Ciudad del Vaticano (Miércoles, 18-12-2013, Gaudium Press) Un clima familiar se apoderó de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta por el Papa Francisco, en medio de las conmemoraciones por sus 77 años de vida, este martes 17.

Aprovechando la ocasión, el Secretario de Estado, Mons. Pietro Parolin, y el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, enviaron un saludo deseando felicitaciones al Santo Padre.

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Además de eso, cuatro moradores de la calle, que viven en los alrededores del Vaticano, fueron invitados por el Pontífice a participar de un desayuno con él.

En su homilía, reflexionando el Evangelio del día (Mt 1,1-17), el Santo Padre habló sobre la genealogía de Jesús. Esta historia contenida en el Evangelio, según el Papa, posee un abordaje importante, pues el Señor, como decía el Papa León I, envió a su Hijo, Jesús, que era consubstancial al Padre. Pero también inseparable de la Madre, que era una mujer.

Para el Pontífice, Dios no vendría para salvarnos sin que hayamos hecho una historia en la tierra, pues Él quiere hacer nuestra historia con nosotros.

El Papa contó además que el Señor hizo historia incluso con los más pecadores, de alto nivel, que no respondían a todo lo que Él pedía y pensaba para ellos.

«Pensemos en Salomón, tan grande e inteligente, terminó pobre, sin saber para qué fue llamado. Sin embargo, Dios estaba con él. Dios es consubstancial a nosotros. Él hace historia con la gente», subrayó.

«Deje que el Señor escriba nuestra propia historia», finalizó el Santo Padre. (LMI)

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Redacción (Miércoles, 18-12-2013, Gaudium Press)

Evangelio:

«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque las potestades de los cielos se conmoverán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, lleno de poder y gran majestad. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación. Tengan cuidado de no aturdir sus corazones por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque vendrá sobre todos los que habitan la faz de la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán estar de pie ante el Hijo del hombre» (Lc 21, 25-28.34-36).

I – Las dos venidas de Cristo

La despreocupación con que juegan los niños proviene en gran medida de su confianza en el apoyo -a sus ojos infalible- del padre o la madre. Esa saludable seguridad es, sin duda, una de las razones para la relajada y contagiosa alegría infantil.
Hay semejanza entre esa relación de orden natural entre hijos y padres con la existente entre el hombre y Dios en el orden espiritual. Algo que la Sagrada Escritura expresa poéticamente cuando dice: «No, yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí» (Sal 130, 2).

Dios es mucho más que un padre terreno

Dios, Padre incomparable, nos ama verdadera e incondicionalmente, y siente agrado cada vez que pedimos su auxilio, sin importar la situación. No obstante, al revés de los niños, quienes no olvidan nunca a sus progenitores, somos proclives a vivir nuestra vida cotidiana sin considerar cuánto dependemos de la Divina Providencia, la cual nunca deja de velar por nosotros. Y esa propensión a la autosuficiencia sería mucho más grande de no existir nuestras debilidades, limitaciones e infortunios, que nos recuerdan a menudo cuánto requerimos la ayuda divina.

Dios es mucho más que un padre terreno para nosotros, porque dependemos de Él de forma absoluta, esencial y única. En primer lugar, Dios nos creó: le debemos nuestra existencia. Además Él nos mantiene, sostiene nuestro ser, algo que no puede hacer ningún padre humano por su hijo; por así decir, si Dios dejara de pensar en nosotros un solo instante, regresaríamos a la nada, dejaríamos de existir. Tenemos, pues, una dependencia total con respecto a Dios.

Además -¡misterio de amor!- el Señor se encarnó para redimirnos. Y el costo de esa Redención fue la muerte de Cruz, derramando en ella toda su Sangre por nosotros. En verdad, no podría hacer más por la humanidad.

Debemos tomar esa Bondad de Dios, Padre que nos ama y nos redime, como perspectiva para entrar al período de Adviento que comienza hoy, y también para conmemorar en la liturgia de este domingo las dos venidas de Nuestro Señor.

