Defiendan al Vaticano de la cizaña de las habladurías, Francisco al Cuerpo de los Gendarmes
(RV).- (Con audio) Defiendan al Vaticano de la cizaña de las habladurías, Francisco al Cuerpo de los Gendarmes Las “habladurías” son una “lengua prohibida” en el Vaticano, porque es una lenga que genera el mal. Lo afirmó el Papa Francisco en la homilía de la Misa que celebró esta mañana junto al Cuerpo de la Gendarmería Vaticana, en los alrededores de la Gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos.
En la roca del Vaticano, el mal tiene un pasaje a través del cual se insinúa para esparcir su veneno: es la “habladuría”, esa que lleva a uno a hablar mal del otro y destruye la unidad. Y del contagio de esta “cizaña” nadie es inmune. Ante los hombres de la Gendarmería Vaticana , el Papa Francisco hizo una reflexión justa pero quizá no descontada sobre el papel del gendarme defensor de la seguridad del Vaticano, para enfocar otro adversario mucho más solapado que la delincuencia común y contra el cual es fundamental emprender la “lucha”:
“Alguno de ustedes podrá decirme: ‘Pero, padre, ¿nosotros qué tenemos que ver aquí con el diablo? Nosotros debemos defender la seguridad de este Estado, de esta ciudad: que no haya ladrones, que no haya delincuentes, que no vengan los enemigos a tomar la ciudad’. También esto es verdad, pero ¿Napoleón no volverá más, eh? Se fue. Y no es fácil que venga un ejército aquí a tomar la ciudad. La guerra hoy, al menos aquí, se hace de otro modo: es la guerra de la oscuridad contra la luz; de la noche contra el día”.

Por esto, prosiguió Francisco, “les pido no sólo que defiendan las puertas, las ventanas del Vaticano” – por otra parte un trabajo necesario e importante – sino que defiendan “como su patrono San Miguel” las puertas del corazón de quien trabaja en el Vaticano, donde la tentación “entra” exactamente como en cualquier otro lugar:
“Pero hay una tentación… Pero yo querría decirla – la digo así para todos, también para mí, para todos – pero hay una tentación que al diablo le gusta tanto: aquella contra la unidad, cuando las insidias van precisamente contra la unidad de aquellos que viven y trabajan en el Vaticano. Y el diablo trata de crear la guerra interna, una especie de guerra civil y espiritual, ¿no? Es una guerra que no se hace con las armas que nosotros conocemos: se hace con la lengua”.

Una lengua armada, precisamente, por las “habladurías”, especie de veneno del que el Papa pone constantemente en guardia. Y esto es “lo que les pido a ustedes”, dijo dirigiéndose a los gendarmes, “que nos defiendan mutuamente de las habladurías”:
“Pidamos a San Miguel que nos ayude en esta guerra: jamás hablar mal uno del otro, jamás abrir los oídos a las habladurías. Y si yo oigo que alguien habla, ¡detenerlo! ‘¡Aquí no se puede: vete por la puerta de Santa Ana, ve afuera y habla allá! ¡Aquí no se puede!’… es esto, ¡eh! La buena simiente sí: ¡hablar bien uno del otro sí, pero la cizaña no!”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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Pedir la gracia de no huir de la Cruz
(RV).- (Con audio) Pedir la gracia de no huir de la Cruz Fue la oración del Papa durante la Misa de esta mañana en la Capilla de la Casa de Santa Marta. En su homilía Francisco se refirió al Evangelio del día en que Jesús anuncia a los discípulos su pasión.
“El Hijo del hombre está a punto de ser entregado en las manos de los hombres”: estas palabras de Jesús – afirmó el Papa – hielan a los discípulos que pensaban en un camino triunfal. Palabras que “permanecían para ellos tan misteriosas que no comprendían el sentido” y “tenían miedo de interrogarlo sobre este argumento”: para ellos era “mejor no hablar”, era “mejor no entender la verdad” que Jesús decía:
“Tenían miedo de la Cruz, tenían miedo de la Cruz. El mismo Pedro, después de esta confesión solemne en la región de Cesarea de Filipo, cuando Jesús otra vez dice esto, reprocha al Señor: ‘¡No, jamás, Señor! ¡Esto no!’. Tenía miedo de la Cruz. Pero no sólo los discípulos, no sólo Pedro, ¡el mismo Jesús tenía miedo de la Cruz! Él no podía engañarse. Él sabía. Tanto era el miedo de Jesús que esa noche del jueves sudó sangre; tanto era el miedo de Jesús que casi dijo lo mismo que Pedro, casi… ‘¡Padre, quítame este cáliz! ¡Hágase tu voluntad!’. ¡Esta era la diferencia!”.

La Cruz nos da miedo también en la obra de la evangelización, pero – observó el Papa – está la “regla” de que “el discípulo no es más grande que el Maestro. Está la regla de que no hay redención sin efusión de la sangre”, no hay obra apostólica fecunda sin la Cruz:
Quizá nosotros pensamos, cada uno de nosotros puede pensar: “¿Y a mí, a mí qué me sucederá? ¿Cómo será mi Cruz?”. No sabemos. No sabemos, ¡pero existirá! Debemos pedir la gracia de no huir de la Cruz cuando llegue: ¡con miedo, eh! ¡Esto es verdad! Esto nos causa miedo. Pero el seguimiento de Jesús termina allá. Me vienen a la mente las últimas palabras que Jesús dijo a Pedro, en aquella coronación pontificia en el Tiberiades: “¿Me amas? ¡Apacienta! ¿Me amas? ¡Apacienta!”… Pero las últimas palabras fueron: “¡Te llevarán a donde tú no querrás ir!”. La promesa de la Cruz.

