Ciudad del Vaticano, 12 de octubre de 2013 (VIS).- Al final de la ceremonia mariana en la Plaza de San Pedro, la imagen de la Virgen de Fatima fue transportada en helicóptero al santuario romano del Divino Amor.
 
A las 19.30, diversos santuarios marianos de todo el mundo, se conectaron con el Divino Amor para rezar el Rosario y participar en la vigilia de oración «Con María más allá de la noche”, que concluye al alba con la peregrinación tradicional a ese santuario.
 
El Papa Francisco ha grabado un mensaje en vídeo transmitido antes del Rosario y cuyo texto es el siguiente:
 
Queridos hermanos y hermanas:
 
Saludo a todos los peregrinos que están en el Santuario del Divino Amor, y a los que se conectan desde los santuarios marianos de Lourdes, Nazaret, Luján, Vailankanni, Guadalupe, Akita, Nairobi, Benneux, Cz?stochowa y Marian Valley.
 
Esta tarde me siento unido a todos ustedes en la recitación del Santo Rosario y en la Adoración Eucarística bajo la mirada de la Virgen María.
 
La mirada. ¡Qué importante es! ¡Cuántas cosas pueden decirse con una mirada! Afecto, aliento, compasión, amor, pero también reproche, envidia, soberbia, incluso odio. Con frecuencia, la mirada dice más que las palabras, o dice aquello que las palabras no pueden o no se atreven a decir.
 
¿A quién mira la Virgen María? Nos mira a todos, a cada uno de nosotros. Y, ¿cómo nos mira? Nos mira como Madre, con ternura, con misericordia, con amor. Así ha mirado al hijo Jesús en todos los momentos de su vida, gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, como contemplamos en los Misterios del Santo Rosario, simplemente con amor.
 
Cuando estamos cansados, desanimados, abrumados por los problemas, volvámonos a María, sintamos su mirada que dice a nuestro corazón: «¡Animo, hijo, que yo te sostengo!» La Virgen nos conoce bien, es madre, sabe muy bien cuáles son nuestras alegrías y nuestras dificultades, nuestras esperanzas y nuestras desilusiones. Cuando sintamos el peso de nuestras debilidades, de nuestros pecados, volvámonos a María, que dice a nuestro corazón: «!Levántate, acude a mi Hijo Jesús!, en él encontrarás acogida, misericordia y nueva fuerza para continuar el camino».
 
La mirada de María no se dirige solamente a nosotros. Al pie de la cruz, cuando Jesús le confía al Apóstol Juan, y con él a todos nosotros, diciendo: «Mujer, ahí tienes a tu hijo», los ojos de María están fijos en Jesús. Y María nos dice, como en las Bodas de Caná: «Haced lo que él os diga». María indica a Jesús, nos invita a dar testimonio de Jesús, nos guía siempre a su Hijo Jesús, porque sólo en él hay salvación, sólo él puede trasformar el agua de la soledad, de la dificultad, del pecado, en el vino del encuentro, de la alegría, del perdón. Sólo él.
 
«Bienaventurada porque has creído». María es bienaventurada por su fe en Dios, por su fe, porque la mirada de su corazón ha estado siempre fija en Dios, en el Hijo de Dios que ha llevado en su seno y que ha contemplado en la cruz. En la Adoración del Santísimo Sacramento, María nos dice: «Mira a mi Hijo Jesús, ten los ojos fijos en él, escúchalo, habla con él. Él te mira con amor. No tengas miedo. Él te enseñará a seguirlo para dar testimonio de él en las grandes y pequeñas obras de tu vida, en las relaciones de familia, en tu trabajo, en los momentos de fiesta; te enseñará a salir de ti mismo, de ti misma, para mirar a los demás con amor, como él, que te ha amado y te ama, no de palabra, sino con obras».
 
¡Oh María!, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos «de escaparate», sino de los que saben «mancharse la manos» para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz”.

Fuente:: News.va

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Redacción (Lunes, 14-10-2013, Gaudium Press) Corría el año de 1874, cuando valiente y santamente el Beato Pío IX dirigía la nave de la Iglesia. Era la época de Don Pedro II en el Brasil, y Ecuador tenía como presidente a Don Gabriel García Moreno, quien estaba concluyendo su segundo período de gobierno y en breve ganaría su tercera elección, antes de ser victimado mientras proclamaba el grito «Dios no muere». En Colombia era presidente Santiago Pérez Manosalva (1874-1876).

