Redacción (Martes, 24-12-2013, Gaudium Press) La más fulgurante de las luces brilla en las tinieblas y ofrece la verdadera Paz a la humanidad, sobre todo en nuestra era herida por guerras, catástrofes y amenazas. Junto a María, a José y a los pastores, adoremos en el pesebre al Niño Dios, el Príncipe de la Paz. A continuación el comentario de Mons. Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP, al Evangelio del día:

Texto evangélico:

1 Por aquellos días salió un edicto de César Augusto, ordenando que se empadronase todo el mundo. 2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Quirino gobernador de Siria. 3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. 6 Y mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, 7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el mesón. 8 Había en la misma comarca unos pastores que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. 9 Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de gran temor. 10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11 Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor. 12 Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». 13 Al instante se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: 14 «Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad» (Lc 2, 1-14).

I – Cristo, el centro de la Historia

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Vivimos en el año 2011 y a nadie le caben dudas al respecto, porque así quedó establecido, por consenso universal, el criterio para elaborar nuestro calendario. Este hecho bastaría por sí mismo para comprobar que hace dos milenios y once años, en una gruta de Belén, nació el Niño Dios con la misión de salvar al mundo. Es una de las pruebas de la gran importancia que todos los pueblos, creyentes o no, atribuyeron al acontecimiento que terminó por dividir la Historia en dos grandes períodos: antes y después de Cristo. No pasaron muchos siglos para que urbi et orbe, tres veces al día, las campanas de las iglesias tañeran a fin de recordar y alabar al cielo por la Encarnación del Verbo; el Ángelus se convirtió en una devoción universal. La emoción y el júbilo impregnaron la tierra, y a lo largo de los tiempos, en la celebración de la Navidad, siempre resonaron los cantos litúrgicos y los villancicos destinados a manifestar la misma alegría de hace más de veinte siglos: «Hodie Christus natus est» (1).

«La luz luce en las tinieblas» (Jn 1, 5): «Christus natus ex pro nobis», Él ha nacido para nosotros, para la humanidad de todas las épocas hasta el Juicio Final. El glorioso nacimiento del Niño Jesús constituye una inagotable fuente de salvación; e invariablemente -sobre todo en este año tan marcado por las amenazas de guerra, convulsiones y terrores- la invitación que esta festividad hace a los hombres llega colmada de promesas.

Junto al Divino Infante se puede encontrar la verdadera paz, como sucedió con los pastores y los Reyes Magos. Movidos por un soplo del Espíritu Santo, abandonaron sus quehaceres y se pusieron a camino en busca de la Paz Absoluta, para adorarla. La noche de hoy nos convida a hacer lo mismo: «Venite adoremus», «porque se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres. […] Ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres» (Tit 2, 11; 3, 4).

II – Viaje de José y María a Belén

El censo

1 Por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Quirino gobernador de Siria. 3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.

No hay una sola palabra o un solo gesto relacionado con la vida de Jesús que no contenga varios y altísimos significados. Por eso se multiplican a lo largo de los siglos los comentarios e interpretaciones sobre las narraciones evangélicas. Este primer versículo ofrece un ejemplo interesante. Santo Tomás de Aquino, por ejemplo, se expresa así:

«Cristo vino para hacernos volver del estado de esclavitud al estado de libertad. Y por eso, así como asumió nuestra mortalidad para devolvernos a la vida, de igual modo, como dice Beda, ‘se dignó encarnarse en un tiempo en que, apenas nacido, fuese empadronado en el censo del César y, por liberarnos a nosotros, quedase él sometido a la servidumbre'» (2). Más allá de los aspectos teológicos relacionados con el empadronamiento, podemos considerar razones concretas, de cuño geográfico y sociológico, que aclaren más la providencialidad en la elección de la época para que naciera el Mesías.

En ese tiempo, el lugar de nacimiento del fundador de la estirpe tenía importancia fundamental para determinar los orígenes de una familia. Incluso después de dividirse en innumerables ramificaciones que iban a otros lugares, a veces lejanos, para establecerse, esas nuevas colmenas humanas guardaban una estrecha relación con su punto de partida geográfico. El pueblo judío observaba esa costumbre a más no poder, y los romanos se valieron de ella para hacer cumplir el edicto de César Augusto, a fin de llevar a cabo un censo exacto del pueblo. Por esto, José se vio en la obligación de presentarse ante las autoridades en «la ciudad de David, que se llamaba Belén». La Sagrada Familia debería, pues, emprender un viaje de tres o cuatro días desde Nazaret hasta Belén (cerca de 140 km), tiempo empleado por las caravanas de la época. Dicho sea de paso, Belén estaba en el carrefour de las rutas de caravana con destino a Egipto, siendo un lugar de descanso para los viajeros.

Por qué María hizo el viaje con José

4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Ju­dea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.

La mención que hace san Lucas al estado de gravidez de María Santísima propicia comentarios e hipótesis. Una vez que la obligación de presentarse en Belén era solamente de José, ¿por qué también María habrá emprendido el viaje en su compañía?

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Según algunos autores, tal vez ambos habían decidido su definitivo traslado a la ciudad cuna de la estirpe del Rey Profeta. Tanto más cuando en la Anunciación realizada por san Gabriel constaba que Dios daría al Niño el trono de su padre David. Además -argumentan dichos autores- el profeta Miqueas, varios siglos antes, había hecho referencia a la ciudad de Belén como lugar de procedencia del que gobernaría al pueblo judío (cf. Miq 5, 1).

Por otro lado, también es posible que José no quisiera dejar sola a María en tales circunstancias, sobre todo si tomamos en cuenta la gran santidad de este varón que sería el padre legal y el tutor del Hijo de Dios. José, ciertamente, quería adorarlo cuanto antes y desde el primer momento.

