«Esta designación del Santo Padre es un signo de esperanza», dijo el Arzobispo de Santiago tras enterarse de su futuro nombramiento como cardenal, en Chile

Santiago (Lunes, 13-01-2014, Gaudium Press) Con alegría el Santo Padre ha anunciado este domingo, después de la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro, que nombrará 19 nuevos cardenales, entre ellos el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati. También figuran en la lista tres arzobispos eméritos.

El Papa ha dicho que el próximo 22 de febrero, Fiesta de la Cátedra de San Pedro, se efectuará un Consistorio durante el cual creará nuevos cardenales pertenecientes a 12 naciones de cada parte del mundo, que representan la profunda relación eclesial entre la Iglesia de Roma y las otras Iglesias esparcidas por el mundo.

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Tras el anuncio, las reacciones en Chile no se hicieron esperar y con gran gozo los fieles felicitaron con gran afecto y entusiasmo a monseñor Ezzati, quien ayer en la mañana se encontraba bendiciendo una nueva capilla en Batuco, comuna de Lampa, y de consagrando el altar de este templo.

«El Papa, en su libertad, elije a quienes cree que le pueden ayudar en la Iglesia. La gran tarea que tiene el Papa, la gran tarea que tenemos los obispos es la de ser obispo, el Papa es el obispo de Roma y yo soy el obispo de Santiago, humildemente», fueron las primeras palabras del obispo a la prensa.

Y agregó: «ser cardenal es simplemente un servicio a la Iglesia que el Papa pide a algunos obispos y yo espero vivir en la humildad y en la sencillez esta distinción del Santo Padre». Añadió también que este nombramiento no implica ninguna modificación de sus actuales tareas dentro del episcopado chileno.

«Creo que no hay ningún cambio en ese sentido. Mi primera tarea, la más importante y fundamental es la de ser Pastor de la Iglesia en Santiago. Los otros son servicios que la Iglesia pide y que con generosidad espero ofrecer», dijo.

«Espero vivir este servicio en humildad y sencillez»

Al señalársele que será el segundo cardenal salesiano en Chile, el prelado manifestó que «en primer lugar, un gran sentimiento de admiración hacia el cardenal Raúl Silva Henríquez, a quien pude acompañar muy de cerca y quien me brindó mucha confianza desde que llegué Santiago como rector del seminario salesiano de Lo Cañas. El cardenal me pidió que lo acompañara como su confesor y director espiritual. Yo aprendí a ser hijo y, al mismo tiempo, hermano de una cardenal de la Iglesia que tanto bien hizo a la Iglesia en Chile».

Y continuó: «De él he podido aprender una cosa muy importante, que yo he mencionado en muchos escritos sobre su labor: cuando uno se pregunta del porqué de tanta fecundidad apostólica, misionera, de tanto compromiso, hay una sola explicación, y sólo el que ha conocido su espíritu, su interior, lo puede decir, y eso es su gran fe en el Señor. Así que yo espero aprender del cardenal Silva y continuar en ese espíritu que vi en él».

Al explicar lo que significa para el país contar con un cardenal, monseñor Ezzati indicó que «es un reconocimiento a la Iglesia Católica en Chile más que a mi persona, y de eso yo estoy muy agradecido al Santo Padre. Esta es una Iglesia viva, que está levantando su cabeza y que está aprendiendo también de sus errores, pero es una Iglesia que en sus bases está llena de fe, y esta designación del Santo Padre es un signo de esperanza».

Con información del Departamento de Comunicaciones del Arzobispado de Santiago

 

Fuente:: Gaudium Press

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Arzobispado de Lima inicia en las parroquias jornadas de 40 horas de Adoración al Santísimo Sacramento

Lima (Viernes, 10-01-2014, Gaudium Press) Consciente que la Adoración al Santísimo Sacramento trae innumerables gracias ordinarias y extraordinarias para los fieles que intensifican su oración individual y comunitaria frente a Jesús Eucaristía, el Arzobispado de Lima comenzó desde el pasado 1º de enero el Jubileo de las 40 horas.

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Foto: Catedrales e Iglesias.

La iniciativa, que se realiza en la capital peruana desde hace unos años, tendrá lugar a lo largo del 2014 con jornadas de 40 horas de Adoración al Santísimo en las parroquias y comunidades de la jurisdicción eclesial.

Los turnos de Adoración transcurrirán en las iglesias de la Arquidiócesis a partir de las 8:00 de la mañana, hasta las 6:00 o 7:00 de la noche, y serán acompañadas, como es tradicional, por el párroco, capellán o rector de la iglesia, quien se encargará de organizar la Exposición al Santísimo Sacramento y convocará a su comunidad para que participe y reciba las gracias de Jesús Sacramentado.

La Basílica del Rosario, templo insigne de Lima, inauguró el Jubileo de las 40 horas de 2014 el pasado 1º de enero, con la jornada de Adoración que se extendió hasta el pasado viernes 3. La iniciativa continuó luego hasta el 6 de enero en la Iglesia de la Santísima Trinidad, y hasta el 9 de enero en las parroquias El Sagrario y de la Santísima Cruz.

Desde este viernes 10, hasta el domingo 12 de enero, el Jubileo tendrá lugar en el Monasterio Jesús, María y José. Ya durante enero se desarrollará en las parroquias San Marcelo, San Francisco de Asís, Nuestra Señora de Montserrat, San Roque, San Pedro, Santa Ana, Santiago Apóstol; en la Iglesia de San Sebastián, en el Monasterio de las Trinitarias y en la Capilla Casa de Ejercicios Santa Rosa. (Ver aquí toda la programación del Jubileo de las 40 Horas 2014).