Una venida en la humildad, la otra en la gloria

En la primera venida, que ya ocurrió, el Niño Dios apareció pobre, humilde, sin manifestación de grandeza: «Revestido de nuestra fragilidad, vino la primera vez a realizar su eterno designio de amor y abrirnos el camino de la salvación». 1 La segunda sucederá de manera muy diferente, al final de los tiempos, cuando Nuestro Señor venga a juzgar a los vivos y los muertos: «Revestido de su gloria, Cristo vendrá una segunda vez para traernos la plenitud de los bienes prometidos, los que hoy, vigilantes, esperamos». 2

El gran Bossuet muestra que Dios quiso asumir la naturaleza humana en las condiciones más modestas, humillándose hasta lo inconcebible: «Él parece caer del seno de su Padre al de una mujer mortal, de ahí a un establo, y desde ahí baja sucesivos peldaños de anonadamiento hasta la infamia de la Cruz, hasta la oscuridad de la tumba. Reconozco que no era posible caer más bajo». 3

Pues bien, así como el nacimiento de Jesús fue humilde, así será gloriosa su segunda venida, con respecto a la cual dice San Gregorio Magno: «Al mismo a Quien no quisieron prestar oídos cuando se les presentó humildemente, lo verán descender entonces en gran poder y majestad, y experimentarán su poder con tanto más rigor cuanto menos doblen ahora la cerviz del corazón ante su paciencia». 4

El acentuado contraste entre ambos momentos hace exclamar al P. Dehaut: «¡Qué diferencia entre esta segunda venida de Cristo y la primera! En la primera, se presentó ante los hombres en la debilidad de la infancia, en la pobreza y la indigencia, escapando de los emisarios de un tirano sanguinario. En la segunda, descenderá rodeado de gloria y majestad, como Rey del Universo». 5

Las cuatro semanas de adviento

El Tiempo de Adviento se compone de cuatro semanas, representación de los siglos y milenios que la Humanidad esperó la llegada del Redentor. Durante esta época toda la Liturgia estará imbuida de austeridad -se omitirá el Gloria, los paramentos tendrán color morado y no habrá flores adornando el interior de los templos- para recordar «nuestra condición de peregrinos, anclados todavía en la esperanza», como afirma el famoso liturgista Manuel Garrido. 6

Mons. Maurice Landrieux, obispo de Dijon, explica por qué en este primer domingo el Evangelio se refiere a la segunda venida del Señor: «La Iglesia nos habla del fin del mundo, vale decir, de los Novísimos, para recordarnos el sentido de la vida, desapegarnos del pecado y alentarnos a la práctica del bien. Dios nos ha creado para la vida eterna. En esta tierra no tenemos morada permanente: estamos aquí de paso, camino al Cielo». 7

Por eso, al comienzo mismo de la Celebración Eucarística la Iglesia hace esta oración: «Concede a tus fieles el ardiente deseo de poseer el Reino del Cielo. Para que acudiendo con nuestras buenas obras al encuentro de Cristo que viene, seamos reu-nidos a su derecha en la comunidad de los justos».

Así pues, en esta inauguración del año litúrgico tenemos dos preparaciones: una para conmemorar dignamente el nacimiento de Jesús en Belén, y otra para el grandioso acto de clausura de la Historia humana, como es el Juicio Final. «El recuerdo de la última venida de Nuestro Señor, inspirándonos un saludable horror que nos aleja del pecado y nos conduce al bien, nos prepara además para celebrar santamente la primera venida». 8

La segunda y tercera semanas toman en cuenta aspectos del Precursor, y en la semana final la liturgia aborda una preparación más directa del nacimiento del Redentor, considerando la espera y las oraciones de la Virgen, de los patriarcas y de los profetas como factores que aceleraron la llegada del Mesías a la tierra.

II – Jesús anuncia su segunda venida

«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque las potestades de los cielos se conmoverán.»

San Juan Crisóstomo ofrece una interesante conjetura sobre estos versículos, al decir que Nuestro Señor indica en ellos una serie de señales que presagian el fin del mundo, mientras que en otros pasajes afirma que vendrá en un momento inesperado (cf. Mt 24, 42). 9
Para explicar esta aparente contradicción, el Crisóstomo plantea que en los últimos tiempos se desatarán guerras y persecuciones pero, en un momento dado, todo volverá a una aparente tranquilidad en medio del desorden del pecado. Los buenos quedarán reducidos a contemplar, impotentes, toda clase de abominaciones. No obstante, cuando parezca cosa evidente el triunfo general y definitivo del mal, dando a entender que Dios no existe, el Juez Supremo se presentará de manera repentina para juzgar a vivos y muertos. 10
San Agustín comenta por su parte que los fenómenos de la naturaleza, descritos en estos versículos, «deben entenderse como referidos a la Iglesia, que es sol, la luna y las estrellas; ella ha sido llamada hermosa como la luna, elegida como el sol, pero no brillará en aquella época debido a la furiosa persecución». 11

«Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, lleno de poder y gran majestad.»