Quizás todas las hipótesis se conjuguen y tengan cabida. Sea como fuere, el desplazamiento debió ser muy fatigoso para la Santísima Virgen, tan próxima ya del término de su gestación. Los caminos, tortuosos y descuidados, estaban repletos por el tránsito de los convocados al censo. Borricos y camellos circulaban en uno y otro sentido en número superior al habitual. Además, Belén se sitúa a 10 km al sur de Jerusalén, a más de 700 metros de altura sobre el Mediterráneo y a casi 1.200 metros por encima del nivel del Mar Muerto; por tanto, una y otra ciudad se hallan a una altura muy semejante. Era la última región habitable camino al Mar Muerto. Así, los últimos trechos del camino recorrido para llegar a Jerusalén y pernoctar en Belén, fueron abruptos.

Tal vez se piense que por el enorme consuelo de convertirse en madre dentro de poco, la Santísima Virgen no sentiría el cansancio de un trayecto tan penoso. Pero hasta eso se le exigió para hacer más meritoria su participación en la obra redentora de su Divino Hijo. A esa incomodidad se añadiría otra: los «hoteles» de aquellos tiempos. Las condiciones de hospedaje no se asemejaban ni remotamente a las actuales, bajo los más variados aspectos. Los viajeros ocupaban divisiones contiguas debajo de pérgolas – por lo tanto, sin techo- o, para los que tenían más recursos, en cubículos cubiertos. Estos y aquellos se ubicaban a lo largo de un muro alto que rodeaba un amplio patio, en donde los huéspedes dejaban sus respectivos animales. Una sola puerta daba acceso al interior del albergue. En las noches de sobrepoblación no era raro encontrar gente acampada en ese patio. La convivencia entre hombres, en medio de animales, se nutría de «comilonas» alegradas con canciones, palabrería e, incluso, discusiones. A este ambiente no le era ajeno un indescriptible prosaísmo, común en esos tiempos.

La agitación creada por el empadronamiento no extrañó a los judíos, puesto que el ambiente a lo largo de las celebraciones de Pascua era el mismo. Todavía no existía el recato que la Preciosa Sangre de Cristo introdujo después en la civilización cristiana. Todo se hacía sin reservas a la vista de todos: nacer o morir, enfermar o curarse, dormir o agitarse, etc. Ese es el verdadero sentido de la afirmación de san Lucas: «porque no había sitio para ellos en el mesón». No era tanto que estuviera lleno, sino que no les resultaba adecuado.

Belén, la ciudad elegida

¿Y por qué Belén?

El nombre de la ciudad tiene origen hebreo: «Betlehem», es decir, «casa del pan», porque era una localidad muy fértil. Quien cantó místicamente las glorias de Belén fue santa Paula, en el año 383: «¡Te saludo, oh Belén, casa del pan, donde el pan bajado del cielo vio la luz de la tierra! ¡Te saludo, oh Efratá, campo riquísimo y fértil, que entre tus frutos trajiste al mismo Dios!» (3). Santo Tomás de Aquino explica algunas de las razones por las cuales Jesús eligió Belén para nacer y Jerusalén para morir:

«David nació en Belén, pero eligió a Jerusalén para establecer en ella la sede de su reino y para edificar allí el templo del Señor, con lo que Jerusalén se convirtió en ciudad real y sacerdotal. Ahora bien, el sacerdocio y el reino de Cristo se realizaron principalmente en su pasión. Y por eso eligió convenientemente Belén para su nacimiento, y Jerusalén para su pasión. (…)

«Como dice Gregorio en una Homilía, ‘Belén se traduce por casa de pan. Es el mismo Cristo quien dice: Yo soy el pan vivo que he bajado del cielo’. […] Con esto confundió a la vez la vanidad de los hombres, que se glorían de traer su origen de ciudades nobles, en las que buscan también ser especialmente honrados. Cristo, por el contrario, quiso nacer en una población desconocida, y padecer los agravios en una ciudad ilustre» (4).

Belén cuenta con un pasado histórico rico en contenido y simbolismo. Ahí fue enterrada Raquel, la esposa de Jacob (cf. Gen 35, 16- 19) y hasta hoy se puede visitar su tumba. En la división del territorio de Israel que efectuó Josué, Belén le cupo a la tribu de Judá, en que nació David. Pero después del nacimiento de Jesús la ciudad se eclipsa. Los Evangelios no la mencionan más, y se queda con los resplandores de las primeras miradas del Salvador recién llegado al mundo. Solamente en el siglo II, san Justino y Orígenes, junto a otros escritores, revivirán las glorias de la ciudad.

III – Nace el Salvador

Historia de la gruta

6 Y mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, 7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el mesón.

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Como declara el mismo san Lucas, «no había sitio para ellos en el mesón», o sea, José viajó a Belén con la esperanza de encontrar un hospedaje a la altura del gran acontecimiento que estaba por suceder. La beata Ana Catalina Emmerick describe con piadosa riqueza los varios intentos frustrados de José, al encontrar sus antiguas amistades, para dar con un sitio donde reposar. Después que amargas lágrimas cayeran por su rostro, se acordó de un refugio apartado de la ciudad, que él mismo frecuentaba en su juventud para escapar de sus perseguidores y aprovechar para rezar. Tras proponer esta solución a la Santísima Virgen, fueron allá. Según la vidente -que describe hasta en sus minucias el exterior y el interior de la gruta- ahí había nacido Set, el tercer hijo de Adán, que de acuerdo a la promesa de un ángel a Eva, tomaría el lugar de Abel. Otros hechos simbólicos relacionados con Abraham habían ocurrido también en el mismo lugar.

Por fin, una vez instalados, María sugirió a José rezar juntos por los que se habían negado a recibirlos, y le comunicó la hora del nacimiento, pidiéndole preparar bien el pesebre para honrar y adorar al Niño apenas llegara a este mundo.