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Interior de la Basílica del Rosario, donde comenzó el Jubileo de las 40 Horas / Foto: Basílica del Rosario.

Tal como ha informado la Oficina de Comunicaciones y Prensa del Arzobispado de Lima en una nota, los fieles que participen de las jornadas de Adoración al Santísimo podrán recibir la Indulgencia Plenaria, siempre y cuando cumplan las condiciones establecidas para tal fin, como es recibir el Sacramento de la Confesión, comulgar y orar por las intenciones del Santo Padre.

Las cinco gracias de las visitas al Santísimo Sacramento

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Restauración, santidad, conversión, reparación y salvación, son las cinco gracias que los fieles reciben al visitar con frecuencia al Santísimo Sacramento. «En cada hora Santa que hacemos, nuestro Señor, a través de sus llagas gloriosas nos transfigura y nos cambia por medio de su amor», destaca el Arzobispado de Lima en un site que ha dispuesto sobre la Adoración Perpetua.

Gracias que se perfeccionan también con el rezo del Santo Rosario frente a Jesús Sacramentado: «Cuando rezamos el Santo Rosario y contemplamos los Misterios divinos de Jesús, en presencia del Santísimo sacramento, amamos a Jesús con el corazón de María. Unidos al corazón de María por el Rosario, hacemos una perfecta hora Santa porque entonces amas a Jesús con el amor perfecto de María», continúa exponiendo el Arzobispado.

Entre los frutos que se obtienen con la costumbre frecuente de Adorar a Jesús Sacramentado está el nacimiento y crecimiento de las vocaciones sacerdotales, la paz en las familias y el mundo, y el embellecimiento de las almas.

Con información del Arzobispado de Lima.

 

Fuente:: Gaudium Press

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El amor cristiano es concreto y generoso, no es el de las telenovelas, dijo el Papa en su homilía
(RV).- (Con audio y video) El amor cristiano es concreto y generoso, no es el de las telenovelas, dijo el Papa en su homilía El amor cristiano tiene siempre la característica de ser “concreto”. Por tanto, es un amor que “está más en las obras que en las palabras”, está “más en el dar que en el recibir”. Lo dijo esta mañana el Papa Francisco en la homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Ninguna sensiblería: o es un amor altruista y solícito, que se arremanga y mira a los pobres, que prefiere dar más que recibir, o no tiene nada que ver con el amor cristiano. El Papa Francisco fue neto sobre la cuestión y se dejó guiar en su reflexión ante todo por las palabras contenidas en la primera Carta de Juan, en la que el Apóstol insiste en repetir: “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y el amor de él es perfecto en nosotros”. A la vez que observó que la experiencia de la fe, está precisamente en este “doble permanecer”:
“Nosotros en Dios y Dios en nosotros: ésta es la vida cristiana. No permanecer en el espíritu del mundo, no permanecer en la superficialidad, no permanecer en idolatría, no permanecer en vanidad. No, no: permanecer en el Señor. Y Él retribuye esto: Él permanece en nosotros. Pero, primero, permanece Él en nosotros. Tantas veces lo echamos y nosotros no podemos permanecer en Él. Es el Espíritu el que permanece”.
Una vez aclarada la dinámica del espíritu que mueve el amor cristiano, el Papa Francisco pasó a considerar la carne. “Permanecer en el amor” de Dios, afirmó, no es tanto un éxtasis del corazón, “una cosa bella que sentimos”:
“¡Miren que el amor del que habla Juan no es el amor de las telenovelas! No, es otra cosa. El amor cristiano tiene siempre una cualidad: la concreción. El amor cristiano es concreto. El mismo Jesús, cuando habla del amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos y tantas cosas concretas. El amor es concreto. La concreción cristiana. Y cuando no existe esta concreción, se puede vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se comprende bien dónde está el centro del mensaje de Jesús. Este amor no llega a ser concreto: es un amor de ilusiones, como estas ilusiones que tenían los discípulos cuando, viendo a Jesús, creían que era un fantasma”.
El “fantasma” es aquel que precisamente – en el episodio del Evangelio – los discípulos vislumbran maravillados y temerosos que va hacia ellos caminando sobre el mar. Pero su estupor nace de una dureza del corazón, porque – como dice el mismo Evangelio – “no habían comprendido” la multiplicación de los panes que había tenido lugar poco antes. “Si tú tienes el corazón endurecido – comentó el Papa Francisco –no puedes amar y piensas que el amor es eso de figurarse cosas. No, el amor es concreto”. Y esta concreción, añadió, se funda en dos criterios:
“El primer criterio: amar con las obras, no con las palabras. ¡A las palabras se las lleva el viento! Hoy estoy, mañana no estoy. El segundo criterio de concreción es que en el amor es más importante dar que recibir. El que ama da, da… Da cosas, da vida, se da a sí mismo a Dios y a los demás. En cambio quien no ama, quien es egoísta, siempre trata de recibir, siempre trata de tener cosas, tener ventajas. Permanecer con el corazón abierto, no como era el de los discípulos, que estaba cerrado, que no entendían nada: permanecer en Dios y Dios permanece en nosotros; permanecer en el amor”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:: News.va