Colombia país andino, de muchas riquezas naturales, era habitado por una sociedad patriarcal pero también matriarcal, de proles numerosas. Así era el departamento de Antioquia, donde era prestigioso tener al menos un religioso en la familia. País con un gran respeto a la Iglesia, de fe profunda, de carbonero, antes que académica. Un pueblo inteligente, intuitivo, trabajador, y luchador.
Fue pues, por estos días, exactamente el 26 de mayo de 1874 que nace en Jericó-Antioquia la niña Laura Montoya, hija de Don Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui. Laurita no conoció a su padre, que era médico y comerciante, pues fue también victimado en medio de las guerras civiles que asolaban a Colombia en aquellos tiempos.

La fuerza religiosa y piadosa de esta nación se palpa en pequeños hechos: Doña Dolores da a luz a María Laura de Jesús, y no la besa hasta que esté bautizada, lo que ocurrió pocas horas después de nacida. La familia rezaba el rosario en conjunto todos los días y entre otras intenciones rezaban por un señor Clímaco Uribe. En cierta ocasión la niña Laura con toda su inocencia le pregunta a su madre que quién era y en dónde vivía éste señor, a lo que se le responde con entera serenidad de ánimo: «Ese fue el que mató a su padre: debe amarlo porque es preciso amar a los enemigos porque ellos nos acercan a Dios, haciéndonos sufrir». (1)

La madre de Laura, ella y sus dos hermanos tuvieron una infancia muy difícil, la pobreza era casi extrema, vivían en las casas de sus parientes. La futura Madre Laura comenta que esa situación le ayudó a curtirse en medio de las adversidades y a no tener sentimentalismos.

Niña inocente

Cuando tenía 8 años contemplando la naturaleza, vio unas hormigas que llevaban sus hojas, y se saludaban cuando se encontraban con otras, y unas les entregaban su carga a otras que llevaban al hormiguero. Tuvo en ese momento un «flash», término éste acuñado por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira que expresa una gracia sensible de orden mística, en que se «palpa» lo sobrenatural a partir de un elemento sensible y mucho se progresa en el amor a Dios. (2)

La futura fundadora tuvo una «iluminación» algo a la manera de un rayo de conocimiento de Dios y sus grandezas, tan hondo y amoroso que nunca lo olvidó. En ese momento «sintió» como que físicamente la existencia de Dios. Ese fenómeno duró dos horas, según narra la Madre Laura.

Fuente:: Gaudium Press

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Ángelus: el Papa pide la intercesión de los 522 beatos, proclamados hoy en Tarragona, para liberar al mundo de la violencia
(RV).- Al término de la Eucaristía y antes del rezo mariano del Ángelus, el Santo Padre Francisco saludó a los fieles y peregrinos recordando en primer lugar que hoy en Tarragona, ha tenido lugar la mayor beatificación de la historia: 522 personas asesinadas por odio a la fe, en el siglo XX en España.
“Queridos hermanos y hermanas, hoy, en Tarragona, España, han sido proclamados beatos cerca de quinientos mártires, asesinados por su fe durante la Guerra Civil española, en los años treinta del siglo pasado. Alabemos al Señor por estos valientes testigos suyos, y por su intercesión, supliquémosle que libere al mundo de toda violencia”.
El Papa, a continuación, dio las gracias a todos los que llegaron en gran número a Roma, desde Italia, y otras partes del mundo para participar a la celebración de la fe, dedicada a María nuestra Madre. Y tuvo palabras de afecto para un grupo llegado de Panamá.
“Saludo con afecto al grupo de panameños que se encuentran hoy en Roma y los confío a la protección de Nuestra Señora de la Antigua, celestial patrona de esa querida Nación”.
Asimismo, el Pontífice saludó a los niños de la Orquesta Internacional de la Paz «Pequeñas Huellas», y a la Asociación Nacional italiana de Inválidos del Trabajo y mutilados.
Finalmente, Francisco saludó también a los jóvenes de Roma que en los últimos días se comprometieron con la misión “Jesús en el centro”: “ìSean siempre misioneros del Evangelio, todos los días y en todo lugar! Y me complace saludar también a los reclusos de la prisión en Castrovillari”.
(ER RV)