El cielo se une a la tierra

Después de estar algunos momentos afuera, José regresó a la gruta encontrándola como en llamas de tanta luz. Inmediatamente, se postró con el rostro en tierra. Esa luz que rodeaba a la Santísima Virgen fue creciendo en intensidad y a la medianoche, después que María entrara en éxtasis y levitación, y con la propia naturaleza de los alrededores como animada por un gran júbilo, nació el Salvador. Al moverse el Niño, haciendo oír sus primeros llantos, su Madre «le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre». El cielo bajó a la tierra para adorarlo, mientras la Virgen, abrigándolo con su amplio manto, lo amamantaba. Pasada una hora, María llamó a José, que todavía estaba postrado en oración. Júbilo, humildad y fervor son las cualidades con que la vidente Ana Catalina Emmerick describe el estado espiritual de José cuando recibió al Niño en sus brazos, con lágrimas de alegría. El recién nacido era según su expresión «brillante como un relámpago.

A esta altura del presente artículo -tal vez por encontrarme en este momento en una capilla, muy cerca de Jesús-Hostia expuesto en adoración- siento el ferviente deseo de dirigir a las almas que leen este relato lo que san Pablo implora al Padre para los Efesios: «Que Cristo [Niño] habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, y que os vayáis llenando hasta la plenitud misma de Dios» (Ef 3, 17-19).

La Navidad en la liturgia

Esta noche presenciamos litúrgicamente el nacimiento de Cristo en el tiempo, ya que por su naturaleza divina ha sido engendrado desde la eternidad, como afirma santo Tomás de Aquino: «En Cristo hay dos naturalezas: una, la que recibió del Padre desde la eternidad, y otra, la que recibió de la madre en el tiempo. Y por eso es necesario atribuir a Cristo dos nacimientos: uno, por el que nace eternamente del Padre; otro, por el que nació temporalmente de la madre» (5).

«Y el Verbo se hizo carne…» (Jn 1, 14). La Segunda Persona de la Santísima Trinidad está entre nosotros. Este acontecimiento único e insuperable refulge sobre toda la Historia, y aunque ocurrió hace más de dos mil años, es actualísimo. Dios quiso hacerse sensible y visible, y todavía hoy, como sucederá hasta el final de los tiempos, podemos tener contacto con los esplendores de la Encarnación a través de los sacramentos. El Verbo se hace carne diariamente en nuestros altares. Por esta razón, la Misa de Gallo posee un significado muy especial. Que el Espíritu Santo inflame nuestro corazón para sacar provecho de todas las gracias y dones traídos por el Niño Dios esta noche, cuando viene a luz.

IV – Adoración de los pastores

8 Había en la misma comarca unos pastores que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. 9 Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de gran temor.

También David había sido pastor de ovejas, y en esa gruta habían tres de sus descendientes, uno de los cuales era el Hijo del Altísimo. La corte celestial ya había rendido culto y homenaje al Niño. Nacido con nuestra naturaleza, era digno y justo que recibiera también la adoración de nuestra sociedad.

Una categoría social despreciada

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Los pastores formaban una comunidad despreciada por los fariseos. En el caso concreto de Belén, trabajaban en los confines de la comarca, donde los cultivos ya no tenía interés y las tierras estaban abandonadas, sin labranza. Allá se quedaban los rebaños más numerosos, fuera invierno o verano, vigilados por algunos hombres. Los habitantes del poblado guardaban sus animales en los establos de los alrededores. La pésima reputación de los pastores entre los fariseos tenía varias razones. Se percibe de inmediato que sus labores no se avenían mucho con las innumerables abluciones, lavados de manos, purificaciones de vasijas, selección de alimentos, etc., que para los fariseos eran tan importantes. Pero, sobre todo, los pastores eran hombres sensatos y más dados a la contemplación. El contacto permanente con la naturaleza salida de manos de Dios, en la calma y quietud del campo solitario, enriquecía sus almas con pensamientos elevados, haciéndolos forjarse ideas sólidas, difíciles de destruir por la caprichosa falta de lógica de los fariseos.

En pocas palabras, estos son los motivos por los cuales los pastores estaban excluidos de los pleitos judiciales de los fariseos, no eran aceptados como testigos y ni siquiera podían entrar a sus tribunales.

Separando a los que tienen fe de los incrédulos

Así, el Niño Dios inició su misión como piedra de escándalo apenas nació, dejando de lado a los que no creen. Herodes oiría por boca de los Reyes Magos el anuncio del gran milagro; los que negaron posada a los padres del Niño y los propios fariseos, con su pérfida obstinación, también rechazarían los milagros de Jesús. Todos éstos no creyeron. Los ángeles buscaron a los pastores porque tenían una robusta virtud de la fe, forjada en obediencia. No era fácil creer en un Mesías nacido en las condiciones más pobres, en un establo, entre un buey y un burro; los pastores fueron elegidos por Dios no por su sencillez de vida y de costumbres, ni siquiera por su escasa capacidad económica -porque en Israel había muchos otros más pobres y simples que ellos-, sino por estar predispuestos a creer.

El temor a la grandeza de Dios

Sin embargo, los pastores «se llenaron de gran temor». Herodes también temería, al igual que más tarde los escribas, los fariseos y el sanedrín; pero son temores muy diferentes. Para los judíos, la aparición de un ángel siempre venía acompañada con la idea de una muerte instantánea. Pero, además, en este caso se daba la manifestación de la gloria de Dios, y el efecto natural de su grandeza es el temor, seguido por la admiración o el odio, pero nunca por la indiferencia. Por eso unos irán corriendo a la gruta para adorarlo y otros querrán matarlo.

10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11 Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor. 12 Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

El anuncio del ángel se inicia con una disposición: «No temáis». Estas palabras se referían a su propia aparición, evidentemente, pero podrían ser puestas en un letrero encima del pesebre donde reposa el Niño Dios. A pesar de la fragilidad del recién nacido, ahí se encuentran la Grandeza infinita de Dios, la Verdad, la Justicia y la Bondad. Tememos la Justicia por nuestra naturaleza defectuosa y por ser pecadores, y tal como la luz muy brillante puede herir los ojos enfermos, así tiembla nuestra maldad frente a la Grandeza de Dios.