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El Capítulo extraordinario de los Legionarios de Cristo: un camino de profunda renovación.
(RV).- Con ocasión de la apertura del Capítulo Extraordinario de los Legionarios de Cristo, el Cardenal Velasio De Paolis, Delegado Pontificio, aceptó conceder una amplia entrevista al P. Federico Lombardi para la Radio Vaticana. La finalidad de la entrevista ha sido presentar el camino recorrido en el transcurso de tres años y medio de mandato del Delegado y de sus colaboradores, de manera que se pueda comprender bien cuál ha sido la preparación del Capítulo, cuáles son sus objetivos y las expectativas.
Ante todo, el card. De Paolis recuerda que su mandato fue precedido por la Visita Apostólica, que había afrontado el asunto del Fundador y había concluido con un severo juicio sobre sus acciones. La tarea del Delegado, nombrado por el Papa Benedicto XVI, ha sido más bien guiar la renovación de la Legión de Cristo, contando con el genuino compromiso religioso de la mayor parte de sus miembros.
La renovación requería principalmente la revisión de las Constituciones y la alternancia de los Superiores, pero para que fuera profunda y duradera ha tenido que involucrar en el modo más amplio posible a los miembros de la Legión en las diversas Provincias y comunidades.
Por lo que ve a las Constituciones, los puntos centrales de la revisión trataron sobre la autoridad y su ejercicio en el gobierno y en la vida de la Congregación religiosa.
También ha sido muy importante la reflexión sobre el “patrimonio del Instituto”, es decir, sobre los elementos institucionales que lo caracterizan e identifican en su realidad espiritual y eclesial. Así se perfila una vocación a vivir el Misterio de Jesús que anuncia el Reino, con la espiritualidad típica de la realeza de Cristo que reina desde la Cruz, acompañada por una viva piedad eucarística y mariana y por una orientación apostólica. Esta vocación se articula en formas específicas para los religiosos sacerdotes, los laicos consagrados y los laicos. En esta perspectiva es muy importante ver la Legión (compuesta de sacerdotes religiosos) no como una realidad aislada, sino insertada – según unas modalidades aún por definir posteriormente- en el contexto más amplio del gran “Movimiento” del Regnum Christi.
El Capítulo que apenas se ha inaugurado se articulará en tres momentos principales. Ante todo, un “examen de conciencia” sobre el pasado, con la verificación del camino recorrido, no sin una dimensión penitencial; después el nombramiento de los nuevos Superiores, y finalmente el trabajo sobre la revisión de las Constituciones. Es necesario tener presente que de todos modos el nuevo texto de las Constituciones tendrá que ser aún presentado al Papa para una aprobación definitiva.
La transición del Pontificado acaecida en el transcurso de este año no ha retrasado el camino iniciado, porque el Papa Francisco ha sido puntualmente informado y ha aprobado su continuación, incluida la convocación del Capítulo, al cual se puede mirar con la confianza de que aporte los frutos deseados.
Texto completo de la entrevista concedida por el cardenal Velasio de Paolis al padre Federico Lombardi