El Papa concluyó su homilía con una oración a María:
“Muy cerca de Jesús, en la Cruz, estaba su madre, su mamá. Quizá hoy, el día que nosotros le rezamos, sea bueno pedirle la gracia de no quitarnos el temor – eso debe venir, el temor de la Cruz… – sino la gracia de no asustarnos y huir de la Cruz. Ella estaba allí, y sabe cómo se debe estar cerca de la Cruz”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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Patriarca Latino de Jerusalén destacó como milagro el cambio de posición de los países frente a Siria después de la Jornada de Oración y Ayuno

Roma (Sábado, 28-09-2013, Gaudium Press) Su Beatitud Fouad Twal, Patriarca Latino de Jerusalén tiene a su cargo el pastoreo de la Iglesia Católica en Chipre, Israel, Palestina y Jordania, y por ello conoce muy de cerca la situación de todo Oriente Medio. En una entrevista concedida a la agencia Zenit, el Patriarca explicó la situación actual de la región y señaló como un milagro el cambio generado en el ambiente internacional frente al conflicto en Siria tras la Jornada de Oración y Ayuno convocada por el Papa Francisco y a la que se unieron católicos de todo el mundo.

«Esto es un milagro. La Jornada marca un antes y un después», señaló el prelado, quien relató que Tierra Santa se unió en oración en Getsemaní en unidad con el Santo Padre. «Antes de la jornada se discutía de qué tipo de guerra hacer, pequeña, grande, limitada o no. Después de la oración, de qué tipo de solución diplomática encontrar. En un mismo día ha cambiado el panorama mundial», celebró. «Gracias al Papa Francisco y al ejército de fieles que rezan por la paz».

La única voz que se atreve a señalar la verdad

Sin embargo, la situación en Oriente Medio es todavía difícil, y la polarización de los conflictos hace muy difícil encontrar información fidedigna para que los países trabajen adecuadamente para resolverla . «En un Medio Oriente tan complicado, creo la única voz que tiene el coraje de levantarse y decir cómo están las cosas es la Iglesia», afirmó Su Beatitud Twal. Líderes políticos de distintas vertientes han contactado a la Iglesia, pero muchos de ellos están comprometidos a diferentes bandos. «A veces no es fácil tener una distancia del conflicto para ver como están las cosas y decirlas, y hace falta este coraje».

Sobre el avance del conflicto en Siria, el Patriarca describió que subsisten dificultades graves para la solución negociada de los enfrentamientos. «La solución del mismo se ha desplazado afuera de las fronteras de Damasco», comentó, al tiempo que afirmó que el gobierno aceptaría dialogar con la oposición siria, «pero no con los extremistas de milicias integristas que allí combaten». Según el prelado está comprobada la presencia de combatientes extranjeros, ya que «en los diarios publicados en Jordania por los grupos salafitas, hacen la apología de la guerra santa y publican los nombres de los jordanos que murieron en Siria, y les califican de mártires».

La acción de la Iglesia

La Iglesia Católica ha sido muy importante para la atención para los cientos de miles de refugiados que han debido dejar su tierra a causa de la violencia. Tan sólo en el Patriarcado, «hemos recibido unos 800 mil refugiados sirios y al final del 2013 llegarán a ser aproximadamente un millón, transformándose en la «tercera ciudad de Jordania»», relató el Patriarca. «En los campos de refugiados no hay infraestructuras para tal cantidad de personas, ni agua, y los problemas son de todo tipo, incluso morales». Las penalidades que sufren las familias incluyen las temperaturas inclementes del desierto, con altas temperaturas y lluvias, además de derrumbes.

La presencia de refugiados también impone dificultades para la sociedad en general ya que, por ejemplo, la necesidad de los emigrantes les impone ofrecerse para trabajar por la mitad del salario, lo cual reduce los ingresos de los trabajadores nacionales que no pueden competir en esas condiciones. En medio de la emergencia humanitaria, «el Patriarcado ha abierto las escuelas por la tarde para los niños sirios y también los conventos para alojar a los cristianos», comentó Su Beatitud, quien señaló el compromiso de Cáritas como un verdadero ejemplo en el trabajo por los refugiados.

Con información de Agencia Zenit.

 

Fuente:: Gaudium Press

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El Concilio es muy claro: pide una auténtica reforma de la Curia y esto emerge en todos los niveles de su trabajo. Ya en la fase previa a la preparación, en las respuestas de los obispos llegadas de todo el mundo, este tema se presenta con frecuencia. Y Pablo VI reformó la Curia
Se insiste en la reorganización de algunos dicasterios –por ejemplo el Santo Oficio o Propaganda– una descentralización necesaria para acoger a los obispos residenciales, una mayor internacionalización, la disminución del número de obispos titulares en la Curia y el posible aumento de los laicos, en una mejor articulación de las funciones de los nuncios en sus relaciones con los obispos, en la naturaleza del poder propia de los dicasterios romanos.

Es necesario añadir que nadie niega el notable trabajo desarrollado por los dicasterios durante la preparación del Vaticano II y tampoco los servicios realizados en el curso de las sesiones y de las inter-sesiones. Pablo VI observa todo ello como buen conocedor de esta situación en la que pasó buena parte de su vida y que pudo valorar con un cierto alejamiento cuando era arzobispo de Milán. Todo ello le permite tener una visión completa de su funcionamiento: le servió y sacó de ella la mejor parte.

Por lo tanto, es perfectamente capaz de discernir lo que es eficaz, lo que es precario, lo que es demasiado humano. Tras cuatro años de asiduo trabajo dirigido personalmente por el Papa, la comisión cardenalicia emite sus conclusiones. Aunque la falta de tiempo no nos permite proseguir los análisis, debemos señalar inmediatamente que a esta reforma le precede la creación del Sínodo de los obispos, el 15 de septiembre de 1965 (con el Motu propio Apostolica sollicitudo), decisión sin precendetes en la Iglesia romana.