Por eso, el ángel recomendó en tono imperativo que no tuviesen miedo, y acto seguido les habló de una «gran alegría». De hecho, es imposible una alegría más grande. Había nacido el Mesías, objeto de sus largas conversaciones y de sus innumerables contemplaciones. A pesar de su tosca formación, los pastores estaban exentos del dogmatismo cerrado de los fariseos; con la fe inocente de los campesinos que eran, llenos de la gracia del Espíritu Santo, inmediatamente creyeron en el mensaje angelical.

Encontrar el lugar no era problema para ellos, pues conocían todos los establos. En las noches muy frías o de lluvia buscaban refugio en tal o cual gruta. El ángel les da la señal indicativa: «un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre»».

V – El canto de los ángeles

13 Al instante se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: 14 «Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad».

Pongamos atención en estas palabras: «multitud del ejército celestial […] gloria a Dios».

Gloria a Dios en las alturas…

Sí, la mayor gloria que la humanidad y los mismos cielos podrían dar a Dios se realizó en el grandioso nacimiento del Señor. Toda la creación reunida en un solo coro – incluyendo a la Santísima Virgen- jamás prestaría a Dios la alabanza que se elevó del Niño Jesús en su nacimiento. Antes que éste se produjera, los cantos de todos los seres eran débiles y sin resonancia. Con la venida de Cristo, causa meritoria y eficiente de nuestra divinización, toda la obra de la creación alcanzó una cota inimaginable. Quedando Jesús como centro y modelo de todo, no sólo el canto se volvió distinto, sino que Él empezó a cooperar también en la infinita glorificación que el Padre quiere recibir en tributo. La humanidad adquirió como cabeza y sacerdote al propio Cristo, cuyo solo nombre glorifica a Dios por completo.

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Aquel Niño en el pesebre, desde su primer momento y a lo largo de su vida, en sus palabras, obras y sufrimientos, no quiso sino ser instrumento para servir, alabar y glorificar a Dios. El hombre será tanto más noble mientras más se considere una criatura de Dios y de este principio extraiga todas las consecuencias, otorgando a su vida un orden completo, de lo cual nacerán las virtudes más hermosas. El Niño que esta noche llegó al mundo, desde que abrió los ojos fue siempre sumiso a Dios con una completa justicia, equidad y perfección.

Incluso sin considerar el carácter expiatorio de su Encarnación, ya resulta insuperable la gloria que se elevó a Dios a partir de la gruta en Belén.

Paz en la tierra…

En armonía con ese «Gloria a Dios en la alturas», el Niño vino a traer la paz a los hombres. Sí, porque nos reconcilió con Dios, nos enseñó a conocer bien y amar al Padre, así como a nuestros hermanos, y nos llamó a la santidad muriendo por todos y cada uno. Nuestra finalidad se volvió claramente explícita, así como fue señalada la forma de gobierno sobre nosotros mismos y sobre las criaturas.

Una vez más, acerquémonos al Pesebre y adoremos al Niño, Príncipe de la Paz, y oigamos la voz de Isaías: «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: ‘¡Ya reina tu Dios!'» (Is 52, 7). Él, autor de la gracia santificante sin la cual «no puede haber paz verdadera, sino sólo aparente» (6).

Esa es la invitación esencial para el mundo de hoy, víctima de las guerras, las catástrofes y las amenazas: arrodíllate, y junto a María, José y los pastores, escucha el saludo de san Pablo: «Que el Señor de la paz os conceda la paz siempre y en todas su formas» (2 Tes 3, 16).

Por Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP

(Revista Heraldos del Evangelio, Dic/2006, n. 60, pag. 10 a 17)

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Fuente:: Gaudium Press

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Ciudad de México (Martes, 24-12-2013, Gaudium Press) Cada año, con ocasión de las Navidad, las familias preparan y disponen en sus hogares los hermosos y tradicionales belenes. No puede faltar la Virgen María, San José, los ángeles, los pastores, la mula, el buey, las ovejas y otros animales; pero sobre todo la imagen del Niño Jesús recién nacido.

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Una hermosa tradición en torno al nacimiento, y especialmente al Niño Jesús, ocurre cada año en muchos de los hogares mexicanos, donde el Divino Infante, antes de ser colocado en el pesebre, es arrullado con la tradicional canción «a la roro Niño»

Los padrinos

Todo comienza días antes de la Navidad. Las familias mexicanas se preparan para este gran acontecimiento de manera muy formal y con tiempo prudencial buscando los padrinos que tendrán el honor de arrullar, acostar y presentar la imagen del Niño Jesús, en la noche del 24, víspera de la festividad de la natividad. Este padrinazgo puede durar incluso unos 3 años.

Pero los padrinos no solo tienen tal honor. Ellos, antes de la festividad, deben recoger al Niño en la casa de la familia a quien pertenece la imagen, llevarla a la Misa de Gallo y arrullarla al final de la celebración Eucarística. Para esta importante labor es tradición poner al Divino Niño en una charola o cojín decorada con motivos navideños.

Una vez concluida la Misa, la imagen se lleva a la casa de su familia donde se arrulla de nuevo ante los ojos de todos y con la tradicional canción «a la ro ro Niño»; y antes de colocarse en el pesebre se da a besar a cada uno de los presentes, comenzando con los niños, hasta los más grandes.

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Los padrinos del Divino Infante, deben vestir también la imagen para la Solemnidad de la Presentación de Jesús en el Templo, el 2 de febrero.

Al concluir el arrullo del Niño Dios, los padrinos ofrecen dulces a la familia dueña de la imagen, que a su vez agradece a lo padrinos con una cena.

Tras la Navidad, la Presentación en el Templo

El compromiso de los padrinos no concluye en Navidad. Días antes del 2 de febrero, cuando la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Presentación de Jesús en el Templo, deben recoger de nuevo la imagen, llevarla respetuosamente a su casa y vestir hermosamente al pequeño Niño, para llevarlo a la Santa Misa del 2 de febrero.

Con información de SIAME.