P. – Eminencia, el próximo 8 de enero inicia el Capítulo de los Legionarios di Cristo; representa un paso ulterior y fundamental del largo camino de renovación que usted ha guiado por encargo del Santo Padre. Quiere resumirnos brevemente los pasos y los eventos principales de este camino de preparación, de su nombramiento hasta el Capítulo…
R. – Quisiera ante todo especificar que este camino no es el inicio del asunto de la Legión y del Regnum Christi, sino una etapa. La primera etapa es el asunto del Fundador; la segunda la visita de los cinco obispos enviados por el Santo Padre para darse cuenta de esta realidad; y la tercera etapa, precisamente, el nombramiento del Delegado Pontificio. Es importante subrayar esto, ¿por qué? Porque la visita de los cinco Visitadores aportó un resultado de reflexión, de evaluación y también de ponderación sobre el futuro. Cuando el Santo Padre nombró al Delegado Pontificio había ya emitido en el Boletín oficial un juicio severo sobre las acciones del Fundador de la Legión, pero no de tal modo que destruyera la realidad misma de la Legión: si el Papa nombra un Delegado, implícitamente niega que se deba dar un juicio sustancialmente negativo sobre la Legión misma. Él, al inicio de la Bula de nombramiento, dice: “Hay un gran número de sacerdotes con celo y comprometidos en el camino de santidad”. Precisamente porque estaba esta premisa de confianza, esta etapa – que comenzó con el nombramiento del Delegado Pontificio – era más un nombramiento positivo, es decir, quería volver a trazar el camino junto a los Legionarios para llevarlos, a través de un periodo de reflexión, de renovación, también penitencial, a revisar el proprio carisma, a reescribir las propias Constituciones y por tanto a retomar el propio lugar positivo en el seno de la Iglesia. Es necesario decir esto porque se consideraba cerrado, de algún modo, el examen sobre el Fundador; se consideraban también cerradas las visitas en los distintos lugares. Era necesario entonces actuar en el interior del Instituto para hacer reflexionar a las personas y ayudarlas a superar las dificultades. Esta ha sido precisamente nuestra tarea. El Papa dice que, entre tantas tareas, la principal es la revisión de las Constituciones. Tenían unas Constituciones que no habían sido redactadas según los criterios del post-Concilio, sino que tenían aún los criterios tradicionales: un texto muy largo, pesado, también farragoso, donde no se distinguían las normas constitucionales de las otras y se reflejaba también una mentalidad que – a nivel disciplinar – no distinguía tampoco la gradualidad de las leyes, la importancia de las leyes y por lo tanto, tampoco la sustancia de la disciplina, de otras leyes que son útiles, quizás también necesarias, pero no características. Un mar de normas dentro del cual el mismo carisma se diluía, o se hacía al menos difuso y era difícil concentrarlo. Esta era la tarea principal.
P. – ¿Y cómo procedió con sus colaboradores para afrontar la situación?
R. – Se comenzó precisamente recordando a los mismos Legionarios lo que dijeron los Visitadores, porque debíamos empezar desde ahí. De hecho presentamos en varias conferencias a todos los que se encontraban en Roma – en Roma había 400-500, entre estudiantes y sacerdotes – las observaciones que habían hecho los Visitadores. Ellos grababan estas conferencias, que luego eran enviadas a toda la Legión. Cuando empezamos, hubo –podemos decir- una división en dos grupos: uno que acentuaba el hecho de que se había contaminado el gobierno del Instituto, por lo cual –de algún modo–, no se podía esperar nada nuevo; y otro grupo, en cambio, que no lograba captar la novedad porque veían casi todo positivamente, es más, pensaban que su característica que les había impedido caer en los defectos de otros Institutos religiosos, era precisamente la de ser un realidad bien unida. En realidad ellos habían caído en una trampa mucho más peligrosa, que era la del Fundador mismo. Recorrimos este camino encontrando los problemas relativos a las consecuencias del comportamiento del Fundador respecto a las víctimas. Encontramos problemas de orden económico, porque los Legionarios no son tan ricos como se piensa: la situación económica había empeorado, tanto a nivel mundial por la crisis financiera como a nivel institucional para ellos, porque la fama perdida había disminuido los estudiantes en sus colegios y por tanto sus ingresos económicos. Después hubo, sobre todo, el problema de las Constituciones, sobre el cual se trabajó más. La cuestión principal era revisarlas, principalmente en algunos puntos centrales. ¿Cuáles eran? La distinción clara, más clara y precisa, del fuero interno y fuero externo, fuero sacramental y fuero, -digamos- disciplinar, externo. Era necesario, en modo particular, reafirmar que la autoridad no es arbitraria, sino que debe actuar en el marco de un Consejo; tenían una cierta constitución de autoridad muy difusa y fraccionada, con muchos elementos de incertidumbre. En suma, recondujimos todo el problema a la elaboración de las Constituciones según las indicaciones del Concilio, del post-Concilio y del Código de Derecho Canónico. Y el trabajo más grande fue precisamente en torno a este tema. Después hubo todo el trabajo para renovar a los superiores, que era muy importante: al inicio dejamos que los superiores permanecieran en su puesto. Esta era una exigencia necesaria, porque nosotros que entrábamos no podíamos actuar ni gobernar sin conocer la realidad. Nos pareció más útil y más eficaz dejar a los superiores, pero bajo el seguimiento de nuestra presencia; por ello nos esforzamos por estar siempre presentes en las reuniones del Consejo general. Ellos podían disponer de su gobierno, pero no podían decidir nada sin nuestra presencia. Por lo tanto, se dio esta ósmosis de diálogo continuo; teníamos al menos una vez a la semana la reunión de los dos Consejos; yo tenía mi Consejo y ellos tenían su Consejo. Así iniciamos este diálogo, en el que tratamos todos los grandes problemas: los problemas del Fundador, los problemas de la formación, los problemas del Regnum Christi y también los problemas disciplinares, porque si bien no eran muy numerosos los casos de sacerdotes que se habían manchado con delitos en la Iglesia, también los había en la Legión, como los hay también en otros Institutos. Este es el cuadro general de cómo actuamos.
P. – Creo que el Capítulo ahora tiene fundamentalmente dos tareas: renovar el gobierno con elecciones y la aprobación de las Constituciones. Pero si el trabajo de las Constituciones se ha ya llevado a cabo, ¿en qué cosa debe aún intervenir el Capítulo en lo que a ellas se refiere?
R. – Hemos distinguido tres grandes etapas en el Capítulo. La primera etapa es una verificación del camino recorrido; un examen de conciencia –lo hemos llamado así- hecho ante las acusaciones que han sido dirigidas, cómo las hemos verificado y cuál es el compromiso que tenemos que asumir para superar estas dificultades. Se reconoció también un compromiso penitencial, que debería llevarnos a reconocer, también públicamente, estas responsabilidades, pero como compromiso de cada uno a saber asumir el sufrimiento que deriva de esta situación, como expiación para renovar la Legión y por lo tanto encontrar el lugar adecuado dentro de la Iglesia. El segundo momento debería ser el nombramiento de nuevos superiores que deberán después gobernar el Instituto. El tercer momento es la revisión de las Constituciones, que debería ser sencillo, precisamente porque hemos trabajado en ello durante estos tres años y medio. Fue consultada toda la Congregación y presentamos a los capitulares un texto de las Constituciones, con el auxilio de las fuentes y del camino recorrido. Es de esperar que ahora no lleve mucho tiempo, aun si el camino –conociendo las situaciones- podría presentar también obstáculos porque todos tienen un poco el deseo de hacer propuestas adicionales. Pero también es cierto que el texto emanado por el Capítulo no será el texto definitivo, porque deberá después presentarse al Santo Padre para la revisión y por tanto, también para la ulterior aprobación definitiva.