La reforma es progresiva. El Papa quiso realizar lo deseado por el Concilio. La Curia asume una fisonomía más internacional, como si prolongase la experiencia universal de los años conciliares. Pablo VI es contado entre los grandes Papas que renovaron el organismo secular de la Curia, de la misma manera que Sixto V (1588) y Pío X (1908). Aceptó un desafío imposible: reformar una institución en la que trabajó por más de treinta años y de la que conoce sus grandezas y debilidades. La supo hacer avanzar con pequeños pasos, cierto con firmeza, siempre con respeto y consideración, pero sin transigir en lo esencial. Se demostró un pastor notable que siempre buscó, con gran libertad interior e inmensa paciencia, el mayor consenso posible, para que nadie se sintiese perdedor.

No fue sólo el Papa quien acompañó los trabajos del Concilio sino también quien los puso en práctica con una lucidez toda personal y con un gran sentido de la unidad que le han permitido encontrar el mejor momento para actuar. Para él, la Curia es una colaboradora en el gobierno de la Iglesia universal. En este sentido, debe saber cuestionarse de nuevo, con el fin de desarrollar mejor su servicio en función de las necesidades de los tiempos y lugares.

Nos parece que tres convicciones acompañaron a Pablo VI en este camino: el deber de poner en práctica el Concilio, el amor a la Iglesia y a la humanidad y el servicio a su unidad, sin olvidar jamás que para él no existe reforma exterior sin conversión espiritual.

Philippe Levillain

Fuente:: News.va

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Dios no tiene miedo a las periferias, el Papa encuentra a los catequistas
(RV).- La tarde del viernes 27 en el Aula Pablo VI del Vaticano, se llevó a cabo el esperado encuentro del Papa Francisco con miles de participantes al Congreso Internacional sobre la Catequesis (Roma, 26-28 de septiembre de 2013) sobre el tema: “El catequista, testimonio de la fe”, promovido y organizado con ocasión del Año de la fe.

