Dios Trinidad, unidad de los hombres. El monoteísmo cristiano contra la violencia
(RV).- En el quinquenio 2009-2014 la Comisión Teológica Internacional ha realizado un estudio sobre algunos aspectos el discurso cristiano acerca de Dios, confrontándose de manera particular con la tesis según la cual se daría una relación necesaria entre el monoteísmo y la violencia. El trabajo se ha desarrollado dentro de una comisión presidida por el Rev.do Philippe Vallin y compuesta por los siguientes miembros: Rev.do Peter Damian Akpunonu, P. Gilles Emery, O.P., S.E. Mons. Savio Hon Tai-Fai, S.D.B., S.E. Mons. Charles Morerod, O.P., Rev.do Thomas Norris, Rev.do Javier Prades López, S.E. Mons. Paul Rouhana, Rev.do Pierangelo Sequeri, Rev.do Guillermo Zuleta Salas.
Las discusiones generales sobre este tema se desarrollaron en varios encuentros de la Subcomisión y durante las sesiones plenarias de la misma Comisión, que tuvieron lugar en los años 2009-2013. El presente texto, titulado “Dios Trinidad, unidad de los hombres. El monoteísmo cristiano contra la violencia” fue aprobado por la Comisión “in forma specifica” el 6 de diciembre 2013 y fue después sometido a su presidente, S.E. Mons. Gerhard L. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien autorizó su publicación.

Presentación del documento de la Comisión teológica internacional en español

Comisión Teológica Internacional
“Dios Trinidad, unidad de los hombres. El monoteísmo cristiano contra la violencia”

ÍNDICE
CAPÍTULO 1: SOSPECHAS RESPECTO AL MONOTEÍSMO
1. La experiencia religiosa de lo divino
2. Monoteísmo y violencia ¿una vinculación necesaria?
3. ¿Politeísmo tolerante? Una metáfora discutible
4. La responsabilidad establecida para nuestra fe
CAPÍTULO II: LA INICIATIVA DE DIOS EN EL CAMINO DE LOS HOMBRES
1. La alianza con Dios, destinada a todas las naciones
2. Discernimiento cristiano de la antigua revelación
3. Practicar el amor, cuidar la justicia
4. La fe en el Hijo, contra la enemistad entre los hombres
CAPÍTULO III: DIOS, PARA SALVARNOS DE LA VIOLENCIA
1. Dios Padre nos salva por la Cruz del Hijo
2. La superación de la violencia, en el Hijo
3. La carne del hombre, destinada a la gloria de Dios
4. La esperanza de los pueblos, la fe de la Iglesia
CAPÍTULO IV: LA FE CONFRONTADA CON LA AMPLITUD DE LA RAZÓN
1. La vía del diálogo y el nudo del ateísmo
2. La confrontación sobre la verdad de la existencia de Dios
3. La crítica de la religión y el naturalismo ateo
4. El compromiso de la razón: el mundo creado, el Logos de Dios
5. Trascendencia divina y relaciones en y con el Dios único
CAPÍTULO V: LOS HIJOS DE DIOS DISPERSOS Y REUNIDOS
1. La dignidad del individuo y el vínculo de la muchedumbre
2. Dios sostiene la pasión por la justicia, abre de nuevo la esperanza de la vida
3. La purificación religiosa de la tentación del dominio
4. La fuerza de la paz con Dios, misión de la Iglesia
Presentación
El texto de reflexión teológica que presentamos se propone mostrar algunos aspectos del discurso cristiano sobre Dios que, en el contexto actual, requieren una clarificación teológica específica. La ocasión para esta clarificación es la teoría, que se argumenta de diversas maneras, según la cual se da una relación necesaria entre el monoteísmo y las guerras de religión. La discusión en torno a esta conexión ha hecho que salgan a la luz no pocos motivos de malentendido de la doctrina religiosa, que oscurecen el auténtico pensamiento cristiano sobre el único Dios.
Podríamos resumir el propósito de nuestro discurso en una doble pregunta: (a) ¿de qué manera la teología católica puede confrontarse críticamente con la opinión cultural y política que establece una relación intrínseca entre monoteísmo y violencia? (b) ¿de qué manera la pureza religiosa de la fe en el único Dios puede ser reconocida como principio y fuente del amor entre los hombres?
Nuestra reflexión quiere presentarse en clave de testimonio argumentado, no de contraposición apologética. La fe cristiana reconoce en la instigación a la violencia la máxima corrupción de la religión. El cristianismo tiene esta convicción a partir de la revelación de la intimidad misma de Dios, que llega a nosotros mediante Jesucristo. La Iglesia de los creyentes es consciente del hecho de que el testimonio de esta fe debe ser correspondida con una actitud de conversión permanente: esto implica también la “parresia” (es decir la franqueza valerosa) de la necesaria autocrítica.