P. – Un punto que es muy importante en este asunto es la relación entre el Fundador y el carisma. Normalmente en los institutos religiosos el carisma está vinculado estrechamente a la experiencia y a la figura del Fundador; en cambio en este caso, se necesitaba separarlos radicalmente. A su modo de ver, ¿se ha logrado esto, de tal modo que se pueda identificar un carisma autónomo, distinto respecto a la figura del Fundador?
R. – Este tema en sí nos tocaba solo en parte, porque implícitamente ya había sido juzgado a partir de las conclusiones de los Visitadores y de los actos efectuados sucesivamente. Si hubieran identificado una inseparabilidad entre Fundador e Instituto, el tema se habría concluido; en cambio, el prever que la Congregación continuara adelante su camino con el carisma, admitía implícitamente que tal vez hubiera ya un carisma válido. Pero también es cierto que el Santo Padre en la Bula de nombramiento habla de revisar en profundidad el carisma, cosa que nosotros intentamos hacer. Insertamos este carisma dentro de una realidad más grande que existía en torno al Fundador: el Regnum Christi. Se identificó un carisma del Regnum Christi, vivido de modo diferente según cada vocación: como laicos, como laicos consagrados y como religiosos sacerdotes. Y nos parece que la identificación sea bastante precisa. Solo que nosotros hemos preferido – yo principalmente – que más que hablar de “carisma”, que es una palabra un poco problemática, se siga el Código que habla de “patrimonio”, del “patrimonio del Instituto”, es decir, de los elementos institucionales, porque si nos detenemos en el carisma en cuanto momento fontal y espiritual, nos encontramos con dificultades. Pero si nosotros pensamos en los aspectos institucionales, es decir, a un carisma entregado a la Iglesia y aprobado por la Iglesia, se puede identificar: son los religiosos sacerdotes, los laicos, los laicos consagrados quienes quieren vivir el Misterio de Jesús que anuncia el Reino con la espiritualidad típica de la realeza de Cristo – realeza de Cristo no bajo el aspecto triunfalista, sino bajo el aspecto de Jesús que triunfa desde la Cruz – y con la piedad eucarística muy acentuada, con la piedad mariana y con el apostolado – es decir, con el anuncio del Reino de Cristo, particularmente a través de la inserción en las universidades y estudios superiores. Si pensamos en todo esto, nos pareció que la fisonomía, la espiritualidad de este Instituto es bastante clara y precisa.
P. – En todo este camino, su evaluación es que el cuerpo de la Legión y del Movimiento Regnum Christi en sus aspectos esenciales haya reaccionado positivamente, con disponibilidad para este camino de renovación, de modo que ahora se pueda tener confianza verdaderamente, o estamos aún un poco en camino…
R. – Quisiera dar como premisa que nuestro trabajo ha sido preponderantemente sobre los superiores, porque este era el tema principal y sobre el cual se había articulado toda la discusión sobre la Legión misma, que se centró en su Fundador, que era superior y ¡superior absoluto! Baste pensar que él –así afirman- que él hacía y deshacía y que ¡ni siquiera se auxiliaba con el Consejo! Por lo tanto el problema era precisamente educarlos en una forma de gobierno donde los superiores fueran transparentes y los superiores fueran observantes del ordenamiento de la Iglesia y respetuosos de las reglas. Bajo esta perspectiva, no pudiendo nosotros tampoco estar en tan poco tiempo presentes en todos los territorios de la Legión y estando ocupados en tantas cuestiones por afrontar, seguimos el camino de cooperar con los superiores, o mejor, de buscar que los superiores cooperaran con nosotros para la renovación, particularmente acerca del ejercicio de la autoridad. Convencidos de que el camino estaría en marcha una vez que la Legión estuviera dotada de superiores idóneos, y por lo tanto se podría proseguir. Me parece que esto dice también lo que ha sucedido. Se superaron también tensiones internas, que las hubo; ciertamente no han desaparecido, pero la gran mayoría es compacta. Me parece que el Capítulo inicia bajo buenos auspicios, porque habrá aún tendencias de apertura y de cerrazón de algunos, pero la tendencia fundamental es de aceptación del esquema de las Constituciones que se presenta. La característica que hay que subrayar es la de la absoluta obediencia a la Iglesia. Yo recuerdo, desde el inicio, que escribí en una carta que si ellos conservaban esta fidelidad y obediencia a la Iglesia, el camino no podía ser no positivo. A mí me parece que efectivamente ha habido obediencia a la Iglesia: no les he escuchado jamás quejarse contra la autoridad de la Iglesia ni contra nosotros que fuimos puestos ahí. Ciertamente, alguno, pero es normal… Bajo este aspecto podemos esperar que efectivamente estas Constituciones puedan ser adecuadas a su objetivo, sigan la renovación y den buen fruto. Constituciones que, por otro lado, deberán ser aprobadas por la Santa Sede cuando serán emanadas por el Capítulo general.
D. – ¿Con este Capítulo se afrontan los problemas de la renovación de la Legión o también del más amplio conjunto Regnum Christi, que es una muy grande realidad?
R. – Pienso que nuestro camino, bajo este aspecto, haya sido un camino nuevo porque antes el Regnum Christi era como un apéndice de la Legión: en cambio ha crecido la conciencia de que cada grupo tiene su autonomía, su identidad y también su disciplina, pero todos juntos forman –llamémoslo así porque hoy se habla de “movimiento” – un Movimiento, aun cuando es difícil definirlo con la palabra “movimiento”, porque se trata de un conjunto de personas que quieren dedicarse al Regnum Christi en la Iglesia según la propia vocación. Por lo tanto esta gran unidad entre laicos, laicos consagrados y religiosos sacerdotes comprometidos en estrecha colaboración son cosas que hay que definir ulteriormente. Es importante, sin embargo, subrayar que aquello que ha abrumado en cierto modo a la Legión por los escándalos acaecidos no ha tocado a este gran Movimiento del Regnum Christi. Por lo cual hay una gran porción, una gran realidad eclesial que queda intacta y que está sirviendo a la Iglesia, particularmente en el campo de la cultura religiosa, de las universidades católicas y pontificias y que es prometedor.
P. – Una última pregunta. Este asunto dio inicio con un mandato del Pontífice Benedicto XVI; ahora bien, durante este tiempo, aconteció también un cambio de Pontificado y ahora tenemos al Papa Francisco. El Papa Francisco ha entrado en pleno conocimiento de este asunto: ¿os sentís acompañados por él? ¿está bien informado de los que sucede?
R. – En estos tres años y medio me referí varias veces al Santo Padre Benedicto XVI e hice informes puntuales. El último informe, sin embargo, nos tomó fuera de lugar porque el Papa renunció poco después de que yo lo entregara. Cuando fue nombrado el nuevo Papa, sentí el deber de presentarle este informe a él, quien me llamó inmediatamente y después de algunos días me escribió también una carta, en la cual me confirmaba en mi trabajo, aprobaba el programa que le presentaba, que era precisamente el programa de las del Capítulo General, y me pedía que lo informara sobre el camino de preparación del Capítulo. Al final del mes de noviembre, a inicios de diciembre, entregué al Santo Padre el material de preparación. El Papa estuvo muy atento, muy cercano y quiere justamente seguir el camino que estamos recorriendo, porque – estas son sus palabras – “siente la gran responsabilidad, como Sucesor de Pedro, de dar seguimiento a la vida religiosa y consagrada”.
P. – Con el Capítulo se prevé que se elija un nuevo gobierno del Instituto. ¿Se puede ya prever que si todo se desarrolla como se desea, se concluya después el mandato del Delegado, o es posible que el Delegado deba acompañar ulteriormente el camino?
R. – El mandato del Delegado, dado por Benedicto XVI, no tenía tiempos, pero el término estaba vinculado a la celebración del Capítulo extraordinario. Celebrado el Capítulo extraordinario, el mandato habría terminado.