 

Fuente:: Gaudium Press

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papa_diciembre13El martes 24 de diciembre, a las 21.30 el Papa Francisco presidirá en la Basílica Vaticana la Santa Misa de la Noche en la Solemnidad de la Navidad del Señor.

Por la tarde se inaugurará el Pesebre de la Plaza de San Pedro. Y al término de la ceremonia, el Santo Padre suele encender la “Luz de la Paz” que se coloca en la ventana de su estudio privado.

El miércoles 25 de diciembre, Navidad del Señor, no tendrá lugar la audiencia semanal. A mediodía el Papa Francisco dirigirá desde el Balcón de la Bendición el tradicional Mensaje natalicio a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a cuantos lo escuchen a través de la radio y la televisión, e impartirá, al término, su Bendición Apostólica “Urbi et Orbi”, es decir, a la ciudad y al mundo.
Por su parte, en la Basílica de San Pedro, el Cardenal Arcipreste Angelo Comastri, presidirá la Santa Misa del día a las 10.30.

En Belén, el Patriarca Latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal, presidirá la Santa Misa en a Basílica de la Natividad.

El jueves 26 de diciembre, en la memoria litúrgica de San Esteban, primer mártir, el Papa Francisco rezará a mediodía la oración del Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

El viernes 27 de diciembre, memoria litúrgica de San Juan Apóstol y evangelista, en la Basílica romana de San Pablo Extramuros a las 17.30 se celebrarán las Primeras Vísperas en su honor. El predicador será el P. Edmund Power, O.S.B. Abad de San Pablo Extramuros. Se trata de la quinta y última cita de la serie de Vísperas en honor de los Evangelistas y de San Benito en el ámbito de las iniciativas organizadas por la Comunidad monástica benedictina de esa Basílica con motivo del Año de la fe recién concluido. Estas Vísperas estarán acompañadas por pasajes de música sacra.

El domingo 29 de diciembre el Papa Francisco rezará a mediodía el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

El lunes 30 de diciembre se celebra a la Sagrada Familia de Jesús, María y José.

(RV/ Foto: L’Osservatore Romano)

Fuente:: SIC

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13 Tv_logoBajo el lema “La familia, un lugar privilegiado”, cientos de miles de personas se concentrarán el próximo domingo en la Plaza de Colón de Madrid para festejar un año más la Fiesta de la Sagrada Familia. Una celebración con cobertura íntegra por parte de 13tv. El canal realizará un gran despliegue técnico y humano capitaneado por Javier Alonso y María Rodríguez Vico, quienes conducirán sendos programas especiales el sábado y el domingo.

33 horas ininterrumpidas de oración

Las emisiones de la Fiesta de la Sagrada Familia comenzarán el viernes 27 con la inauguración de la carpa ubicada en los Jardines del Descubrimiento en la madrileña Plaza de Colón por parte del Cardenal Arzobispo de Madrid, Mons. Antonio María Rouco Varela. Precisamente, en esta carpa, comenzarán 33 horas ininterrumpidas de oración por la institución familiar y por las familias que pasan dificultades junto al Santísimo Sacramento expuesto en la Custodia.

Especial Fiesta de la Familia

Ya el sábado, a partir de las 11.00 horas, Javier Alonso y María Rodríguez Vico se pondrán al frente de las cámaras para conducir un programa especial que, a lo largo de toda la mañana, relatará a los espectadores todo lo que suceda en la céntrica Plaza madrileña. Javier Alonso y María Rodríguez Vico no estarán solos, junto a ellos, representantes de la Iglesia española y familias compartirán esta jornada tan relevante para el conjunto de los católicos.

El domingo, minutos antes de las 10:00 h, 13tv volverá a la Plaza de Colón para ofrecer los prolegómenos de una celebración que arrancará a las 10.30 horas con la intervención de  Kiko Arguello para presentar a las “familias del mundo”, familias procedentes de toda Europa que acuden a Madrid para recibir la bendición del Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Antonio María Rouco Varela, para la “Misión ad gentes” que están realizando en diferentes partes del mundo.

Como ya es tradición, a las 12.00H, la Plaza de Colón conectará con la Plaza de San Pedro de Roma para escuchar en directo el mensaje del Papa Francisco, quien por primera vez interviene en la Fiesta de la Sagrada Familia.

Tras el mensaje de Su Santidad, comenzará el acto central de la jornada: la celebración de la Santa Misa presidida por el Cardenal Rouco Varela. El Cardenal estará acompañado de otros obispos nacionales e internacionales en la celebración de la Eucaristía.

Un lema con gran significado 

“La familia, un lugar privilegiado” es el lema de este año en la fiesta de la familia. La frase fue pronunciada por el Papa Francisco durante la JMJ de Río de Janeiro en un discurso que dirigió a los jóvenes con motivo de la celebración de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana. “¡Qué precioso es el valor de la familia como lugar privilegiado para transmitir la fe!” pronunció el Pontífice.

El Papa Francisco no ha sido el único en resaltar el valor de la familia. El beato Juan Pablo II en un discurso también dirigido a los jóvenes les recordó “la familia es el lugar privilegiado y  el santuario donde se desarrolla toda la aventura grande e íntima de cada persona humana irrepetible”.

 

(13tv)

Fuente:: SIC

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Premio Liga ÁrabeEl sacerdote leonés y vicario de Asuntos Económicos y Sociales de la Diócesis de León, Pedro Puente, ha recogido el Premio a la Solidaridad concedido por la Liga de los Estados Árabes a la Asociación Comisión Católica Española de Migración (ACCEM) el pasado día 18 de diciembre en el Día Internacional del Migrante.

El acto se desarrolló en la sede de la Casa Árabe en Madrid en presencia del Consejo de los Embajadores Árabes en España y reconoce la labor y los esfuerzos realizados en favor de las comunidades
extranjeras residentes en España por parte de la Asociación Comisión Católica Española de Migración (ACCEM), fundada y presidida por Pedro Puente.

En  la actualidad ACCEM, trabaja en 9 comunidades autónomas, además de la ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Y en este año, han atendido a 20.000 personas, entre refugiados, exiliados y emigrantes, siendo el 20% de origen árabe.