Discurso del Papa Francisco

Queridos catequistas, ¡buenas tardes!
Me alegra que en el Año de la fe se lleve a cabo para ustedes este encuentro: la catequesis es una columna para la educación de la fe, y ¡se necesitan buenos catequistas! Gracias por este servicio a la Iglesia y en la Iglesia. También a veces puede ser difícil, se trabaja tanto, se empeña y no se ven los resultados deseados, ¡educar en la fe es bello! Es quizás la mejor herencia que podemos dar: ¡la fe! Educar en la fe, para que esta crezca. Ayudar a los niños, a los muchachos, a los jóvenes, a los adultos a conocer y a amar cada vez más al Señor, es una de las aventuras educativas más bellas, ¡se construye la Iglesia! ¡“Ser” catequistas! No trabajar como catequistas, ¡eh! ¡Eso no sirve! Yo trabajo como catequista porque me gusta enseñar… pero tú no eres catequista, ¡no sirve! ¡No serás fecundo! ¡No serás fecunda! Catequista es una vocación: “ser catequista”, esa es la vocación; no trabajar como catequista. Entiendan bien, no he dicho “hacer” el catequista, sino “serlo”, porque envuelve la vida. Se guía al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Recuerden aquello que Benedicto XVI nos ha dicho: “la Iglesia no crece por proselitismo. Crece por atracción”. Y eso que atrae es el testimonio. Ser catequista significa dar testimonio de la fe; ser coherente con la propia vida. Y esto no es fácil. ¡No es fácil! Nosotros ayudamos, nosotros guiamos hacia el encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Me gusta recordar aquello que San Francisco de Asís decía a sus frailes: “prediquen siempre el Evangelio y si fuese necesario también con las palabras”. Pero antes el testimonio: que la gente vea en sus vidas el Evangelio, pueda leer el Evangelio. Y “ser” catequistas requiere amor, amor a Cristo cada vez más fuerte, amor a su pueblo santo. Y este amor no se compra en las tiendas; no se compra ni siquiera aquí en Roma. ¡Este amor viene de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! Y si viene de Cristo parte de Cristo y nosotros debemos volver a partir desde Cristo, de este amor que no da. Para un catequista, para ustedes, también para mí, porque también yo soy catequista ¿qué cosa significa este volver a partir de Cristo? ¿Qué cosa significa?
1.- Ante todo hablare de tres cosas: uno, dos, tres, como hacían los viejos jesuitas… ¡uno, dos y tres! Antes que nada volver a partir desde Cristo significa tener familiaridad con Él. Tener esta familiaridad con Jesús. Jesús lo recomienda con insistencia a los discípulos en la Última Cena, cuando se disponen a vivir con Él el don más alto de amor, el sacrificio de la Cruz. Jesús utiliza la imagen de la vid y de los sarmientos y dice: permanezcan en mi amor, permanezcan unidos a mí, como el sarmiento está unido a la vid. Si estamos unidos a Él podemos dar fruto, y ésta es la familiaridad con Cristo. ¡Permanecer en Jesús! Es un permanecer apegado a Él, dentro de Él, con Él, hablando con Él: pero, permanecer en Jesús.
La primera cosa, para un discípulo, es estar con el Maestro, escucharlo, aprender de Él. Y esto vale siempre, ¡es un camino que dura toda la vida, eh! Recuerdo, tantas veces en la diócesis, en la otra diócesis que tenía antes, de haber visto al final de los cursos en el seminario catequístico, a los catequistas que salían: “!tengo el título de catequista!”. Eso no sirve, no tienes nada: ¡has hecho un camino pequeñito, eh! ¿Quién te ayudará? ¡Esto vale siempre! No es un título, es una actitud: ¡estar con Él y dura toda la vida! Es un estar en presencia del Señor, dejarse mirar por Él. Yo les pregunto: “¿cómo están ustedes en presencia del Señor?” Cuando vas al Señor, miras el Tabernáculo, ¿qué cosa haces? Sin palabras… “Pero yo digo, digo, pienso, medito, siento…” ¡Muy bien! ¿Pero tú te dejas mirar por el Señor? ¡Dejarse mirar por el Señor! El nos mira y esta es una forma de rezar. ¿Te dejas mirar por el Señor? “pero ¿cómo se hace?”. Mira el Tabernáculo y déjate mirar… ¡Es simple! “Es un poco aburrido, me duermo…”. ¡Duérmete! ¡Duérmete! Él te mirará lo mismo. Él te mirará lo mismo. ¡Pero estate seguro que Él te mira! Y esto es más importante que el título de catequista: es parte del ser catequista. Esto enardece el corazón, tiene encendido el fuego de la amistad con el Señor, te hace sentir que Él te mira verdaderamente, te es cercano y te quiere. En una de las salidas que he hecho, aquí en Roma, en una misa, se me acerco un señor, relativamente joven, y me dijo: “Padre, un gusto conocerlo. ¡Pero yo no creo en nada! ¡No tengo el don de la fe!”. Entendía que era un don… “¡No tengo el don de la fe! ¿Usted qué cosa me dice?”. “¡No te desconsueles. Él te quiere. Déjate mirar por Él! Nada más”. Y esto se los digo a ustedes. ¡Déjense mirar por el Señor! Entiendo que para ustedes no es tan fácil: especialmente para quien está casado y tiene hijos, es difícil encontrar un largo tiempo de calma. Pero, gracias a Dios, no es necesario, no es necesario que todos lo hagan de la misma manera, en la Iglesia hay variedad de vocaciones y variedad de formas espirituales; lo importante es encontrar la manera adecuada para estar con el Señor; y esto se puede, es posible en todo estado de vida. En este momento cada uno puede preguntarse: ¿cómo vivo yo este “estar” con Jesús? Esta es una pregunta que les dejo: “¿cómo vivo yo este estar con Jesús? ¿Este permanecer en Jesús?” ¿Tengo momentos en los que permanezco en su presencia, en silencio, me dejo mirar por Él? ¿Dejo que su fuego enardezca mi corazón? Si en nuestro corazón no existe el calor de Dios, de su amor, de su ternura, ¿cómo podemos nosotros, pobres pecadores, enardecer el corazón de los demás? ¡Piensen en esto, eh!
2. El segundo elemento es éste. Segundo: volver a partir de Cristo significa imitarlo en el salir de sí mismo e ir al encuentro del otro. Ésta es una experiencia hermosa, y un poco paradójica. ¿Por qué? Porque nos coloca al centro de la propia vida ¡Cristo se descentraliza! Mientras más te unes a Jesús y Él se vuelve el centro de tu vida, más Él te hace salir de ti mismo, te descentraliza y te abre a los otros. Este es el verdadero dinamismo de amor, ¡éste es el movimiento de Dios mismo! Dios es el centro, pero es siempre don de sí mismo, relación, vid que se comunica… Así nos transformamos si permanecemos unidos a Cristo, Él nos hace entrar en este dinamismo del amor. Pero siempre es don de si, relación, vida que se comunica. Así también nosotros no convertimos, si permanecemos unidos a Cristo, Él nos hace entrar en este dinamismo del amor. Donde hay verdadera vida en Cristo, hay apertura hacia el otro, hay salida de sí para ir al encuentro del otro en el nombre de Cristo. Y este es el trabajo del catequista: salir continuamente de sí por