Fuente:: News.va

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Mons. Salvador Gimenez VallsMons. Salvador Giménez Valls    Recordaba hace unos domingos que esta comunicación semanal con todos vosotros tenía varias finalidades. Una de ellas era la de informar sobre documentos de la Iglesia. Y quiero continuar en esta línea para presentaros ahora la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium del papa Francisco, que se dio a conocer durante los primeros días del pasado mes de diciembre. El comentario sobre La luz de la fe, su primera carta encíclica, apareció en el diario MENORCA (12.julio.2013) porque estaba diseñada la programación del FULL para todo el verano.

No deseo llamar costumbre al hecho de informaros sobre estos textos papales tan importantes. Prefiero decir que es una beneficiosa obligación personal porque su lectura me permite interiorizar su contenido y, al mismo tiempo, pensar en una explicación para los demás con el fin de suscitar interés para acercarse a su conocimiento.

Esta breve presentación no puede sustituir la lectura del citado documento papal. Os la aconsejo vivamente. Enriquecerá vuestra cultura religiosa y os dará razones para seguir al Señor y para colaborar en las diversas tareas eclesiales.

El mismo título La alegría del evangelio ya es significativo y encierra una actitud básica que todo cristiano ha de pretender poseer, la alegría, para su propio interior y su vivencia personal de la fe y también para anunciar al mundo el evangelio. En las primeras líneas podemos leer lo siguiente: “El gran riesgo del mundo actual… es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”, para invitarnos a la alegría del encuentro con Cristo. Alude a varios textos bíblicos que fundamentan la referida actitud con personajes que la han sabido vivir para llegar a esta primera conclusión:”Es la alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana como respuesta a la afectuosa invitación de nuestro Padre Dios”

Algunos comentaristas afirman que este documento es una especie de programa del pontificado que el papa Francisco ha comenzado hace unos meses. Y quiere compartir con todos su experiencia de fe y de servicio a la Iglesia en una perspectiva alegre y confiada. Por otra parte atrae el Papa hacia sí las simpatías de millones de personas, creyentes o no, por sus palabras y gestos que son comentados con admiración y respeto.

Desearía que los cristianos de Menorca no se quedaran en esa inicial simpatía sino que leyeran sus escritos para conocer más de cerca su pensamiento y su ministerio. La prosa del papa Francisco es tersa, directa y muy fácil de entender. Requiere un pequeño esfuerzo que todo cristiano debe intentar realizar para sí y para trasladar a los demás componentes de su familia o de su grupo parroquial una admiración mejor fundamentada.

No da para más este espacio. Sólo aconsejaros vivamente la lectura de este texto que contiene los siguientes capítulos, tras una breve presentación-motivación:
1.- La transformación misionera de la Iglesia.
2.- En la crisis del compromiso comunitario.
3.- El anuncio del evangelio.
4.- La dimensión social de la evangelización.
5.- Evangelizadores con espíritu.

† Salvador Giménez Valls,

Obispo de Menorca

Fuente:: Mons. Salvador Giménez Valls

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martorell7Mons.  Julián Ruiz Martorell      Queridos hermanos en el Señor:

Os deseo gracia y paz.

La Exhortación apostólica “Evangelii gaudium” del Papa Francisco tiene como objetivo invitarnos a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años (cf. nº 1).       También los creyentes corremos el riesgo de convertirnos en “seres resentidos, quejosos, sin vida” (nº 2). Por ello, el Papa nos invita a renovar nuestro encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarnos encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso (cf. nº 3).

La alegría, vivida en ocasiones en etapas y circunstancias vitales muy duras, “se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo” (nº 6). El amor de Dios no se acaba; no se agota su ternura, sino que se renuevan mañana tras mañana.

Recordando una expresión de Pablo VI, el Papa Francisco afirma que el mundo actual necesita recibir la Buena Nueva “no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo” (nº 10).