Veamos la hermosa relación que establece el P. Julián Thiriet entre este versículo y la primera venida del Señor: «Ellos verán venir al Hijo del hombre con gran poder y majestad. Es decir, con fuerza invencible, para confundir y castigar a sus enemigos, pero también con gloria resplandeciente, con majestad divina, para recompensar y coronar a sus elegidos. Así, después de haber aparecido bajo una forma humilde y despreciable en su primera venida -‘se anonadó a sí mismo tomando la forma de esclavo’ (Fl 2, 7)-, aparecerá en la última venida como poderoso Rey y soberano Señor del cielo y de la tierra. Todos los hombres verán en su Cuerpo las gloriosas cicatrices de sus llagas, y los pecadores, como dijo el profeta Zacarías, reconocerán al que traspasaron». 12

Que Cristo venga sobre una nube lo relaciona el mismo autor con el día de la Ascensión: «Las nubes que le sirvieron de carro triunfal para subir al Cielo, dice Orígenes, le servirán como trono cuando descienda a juzgar la tierra». 13

San Agustín hace un comentario más circunstancial, considerando dos interpretaciones posibles acerca de este pormenor:

«Se puede entender esto en dos sentidos. Cristo podrá venir a la Iglesia como sobre una nube, de la misma manera en que no cesa de venir ahora, según lo dicho en la Escritura: ‘A partir de ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo’ (Mt 26, 64). Pero vendrá entonces con gran poder y majestad divina porque manifestará más en los santos ese poder y majestad divina, aumentándoles así la fortaleza para no sucumbir en la persecución. Puede entenderse también que venga en su Cuerpo, que está sentado a la derecha del Padre, en el cual murió, resucitó y subió al Cielo, como está escrito en los Hechos de los Apóstoles: ‘Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos’. Y ahí mismo dijeron los ángeles: ‘Vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo’ (Hch 1, 9.11). Así pues, tenemos motivos para creer que vendrá, no tan sólo en Cuerpo, sino también encima de una nube; vendrá tal como se fue, y al irse una nube lo ocultó. Es difícil precisar cuál es el mejor de ambos sentidos». 14

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.

Las palabras de Jesús en este versículo invitan a levantar el ánimo y a tener confianza, puesto que junto al castigo llegará también la hora de la liberación para quienes hayan seguido fieles. Por eso afirma San Gregorio Magno: «Cuando las plagas aflijan al mundo, levantad vosotros la cabeza, es decir, que se alegren vuestros corazones, porque mientras se acaba ese mundo del cual no sois verdaderamente amigos, se acerca vuestra redención, esa que tanto habéis procurado». 15

Mons. Maurice Landrieux, glosando las palabras del Señor, nos convida también a acrecentar nuestra esperanza y alzar nuestros corazones al Cielo en tal hora: «Si el día del Juicio Final ha de ser terrible para los réprobos, en cambio será consolador para los elegidos, quienes entrarán de cuerpo y alma en la gloria completa, tan anhelada. Por ello, cuando estas cosas empiecen a suceder, mientras los pecadores se marchitarán de terror y serán presa de la desesperación, vosotros, amigos y servidores míos, levantad la cabeza y mirad; fortaleced vuestra fe y vuestra esperanza, desviad de la tierra vuestro espíritu y vuestro corazón y elevadlos al Cielo; alegraos, porque se acerca vuestra liberación. Esta liberación o redención será para los elegidos el término absoluto de todos los males, la perfecta satisfacción del alma y del cuerpo, el gozo incomparable de la eterna bienaventuranza». 16

Y concluye con esta exclamación: «Día de pavor y desesperación para los impíos, los pecadores: dies iræ, dies illa! Pero de indecible esperanza para los justos de Dios, para los pequeños y los humildes desconocidos, despreciados, repudiados, execrados, explotados, maltratados, oprimidos de todas las formas en esta tierra». 17

Ahora bien, si al final de los tiempos los castigos de Dios contra los malos equivalen a la liberación de los buenos, al punto de afirmar San Agustín que «la venida del Hijo del hombre sólo infunde temor a los incrédulos», 18 podemos sacar una conclusión para nuestra época: aunque las angustias y las penurias opriman a los buenos en la actualidad, aun así éstos no deben temer, puesto que Dios no abandona nunca a quien se le ha confiado.