En el Capítulo I nos hemos propuesto clarificar el tema del “monoteísmo” religioso según la acepción que recibe en algunas orientaciones de la filosofía política actual. Somos conscientes del hecho de que tal evolución presenta hoy un espectro muy variado de posiciones teóricas, que van desde el clásico trasfondo del ateísmo denominado humanista, hasta las formas más recientes del agnosticismo religioso y del laicismo político. Nuestra reflexión querría ante todo precisar que la noción de monoteísmo, una noción que no carece de significado para la historia de nuestra cultura, resulta todavía demasiado genérica cuando se usa como punto clave para mostrar la equivalencia de las religiones históricas que confiesan la unicidad de Dios (identificadas como Hebraísmo, Islam, Cristianismo). En segundo lugar, formulamos nuestra reserva crítica frente a una simplificación cultural que reduce la posibilidad de elección a la alternativa entre un monoteísmo violento y un politeísmo presuntamente tolerante.
En esta reflexión nos anima, en cualquier caso, la convicción, que consideramos con razón compartida por muchísimos de nuestros contemporáneos, creyentes y no creyentes, de que las guerras interreligiosas, así como la guerra a la religión, son algo sencillamente absurdo.
Como teólogos católicos, hemos tratado de ilustrar, a partir de la verdad de Jesucristo, la relación entre revelación de Dios y humanismo no violento. Lo hemos hecho exponiendo algunas implicaciones de la doctrina especialmente adecuadas para dar luz en la discusión actual: tanto en lo referente a la auténtica comprensión de la confesión trinitaria del Dios único, como en lo referente a la apertura que supone la revelación cristológica para el restablecimiento de los vínculos entre los hombres.
En el Capítulo II, interrogamos al horizonte de la fe bíblica, dedicando una atención particular al tema de sus “páginas difíciles”: aquellas donde la revelación de Dios se encuentra envuelta en formas de violencia entre los hombres. Tratamos de localizar los puntos de referencia que ofrece la misma tradición escriturística – desde su interior – para interpretar de la palabra de Dios. Sobre la base de este reconocimiento, presentamos un primer esbozo que organice antropológica y cristológicamente los desarrollos de la interpretación del tema, requeridos por la condición histórica actual.
En el Capítulo III, nos proponemos profundizar en el acontecimiento de la muerte y de la resurrección de Jesús, en la clave de la reconciliación entre los hombres. La oikonomia aquí es esencial para la determinación de la theologia. La revelación inscrita en el acontecimiento de Jesucristo, que hace digna de estima para todos la manifestación del amor de Dios, permite neutralizar la justificación religiosa de la violencia sobre a partir de la verdad cristológica y trinitaria de Dios.
En el Capítulo IV, nuestra reflexión se ocupa de iluminar las aproximaciones y las implicaciones filosóficas del pensamiento sobre Dios. Aquí se tocan ante todo los puntos de discusión con el ateísmo de nuestros días, que confluye muy generalmente en las tesis de un naturalismo antropológico. Finalmente – también para ayudar a la confrontación interreligiosa sobre el monoteísmo – proponemos una especie de meditación filosófico-teológica sobre la integración entre la revelación de la íntima disposición relacional de Dios y la concepción tradicional de su absoluta simplicidad.
En el Capítulo V, finalmente, asumimos de nuevo los elementos de lo específicamente cristiano que definen el compromiso del testimonio eclesial para la reconciliación de los hombres con Dios y entre sí. La revelación cristiana purifica la religión, desde el mismo momento en el que le devuelve su significado fundamental para la experiencia humana del sentido. Por ello, en nuestra invitación a la reflexión, tenemos muy presente la especial necesidad – sobre todo en el horizonte cultural actual – de tratar siempre de modo conjunto el contenido teológico y el desarrollo histórico de la revelación cristiana sobre Dios.
(ER RV)