Esta Asociación tiene 128 plazas de acogida en pisos habilitados para realizar el acogimiento a personas emigrantes que están tramitando su expedientes dentro de la legislación de asilo, y 18 de estas plazas se ofrecen en la ciudad de León. También cuenta en el Principado de Asturias con un centro de salud mental  para acoger a quienes, debido a las tragedias que han vivido o a la soledad en la que se encuentran en España, necesitan apoyo psicológico.

En la actualidad, ACCEM recoge cada noche a 200 personas sin techo, para ser atendidas en los albergues que el Ayuntamiento de Madrid tiene a su disposición. Y dispone también de 96 plazas de acogida a menores bajo tutela, y realiza otros muchos programas dirigidos a la defensa de los derechos humanos, etc.

Esta Asociación fue presentada por la Administración Española a la Liga de los Estados Árabes, para recibir esta distinción del Premio a la Solidaridad y se convertido en la primera organización española en recibir este galardón.

(Diócesis de León

Fuente:: SIC

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El Señor viene y verán su gloria, el Papa el lunes en Santa Marta
(RV).- En Navidad, como María, hagamos lugar para Jesús que viene. Fue la exhortación del Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre resaltó que el Señor visita todos los días a su Iglesia y puso en guardia de la actitud de cerrazón de nuestra alma. El cristiano, dijo, debe vivir siempre en vigilante espera del Señor.
La Navidad está cerca. En estos días que anteceden el nacimiento del Señor, el Obispo de Roma subrayó que la Iglesia, como María, está en espera de un parto. También Ella, observó, “sentía aquello que sienten todas las mujeres en ese tiempo”. Siente esas “percepciones interiores en su cuerpo, en su alma” que el hijo está llegando. María, dijo el Papa, siente en el corazón que quiere mirar el rostro de su Niño. Nosotros como Iglesia, agregó, “acompañamos a la Virgen en este camino de espera” y casi “queremos apresurar este nacimiento» de Jesús. El Señor viene dos veces, añadió el Santo Padre, “aquella que conmemoramos ahora, el nacimiento físico” y aquella en que “vendrá al final a cerrar la historia”. Pero, como afirma San Bernardo, hay también un tercer nacimiento:
“Hay una tercera venida del Señor: aquella de cada día. ¡El Señor visita a su Iglesia cada día! Visita a cada uno de nosotros y también nuestra alma entra en esta semejanza: nuestra alma asemeja a la Iglesia, nuestra alma asemeja a María. Los padres del desierto dicen que María, la Iglesia y nuestra alma son femeninas y aquello que se dice de una, análogamente se puede decir de la otra. Nuestra alma también está en espera, en esta espera por la venida del Señor; un alma abierta que llama: ‘¡Ven, Señor!’”.
Y también a cada uno de nosotros, en estos días, prosiguió, “El Espíritu Santo nos mueve a hacer esta oración: ¡Ven! ¡Ven!”. Todos los días de Adviento, recordó el Pontífice, “hemos dicho en el prefacio que nosotros, la Iglesia, como María, estamos vigilantes en la espera”. Y la vigilancia, evidenció, “es la virtud” del peregrino. ¡Todos nosotros “somos peregrinos!”:
“Y me pregunto: ¿estamos en espera o estamos cerrados? ¿Somos vigilantes o nos quedamos seguros en un albergue, a lo largo del camino y no queremos ir más adelante? ¿Somos peregrinos o somos errantes? Por esto la Iglesia nos invita a rezar este ‘¡Ven!’, a abrir nuestra alma y que nuestra alma sea, en estos días, vigilante en la espera. ¡Vigilar! ¿Qué cosa sucede en nosotros si viene el Señor o si no viene? Si hay lugar para el Señor o hay lugar para fiestas, para comprar cosas, hacer barullo… ¿Nuestra alma está abierta, como está abierta la Santa Madre Iglesia y como estuvo abierta la Virgen? ¿O nuestra alma está cerrada y hemos puesto un letrerito en la puerta, muy educado, que dice: ‘¡Se ruega no molestar!?’”.
“El mundo – advirtió Francisco – no termina con nosotros, nosotros no somos los más importantes en el mundo: ¡es el Señor, con la Virgen y con la Madre Iglesia!”. “Nos hará bien repetir” la invocación: “¡O sabiduría, o llave de David, o Rey de los pueblos, ven!”:
“Y hoy repetir tantas veces ‘¡Ven!’, e intentar que nuestra alma no sea un alma que diga: ‘Se ruega no molestar’. ¡No! Que sea un alma abierta, que sea un alma grande, para recibir en estos días al Señor y que comience a sentir aquello que mañana nos dirá la Iglesia en la antífona: ‘¡Sepan que hoy viene el Señor! ¡Y mañana verán su gloria!’”.
(RC-RV)

Fuente:: News.va

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12 20 Misa mozarabe en Santa EulaliaEl arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, ha firmado un decreto mediante el cual crea una Delegación diocesana para el Rito Hispano-Mozárabe, que se ocupará de mejorar las celebraciones, fomentar su estudio y difusión y favorecer la profundización de la espiritualidad de este rito.

En el decreto que tiene fecha de 18 de diciembre, solemnidad de la maternidad divina de María en el calendario hispano-mozárabe, el Primado explica que «el venerable Rito Hispano-Mozárabe, con el que se celebró la liturgia en gran parte de la península Ibérica durante siglos, ha pervivido en la Archidiócesis de Toledo, siendo objeto de la solicitud pastoral de los arzobispos que han ocupado la Sede Primada». Constata después que «ellos han cuidado con esmero la celebración de este ancestral Rito, tanto en las parroquias mozárabes como en la Capilla del Corpus Christi de la Catedral Primada de Toledo, fundada por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, en el año 1501».

Seguidamente, don Braulio recuerda que fue el cardenal don Marcelo González Martín quien llevó a cabo la revisión de los libros litúrgicos del Rito y que, para ello, «creó una comisión de expertos que, desde el año 1982 trabajaron en la preparación del Misal».