Es lo que afirma San Cipriano: «Quien espera la recompensa divina debe reconocer que no podrá haber miedo alguno en nosotros ante las borrascas del mundo, ni tampoco vacilación, porque el Señor predijo y enseñó que esto ocurriría, exhortando, instruyendo, preparando y fortaleciendo a los fieles de su Iglesia con miras a soportar los acontecimientos futuros». 19

III – Preparación de los corazones

«Tengan cuidado de no aturdir sus corazones por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque vendrá sobre todos los que habitan la faz de la tierra.»

«Tengan cuidado de no aturdir sus corazones». En esta segunda parte del Evangelio seleccionado por la Iglesia para este domingo, el Divino Maestro alude a esas almas que sin negar formalmente la fe, tampoco se maravillan, ni vibran, ni se conmueven ante las más hermosas enseñanzas, ceremonias o acontecimientos, incapaces ya de reconocer la voz o la presencia del Salvador.

«Como una trampa» caerá el terrible día del Juicio Final sobre los habitantes de la tierra; así pues, para no ser tomados por sorpresa, debemos estar alertas e impedir que nuestros corazones se aturdan con los vicios y las preocupaciones por los bienes efímeros de este mundo.

Excesos, embriaguez y preocupaciones de la vida

Jesús menciona en primer lugar los excesos, que otras versiones traducen más definidamente como gula, pecado que en nuestros días puede ser considerado incluso en sentido inverso, vale decir, la preocupación excesiva por controlar el peso en detrimento de la propia salud. El equilibrio consiste en comer lo necesario para mantenerse y enfrentar las dificultades de la vida.

Pero hay también una gula de los ojos: la excesiva curiosidad. O de los oídos: el deseo inmoderado de conversar, de estar al tanto de todas las novedades. Para no alargar demasiado la lista de vicios relacionados a la gula, mencionaremos sólo uno más (y de los más nefastos): el ansia de atraer la atención hacia uno mismo.

En cuanto a la embriaguez, Orígenes destaca la profunda degradación a la que conduce, al afectar cuerpo y alma simultáneamente: «En otros casos puede ocurrir que el espíritu se fortalezca cuando el espíritu se debilite, como dice el Apóstol (cf. 2 Cor 12, 10); y ‘aunque nuestro hombre exterior se corrompa, nuestro hombre interior se renueva’ (cf. 2 Cor 4, 16). Pero en la enfermedad de la embriaguez se deterioran al mismo tiempo el cuerpo y el alma; el espíritu se corrompe junto a la carne. Se debilitan los pies y las manos, se embota la lengua, se oscurece la mirada y el olvido cubre la mente, de modo que el hombre ya no entiende ni siente». 20

En nuestros días este vicio sirve como claro símbolo de la ebriedad ante cosas materiales como el automóvil, el ordenador, el teléfono móvil, Internet y otros aparatos útiles y hasta necesarios pero que, cuando se los emplea sin el control de la virtud de la templanza, contribuyen a aturdir el corazón y volverlo insensible a las realidades sobrenaturales.

Viene al caso una elocuente metáfora del mismo Orígenes para enfatizar cuánta necesidad tenemos de atender a la advertencia del Divino Maestro, en el Evangelio de este domingo: «Imaginemos a un médico sabio y experimentado que entrega prescripciones parecidas a ésta, recomendando por ejemplo: ‘Cuídese de beber en exceso el jugo de tal hierba, porque puede ocasionar una muerte repentina’. No me cabe duda que todos, para preservar su salud, obedecerían dicha advertencia. Ahora bien, es el Médico de las almas y los cuerpos, Nuestro Señor, quien ordena cuidarnos de la hierba de la embriaguez y de la crápula, así como de los negocios mundanos y de las bebidas mortales que hace falta evitar». 21

Por consiguiente, no sólo quien se entrega a vicios degradantes como la gula y la embriaguez termina con el corazón pesado, insensible, incapacitado para elevarse hasta Dios; también le ocurre a quien se llena de preocupaciones excesivas por los bienes terrenos. Otra vez Orígenes ofrece comentarios esclarecedores: «La última advertencia de Jesús apunta en ese momento a tener cuidado con aquellas cosas de la vida que, sin poder considerarlas pecados graves, sino actividades aparentemente indiferentes, obnubilan sin embargo nuestra conciencia en lo referido al inminente regreso del Señor y a la llegada repentina del fin del mundo». 22