Fuente:: News.va

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Cuando se ama, se ama hasta el extremo. El Papa sobre los mártires de Tarragona
(RV).- (Con audio) “No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo. En la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre”, lo recuerda el Papa Francisco en el videomensaje que ha enviado a España con ocasión de la Beatificación 522 mártires en Tarragona, este domingo 13 de octubre. En este Año de la Fe, el Obispo de Roma implora especialmente por la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras. “Pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad”.
Texto del videomensaje del Papa Francisco (audio): Cuando se ama, se ama hasta el extremo. El Papa sobre los mártires de Tarragona
Queridos hermanos y hermanas, buenos días
Me uno de corazón a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de Pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados Beatos mártires.
¿Quiénes son los mártires? Son cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel «amar hasta el extremo» que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones. El amor total: y cuando se ama, se ama hasta el extremo. En la Cruz, Jesús ha sentido el peso de la muerte, el peso del pecado, pero se confió enteramente al Padre, y ha perdonado. Apenas pronunció palabras, pero entregó la vida. Cristo nos “primerea” en el amor; los mártires lo han imitado en el amor hasta el final.
Dicen los Santos Padres: ¡«Imitemos a los mártires»!. Siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pereza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más lo necesitan.
Imploremos la intercesión de los mártires para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos barnizados de cristianismo pero sin sustancia, ellos no eran barnizados eran cristianos hasta el final, pidámosle su ayuda para mantener firme la fe, aunque haya dificultades, y seamos así fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad.
Y les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
(RC-RV)