Fuente:: News.va

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La CEE ha estado representada por Mons. D. Enric Vives i Sicilia

El Arzobispo de Urgell, Mons. D. Joan-Enric Vives i Sicilia, ha participado, en representación de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en el encuentro anual que ha mantenido una delegación de Obispos representantes de diversas Conferencias Episcopales Europeas y de las Conferencias de Obispos Católicos de Estados Unidos y de Canadá con la Asamblea de Ordinarios de Tierra Santa.

El encuentro de este año ha tenido lugar del 11 al 16 de enero. Ofrecemos el comunicado final.

Fuente::

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Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de oración por las vocaciones
(RV).- Con ocasión de la 51ª Jornada Mundial de oración por las vocaciones que se celebrará el domingo 11 de mayo, se hizo público el mensaje del Santo Padre Francisco, titulado “Vocaciones, testimonio de la verdad”.
(MFB – RV).
Texto completo del Mensaje del Santo Padre:
Queridos hermanos y hermanas:
1. El Evangelio relata que «Jesús recorría todas las ciudades y aldeas… Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas “como ovejas que no tienen pastor”. Entonces dice a sus discípulos: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”» (Mt 9, 35-38). Estas palabras nos sorprenden, porque todos sabemos que primero es necesario arar, sembrar y cultivar para poder luego, a su debido tiempo, cosechar una mies abundante. Jesús, en cambio, afirma que «la mies es abundante». ¿Pero quién ha trabajado para que el resultado fuese así? La respuesta es una sola: Dios. Evidentemente el campo del cual habla Jesús es la humanidad, somos nosotros. Y la acción eficaz que es causa del «mucho fruto» es la gracia de Dios, la comunión con él (Cf. Jn 15,5). Por tanto, la oración que Jesús pide a la Iglesia se refiere a la petición de incrementar el número de quienes están al servicio de su Reino. San Pablo, que fue uno de estos «colaboradores de Dios», se prodigó incansablemente por la causa del Evangelio y de la Iglesia. Con la conciencia de quien ha experimentado personalmente hasta qué punto es inescrutable la voluntad salvífica de Dios, y que la iniciativa de la gracia es el origen de toda vocación, el Apóstol recuerda a los cristianos de Corinto: «Vosotros sois campo de Dios» (1 Co 3,9). Así, primero nace dentro de nuestro corazón el asombro por una mies abundante que sólo Dios puede dar; luego, la gratitud por un amor que siempre nos precede; por último, la adoración por la obra que él ha hecho y que requiere nuestro libre compromiso de actuar con él y por él.
2. Muchas veces hemos rezado con las palabras del salmista: «Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño» (Sal 100,3); o también: «El Señor se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya» (Sal 135,4). Pues bien, nosotros somos «propiedad» de Dios no en el sentido de la posesión que hace esclavos, sino de un vínculo fuerte que nos une a Dios y entre nosotros, según un pacto de alianza que permanece eternamente «porque su amor es para siempre» (Cf. Sal 136). En el relato de la vocación del profeta Jeremías, por ejemplo, Dios recuerda que él vela continuamente sobre cada uno para que se cumpla su Palabra en nosotros. La imagen elegida es la rama de almendro, el primero en florecer, anunciando el renacer de la vida en primavera (Cf. Jr 1, 11-12). Todo procede de él y es don suyo: el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, pero asegura el Apóstol «vosotros sois de Cristo y Cristo de Dios» (1 Co 3,23). He aquí explicado el modo de pertenecer a Dios: a través de la relación única y personal con Jesús, que nos confirió el Bautismo desde el inicio de nuestro nacimiento a la vida nueva. Es Cristo, por lo tanto, quien continuamente nos interpela con su Palabra para que confiemos en él, amándole «con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser» (Mc 12,33). Por eso, toda vocación, no obstante la pluralidad de los caminos, requiere siempre un éxodo de sí mismos para centrar la propia existencia en Cristo y en su Evangelio. Tanto en la vida conyugal, como en las formas de consagración religiosa y en la vida sacerdotal, es necesario superar los modos de pensar y de actuar no concordes con la voluntad de Dios. Es un «éxodo que nos conduce a un camino de adoración al Señor y de servicio a él en los hermanos y hermanas» (Discurso a la Unión internacional de superioras generales, 8 de mayo de 2013). Por eso, todos estamos llamados a adorar a Cristo en nuestro corazón (Cf. 1 P 3,15) para dejarnos alcanzar por el impulso de la gracia que anida en la semilla de la Palabra, que debe crecer en nosotros y transformarse en servicio concreto al prójimo. No debemos tener miedo: Dios sigue con pasión y maestría la obra fruto de sus manos en cada etapa de la vida. Jamás nos abandona. Le interesa que se cumpla su proyecto en nosotros, pero quiere conseguirlo con nuestro asentimiento y nuestra colaboración.
3. También hoy Jesús vive y camina en nuestras realidades de la vida ordinaria para acercarse a todos, comenzando por los últimos, y curarnos de nuestros males y enfermedades. Me dirijo ahora a aquellos que están bien dispuestos a ponerse a la escucha de la voz de Cristo que resuena en la Iglesia, para comprender cuál es la propia vocación. Os invito a escuchar y seguir a Jesús, a dejaros transformar interiormente por sus palabras que «son espíritu y vida» (Jn 6, 63). María, Madre de Jesús y nuestra, nos repite también a nosotros: «Haced lo que él os diga» (Jn 2, 5). Os hará bien participar con confianza en un camino comunitario que sepa despertar en vosotros y en torno a vosotros las mejores energías. La vocación es un fruto que madura en el campo bien cultivado del amor recíproco que se hace servicio mutuo, en el contexto de una auténtica vida eclesial. Ninguna vocación nace por sí misma o vive por sí misma. La vocación surge del corazón de Dios y brota en la tierra buena del pueblo fiel, en la experiencia del amor fraterno. ¿Acaso no dijo Jesús: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros» (Jn 13, 35)?
4. Queridos hermanos y hermanas, vivir este «“alto grado” de la vida cristiana ordinaria» (Cf. Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 31), significa algunas veces ir a contracorriente, y comporta también encontrarse con obstáculos, fuera y dentro de nosotros. Jesús mismo nos advierte: La buena semilla de la Palabra de Dios a menudo es robada por el Maligno, bloqueada por las tribulaciones, ahogada por preocupaciones y seducciones mundanas (Cf. Mt 13, 19-22). Todas estas dificultades podrían desalentarnos, replegándonos por sendas aparentemente más cómodas. Pero la verdadera alegría de los llamados consiste en creer y experimentar que él, el Señor, es fiel, y con él podemos caminar, ser discípulos y testigos del amor de Dios, abrir el corazón a grandes ideales, a cosas grandes. «Los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces. Id siempre más allá, hacia las cosas grandes. Poned en juego vuestra vida por los grandes ideales» (Homilía en la misa para los confirmandos, 28 de abril de 2013). A vosotros obispos, sacerdotes, religiosos, comunidades y familias cristianas os pido que orientéis la pastoral vocacional en esta dirección, acompañando a los jóvenes por itinerarios de santidad que, al ser personales, «exigen una auténtica pedagogía de la santidad, capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona. Esta pedagogía debe integrar las riquezas de la propuesta dirigida a todos con las formas tradicionales de ayuda personal y de grupo, y con las formas más recientes ofrecidas en las asociaciones y en los movimientos reconocidos por la Iglesia» (Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 31).
Dispongamos por tanto nuestro corazón a ser «terreno bueno» para escuchar, acoger y vivir la Palabra y dar así fruto. Cuanto más nos unamos a Jesús con la oración, la Sagrada Escritura, la Eucaristía, los Sacramentos celebrados y vividos en la Iglesia, con la fraternidad vivida, tanto más crecerá en nosotros la alegría de colaborar con Dios al servicio del Reino de misericordia y de verdad, de justicia y de paz. Y la cosecha será abundante y en la medida de la gracia que sabremos acoger con docilidad en nosotros. Con este deseo, y pidiéndoos que recéis por mí, imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.
Vaticano, 15 de Enero de 2014