Al respecto, San Basilio recomienda: «La curiosidad y las preocupaciones de esta vida, aunque no parezcan perjudiciales, deben evitarse cuando no fomentan el servicio de Dios» 23. Y el docto Tito nos alerta: «Tengan cuidado para que no se oscurezca la luz de vuestra inteligencia, porque las preo-cupaciones de esta vida, la crápula y la embriaguez ahuyentan la paciencia, hacen vacilar la fe y provocan el naufragio». 24

A esto añade Mons. Landrieux: «Poned mucho cuidado en evitar que vuestro corazón se apegue a la tierra a través de los placeres groseros de los sentidos o el goce desenfrenado de los bienes de este mundo, o por cuidar en exceso vuestra situación, todo lo cual os expondría a ser sorprendidos por la muerte súbita: et superveniat in vos repentina dies illa. En cambio, sed vigilantes y orad, sed prudentes, recurrid a los medios sobrenaturales para lograr que la mano de Dios os sostenga en tales pruebas, de manera que podáis permanecer de pie en el día del Juicio: stare ante filium hominis». 25

Vigilancia y oración

«Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán estar de pie ante el Hijo del hombre.»

Los profesores de Salamanca observan que San Lucas no ilustra su relato con parábolas, como los demás sinópticos, sino que trae una simple exhortación general. «En compensación, expresa bien el sentido de esa vigilancia constante en pureza de vida y oración». 26

Estar prevenidos significa estar siempre preparados para el encuentro con Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen, conservando muy abiertos los ojos no sólo del cuerpo, sino sobre todo los del alma, porque son éstos los que pueden indicar la cercanía del Señor. Debemos, pues, vivir en estado de oración continua incluso en el cumplimiento de nuestras tareas habituales; es la única manera de estar preparados para los grandes acontecimientos que predijo Jesús y comparecer «de pie ante el Hijo del hombre», es decir, íntegros, honestos y virtuosos. En suma, en estado de gracia.

Mantener la gracia de Dios en la vida terrena importa mucho más que conservar la salud, el dinero o cualquier otro bien. Debemos esforzarnos para no ofender a Dios, jamás; pero si tenemos la desgracia de caer en pecado, debemos buscar de inmediato el sacramento de la Confesión para reconciliarnos con Él. A esto nos exhorta san Gregorio Magno: «Enmendaos, cambiad vuestras costumbres, venced las tentaciones y castigad con lágrimas los pecados cometidos, porque algún día veréis la llegada del eterno Juez sintiendo tanta más seguridad cuanto más hayáis prevenido su severidad por medio del temor». 27

IV – La «Tercera Venida»

La liturgia del primer domingo de Adviento se orienta por completo a la conmemoración de la primera venida de Nuestro Señor, cumplida con su nacimiento en la gruta de Belén, y a la preparación de la segunda, que tendrá lugar en el fin del mundo para juzgar a la humanidad entera.

Sin embargo, de acuerdo a San Bernardo de Claraval, hay tres venidas de Nuestro Señor: «La primera, cuando vino por su Encarnación; la segunda es cotidiana, cuando viene a cada uno de nosotros por su gracia; y la tercera, cuando venga a juzgar al mundo». 28 El Doctor Melifluo especifica en otro pasaje que este segundo adviento de Cristo es oculto y «solamente los elegidos lo ven en sí mismos, y con ello salvan sus almas». El Señor viene continuamente a nosotros para «nuestro reposo y consuelo». 29

Así pues, a cada momento somos convidados a un encuentro con Jesús. Ocurre sobre todo en la Eucaristía, pero también, por ejemplo, al meditar este primer Evangelio de Adviento, o al escuchar una palabra inspirada de algún ministro de Dios. En realidad, nuestra vida debería girar en torno a una Navidad permanente, iniciada al despertar en la mañana y sin terminar siquiera al dormir en la noche, porque para todo dependemos de la gracia de Dios y debemos estar a la espera continua de su auxilio.

Permanezcamos atentos y aprovechemos estas valiosas invitaciones de la gracia para estar en condiciones de recibir, no con pavor y desesperación, sino con regocijo, al justo Juez que descenderá del Cielo con toda pompa y majestad, y dirá a quienes confiaron en su misericordia y cumplieron sus mandamientos en esta tierra: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo» (Mt 25, 34). Quien tenga siempre ante sus ojos esta finalidad, sentirá ánimo redoblado para ejercitar la virtud y presentarse sin miedo al encuentro definitivo con el Señor.

