esta vocación con el llamado de Cristo a donar la propia vida en servicio de amor.

«La disponibilidad para el servicio debe empezar en el matrimonio y extenderse luego a la familia y a la sociedad, si queremos construir una ciudad en la que se respete la vida, habite la justicia y reine la paz», concluyó Mons. Stanovnik.

Con información de AICA.

 

Fuente:: Gaudium Press

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