Fuente:: News.va

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Responder a Dios como María
(RV).- (Audio) «Dios nos sorprende siempre». Los muchos «sí» de María. El Año de la Fe en Roma vive con intensidad las jornadas marianas del sábado y de hoy. Este domingo por la mañana ante miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro alrededor de la estatua de Nuestra Señora de Fátima, el Papa Francisco presidió la Santa Misa. fijando la mirada en María, “criatura humilde y débil como nosotros, elegida para ser Madre de Dios, Madre de su Creador”, el Obispo de Roma centró su homilía en tres puntos: Dios nos sorprende, Dios nos pide fidelidad, Dios es nuestra fuerza. El Papa pidió la intercesión de María para que “nos ayude a dejarnos sorprender por Dios sin oponer resistencia, a ser hijos fieles cada día, a alabarlo y darle gracias porque Él es nuestra fuerza”. Al final Francisco realizará el acto de consagración a Nuestra Señora y concluirá con el rezo del Ángelus.
Texto de la homilía del Papa (audio): Responder a Dios como María
“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” (Sal 97,1).
Hoy nos encontramos ante una de esas maravillas del Señor: ¡María! Una criatura humilde y débil como nosotros, elegida para ser Madre de Dios, Madre de su Creador.
Precisamente mirando a María a la luz de las lecturas que hemos escuchado, me gustaría reflexionar con ustedes sobre tres puntos: Dios nos sorprende, Dios nos pide fidelidad, Dios es nuestra fuerza.
1. El primero: Dios nos sorprende. La historia de Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, es llamativa: para curarse de la lepra se presenta ante el profeta de Dios, Eliseo, que no realiza ritos mágicos, ni le pide cosas extraordinarias, sino únicamente fiarse de Dios y lavarse en el agua del río; y no en uno de los grandes ríos de Damasco, sino en el pequeño Jordán. Es un requerimiento que deja a Naamán perplejo, sorprendido: ¿qué Dios es este que pide una cosa tan simple? Decide marcharse, pero después da el paso, se baña en el Jordán e inmediatamente queda curado. Dios nos sorprende; precisamente en la pobreza, en la debilidad, en la humildad es donde se manifiesta y nos da su amor que nos salva, nos cura y nos fortalece. Sólo pide que sigamos su palabra y nos fiemos de Él.
Ésta es también la experiencia de la Virgen María: ante el anuncio del Ángel, no oculta su asombro. Es el asombro de ver que Dios, para hacerse hombre, la ha elegido precisamente a Ella, una sencilla muchacha de Nazaret, que no vive en los palacios del poder y de la riqueza, que no ha hecho cosas extraordinarias, pero que está abierta a Dios, se fía de Él, aunque no lo comprenda del todo: “He aquí la esclava el Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Dios nos sorprende siempre, rompe nuestros esquemas, pone en crisis nuestros proyectos, y nos dice: Fíate de mí, no tengas miedo, déjate sorprender, sal de ti mismo y sígueme.
Preguntémonos hoy todos nosotros si tenemos miedo de lo que el Señor pudiera pedirnos o de lo que nos está pidiendo. ¿Me dejo sorprender por Dios, como hizo María, o me cierro en mis seguridades, en mis proyectos? ¿Dejo entrar a Dios verdaderamente en mi vida? ¿Cómo le respondo?
2. En la lectura de San Pablo que hemos escuchado, el Apóstol se dirige a su discípulo Timoteo diciéndole: Acuérdate de Jesucristo; si perseveramos con Él, reinaremos con Él. Éste es el segundo punto: acordarse siempre de Cristo, perseverar en la fe: Dios nos sorprende con su amor, pero nos pide que le sigamos fielmente. Pensemos cuántas veces nos hemos entusiasmado con una cosa, con un proyecto, con una tarea, pero después, ante las primeras dificultades, hemos tirado la toalla. Y esto, desgraciadamente, sucede también con nuestras opciones fundamentales, como el matrimonio. La dificultad de ser constantes, de ser fieles a las decisiones tomadas, a los compromisos asumidos. A menudo es fácil decir “sí”, pero después no se consigue repetir este “sí” cada día.
María ha dicho su “sí” a Dios, un “sí” que ha cambiado su humilde existencia de Nazaret, pero no ha sido el único, más bien ha sido el primero de otros muchos “sí” pronunciados en su corazón tanto en los momentos gozosos como en los dolorosos; todos estos “sí” culminaron en el pronunciado bajo la Cruz. Hoy, aquí hay muchas madres; piensen hasta qué punto ha llegado la fidelidad de María a Dios: hasta ver a su Hijo único en la Cruz.
¿Soy un cristiano a ratos o soy siempre cristiano? La cultura de lo provisional, de lo relativo entra también en la vida de fe. Dios nos pide que le seamos fieles cada día, en las cosas ordinarias, y añade que, a pesar de que a veces no somos fieles, Él siempre es fiel y con su misericordia no se cansa de tendernos la mano para levantarnos, para animarnos a retomar el camino, a volver a Él y confesarle nuestra debilidad para que Él nos dé su fuerza.
3. El último punto: Dios es nuestra fuerza. Pienso en los diez leprosos del Evangelio curados por Jesús: salen a su encuentro, se detienen a lo lejos y le dicen a gritos: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros” (Lc 17,13). Están enfermos, necesitados de amor y de fuerza, y buscan a alguien que los cure. Y Jesús responde liberándolos a todos de su enfermedad. Llama la atención, sin embargo, que solamente uno regrese alabando a Dios a grandes gritos y dando gracias. Jesús mismo lo indica: diez han dado gritos para alcanzar la curación y uno solo ha vuelto a dar gracias a Dios a gritos y reconocer que en Él está nuestra fuerza. Saber agradecer, dar gloria a Dios por lo que hace por nosotros.
Miremos a María: después de la Anunciación, lo primero que hace es un gesto de caridad hacia su anciana pariente Isabel; y las primeras palabras que pronuncia son: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”, el Magnificat, un cántico de alabanza y de acción de gracias a Dios no sólo por lo que ha hecho en Ella, sino por lo que ha hecho en toda la historia de salvación. Todo es don suyo; ¡Él es nuestra fuerza! ¡Decir gracias es tan fácil, y sin embargo tan difícil! ¿Cuántas veces nos decimos gracias en la familia? ¿Cuántas veces damos las gracias a quien nos ayuda, se acerca a nosotros, nos acompaña en la vida? ¡Muchas veces damos todo por descontado! Y así hacemos también con Dios.
Continuemos la Eucaristía invocando la intercesión de María para que nos ayude a dejarnos sorprender por Dios sin oponer resistencia, a ser hijos fieles cada día, a alabarlo y darle gracias porque Él es nuestra fuerza. Amén. (RC-RV)

Fuente:: News.va

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Es un gran placer saludar y dar la bienvenida a los participantes en esta 22 reunión del Comité de Enlace Judeo-Católico que se celebra aquí en Madrid. Saludo a su eminencia, el señor cardenal Kurt Koch, presidente de la Pontificia Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo y a sus colaboradores, junto con los demás miembros de la delegación internacional católica. También saludo a la señora Betty Ehrenberg, presidenta del Comité Internacional Judío para las Consultas Interreligiosas (IJCIC) y a los rabinos y miembros de la delegación internacional judía. Saludo al señor Ángel Llorente, director general de Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones con las Confesiones del Ministerio de Justicia y a la alcaldesa de Madrid, señora Ana Botella, que nos honran con su presencia y a los cuales agradecemos su colaboración para el buen éxito de este encuentro…