Entre otras muchas afirmaciones valiosas, se pronuncia un rotundo “no a la acedia egoísta”. Podemos definir la acedia como pereza, flojedad, tristeza, angustia, negligencia, acidez, desabrimiento, aspereza de trato, desazón, disgusto. Leemos: “El problema no es siempre el exceso de actividades, sino sobre todo las actividades mal vividas, sin las motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la acción y la haga deseable. De ahí que las tareas cansen más de lo razonable, y a veces enfermen. No se trata de un cansancio feliz, sino tenso, pesado, insatisfecho y, en definitiva, no aceptado” (nº 82).

De esta manera se va gestando una gran amenaza que J. Ratzinger definía con estas palabras: “es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad” (nº 83). Así se desarrolla “la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo” (nº 83).

Una de nuestras tentaciones más serias es “la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre” (nº 85). Debemos recordar que “el triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria” (nº 85).

También se enuncia un “sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo”, puesto que “sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación” (nº 87).

Decimos confiados a la Virgen María: “Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz” (nº 288).           Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell,

Obispo de Jaca y de Huesca

Fuente:: Mons. Julián Ruiz Martorell

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La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha organizado, del 12 al 18 de enero, la tanda anual de Ejercicios Espirituales para Obispos que, como viene siendo habitual, tendrá lugar en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Está prevista la participación de unos 45 obispos.

Los Ejercicios serán dirigidos por el P. Alain Mattheeuws, S.J., Superior del Teologado de San Roberto Belarmino, en Bruselas (Bélgica).

Fuente::

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RuedaprensaIM20141Desde 2006 Líbano forma parte de Infancia Misionera, la red de solidaridad infantil más antigua del mundo, presente en 126 países. Los niños libaneses no sólo reciben, sino que también aportan su donativo: en 2013 entregaron 15.800 dólares al Fondo Universal de Solidaridad de Infancia Misionera para ayudar a la infancia de los Territorios de Misión. Ayer, durante la presentación de la Jornada de Infancia Misionera que se celebrará el próximo 26 de enero, dos representantes de Obras Misionales Pontificias de Líbano y el delegado de misiones de Ciudad Real, han mostrado que en la solidaridad no hay fronteras.

“Intentamos hacer cosas sencillas para motivar a los niños en el espíritu misionero”, ha explicado Nada Hajjar, secretaria de Infancia Misionera en Líbano. Desde donativos de ropa hasta visitas a las familias de refugiados sirios, lo cierto es que Infancia Misionera abre en ellos el sentido de solidaridad. Los niños de Infancia Misionera de Líbano donaron el año pasado 15.800 dólares, y entregaron donativos particulares a Sudán Irak y Madagascar. Estos niños, según ha explicado Haddir, también ayudan a los niños de su país, que se encuentran con dificultades, sin importar la religión. “Nuestros pequeños quieren ayudar a los niños refugiados de Siria, niños que son más pobres que ellos”, explicó.

Paul Karam, director de Obras Misionales Pontificias de Líbano ha desgranado las dificultades sociales y políticas que vive en su país. El principal problema, según ha mostrado, es la inmigración. En Líbano están acogiendo a un millón y medio de refugiados sirios, y el país no tiene capacidad de afrontar este problema. “La Iglesia tiene que abrir la conciencia de la comunidad internacional para tomar responsabilidad ante los refugiados, y para promover un camino de paz y no de guerra”, ha afirmado Paul Karam, director de Obras Misionales Pontificias. “Obras Misionales Pontificias propone un camino de de que fomenta la solidaridad entre los niños de Líbano y los del mundo”.

En las diócesis españolas, la Obra Pontificia de Infancia Misionera sigue el mismo espíritu, traducida en actividades diferentes. Damián Díaz, delegado de misiones de Ciudad Real, ha explicado cómo Infancia Misionera trabaja durante todo el año para fomentar en los niños el sentido de la misión. Por quinto año consecutivo, se celebró en noviembre un encuentro de Infancia Misionera que reunió a 1.800 niños. Con talleres dinámicos y actividades como Sembradores de Estrellas, los niños españoles también se abren a la solidaridad. En 2013, los niños españoles aportaron 2.117.463,44 euros.

“Infancia Misionera es una de las iniciativas de mayor eficacia a favor de la infancia en el mundo entero”, explicó Anastasio Gil, director de Obras Misionales Pontificias. Presente en 126 países, da protagonismo a los niños en el cambio del mundo. Este año la campaña de Infancia Misionera ha querido hacer hincapié en el lema fundacional “Los niños ayudan a los niños”, a través del DVD La revolución de Jeferson. Mañana será presentado en el colegio de los salesianos de Atocha (Ronda de Atocha 27, Madrid), de la mano de Jimeno, periodista de COPE y Cadena 100. El vídeo anima a los niños de España a sumarse a la revolución de Jeferson, mandando sus dibujos, vídeos, redacciones a infanciamisionera@omp.es <mailto:infanciamisionera@omp.es>  o colgándolo en las redes sociales de sus padres a través de los hashtags #Cambiaelmundo, #Jeferson e #InfanciaMisionera

Fuente:: SIC

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fides-jaenLa exposición “Fides, Arte al servicio de la Fe en Jaén” ha sido visitada por 14.325 personas. Colectivos, escolares y asociaciones han pasado por esta exposición ubicada en la catedral de Jaén desde el 26 de septiembre pasado. Desde el Cabildo de la Catedral se agradece la participación de todas estas personas, y el trabajo de los guías que la han explicado estos meses, del personal de vigilancia y especialmente se muestra la gratitud a la Fundación Caja Rural de Jaén.