Tras repasar brevemente el proceso de aprobación de este y del leccionario, así como la traducción oficial al castellano del Ordinario de la Misa, recuerda también que «no obstante, la reforma del Rito Hispano-Mozárabe, especialmente en lo referente a los Sacramentos, aún no está concluida».

Se refiere seguidamente a la creación de una Comisión para el seguimiento del Rito, realizada también por el Cardenal don Marcelo, «con el fin de cuidar, orientar y supervisar los textos eucológicos y la preparación de las celebraciones de la Santa Misa, tanto en la Archidiócesis de Toledo como en los diferentes lugares del ámbito jurisdiccional de la Conferencia Episcopal Española, a tenor de las propias normas litúrgicas del Rito Hispano».

«Así pues –explica–, teniendo en cuenta todo lo anterior y actuando en consecuencia, dispongo la creación de la Delegación Diocesana para el cuidado, promoción y difusión del Rito Hispano-Mozárabe. Esta Delegación asumirá las competencias que hasta el presente ha venido desempeñando la Comisión de seguimiento del Rito Hispano-Mozárabe y, a tenor de la estructura de la Curia Pastoral diocesana, quedará integrada en el Área primera de Nueva Evangelización e Iniciación Cristiana».

Esta nueva Delegación Diocesana para el Rito Hispano-Mozárabe, «bajo las directrices del Arzobispo de Toledo, Superior responsable del Rito, se ocupará sobre todo de aquellas tareas encaminadas a mejorar las celebraciones litúrgicas mozárabes, su estudio y difusión, así como a fomentar la profundización en la espiritualidad que la liturgia Hispano-Mozárabe ofrece, usando para ello los medios legítimos a su alcance y promoviendo el aprecio y cuidado de esta venerable y ancestral liturgia gótica».

«Para ello –explica don Braulio– esta Delegación diocesana, al asumir cuanto ha sido ya realizado en la reforma del Misal Hispano-Mozárabe actualmente en vigor, procurará su adecuada y recta utilización, y publicará las explicaciones y puntualizaciones que considere oportunas».

En este sentido, «se deberá prestar especial atención a las rúbricas y orientaciones que puedan ayudar para una mejor celebración. Igualmente, con el consejo y asesoramiento de los expertos en esta liturgia, preparará la traducción de los textos al castellano con vistas a su aprobación oficial, procurando así la conservación y difusión de los usos Hispano-Mozárabes».

Además, la nueva Delegación diocesana «mantendrá una estrecha colaboración con el Aula de Estudios Hispano-Mozárabes, adscrita al Instituto Superior de Estudios Teológicos San Ildefonso de Toledo».

La finalidad del Aula, explica el Sr. Arzobispo es «promover el estudio de la tradición Hispano-Mozárabe en sus dimensiones histórica, literaria, teológica, litúrgica y espiritual. Para ello, podrá contar con peritos consultores y con los párrocos mozárabes para que aporten sus opiniones y experiencias pastorales».

 «Igualmente –añade el Primado– podrá organizar jornadas de estudio dirigidas a todos los sacerdotes que deseen celebrar la Santa Misa en el Rito Hispano-Mozárabe, sean diocesanos o no, y atender a aquellas personas consagradas y fieles laicos que desean vivir el Rito Hispano-Mozárabe, conociendo su densidad teológica y litúrgica».

(Archidiócesis de Toledo)

Fuente:: SIC

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El Papa Francisco con los pobres que no pueden esperar
(RV).- El Papa Francisco con los pobres que no pueden esperar (con audio) «Los pobres no pueden esperar…». Siguen vibrando las palabras que el Papa Francisco leyó en una gran pancarta en la Plaza de San Pedro, este último domingo de Adviento, en la última cita para el rezo mariano del Ángelus antes de la solemnidad en la que recordamos el nacimiento del Niño Dios. Deseando de corazón a todos una Navidad de esperanza, justicia y fraternidad, una vez más, el Santo Padre expresó con ternura, espontaneidad y sencillez su cercanía a los pobres, a los que no tienen trabajo, ni casa, abrazando idealmente, por medio de los que acudieron a rezar con él, a todos los que en el mundo sufren injusticias sociales. «Los pobres no pueden esperar»…, estas palabras que leyó el Obispo de Roma, nos hacen recordar lo que el mismo Papa Bergoglio escribe en la primera Exhortación Apostólica de su Pontificado Evangelii Gaudium: (capítulo IV sobre la Dimensión social de la Iglesia) «La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica»… «Procuraré concentrarme en dos grandes cuestiones que me parecen fundamentales en este momento de la historia. Las desarrollaré con bastante amplitud porque considero que determinarán el futuro de la humanidad. Se trata, en primer lugar, de la inclusión social de los pobres y, luego, de la paz y el diálogo social»… «La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar…» :
«Leo allí, un escrito grande: los pobres no pueden esperar. ¡Es hermoso esto! Y me hace pensar que Jesús nació en un establo, no nació en una casa. Después tuvo que escapar, huir a Egipto para salvar su vida. Finalmente, regresó a su casa en Nazaret. Y pienso hoy, leyendo esto, en tantas familias sin casa, ya sea porque nunca la tuvieron, ya sea porque la han perdido por muchos motivos. La familia y la casa van de la mano. Es muy difícil llevar adelante una familia sin poder vivir en una casa. En estos días de Navidad, les invito a todos -personas, entidades sociales, autoridades – para que hagan todo lo posible para asegurar que cada familia pueda tener un hogar».