Fuente:: News.va

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Mons. Carlos OsoroMons. Carlos Osoro    Cuando vamos a celebrar la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, y el Papa Francisco nos ha regalado para este día un mensaje lleno de realismo y esperanza, “Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor”, me ha parecido proponeros en este día a la maestra que el Señor eligió para devolvernos siempre la mirada hacia Jesucristo, la Virgen María, que aquí en Valencia invocamos con un título entrañable y que nos recuerda siempre a los más necesitados, Mare de Déu dels Desamparats. Cada vez que voy a la Basílica, tengo un especial interés por observar a todos los que llegan, me fijo en las personas que entran, en sus rostros que revelan también sus situaciones y preocupaciones.
En esta observación general, veo muchos rostros procedentes de otros lugares de la tierra que vienen buscando mejorar sus condiciones de vida. Y una de las visitas que hacen es a la Virgen. Ella es la Madre de los Desamparados y todos encuentran a su lado, en su cercanía y en la invocación que le hacen para que interceda ante su Hijo, amparo, compresión y esperanza en un mundo mejor y en unas condiciones de vida para ellos más humanas y más respetuosas con su dignidad de hijos de Dios. En el año 2006, el entonces Papa Benedicto XVI nos recordaba que el creciente fenómeno de la movilidad humana emerge como un “signo de los tiempos”. Un signo que, es cierto, tiene dos vertientes: 1) nos hace ver las carencias y lagunas de los Estados y de la comunidad internacional; y 2) nos revela las aspiraciones de una humanidad que quiere y busca la unidad, el respeto de las diferencias, la acogida, la hospitalidad, el que todos puedan participar de las riquezas de la tierra y la dignidad que todo ser humano tiene, regalada por Dios y que Dios quiere que se respete, se promueva y se viva según la misma.

El domingo pasado cuando entraba en la Basílica salía una familia, esposos e hijos, que eran de otro continente. Me entretuve con ellos interesándome por su vida. Al entrar en la Basílica, tuve necesidad de hablar a la Mare de Déu dels Desamparats. No podía dejar de hablarle de ellos y de todos los que vienen buscando mejorar sus condiciones de vida. Ante la Mare de Déu me vino el recuerdo de aquella advertencia de Jesucristo, de cómo en el juicio final considerará referido a Él mismo todo lo que se ha hecho o dejado de hacer “con uno solo de estos más pequeños” (cf. Mt 25, 40-45). El encuentro con María siempre nos remite a Jesucristo, según aquellas palabras suyas, “haced lo que Él os diga”.

Por ello, en esta Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, os propongo a María como “maestra del nuevo “ardor”, “método” y “expresión”. Ante Ella, sentí el deseo de llamar a todos sin ningún recato a cambiar este mundo con la fuerza de Jesucristo, tal y como nos lo enseña María. Porque, en aquella expresión de María “haced lo que Él os diga”, nuestra Madre nos manifiesta que es Él quien hace brotar la alegría y la confianza incluso en los días oscuros que llegan a la existencia diaria. Él es quien hace posible un mundo mejor, que consiste, fundamentalmente, en que busquemos todos un desarrollo auténtico e integral para que haya condiciones de vida dignas para todos, y para que la vida de todos alcance las medidas que Dios mismo puso. El desarrollo no se puede reducir al mero aspecto económico sino tiene que hacer posible que crezcan todas las dimensiones de la persona, en la que está también la dimensión trascendente.

La Iglesia quiere caminar con todos los emigrantes y refugiados. Así lo hizo el Señor cuando Él mismo, casi a los pocos días de poner su vida entre nosotros, tuvo que emigrar. La Iglesia, que ha aprendido de Él, comprende las causas de las migraciones y trabaja para superar y vencer lo que no ensalza y promueve a la persona. La cultura del encuentro y de la inclusión, que es la que comenzó Nuestro Señor al hacerse presente en este mundo, es la que deseamos hacer nosotros. De ello os he hablado desde que vine en muchas de mis cartas semanales. Como María, nuestra Madre, prestamos la vida, lo que somos y tenemos para esa cultura del encuentro y la inclusión. Él es quien entrega el nuevo “ardor”, el “método” y la “expresión” necesaria para cambiar este mundo y hacerlo humano con la “humanidad verdadera” manifestada en Jesucristo. Lo hizo con María y Ella es maestra experta en esta novedad. Acudamos a Ella para aprender cómo hacer un mundo mejor.

¿Por qué acercarse a María para aprender a vivir con nuevo “ardor”, “método” y “expresión”? Porque Ella nos enseña, desde su confianza absoluta en Dios, que esto no se encuentra en ninguna de las orillas de la vida o de la historia humana, sino que hay que encontrarlo y aprenderlo en el origen mismo que tiene la vida, Dios, que se nos manifestó en Jesucristo. Este modo de aprender que nos enseña María, trae a los hombres como se lo trajo a Ella: 1) Una profunda libertad y espontaneidad, sabemos que todo viene de Dios; 2) Una alegría y actitud festiva que se manifiesta en todas las situaciones de la vida, desde el reconocimiento de sabernos queridos por Dios y escogidos especialmente por Él para formar parte de su Pueblo; 3) Una apertura total a la trascendencia, ya que el ser humano, desde la fe, asume gustoso la presencia de Dios humanamente percibida; y 4) Una apertura total a todos los hombres y una capacidad de acoger a todos, aprendida en la justicia de Dios que es su misericordia y su ternura.