Esta exposición estaba estructurada  por un discurso expositivo que descansaba en dos pilares: el Credo de los Apóstoles y el contraste entre una obra de arte antigua y una contemporánea. Constaba de cuatro secciones, en las que las piezas que el visitante puede contemplar son expresión de la Fe cristiana en el Santo Reino a lo largo de los siglos. Las obras expuestas han sido realizadas por artistas jiennenses antiguos o contemporáneos, o creadas para algún lugar de la geografía diocesana.

La primera sección se denominaba  “Semina Verbi. Las religiones precristianas”. La segunda sección: “Porta Fidei. La Plantatio Ecclesiae” en Jaén. La tercera sección de la Exposición era “Creí, creo y creeré”. La cuarta sección de la Exposición llevaba por nombre “Jesús es Cristo y Señor”.

La exposición fue clausurada con un concierto de órgano a cargo de Ángel Justo Estebaranz, organista titular de la Iglesia Parroquial Santa Cruz de Sevilla. En el concierto se escucharon piezas como el ‘Aleluya’ de V. Zubizarreta, la ‘Meditación Gabriel angelus locutus est Mariae’ de E. Torres, la ‘Adoración’ de B. Íñiguez, o ‘Christmas meditation’, obra de W. Faulkes.

 

(Diócesis de Jaén)

Fuente:: SIC

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De niños y ancianosMons. Juan del Río     Los protagonistas de las fiestas de Navidad y Epifanía son indudablemente la infancia y los mayores, porque en esos días la humanidad se hace más entrañable para aquellos que viven los extremos de la vida.

Una de las tantas novedades que nos depara cada día el Papa Francisco es su cariño y cercanía con los niños, a la vez  su tenaz atención a los ancianos. De esta manera tan expresiva está defendiendo la vida  humana ante la “cultura de la muerte” que hace estrago en los no nacidos, crea una mentalidad antinatalista, deja indefensos a niños y margina a los ancianos.

Decía el Cardenal Vietnamita, Van Thuan que “en la cultura budista, en Asia, se habla de cuatro etapas de la vida humana: nacimiento, ancianidad, enfermedad y muerte. En cada una de ellas hay sufrimiento”. Sucede que la cultura actual de occidente padece el drama de la “eterna juventud”. Caracterizada no sólo en modas y comportamientos juveniles a edades que no corresponde, sino por querer seguir gozando de una  libertad cuando se tienen pocas ataduras vinculantes. Además, esto conlleva una concepción de vida,  donde la muerte es un “tabú”, la  “diosa” ciencia debe solucionar todas las enfermedades, y una falta de valoración de la riqueza vital que suponen los niños y los ancianos en el seno familiar.

Un hogar sin críos y mayores, desconoce la espontaneidad de la alegría  de las primeras edades y  la “sabiduría del corazón” que da la madurez de vida. Muchos señalan que las formas de vida moderna son incompatibles con tener familias numerosas. Que los abuelos llegan a una edad que no son fáciles de atender en las pequeñas viviendas, sobre todo, en las largas y dificultosas nuevas enfermedades y otros factores añadidos.

Ciertamente que las situaciones familiares son variadas y complejas. Que como se dice coloquialmente, cada casa es un mundo y, desde fuera, todo se puede ver de muy distintas maneras. Pero no se trata de hacer valoraciones de casos concretos, sino de denunciar que si queremos que nuestra sociedad perdure hay que cambiar el enfoque y el  modo de vida. Nuestro futuro depende de los esfuerzos que hagamos por ayudar a las familias numerosas, en hacer compatible el trabajo y la maternidad,  en  la protección y educación de la infancia, y en superar la nefasta mentalidad utilitarista acerca de la ancianidad. ¡No todo se debe medir en la vida por el rendimiento!

¿Qué es la vejez? A  veces se habla de ella como el otoño de la vida – como decía Cicerón-. La ancianidad  se presenta como un “tiempo favorable” para la culminación de la existencia humana y forma parte del proyecto eterno sobre cada hombre o mujer. Es la etapa definitiva de la madurez humana y, a la vez, es expresión de la bendición divina. Descubrir esto es haber aprendido a  envejecer, cosa que, por una parte, no es fácil y, por otra, no se cultiva con frecuencia en nuestro ambiente social y familiar. Los ancianos son, en ocasiones, una carga, un estorbo o, a lo más, una paga que ayuda a la economía de la casa. De ahí que constatemos el creciente número de ancianos desamparados. Por eso, la Iglesia Católica, hoy como ayer, trata de ayudarles en todos los aspectos. Prueba de ello  los más de 13.000 centros de asistencia para ancianos que tiene en todo el mundo.

Pero, ¿qué nos dan los niños? Cuando nace una criatura siempre trae el mensaje de que Dios no ha perdido la esperanza en los hombres. Cada niño es un proyecto de humanidad nueva, totalmente dependiente de los que lo acogen, pero distinto a ellos. Viene con su identidad, aunque al inicio sólo posea sus llantos, sus sonrisas, sus abrazos, pero encierra tal misterio de amor e inocencia,  que es capaz de ablandar el corazón más endurecido de un adulto. ¡Cuántos hijos no esperados, venidos en situaciones difíciles, luego han  alegrado a tantos padres y abuelos! Pues bien, para Jesús de Nazaret son tan importantes que,  ellos son el signo de la verdadera conversión evangélica: “dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos” (Mt 19,13). Hacerse como niño es sentirse confortados y asegurado en las “manos” de Dios Padre. Es vivir en confianza la alegría del seguimiento a Cristo cada día.

+ Juan del Río Martín

Arzobispo Castrense de España

Fuente:: Mons. Juan del Río

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