amor, para testimoniar a Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús. Pero esto es importante porque lo hace el Señor: es precisamente el Señor que nos empuja a salir. El corazón del catequista vive siempre este movimiento de “sístole – diástole”: unión con Jesús – encuentro con el otro. Son las dos cosas: yo me uno a Jesús y salgo al encuentro con los demás. Si falta uno de estos dos movimientos el corazón no late más, no puede vivir. Recibe como don el kerigma, y a su vez lo ofrece como don. Esta palabrita: don. El catequista es consciente que ha recibido un don, el don de la fe, y lo da como don a los otros. Y esto es hermoso… y por esto no se saca un porcentaje, ¿eh? ¡Todo lo que recibe lo, da! ¡Esto no es un negocio! ¡No es un negocio! Es don puro: don recibido y don transmitido. Y el catequista está allí, en este cruce de dones. Es así en la naturaleza misma del kerigma: es un don que genera misión, que empuja siempre más allá de nosotros mismos. San Pablo decía: «El amor de Cristo nos empuja», pero aquel “nos empuja” se puede traducir también “nos posee”. Y así: el amor te atrae y te envía, te toma y te dona a los demás. En esta tensión se mueve el corazón del cristiano, en particular el corazón del catequista. Preguntémonos todos: ¿es así que late mi corazón de catequista: unión con Jesús y encuentro con el otro? ¿Con este movimiento de “sístole y diástole”? Se alimenta en la relación con Él, pero ¿para llevarlo a los demás y no para retenerlo? Les digo una cosa: no entiendo como un catequista pueda quedarse quieto, sin este movimiento. ¡No entiendo!
3. Y el tercer elemento -tres- se encuentra siempre en esta línea: volver a partir de Cristo significa no tener miedo de ir con Él a las periferias. Aquí me viene a la mente la historia de Jonás, una figura verdaderamente interesante, especialmente en nuestros tiempos de cambios y de incertidumbres. Jonás es un hombre pío, con una vida tranquila y ordenada, esto lo lleva a tener sus esquemas bien claros y a juzgar todo y a todos con estos esquemas, de manera rígida. Tiene todo claro, la verdad es esta… ¡Es rígido!
Por eso cuando el Señor lo llama y le dice ir a predicar a Nínive, la gran ciudad pagana, Jonás se siente capaz. “¡Ir allá! ¡Pero si yo tengo toda la verdad aquí! No se siente capaz… Nínive está fuera de sus esquemas, está en la periferia de su mundo. Y entonces escapa, huye, se va a España, se embarca en una nave que va por esos lados. ¡Vuelvan a leer el Libro de Jonás! Es breve, pero es una parábola muy instructiva, especialmente para nosotros que estamos en la Iglesia.
¿Qué cosa nos enseña? Nos enseña a no tener miedo de salir de nuestros esquemas para seguir a Dios, porque Dios va siempre más allá. Pero ¿saben una cosa? ¡Dios no tiene miedo! ¿Sabían esto ustedes? ¡No tiene miedo! ¡Esta siempre más allá de nuestros esquemas! Dios no tiene miedo de las periferias. Por eso, si ustedes van a las periferias lo encontraran allí. Dios es siempre fiel, es creativo. Pero por favor, no se entiende un catequista que no sea creativo. Y la creatividad es como la columna del ser catequista. Dios es creativo, no es cerrado, y por esto jamás es rígido, ¡Dios no es rígido! Nos acoge, nos viene al encuentro, nos comprende. Para ser fieles, para ser creativos, es necesario saber cambiar. Saber cambiar. ¿Y por qué debo cambiar? Es para adecuarme a las circunstancias en las que debo anunciar el Evangelio. Para permanecer con Dios en necesario saber salir, no tener miedo de salir. Si un catequista se deja llevar por el miedo, es un cobarde; si un catequista se está ahí tranquilo termina por ser una estatua de museo: ¡y tenemos tantas eh! ¡Tenemos tantas!¡Por favor, ninguna estatua de museo! Si un catequista es rígido se vuelve acartonado y estéril. Les pregunto: ¿alguno de ustedes quiere ser cobarde, estatua de museo o estéril? ¿Alguno lo quiere? (catequistas ¡No!) ¿No? ¿seguro? ¡Bien! Pero lo que les diré ahora lo he dicho tantas veces. Pero me viene del corazón decirlo. Cuando nosotros cristianos estamos cerrados en nuestro grupo, en nuestro movimiento, en nuestra parroquia, en nuestro ambiente, permanecemos cerrados y nos pasa lo que le pasa a todo aquel que es cerrado: cuando una habitación está cerrada empieza el olor de humedad… y si una persona está encerrada en ese cuarto , ¡se enferma! Cuando un cristiano esta cerrado en su grupo, en su parroquia, en su movimiento está cerrado, se enferma. Si un cristiano sale por las calles en las periferias, puede pasarle aquello que sucede a cualquier persona que va por la calle: un accidente… Tantas veces hemos visto accidentes… pero les digo: ¡prefiero mil veces una iglesia accidentada y no una iglesia enferma! ¡Una iglesia, un catequista que tenga el valor de arriesgar para salir y no un catequista que sabe todo, pero cerrado siempre y enfermo. Y a veces enfermo de la cabeza…
Pero ¡atención! Jesús no dice: vayan, arréglenselas. ¡No! ¡No dice eso! Jesús dice: ¡vayan, estoy con ustedes! Ésta es nuestra belleza y nuestra fuerza: si nosotros vamos, si nosotros salimos a llevar su Evangelio con amor, con verdadero espíritu apostólico, con parresia, Él camina con nosotros, nos precede, nos “primerea”. ¡El Señor siempre nos primerea! Ya han aprendido el sentido de esta palabra. ¡Y esto lo dice la Biblia eh! No lo digo yo. La Biblia dice, el Señor dice en la Biblia: “yo soy como la flor del almendro”. ¿Por qué? Porque es la primera flor que florece en la primavera. Él es siempre “primero”. ¡Él es primero! Esto es fundamental para nosotros: ¡Dios siempre nos precede! Cuando pensamos ir lejos, en una periferia extrema, y quizás tenemos un poco de temor, en realidad Él ya está allá: Jesús nos espera en el corazón de aquel hermano, en su carne herida, en su vida oprimida, en su alma sin fe. Pero ustedes saben, una de las periferias que me hace tanto mal, que siento dolor -lo vi en la diócesis que tenía antes-, es aquella de los niños que no saben hacerse la señal de la cruz. En Buenos Aires hay tantos niños que no saben hacerse el signo de la cruz. Esta es una periferia ¡eh! Se necesita ir ahí. Y Jesús está allí, te espera para ayudar a ese niño a hacerse el signo de la cruz. Él nos precede siempre.
Queridos catequistas, los tres puntos terminaron… ¡siempre volver a partir de Cristo! Les digo gracias por aquello que hacen, pero sobre todo porque están en la Iglesia, en el Pueblo de Dios en camino. Permanezcamos con Cristo, permanecer en Cristo, busquemos cada vez más de ser una cosa sola con Él; sigámoslo, imitémoslo en su movimiento de amor, en su ir al encuentro del hombre; y salgamos, abramos las puertas, tengamos la audacia de trazar nuevas vías para el anuncio del Evangelio. Que el Señor los bendiga y la Virgen los acompañe. ¡Gracias!