¿Cómo vivir e ir hacia un mundo mejor? ¿Cómo transformar la historia? ¿Sólo desde tus fuerzas? ¿Con los proyectos que nacen de ti? La vida de María, nos enseña que hay dos tentaciones a las que está sometido el ser humano siempre: 1) el vivir desde una confianza temeraria en lo que hace uno mismo y desde sí mismo; y 2) el vivir sin imaginación y sin capacidad creativa, que siempre se engendra en la vida humana cuando ésta se clausura en sí misma y se olvida de Dios. Retirar y olvidar la sabiduría que viene de Dios es un atentado contra la vida misma, es fuente de profundas decepciones y de falta de motivaciones, de violencias, de convulsiones, recelos, desinterés por los otros. El que se fía de Dios aprende que su vida es para entregarse a los demás, como Dios mismo lo hace. El que confía en Dios y pone la vida en sus manos, al estilo de María, se desborda en caridad. Atrévete a decir “hágase en mi según tu palabra” como María y acompañado de María.

Para que tengas como María nuevo “ardor, “método” y expresión”, me atrevo a proponerte a vivir y a construir un mundo mejor como Ella lo hizo: 1) en actitud de oyente: acogiendo con fe la Palabra de Dios, Dios me habla, conversa conmigo y me llama; 2) en actitud de orante: abriéndote plena y totalmente a Dios, sin dejar un resquicio de tu vida guardado para ti y dejando que Dios te ame, te mire y te cuide; 3) en actitud de oferente: dando todo lo que tienes, eres y haces para que el Señor sea conocido y se manifieste a través de ti; y 4) en actitud de testigo: ya que has de hacer de tu vida un culto a Dios y de éste tiene que salir un compromiso de vida para todos los que te encuentres en el camino, con la seguridad del respeto de su dignidad.

Con gran afecto y mi bendición

+ Carlos Osoro,

Arzobispo de Valencia

Fuente:: Mons. Carlos Osoro

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Mons. Saiz MenesesMons. Àngel Saiz Meneses     Nos encontramos ya dentro de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se celebra cada año del 18 al 25 de enero y que concluye en la fiesta de la Conversión de San Pablo. Este año el lema de la Semana es muy expresivo: “¿Es que Cristo está dividido?” Una pregunta muy interpeladora de Pablo en la primera Carta a los Corintios (1,13).

De nuevo invito, pues, a las comunidades cristianas a vivir estos días un “ecumenismo espiritual” con la plegaria y un “ecumenismo fraternal”, con unas actitudes de respeto y aprecio a nuestros hermanos cristianos de otras Iglesias, confesiones o denominaciones. Nuestra diócesis tiene una muy notable tradición de ecumenismo.

De hecho se han vivido y se viven encuentros, diálogos, plegarias ecuménicas y, sin embargo, cabe preguntarse: ¿qué queda de todo ello? El esfuerzo y el camino hacia la unidad, ¿no está acaso parado? Mi respuesta es que no lo está. Se trata de un camino largo y no siempre fácil, pero en el que se está avanzando. Cuando me preguntan: “¿Qué queda de los esfuerzos hechos hasta ahora?”, respondo: “queda el respeto, el diálogo y la amistad”.

Ciertamente hemos de ser conscientes de lo que hemos progresado. El beato Juan Pablo II, en torno al jubileo del año 2000, habló de la necesaria “purificación de la memoria”. Ahora bien ¿cómo hemos de seguir avanzando? Intentaré contestar con algunas afirmaciones que hizo el Papa Pablo VI en Belén, el día 6 de enero de 1964; precisamente este mes se han cumplido cincuenta años de aquella histórica visita.

Pablo VI, desde Belén, quiso dirigir una palabra a Cristo, a la Iglesia y al mundo. Al dirigirse a Jesucristo lo hizo con una oración:”Te prometemos, Señor, vivir como cristianos, en un esfuerzo continuo de docilidad a tu gracia y de renovación de nuestras actitudes. Todos nosotros queremos esforzarnos para hacer presente en el mundo tu mensaje de salvación y de amor”. Y añadió: “Esto que decimos a los católicos, no podemos dejar de decirlo a los hermanos cristianos que no están en comunión perfecta con nosotros. A todos se nos plantea con claridad que no se puede eludir el problema de la unidad. Estamos dispuestos a tomar en consideración cualquier medio razonable, que sea capaz de abrir los caminos del diálogo, en el respeto y la caridad, en orden a un futuro encuentro –Dios quiera que sea cercano- con los hermanos cristianos todavía separados de nosotros. La espera es leal y cordial”.

Refiriéndose a la Iglesia, el Papa  dijo unas palabras muy destacadas por los medios informativos: “No tenemos otro interés que el de anunciar nuestra fe. No pedimos nada, sino la libertad de profesar y de proponer a quien quiera, con toda libertad, acoger esta religión, este vínculo nuevo instaurado entre los hombres y Dios por Jesucristo, nuestro Señor”.

Al dirigir una palabra al mundo, Pablo VI se hizo intérprete del Concilio Ecuménico Vaticano II. “Nosotros –dijo- miramos el mundo con una inmensa simpatía. Si el mundo se siente extraño al cristianismo, el cristianismo no se siente en modo alguno extraño al mundo”. Y añadió que la misión del cristianismo era “una misión de amistad entre los pueblos de la tierra, una misión de comprensión, de ánimo, de promoción, de elevación y de salvación. Y todo ello con un mensaje que los cristianos creemos que es liberador”.