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BEATIFICACIÓN Y SANTA MISA (13/X/2013)

Mensaje del Papa Francisco
Palabras durante el Ángelus
Homilía del Cardenal Angelo Amato
Palabras del Cardenal Antonio Mª Rouco

Fotografías de llos preparativos
Fotografías de la Beatificación

Vídeo de la Beatificación

VÍSPERAS SOLEMNES EN LA CATEDRAL DE TARRAGONA (12/X/2013)

Homilía del Arzobispo de Tarragona
Álbum fotográfico
Textos litúrgicos
Vídeo de las vísperas

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La Virgen María “con olor a oveja”REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- (Audio) La Virgen María “con olor a oveja” Si amigos, esta vez es la Virgen María de Nazaret la que tiene “olor a oveja”. No solo porque en Tierra Santa andaba entre pastores y ovejas, sino por que -fiel al espíritu de su hijo Jesús en su predilección por las más frágiles-, se hace ver entre los pobres, por ejemplo en Portugal por los niños Lucia, Jacinta y Francisco que pastoreaban sus ovejas. Son las famosas “apariciones” de Fátima.
La Madre de Dios y de la familia católica, después de su Asunción al cielo, continúa con su premurosa ternura con los más débiles; más cercana todavía de todos y de cada uno, porque desde el seno de Dios conoce mejor las necesidades y sufrimientos de sus hijos queridos. Así, María de Nazaret es coherente también hoy con su vocación evangelizadora, inseparable de su condición de Madre del Hijo de Dios, dado que después de responder que sí al anuncio del ángel, inmediatamente se puso en camino para ir a ayudar a su prima santa Isabel llevando a Jesús en su vientre.
La joven Madre virgen no puede separar su respuesta de amor a Dios, del amor por la gente, especialmente los desvalidos a quienes sigue llevando el amor de Jesús. Y esta vocación de María de Nazaret la convierte en madre de todos.
Creemos en su Asunción en cuerpo y alma al cielo, pero se deja ver aquí y allá, en el encuentro con sus hijos; entre aquellos que no tienen a quien recurrir, más que a la Madre de Jesús. No se queda encerrada, sale, está atenta, se presenta, intercede, consuela, ayuda.
Y ahora, siguiendo la invitación de Papa Francisco a los sacerdotes y religiosos a ser “pastores con olor a oveja” y la invitación a todos los fieles a salir de la cueva del egoísmo para ir a la carne herida de Jesús en el hermano que sufre, la misma imagen original de nuestra Señora de Fátima que se venera en Portugal, se hizo peregrina hasta el santuario de San Pedro para recibir allí el acto de confianza de Papa Francisco y la veneración de los fieles.
Hoy vos y yo tenemos la posibilidad de quedarnos en la cueva del egoísmo, con nuestros problemitas o sumarnos a la veneración de aquella que nos puede ayudar a salir al que sufre más que nosotros. ¡Santa María Madre de Dios, Ruega por nosotros!