Fuente:: News.va

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«El Catequista, testigo de la fe», el Papa y los catequistas
(RV).- (con audio) «El Catequista, testigo de la fe», el Papa y los catequistas Con una catequesis del Papa Francisco para los catequistas, este viernes por la tarde, los participantes en el penúltimo evento del Año de la Fe – el último será la Jornada Mariana del próximo 13 de octubre – se preparan para culminar la Jornada de los catequistas, con la Santa Misa que presidirá el Obispo de Roma el próximo domingo.
«El Catequista, testigo de la fe», es el tema el central de las jornadas, que se proponen impulsar tanto la persona como el rol del catequista, ante los desafíos de hoy, que apremian a sostener, promover y formar catequistas capaces de salir al paso de las necesidades del tiempo presente, para ofrecer un testimonio capaz de hacer posible la propuesta del Dios de Jesucristo a nuestros contemporáneos. Recordando que los que están llamados a asumir la gran responsabilidad de transmitir la fe, saben que el testimonio de vida es el elemento privilegiado para la credibilidad de su misión.
En el Congreso Internacional de Catequesis, que precedió estas Jornadas, el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, señaló este jueves que hay que evitar el peligro «de que la Iglesia emprenda un camino de nueva evangelización», dejando » que la catequesis se quede con las mismas características del pasado”.
Mons. Fisichella, hizo hincapié en cómo la relación que lleva a unir la «nueva evangelización» y la «catequesis» «conlleva necesariamente la exigencia de una renovada interpretación del proceso catequético, como instrumento al servicio de la comunidad cristiana, para encontrar a los creyentes y a cuantos están buscando el sentido de la vida».
Alentando a recuperar el impulso del anuncio, siendo verdaderos instrumentos del anuncio, Monseñor Fisichella destacó «la necesidad de una catequesis que se desarrolle en clave misionera, tanto en los países de antigua tradición cristiana, como en los lugares donde hay que presentar el primer anuncio, con la novedad de la fe y su importancia para la vida.
El Arzobispo que preside el Pontificio Consejo para la nueva Evangelización señaló que, en el contexto cultural actual, es evidente que la separación de la fe bautismal se expresa de muchas maneras. En el analfabetismo religioso, extendido también a creyentes que ocupan puestos de relieve cultural en su vida profesional; la falta de identidad del creyente, que se refleja en conductas que a menudo están en abierto conflicto con la fe; la indiferencia a la participación en la vida de la comunidad, con la consiguiente pérdida del sentido de pertenencia a la Iglesia, y una visión relativista de los contenidos de la fe y la moral, que prescinden de la perspectiva de la fe».
Ante la realidad del momento presente Mons. Fisichella alentó a los catequistas a no desanimarse, perseverando en su misión y recordando que la catequesis está llamada a ser una etapa importante en este movimiento de nueva evangelización, que la Iglesia ha emprendido, para interpelar ante todo a los cristianos, en el anuncio y en la transmisión de la fe, empezando por la centralidad de la familia.
El primer acto de las jornadas fue el Consejo Internacional para la Catequesis – el pasado 25 de septiembre – con el fin de estudiar las cuestiones más importantes de la catequesis para brindar un servicio unitario a las conferencias episcopales y permitir el intercambio de experiencias. El Consejo, instituido por Pablo VI en 1973, fue renovado el 1 de octubre de 2012 y su primera tarea es la de verificar el estado de la catequesis en el mundo en esta última década y proyectar su misión derivada de su nuevo lazo con la evangelización.
Luego, el Congreso internacional de catequesis – en el Aula Pablo VI del Vaticano del 26 al 28 de septiembre – centrado en la primera parte del Catecismo de la Iglesia Católica sobre el tema de la fe. Durante estas jornadas – en las que participan 104 delegaciones procedentes de 50 países por un total de 1.600 personas – se alternan relatores procedentes de varios centros académicos. El momento más esperado es la catequesis del Papa Francisco, de este viernes, 27, a las cinco de la tarde.
La tercera etapa – 28 y 29 de septiembre – está dedicada a la peregrinación a la tumba de San Pedro y a la catequesis unida a la celebración del sacramento de la Reconciliación y de la adoración eucarística.
(CdM – RV)

Fuente:: News.va

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Carta de Ratzinger a Odifreddi. Fe y matemáticas
(RV).- (audio) Carta de Ratzinger a Odifreddi. Fe y matemáticas El pasado 24 de septiembre el diario italiano Repubblica publicaba una larga carta de 11 páginas que el Papa emérito Benedicto XVI envió al matemático y ensayista Piergiorgio Odifreddi, en respuesta a su libro “Caro Papa ti scrivo” (Mondadori 2011), en diversas partes del cual se hace referencia al celebre ensayo del teólogo Joseph Ratzinger “Introducción al Cristianismo”.
1.
La carta, que llegó a su destino el 3 de septiembre, se publicó en el periódico romano junto a un artículo en el que el mismo Odifreddi explicaba los hechos que la precedieron y en el que se anuncia también su publicación integral en una nueva edición de su libro.
La carta se abre con las excusas del Papa por el retraso de dos años en la contestación de la misiva.
Sobre el contenido del volumen del matemático ateo, el Papa emérito anticipa rápido y claramente su juicio, afirmando que «algunas partes las había leído con placer y beneficio», mientras que en otras le «sorprendieron cierta agresividad y ligereza del argumento». El Papa Ratzinger refuta principalmente la descripción provocadora que Odifreddi hace de la teología como «ciencia ficción», impartiendo una sutil lección de epistemología, donde explica que «en todas las materias específicas la ciencia tiene su propia forma, de acuerdo con la particularidad de su objeto » y «lo que es esencial es la aplicación de un método que garantice la racionalidad».
Y la función importante de la teología es la de «mantener la religión ligada a la razón y la razón a la religión», es decir, a aquella racionalidad del pensamiento a la que constantemente se refieren los científicos ateos.
Y respecto a la ciencia ficción el Papa emérito recuerda al matemático que ésta también «existe dentro de muchas ciencias», por ejemplo en el caso de ciertas «visiones» de los físicos cuánticos como Heisenberg y Schrödinger, o ciertas tesis indemostrables como el «gen egoísta» del científico evolucionista Richard Dawkins; sin embargo, se trata solo -afirma Benedicto XVI- «de imaginaciones con la que tratamos de acercarnos a la realidad.»
2. (audio) Carta de Ratzinger a Odifreddi. Fe y matemáticas
Según Benedicto XVI, las acusaciones y contestaciones de Odifreddi se pueden aceptar en un diálogo entre creyentes y no creyentes, mientras éstas se mantengan a un nivel aceptable de seriedad, pero este límite rebosa y el nivel se degrada considerablemente cuando el matemático ateo aborda temas como el comportamiento de la escandalosa conducta de algunos sacerdotes, la moral Católica y especialmente cuando habla sobre Jesús.
Joseph Ratzinger liquida las provocaciones evidentes sobre sacerdotes pedófilos recordando haber tomado nota de ello con mucho pesar y de haberlos condenado personalmente, pero también observa que es siempre errado generalizar y que por otro lado no hay que olvidar tampoco las muchas figuras de santos y personas dedicadas desinteresadamente al prójimo que ha producido «el gran sendero luminoso de bondad y de pureza que la fe cristiana ha trazado a través de los siglos”.
«Benedicto XVI pone mucho más énfasis en lo que se afirma de la figura de Jesús, y no se anda con rodeos ante su interlocutor cuando le señala: «Lo que usted dice acerca de Jesús, no es digno de su rango científico.»Es un hecho increíble que un hombre de cultura y de ciencia como pretende ser Odifreddi escriba «como si de Jesús no se supiera nada y como si de su figura histórica tampoco fuera comprobable nada».
El Papa emérito no pierde tiempo en argumentar lo que todos los historiadores e intelectuales ateos serios reconocen: que Jesús realmente existió y que su acción y su mensaje se corresponden en gran medida a lo que dicen las fuentes del Nuevo Testamento y extra-bíblicas. Es más, el Papa Ratzinger recomienda a Odifreddi, como si de un colegial se tratara, cuatro volúmenes del alemán Martin Hengel y María Schwemer sobre los orígenes del cristianismo, con una serie de detalles, incluso de las páginas, con una clara señal de que la carta del Papa Benedicto XVI a nuestro «incrédulo» (como se hace llamar él mismo Oddifreddi) ha sido concebida con el serio deseo de establecer la verdad.
La carta concluye destacando la necesidad de que el diálogo entre ateos y cristianos, se base en la honestidad recíproca y apreciando algunas convergencias que se encuentran en el libro de Odifreddi.
Este es un resumen del informe de esta nueva etapa de diálogo entre creyentes y no creyentes que comenzó con el famoso Atrio o Patio de los Gentiles.
ER RV