Si nos esforzamos en el cumplimiento de estas tres propuestas de Pablo VI, podemos esperar que la gracia de Dios generará nuevos avances en el camino hacia la plena unidad de los cristianos.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

 

 

Fuente:: Mons. Josep Àngel Saiz Meneses

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Hacia un mundo mejorMons. Casimiro López Llorente      Queridos diocesanos:

El domingo, 19 de enero, celebramos la “Jornada mundial de las migraciones”. Se trata de una Jornada para sensibilizarnos ante el fenómeno de la emigración, que afecta a millones de personas y a muchos miles entre nosotros. De otro lado, si antes de la crisis económica actual nuestra tierra era destino de inmigrantes, hoy son muchos, también nativos, los que tienen emigrar fuera de España en busca de trabajo. Quizá esta situación nos ayude a mirar a los emigrantes no con recelo sino con una actitud de acogida. En cualquier caso, como creyentes y como Iglesia no podemos ser indiferentes ante este fenómeno y, sobre todo, ante los emigrantes y refugiados. Los cristianos, comunidades parroquiales y grupos eclesiales hemos de tomar mayor conciencia del fenómeno de la emigración, conocer sus causas y problemas tanto desde el punto de vista humano y social, como cristiano y pastoral. Nos urge seguir revisando nuestras actitudes y nuestro compromiso con las personas de los emigrantes y de sus familias, para dar respuestas acordes con el Evangelio. Apunto algunos criterios en este sentido.

La inmigración es un fenómeno que afecta ante todo a personas. Los emigrantes no son peones en el ‘tablero de la humanidad’.”En el rostro de cada persona está impreso el rostro de Cristo. Aquí se encuentra la raíz más profunda de la dignidad del ser humano, que debe ser respetada y tutelada siempre. El fundamento de la dignidad de la persona no está en los criterios de eficiencia, de productividad, de clase social, de pertenencia a una etnia o grupo religioso, sino en el ser creados a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26-27) y, más aún, en el ser hijos de Dios” (Papa Francisco, Mensaje). Los emigrantes son personas con la misma dignidad que los nativos; merecen el mismo respeto, la misma estima y el mismo trato. Hay que evitar todo comportamiento racista, xenófobo o discriminatorio.

 

Emigrantes y refugiados salen de su tierra con el deseo de un futuro mejor, no sólo para ellos, sino también para sus familias y personas queridas; abandonan o son obligados a abandonar sus casas por muchas razones, pero comparten el mismo deseo legítimo de conocer, de tener, pero sobre todo de ser “algo más”. Para que no se vea truncada su esperanza, entre todos hemos de trabajar para crear un “mundo mejor” para todos. Esto significa trabajar por el desarrollo auténtico e integral de todos los hombres y de todo el hombre, para que haya condiciones de vida dignas para todos, y para que sea respetada, custodiada y cultivada la creación que Dios nos ha entregado. Nuestro corazón desea “algo más”, que no es simplemente conocer más o tener más, sino que es sobre todo ser más. No se puede reducir el desarrollo al mero crecimiento económico. El mundo sólo puede mejorar si en el centro de nuestra atención está la persona, su desarrollo integral en todas sus dimensiones, incluida la espiritual, si no se abandona a nadie, comprendidos los pobres, los enfermos, los presos, los necesitados, los forasteros (cf. Mt 25,31-46), y si somos capaces de pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida (Papa Francisco), de la integración y de la comunión.

Por ello es necesario tener y fomentar actitudes y comportamientos basados en la justicia, la solidaridad y la fraternidad. Recordemos las palabras de Jesús: “fui extranjero y me acogisteis” (Mt 25,35). Jesús se identifica con la persona del emigrante y nos pide acogerlo y amarlo, como si de Él mismo se tratara. Así difundimos también el Evangelio y caminamos hacia un mundo mejor.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón

Fuente:: Mons. Casimiro López Lorente

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El Papa saluda a los caballeros de la brújula: comunicar la alegría de formar parte de la Iglesia
(RV).- (audio) El Papa saluda a los caballeros de la brújula: comunicar la alegría de formar parte de la Iglesia Como ya hiciera la pasada semana con los gentiluomini y los sediari pontificios, el Papa Francisco, siguiendo la tradición de los encuentros a principios de año con el personal que trabaja a su lado para el intercambio de felicitaciones, recibió este jueves a los encargados de antecámara, con sus familiares.
Conocidos también con el antiguo nombre de “caballeros de la brújula”, el Papa les agradeció la premura y cordialidad del trabajo que desempeñan en las audiencias, ceremonias y recibimientos oficiales.
El Santo Padre en su saludo les ha recordado que el dueño de la Casa Pontificia donde trabajan es “el Señor, del que todos somos discípulos y servidores de su Evangelio”.
“Esto requiere que cultivemos un diálogo constante con Él en oración, que crezcamos en su amistad e intimidad, y testimoniemos su amor misericordioso hacia todos. Hecho con este espíritu, su trabajo puede convertirse en una oportunidad para comunicar la alegría de formar parte de la Iglesia”.