Fuente:: News.va

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“La devoción mariana de los Papas”
(RV).- El Papa Pío XII es el Papa que ha dedicado a María más cartas encíclicas: 8 cartas. Papa Pacelli fue el primer Pontífice que consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María, el 31 de octubre de 1942, después de repetidos pedidos de la misma Virgen, que se aparecía varias veces en Fátima, en Portugal, desde el 13 de mayo de 1917. “A usted, al Vuestro Corazón Inmaculado, yo como padre común de la gran familia cristiana, como Vicario de aquellos a quien le fue dado todo el poder en el cielo y en la tierra – estas son las palabras de Pío XII- en estas horas trágicas de la historia humana, confiamos, consignamos, consagramos no sólo la Santa Iglesia… también el mundo entero, lacerado por las discordias, quemado por incendios de odio, víctima de su misma iniquidad”. Se debe a Pío XI, en 1930, el reconocimiento oficial de la aparición en la ciudad portuguesa y el culto a la Virgen de Fátima. La devoción a María de Juan XXIII se revela en el “Diario del alma”, el diario personal di Angelo Roncalli- que durante cuatro decenios anotaba los pensamientos y reflexiones espirituales en su propio cuaderno- donde emerge la constante confianza a la Virgen. También la protección de María, Juan XXIII ha confiado el Concilio Vaticano II, en el día de la inauguración, el 11 octubre 1962, en la fiesta de María Madre de Dios -hoy trasladada al 1 de enero- en recuerdo del día de la proclamación del dogma de la Divina Maternidad de la Virgen, en 431, de parte del Concilio de Éfeso. Promulgado la Constitución Dogmática Lumen Gentium el 21 noviembre de 1964, Pablo VI ha declarado la Virgen María “Madre de la Iglesia” y el 2 de febrero de 1974 ha firmado la exhortación apostólica Marialis Cultus, sobre la relación entre la sagrada liturgia y el culto a la Virgen con consideraciones y directivas para favorecer el desarrollo. Para recordar la devoción de Juan Pablo II a la Virgen basta citar el motu apostólico: Totus Tuus, además en los 27 años de pontificado, mostró esta devoción con gestos, palabras y documentos oficiales, entre los cuales la Carta Encíclica Redemptoris Mater del 25 de marzo 1987, sobre la Beata Virgen María en la vida de la Iglesia en camino, y la carta apostólica sobre el Rosario del 16 octubre 2002. En continuidad con su predecesor, Benedicto XVI en cada audiencia, discurso y homilía ha siempre confiado los fieles a María, y en diversos viajes apostólicos ha hecho visita a los Santuarios Marianos. El 24 de julio de este año en Brasil, en Aparecida, Papa Francisco ha consagrado a María su Pontificado y el pasado 22 septiembre así ha orado en Cagliari a la Virgen de Bonaria: “Tenemos necesidad de su mirada de ternura, de su mirada materna que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión y de cuidado. María, hoy queremos decirte: ¡Madre, danos tu mirada! Tu mirada nos lleva a Dios, tu mirada es un don del Padre bueno, que nos espera en cada encrucijada de nuestro camino.”
(Luz Erika Limachi – RV)