Fuente:: News.va

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Ciudad del Vaticano, 27 septiembre 2013 (VIS).- El arzobispo Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, participó al encuentro de alto nivel sobre el desarme nuclear celebrado en Nueva York el 26 de septiembre por la Asamblea general de las Naciones Unidas.
 
El prelado hizo pública su preocupación ante la proliferación de las armas nucleares y destacó que no se conseguirá avance alguno mientras que los Estados poseedores de armas nucleares continúen sin abandonar dichas armas. “En base a los términos del Tratado de no proliferación -observó- se impone a los Estados que se esfuercen “de buena fe” para negociar la eliminación del arsenal nuclear. ¿Se puede hablar de “buena fe” cuando los Estados que poseen armas nucleares prosiguen modernizándolas a pesar de sus declaraciones sobre un futuro desarme nuclear?”.
 
«Ahora bien, -dijo- es imprescindible que afrontemos de forma sistemática y coherente los requisitos legales, políticos y técnicos para conseguir un mundo libre de armas nucleares», asimismo pidió «comenzar lo antes posible los trabajos preparatorios para una convención o un acuerdo para la eliminación de las armas nucleares de forma gradual y verificable».
 
Mamberti finalizó su intervención reiterando que «es hora de contrarrestar la lógica del miedo con la ética de la responsabilidad, fomentando un clima de confianza y diálogo sincero, capaz de promover una cultura de paz, basada en el imperio del derecho y del bien común, a través de la cooperación coherente y la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad internacional».
 

Fuente:: News.va

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La caridad comienza en la parroquia: Cardenal Rodríguez Madariaga a los Obispos canadienses

Quebec (Viernes, 27-09-2013, Gaudium Press) El Cardenal Óscar Rodríguez Madariaga, Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, y Presidente de Cáritas Internationalis recomendó a los Obispos de Canadá fomentar la actividad pastoral asistencial a nivel parroquial. «Cada comunidad cristiana debe tener un corazón que ve las miserias que trágicamente persisten a su alrededor y puede atenderlas», expresó el purpurado.

El Cardenal motivó a los Obispos a «educar a los fieles en el espíritu del compartir y la caridad genuina» y señaló el ejemplo de un sacerdote brasileño quien aprovechó una campaña de Cuaresma para conocer las necesidades de las personas de su propia parroquia. Al realizar un sondeo descubrió que 15 familias pasaban graves necesidades y canalizó la ayuda para que los fieles pudieran apoyarse al interior de su propia comunidad. «Ellos estaban organizando esto y era hermoso», señaló.

El Card. Rodríguez destacó la necesidad de promover la «reacción pastoral organizada», para la cual hace falta conocer de cerca la realidad de las personas. «Es muy importante que el trabajo de Cáritas comience a nivel local», destacó. Los Obispos deben luego examinar cómo la Iglesia practica la caridad a nivel nacional a través de las Conferencias Episcopales y luego a un nivel universal a través de la Santa Sede, explicó.

Responder a una grave crisis

El purpurado alertó sobre la crisis actual, que «no es sólamente una crisis económica, ni sólo una crisis cultural», y afirmó que «la humanidad está en peligro (…), el cuerpo de Cristo está en peligro». Recordando palabras del Papa Francisco, el Cardenal denunció que los seres humanos son desechados. «Si no sirve se desecha, ¡a la basura!, los niños, los ancianos y los foráneos: ésta es la crisis que estamos viviendo».

Ante esta situación, el Presidente de Cáritas ofreció la respuesta caritativa de la Iglesia. «Para muchas personas en necesidad, Cáritas es el rostro amante de Cristo que trae alivio y bienestar, respeto y reconocimiento», expresó. «Como Cáritas estamos llamados a dar testimonio de su amor y lo hacemos con entusiasmo. Sabemos que Dios es amor y sabemos y creemos que Él ha creado cada persona a su imagen».