ER RV

Fuente:: News.va

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La Santa Sede y la Convención para los Derechos de los Niños
(RV).- Interviene este jueves, en Ginebra, la Delegación de la Santa Sede ante el Comité de la Convención sobre los Derechos del Niño, en relación a las medidas adoptadas por la Santa Sede en la aplicación de la Convención, a la que adhirió en 1989 y ratificó en 1990. La Convención, en sustancia, vincula a los 193 estados firmantes para que adopten medidas pertinentes y necesarias para proteger a los niños de cualquier peligros y poniendo su bienestar por encima de todo.
El padre Federico Lombardi, director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, al respecto ha publicado una nota en la que pone de relieve la utilidad-histórico-jurídico eclesial del evento.
“Los que siguen las actividades del Papa Francisco -señala el padre Lombardi- saben que a menudo está cerca de los niños. Una de las imágenes más frecuentes y populares es aquella donde se lo ve tomar entre sus manos a los numerosos pequeños que se le presentan a lo largo del recorrido entre las personas en el público o en las calles. Pero también son bellas imágenes las de la audiencia general de todos los miércoles con las parejas de recién casados ??y en particular las que muestran el afecto del Santo Padre cuando bendice a las mujeres embarazadas, haciendo el signo de la cruz sobre su regazo. También son numerosos los grupos de niños, a menudo enfermos y gravemente enfermos, que el Papa encuentra y saluda con palabras y gestos particularmente tiernos y conmovedores”.
“¿Qué jefe de los 193 «Estados» del Comité de la Convención sobre los Derechos del Niño, puede representar mejor testimonio y eficaz aval que el Papa Francisco y su amor tan fuerte por la infancia?” se pregunta el padre Lombardi, que explica exhaustivamente la historia y la labor desarrollada por la Santa Sede desde que adhiriera a los protocolos de la Convención de Ginebra.
Por supuesto, en todos los informes y las respuestas dadas por la Santa Sede aparecen reflejados claramente los principios de la visión católica de respeto a la dignidad de la persona humana, en toda su vida, desde su concepción, a la infancia, así como en las diferentes etapas de crecimiento y de la vida. Se subraya que la Santa Sede rechaza de cualquier “discriminación por razón de sexo; la dignidad y los derechos de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer; las estrechas relaciones entre los derechos del niño y los derechos y deberes de los padres; la visión profunda e integral de la educación en el amor, mucho más amplia que una visión limitada a la «educación sexual»; el rechazo de una » ideología de género» que niegue la base objetiva de la diferencia y complementariedad de los sexos y se convierta en fuente de confusión incluso en el ámbito jurídico y la interpretación de la misma Convención”.
En resumen, se pone de manifiesto la convencida y tempestiva adhesión de la Santa Sede a la Convenció de los derechos del Niño, que “es coherente con la enseñanza y la actitud constante de la Iglesia. Podemos decir -acaba diciendo el padre Federico Lombardi- que la Santa Sede es promotora, con su acción, de una corriente inmensa, extendida por todo el mundo, de amor y de servicio al bien de los niños. La guía apasionada y entusiasta del Papa Francisco da un nuevo impulso a este esfuerzo”.
(ER RV)

Fuente:: News.va

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“Holy Land Co-ordination” (HLC)Los obispos presentes en el encuentro organizado por la Coordinación de las Conferencias Episcopales para la Iglesia en Tierra Santa y por la Asamblea de Obispos Católicos de Tierra Santa, “Holy Land Co-ordination” (HLC) han emitido un comunicado en el que destacan la crudeza de la situación de los habitantes de Gaza y piden a las autoridades y líderes políticos y sociales que sean líderes de esperanza y no de obstrucción a la paz. 

Mons. Joan Enric Vives, Arzobispo de Urgell, ha sido el representante de la Conferencia Episcopal Española en este encuentro celebrado del 11 al 16 de enero y que ha visitado lugares como Gaza, tel Aviv o Belén. 

Declaración de la Coordinación de Conferencias Episcopales en apoyo de la Iglesia en Tierra Santa , 15 de enero 2014

Como obispos de Europa, África del Sur y América del Norte, llegamos a la Tierra Santa para rezar y apoyar a la comunidad cristiana y la causa de la paz. En Gaza fuimos testigos de la profunda pobreza de la gente, y la presencia valiente de las comunidades cristianas pequeñas y vulnerables.

Gaza es un desastre hecho por el hombre, un escándalo espantos , una injusticia que clama a la comunidad humana de resolución. Hacemos un llamamiento a los líderes políticos para mejorar la situación humanitaria de la población de Gaza, asegurando el acceso a las necesidades básicas para una vida humana digna, las posibilidades de desarrollo económico, y la libertad de movimientos.

En la situación desesperada de Gaza, nos encontramos con personas de esperanza. Nos sentimos alentados por nuestra visita a pequeñas comunidades cristianas, que día tras día, a través de muchas instituciones extienden la mano con compasión hacia los más pobres de los pobres, tanto musulmanes como cristianos. Seguimos orando y apoyando a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que trabajan en Gaza. Ejercen un ministerio de presencia, cuidado de los niños discapacitados y los ancianos, y enseñando a los jóvenes.

Su testimonio de fe , esperanza y amor nos dio esperanza. Esta es precisamente la esperanza necesaria en este momento para lograr la paz , una paz que sólo puede ser construida sobre la justicia y la equidad para ambos pueblos. Los palestinos y los israelíes necesitan desesperadamente esta paz. Por ejemplo, en el valle Cremisan la ruta de la barrera de seguridad amenaza la tierra agrícola  mantenida por  58 familias cristianas durante generaciones. Las actuales conversaciones de paz llegan en un momento crítico. Ahora es el momento para asegurarse de que las aspiraciones de justicia de ambos lados se cumplen .