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La fe de María da carne humana a Jesús , catequesis del Papa
(RV).- (Audio) Entre miles de pañuelos blancos y rostros de amor a la Virgen, el Santo Padre acogió a la imagen original de la Virgen de Fátima, en la plaza de San Pedro de Roma, a las 5 de la tarde del sábado. La estatua llegó a la ciudad eterna este mediodía, con motivo de las Jornadas Marianas que se celebran el fin de semana.
El obispo de Roma recordó que «la fe de María da carne humana a Jesús». «María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel. ¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, de su «sí»», agregó el Papa en su catequesis afirmando que lo ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. «Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra».
Catequesis completa del Santo Padre (audio de la crónica radial del evento). La fe de María da carne humana a Jesús , catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas
En este encuentro del Año de la fe dedicado a María, Madre de Cristo y de la Iglesia, Madre nuestra. Su imagen, traída desde Fátima, nos ayuda a sentir su presencia entre nosotros. Es una realidad: María siempre nos lleva a Jesús. Es una mujer de fe, una verdadera creyente. Podemos preguntarnos ¿Cómo es la fe de María?
1. El primer elemento de su fe es éste: La fe de María desata el nudo del pecado (cf. LG, 56). ¿Qué significa esto? Los Padres conciliares han tomado una expresión de san Ireneo que dice así: «El nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe, lo desató la Virgen María por su fe» (Adv. Haer., III, 22, 4).
El «nudo» de la desobediencia, el «nudo» de la incredulidad. Cuando un niño desobedece a su madre o a su padre, podríamos decir que se forma un pequeño «nudo». Esto sucede si el niño actúa dándose cuenta de lo que hace, especialmente si hay de por medio una mentira; en ese momento no se fía de la mamá o del papá. Vosotros sabéis, ¡Cuántas veces pasa esto! Entonces, la relación con los padres necesita ser limpiada de esta falta y, de hecho, se pide perdón para que haya de nuevo armonía y confianza. Algo parecido ocurre en nuestras relaciones con Dios. Cuando no lo escuchamos, no seguimos su voluntad, cometemos actos concretos en los que mostramos falta de confianza en él – y esto es pecado –, se forma como un nudo en nuestra interioridad. Estos nudos nos quitan la paz y la serenidad. Son peligrosos, porque varios nudos pueden convertirse en una madeja, que siempre es más doloroso y más difícil de deshacer.
Pero para la misericordia de Dios, lo sabemos, nada es imposible. Hasta los nudos más enredados se deshacen con su gracia. Y María, que con su «sí» ha abierto la puerta a Dios para deshacer el nudo de la antigua desobediencia, es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que él desate los nudos de nuestra alma con su misericordia de Padre. Cada uno de nosotros tiene algunos y podemos preguntarnos dentro de nuestro corazón: ¿Cuáles son los nudos que hay en mi vida? Eh, Padre, ¡los míos no se pueden aflojar!. Eh, ¡esto es una confusión! Todos los nudos del corazón, todos los nudos de la conciencia se pueden aflojar. ¿Pido a María que me ayude a tener confianza, para aflojar, para en la misericordia de Dios para cambiar? Ella, mujer de fe, seguro que nos dirá: «Ve adelante, ve donde el Señor: Él te entiende». Y ella lleva de la mano de María el abrazo del Padre, del Padre de la misericordia.
2. Segundo elemento: la de fe de María da carne humana a Jesús. Dice el Concilio: «Por su fe y obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo» (LG, 63). Este es un punto sobre el que los Padres de la Iglesia han insistido mucho: María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel. ¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, através de su «sí».Le ha preguntado: «¿Estás dispuesta a esto?». Y ella ha dicho: «sí.»
Pero lo que ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra.No es fácil entender esto, pero sí, es fácil escucharlo en el corazón.
¿Pensamos que la encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos concierne personalmente? Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y así, somos los instrumentos de Dios porque Jesús actúa en el mundo através de nosotros Dejémonos guiar por él.
3. Es el último elemento es la fe de María como camino: El Concilio afirma que María «avanzó en la peregrinación de la fe» (LG, 58). Por eso ella nos precede en esta peregrinación, nos acompaña, nos sostiene.
¿En qué sentido la fe de María ha sido un camino? En el sentido de que toda su vida fue un seguir a su Hijo: él -él, Jesús- es la vía, él es el camino. Progresar en la fe, avanzar en esta peregrinación espiritual que es la fe, no es sino seguir a Jesús; escucharlo y dejarse guiar por sus palabras; ver cómo se comporta él y poner nuestros pies en sus huellas, tener sus mismos sentimientos y actitudes.¿ Y cuales son los sentimientos y las actitudes de Jesús? humildad, misericordia, cercanía, pero también un firme rechazo de la hipocresía, de la doblez, de la idolatría. La vía de Jesús es la del amor fiel hasta el final, hasta el sacrificio de la vida; es la vía de la cruz. Por eso, el camino de la fe pasa a través de la cruz, y María lo entendió desde el principio, cuando Herodes quiso matar a Jesús recién nacido. Pero después, esta cruz se hizo más pesada, cuando Jesús fue rechazado: María siempre estaba con Jesús, seguía a Jesús en medio del pueblo, y escuchaba las conversaciones, las odiosidades de los que no querían al Señor. Y esta cruz, ¡ella la ha portado! la fe de María afrontó entonces la incomprensión y el desprecio; y cuando llegó la «hora» de Jesús, es decir la hora de la pasión: la fe de María fue entonces la lamparilla encendida en la noche. Aquella llamas en plena noche. María veló durante la noche del sábado santo. Su llama, pequeña pero clara, estuvo encendida hasta el alba de la Resurrección; y cuando le llegó la noticia de que el sepulcro estaba vacío, su corazón quedó henchido de la alegría de la fe, la fe cristiana en la muerte y resurrección de Jesucristo. Porque siempre lafe nos porta a la alegría, y ella es la Madre de la alegría: ¡Qué nos enseña el andar por este camino de la alegría! Este es el punto culminante -esta alegría, ¿eh?, este encuentro de Jesús y de María. Pero, imaginemos como ha sucedido… este encuentro es el punto culmen del camino de la fe de María y de toda la Iglesia. ¿Cómo es nuestra fe? La tenemos encendida, como María también en los momentos difíciles, aquellos momentos de oscuridad? ¿He escuchado la alegría de la fe?
Esta tarde, Madre, te damos gracias por tu fe y renovamos nuestra entrega a ti, Madre de nuestra fe.

Fuente:: News.va

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