El Cardenal Rodríguez también describió el ejemplo de Cáritas España, que con el trabajo de 62 mil voluntarios provenientes de seis mil parroquias ha dado un ejemplo de trabajo a lo largo de la crisis económica en el país. Según el purpurado, Cáritas España sirve un millón de paquetes de alimentación al día, aumenta cada vez más sus donaciones y se convirtió en «la institución más respetada de España». Esto, cimentado en un origen sobrenatural: «Cuando hay motivación en el Pueblo de Dios, Cáritas crece».

«El amor por el prójimo, cimentado en el amor de Dios, es una responsabilidad primordial para cada miembro de los fieles», expuso el Cardenal, «pero también una tarea de toda la comunidad eclesial a todos los niveles». En este trabajo, el purpurado destacó la importancia de que las organizaciones actúen en unidad y comunión con los Obispos, como parte de su deber eclesial. «Ellas no deben interpretar esto como un asunto disciplinario, sino como una expresión de nuestra pertenencia a la Iglesia.

La Organización Católica Canadiense para el Desarrollo y la Paz, la agencia caritativa de los Obispos canadienses, es miembro de la Federación de Cáritas Internationalis, una estructura ideada por el Papa Pablo VI cuando era Secretario sustituto del Estado de la Santa Sede. La iniciativa promovió la creación de instituciones nacionales para el apostolado caritativo que se coordinaran de manera universal como un servicio unificado de la Iglesia alrededor del mundo.

Con información de Catholic Register.

 

Fuente:: Gaudium Press

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Iglesia mexicana vuelca su solidaridad con damnificados de inundaciones en el Estado de Guerrero

Acapulco (Viernes, 27-09-2013, Gaudium Press) Un llamado a continuar ayudando y a ser solidarios con los damnificados de las fuertes lluvias que ha dejado la tormenta tropical Manuel en México, especialmente en el Estado de Guerrero, es el que ha hecho Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco, cuya diócesis desarrolla un plan de emergencia para atender a los afectados por las violentas precipitaciones.

«La Arquidiócesis de Acapulco ha puesto en marcha un plan de respuesta ante la emergencia a través de las redes de Cáritas en las que participa. Por una parte, ha recibido la solidaridad de la Conferencia del Episcopado mexicano que ha estado gestionando auxilios a través de Cáritas Mexicana, IAP, un organismo que se hace cargo de este tipo se tareas eclesiales, al tiempo que diversas diócesis del país han enviado o están por enviar diversos apoyos en efectivo o en víveres. También diversas empresas han preferido canalizar sus apoyos a través de la Iglesia, mismos que estamos distribuyendo a las comunidades afectadas», refiere el prelado en un mensaje que ha sido dado a conocer por SIAME.

En la misiva, el Arzobispo también toma conciencia de los innumerables daños producidos por la catástrofe natural: «Los daños causados por la tormenta tropical Manuel son mayores y no es posible minimizar las necesidades de la población afectada a lo largo y ancho del estado de Guerrero. Esta situación constituye un desafío mayor, también, para todos; para las autoridades, para la sociedad y para la Iglesia misma. Con sentido de objetividad tenemos que reconocer que todos hemos sido rebasados tanto en la prevención como en la atención de la emergencia. Hay que plantear la necesidad de que no seamos rebasados en las fases de la rehabilitación como en la reconstrucción, que tienen que diseñarse de una manera muy responsable».

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Cáritas Mexicana lanzó una campaña de ayuda en la que invita a los católicos y personas de buena voluntad a realizar una donación.

Desde el pasado 14 de septiembre, cuando la tormenta inundó el Estado de Guerrero, especialmente Acapulco, la Arquidiócesis de la ciudad mexicana puso en marcha cuatro acciones para ayudar a los damnificados, a través de las cuales se han logrado distribuir más de 30 toneladas de alimentos, agua, prendas de vestir y medicinas.

Una acción que ha unido a toda la comunidad diocesana con la ayuda solidaria a las poblaciones afectadas de Acapulco, Costa Grande, Costa Chica, Tierra Caliente, la Montana y Región Centro que vienen prestando sacerdotes, seminaristas y fieles laicos de las parroquias de Acapulco, que por estos días se han convertido en centros de recepción y distribución de ayudas.

Como es el caso de la Nueva Catedral de Cristo Rey donde han llegado alrededor de 50 toneladas de provisiones que serán distribuidas en las poblaciones más afectadas.

Además del Arzobispo de Acapulco, otro llamado a la solidaridad es el que ha hecho también Mons. Dagoberto Sosa Arriaga, obispo de Tlapa, ciudad afectada por las fuertes lluvias. En un comunicado, el prelado destacó la ayuda que ha recibido de las Cáritas y diócesis vecinas: «De acuerdo con algunos hermanos sacerdotes hemos solicitado ayuda a Cáritas a Mexicana y algunas parroquias de diócesis hermanas, que con gran generosidad nos han ofrecido su apoyo».

La diócesis de Tlapa también ha creado centros de acopio en el Obispado y en el Seminario Tonanzin de donde se vienen distribuyendo las ayudas a través de las parroquias y grupos de apostolado.

Campaña de Cáritas Mexicana

En unión con estas iniciativas, Cáritas Mexicana igualmente lanzó una campaña de ayuda en la que invita a los católicos y personas de buena voluntad a realizar una donación.

«La mejor forma de acercar nuestra ayuda es a través del recurso económico, que facilita los apoyos y reactiva la economía local. Los donativos en especie se recomiendan sólo a las diócesis vecinas o zonas cercanas y que cuentan con los medios para su transportación», destaca la iniciativa.

Estos aportes pueden realizarse por medio de la cuenta para la solidaridad en Emergencias: Cáritas Mexicana I.A.P. Cuenta No. 100. Clabe: 0021 8007 4600 0010 07. Banamex Sucursal 746.

Las fuertes lluvias ocasionadas por la tormenta tropical Manuel han dejado ya a más de 130 personas fallecidas, además de daños materiales incontables en todo el Estado de Guerrero.

Con información de SIAME y Aleteia.

 

Fuente:: Gaudium Press

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