Instamos a los funcionarios públicos a convertirse en líderes de la esperanza, no personas de obstrucción. Hacemos un llamamiento a que escuchen las palabras del Papa Francisco, quien recientemente dijo al Cuerpo Diplomático: “La reanudación de las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos es un signo positivo, y expreso mi esperanza de que ambas partes resolverán, con el apoyo de la comunidad internacional, tomar decisiones valientes para encontrar una solución justa y duradera a un conflicto que necesita con urgencia para poner fin ” (13 de enero de 2014) .

Al salir de la Tierra Santa, los obispos y el pueblo de la Iglesia local permanecen en nuestros corazones. No están solos. Junto con ellos, nosotros somos personas de esperanza. Oramos para que la visita del Papa a Francisco a la Tierra Santa refuerce la esperanza en la región. Creemos que una paz duradera es posible.

 

Arzobispo Stephen Brislin, Sudáfrica
Obispo Pierre Burcher, Escandinavia
Obispo William Crean Irlanda
Mons. Michel Dubost, Francia
Arzobispo Paul- André Durocher, Canadá
Arzobispo Patrick Kelly, Inglaterra y Gales
Obispo William Kenney, Inglaterra y Gales
Obispo Declan Lang, Inglaterra y Gales
Obispo Denis Nulty Irlanda
Obispo Richard Pates, Estados Unidos de América
Obispo Thomas Renz, Alemania
Mons. Janusz Stepnowski , Polonia
Arzobispo Joan Enric Vives, España

Fuente:: SIC

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Málaga una asignatura apasionanteUn año más, se han hecho públicas las cifras de los alumnos en Asturias que han elegido cursar la asignatura de Religión en las escuelas. En este curso 2013-2014, el  66% de los alumnos (es decir, 74.363) eligen la enseñanza de la Religión, frente al 34% (38.069), que eligen la alternativa. La cifra coincide con el promedio total de España, publicado por la Conferencia Episcopal Española, un 66,7%.

Desglosando el total en función de la modalidad de escuela, en los Centros de Titularidad Pública, un 68% de los alumnos en Educación Infantil y Primaria ha elegido la asignatura de Religión en este curso. La evolución con respecto a otros años disminuye ligeramente, frente al 69% del pasado curso, o al 71% del anterior. También hay diferencias entre las diferentes zonas asturianas, mientras que el Occidente Interior (87%) y Occidente Costa(78%) registran las cifras más altas de alumnos en Religión, seguidas de la zona Centro (71%), Gijón es la zona con menos alumnos en Religión en Educación Infantil y Primaria (57%), seguida de las Cuencas del Caudal y del Nalón (64% ambas).

Desde la Delegación de Enseñanza y Catequesis del arzobispado se explica que “las diferencias entre unas zonas y otras tienen dos lecturas: una, geográfica y social, puesto que siempre ha habido lugares con una tradición ideológica concreta; pero hay otra lectura, que implica circunstancias puntuales que afectan profundamente a la asignatura de Religión, como son los vaivenes y la estabilidad laboral de los profesores, así como la propia figura del profesor. Hoy un profesor de Religión, además de tener toda la capacitación profesional que se le exige, tiene que tener una gran vocación por la enseñanza. En aquellos centros donde hay un buen profesor, la matrícula sube, pero además si puedes estar varios años, que te conozcan y poder desarrollar el currículo, eso siempre beneficia a la asignatura”.

Con relación a la enseñanza Secundaria en los centros de Titularidad Pública, la cifra de este año de alumnos que escogen Religión es del 33%, y el porcentaje disminuye al pasar a Bachillerato, hasta el 14%. En total, en este período el 27% escoge enseñanza de la Religión en la escuela. La cifra del total se mantiene respecto al año pasado, también el 27%. Sin embargo, observando por zonas, se aprecia un ligero incremento en las zonas del Centro, Avilés, el Caudal, el Nalón y Oriente. En este sentido, la Delegación de Enseñanza y Catequesis considera que “después de unos años de caída de esta asignatura en la Educación Secundaria en los Centros Públicos, ahora la asignatura está remontando. Probablemente hayamos ya tocado fondo, después de unos años en los que la asignatura ha sufrido muchas dificultades, especialmente en Bachillerato, donde relegarla a séptima hora trajo muchos problemas para aquellos alumnos que querían cursarla, especialmente en las zonas rurales. Como conclusión sacamos que si las leyes educativas tratan con equidad a la asignatura, evidentemente estabilizan la matrícula. Pero si se dificulta el ejercicio del derecho a poder estudiar Religión en la Escuela, hacen daño, pero no la matan. Por muy difíciles que sean las circunstancias, los padres de la sociedad asturiana siguen considerando que la asignatura de Religión es importante en la formación de sus hijos”.

Respecto a la Religión en los Centros de Iniciativa Social Laicos, el 82% de los alumnos escogen la asignatura, y en los Centros de Iniciativa Social religiosos lo hacen el 99%. En total, el 96% de los alumnos de los Centros de Iniciativa Social del Principado de Asturias han escogido la asignatura de Religión en este curso. Para la Delegación de Enseñanza del arzobispado, la explicación de que en los centros concertados o privados de carácter laico exista una elevada cifra de alumnos que eligen Religión se debe a que “en estos centros se respetan las reglas de juego, y el derecho de los padres a decidir la educación que quieren para sus hijos se ejerce sin ninguna traba ni presión”.

Datos estadísticos al completo, en la página web de la Delegación Episcopal De Enseñanza Y Catequesis: www.depeasturias.org

 

(Diócesis de Oviedo)

 

Fuente:: SIC

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