En su forma tradicional de diálogo, el Obispo de Roma, que conoce las dificultades y realidad del momento actual también en Italia, donde se están viviendo manifestaciones callejeras y conflictos, con personas que invocan su derecho a un trabajo digno, que permita una vida digna y todas las seguridades sociales, que parecen alejarse cada vez más, el Papa Francisco, se dirigió a un grupo de estas personas, con palabras de aliento, invitando al diálogo y nunca la violencia para defender sus derechos legítimos:
«A todos los que en Italia se reunieron hoy para manifestar su compromiso social, deseo que den una contribución constructiva, rechazando las tentaciones de la confrontación y la violencia y siempre siguiendo el camino del diálogo y defendiendo los derechos.
¡Les deseo a todos un buen domingo y una Navidad de esperanza, de justicia y fraternidad!»
(CdM – RV)

Fuente:: News.va

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Dia-de-la-familia-valenciaLa archidiócesis de Valencia celebrará el próximo sábado, 28 de diciembre, el “Día de la Familia Misionera”, convocado por el Arzobispo, Mons. Carlos Osoro, en la que han sido programadas distintas celebraciones, una comida de confraternidad, el rezo del Rosario entre padres e hijos y una misa conclusiva en la Catedral presidida por el prelado. Los actos previstos en el “Día de la Familia Misionera”, que se celebraron el año pasado por primera vez, comenzarán a las 12.30 horas con la acogida de los participantes en cinco templos de Valencia capital y dos sedes de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV). Para su acogida, han sido habilitadas las parroquias de Santo Tomás Apóstol, la de San Esteban, la de la Santa Cruz y la de San Martín así como la iglesia de El Salvador y las sedes de San Juan Bautista y de Santa Úrsula de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”.
El acto de acogida en las iglesias incluirá la celebración de una liturgia de la Palabra, en la que los asistentes recibirán estampas de la Sagrada Familia y un rosario. Además, se impartirá una catequesis sobre “La familia, patrimonio de la humanidad” que es el lema del encuentro de este año. A continuación compartirán una comida de confraternidad en los propios locales parroquiales o lugares habilitados.  Más tarde, a las 15.30 horas, la celebración se trasladará al centro de Valencia, en la Plaza de la Virgen, donde se llevarán a cabo actividades de ambientación, entre ellas canto de villancicos por parte de grupos de niños y de coros llegados de toda la archidiócesis valentina. Luego, todos los padres e hijos, y demás participantes, rezarán juntos un “Rosario de las familias” en el que los niños leerán los misterios. Al concluir la oración, a las 16.30 horas, el Arzobispo de Valencia presidirá una misa en la Catedral, que contará con la participación de las familias para las lecturas, la oración de los fieles y las ofrendas. Durante la misa, además, monseñor Osoro bendecirá estampas y los rosarios de la Sagrada Familia para los participantes.
El objetivo de esta jornada es “detenernos a contemplar las cualidades de la familia, que le hacen ser un verdadero patrimonio y como tal ha de ser tratado y cuidado”, han añadido.
(Archidiócesis de Valencia)

Fuente:: SIC

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francisco sanchezFrancisco Sánchez, párroco en Vélez Málaga, ha recibido el Escudo de Oro 2013 de la ciudad. En su discurso, el alcalde, Delgado Bonilla, dirigió unas emotivas palabras al sacerdote: «en tiempos tan difíciles, estás dando esperanza y amor a muchas personas». El alcalde agradeció al párroco su actitud de volcarse «con los más desfavorecidos de la ciudad». Esta importante distinción recayó también en el Instituto Reyes Católicos de la ciudad.

En un solemne acto celebrado el miércoles en el Teatro del Carmen, Vélez Málaga entregó sus Escudos de Oro 2013 al párroco Francisco Sánchez y al Instituto Reyes Católicos de la localidad.

El alcalde, Francisco Delgado Bonilla, en presencia de los portavoces de los diferentes grupos políticos que conforman la Corporación Municipal, hizo entrega del Escudo de Oro de la Ciudad de Vélez Málaga al párroco de las Iglesias de San Juan y Santa María de la Encarnación, Francisco Sánchez, como reconocimiento a su incansable labor religiosa, pastoral, social, solidaria y humanitaria, tras cumplir el pasado 4 de octubre 15 años de vida sacerdotal, de los que 6 los ha realizado en la localidad veleña. La concesión de este galardón había sido solicitada por más de 1.000 personas de diferentes colectivos. Delgado Bonilla resaltó, durante su discurso, la gran labor social, pastoral y religiosa de Francisco Sánchez, que debía «tener algún tipo de reconocimiento» por parte de los vecinos del municipio y del Ayuntamiento. «En tiempos tan difíciles estás dando esperanza y amor a muchas personas, a muchas familias; te estás volcando con los más desfavorecidos de nuestra sociedad. Porque el amor, amigo Paco, nunca está de más. Porque la caridad y el amor no pueden sobrar en ningún tipo de sociedad. Durante décadas ha habido un sector de la población que ha puesto el acento en la importancia de la ayuda social del Estado, de las Comunidades o de los Ayuntamientos en detrimento de la ayuda de ciertos grupos o de la Iglesia», ha añadido.

Por su parte, el párroco Francisco Sánchez, que fue presentado por Encarnación López Chicano, felicitó al Instituto Reyes Católicos durante su intervención, recordó sus seis años en Vélez Málaga, sus proyectos solidarios y apeló a la necesidad de seguir trabajando por las familias y las personas más necesitadas del municipio.

«Quiero dar las gracias a este Ayuntamiento que ha tenido la bondad de acordarse de nosotros con este reconocimiento y que yo voy a recoger en nombre de todos mis hermanos», ha señalado.

La directora del Instituto Reyes Católicos, que fue presentada por el profesor y ex director de este centro educativo, Daniel Martínez Chicheri, indicó que este Escudo de Oro «lo tomamos como símbolo del esfuerzo, tesón y constancia de los muchos alumnos que decidieron forjar su futuro sobre los cimientos del saber y como un reconocimiento a la función pública docente, tan zarandeada últimamente, y a las familias que acompañan y acompañaron a sus hijos por el camino de los estudios».

Por último, el trío de cuerda ‘Chapó’ fue el que se encargó de amenizar musicalmente la noche con seis temas musicales al principio y al final del acto.

(Diócesis de Málaga)

Fuente:: SIC

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