¡Preparémonos, porque Él vendrá cuando menos lo esperemos!

Por Mons. João Scognamiglio Clá Dias, E.P
______________
1 Prefacio de Adviento, 1.
2 Ídem.
3 BOSSUET – Œuvres choisies. Versailles: Lebel, 1822, p.156.
4 GREGORIO MAGNO, San – Obras de San Gregorio Magno. Madrid: BAC, 1968, p.538.
5 DEHAUT, P. Pierre Auguste Teóphile – L’Évangile expliqué, défendu, médité. París: P. Lethielleux, 1868, vol. 4, p. 405.
6 GARRIDO, Manuel – Iniciación a la Liturgia de la Iglesia. Pelícano, p. 275.
7 LANDRIEUX, Mgr. Maurice – Courtes gloses sur les Evangiles du dimanche. París: G. Beauchesne, 1918, p. 2-3.
8 THIRIET, P. Julien – Explication des Evangiles du dimanche. Hong-Kong : Societé des Missions Étrangères, 1920, p.2.
9 Véase también 1 Tes 5,2; 2 Ped 3,10; Ap 16, 15.
10 CRISÓSTOMO, San Juan – Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, 76 y 77.
11 AQUINO, Santo Tomás de – Catena Aurea.
12 THIRIET, op.cit., p.5.
13 Ídem.
14 AGUSTÍN, San – Carta 199, 41-45. In Comentarios de San Agustín. Valladolid: Estudio Agustiniano, 1986, p.52-53.
15 AQUINO, Santo Tomás de – Catena Aurea.
16 THIRIET, op.cit., p.6.
17 LANDRIEUX, op.cit., p.7.
18 Apud ODEN, Thomas C.; JUST, Arthur A. – La Biblia Comentada por los Padres de la Iglesia. Madrid: Ciudad Nueva, 2000, p.431.
19 CIPRIANO, San – Sobre la mortalidad, 2. Apud ODEN-JUST, op.cit., p. 434.
20 Homilías sobre el Levítico, 7, 1-237. Apud ODEN-JUST, op.cit., p. 434-435.
21 Ídem.
22 Apud ODEN-JUST, op.cit., p. 432.
23 AQUINO, Santo Tomás de – Catena Aurea.
24 Ídem.
25 LANDRIEUX, op.cit., p.8-9.
26 TUYA, o.p., Padre Manuel de – Biblia Comentada. Madrid: BAC, 1964, p. 904.
27 GREGORIO MAGNO, San – op. cit., p.541.
28 THIRIET, op.cit., p.2.
29 BERNARDO DE CLARAVAL, San – Obras Completas de San Bernardo. Madrid: BAC, 1953, p.177.

 

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El hombre es el apellido de Dios: El Señor, en efecto, toma el nombre de cada uno de nosotros —seamos santos o pecadores— para convertirlo en el propio apellido. Porque encarnándose, el Señor hizo historia con la humanidad: su alegría fue compartir su vida con nosotros, «y esto hace llorar: tanto amor, tanta ternura».

El apellido de Dios

Con el pensamiento puesto en la Navidad ya cercana, el Papa Francisco comentó, el martes 17 de diciembre, las dos lecturas propuestas por la liturgia de la Palabra, tomadas respectivamente del libro del Génesis (49, 2.8-10) y del Evangelio de san Mateo (1, 1-17). En el día de su septuagésimo séptimo cumpleaños, el Santo Padre presidió como de costumbre la misa matutina en la capilla de Santa Marta. Concelebró, entre otros, el cardenal decano Angelo Sodano, quien le expresó la felicitación de todo el Colegio cardenalicio.

En la homilía, centrada en la presencia de Dios en la historia de la humanidad, el Obispo de Roma señaló en dos términos —herencia y genealogía— la clave para interpretar respectivamente la primera lectura (referida a la profecía de Jacob que reúne a sus hijos y anuncia una descendencia gloriosa para Judá) y el pasaje evangélico que presenta la genealogía de Jesús. Centrándose en especial en esta última, destacó que no se trata de «una lista telefónica», sino de «un tema importante: es toda historia», porque «Dios envió a su Hijo» en medio de los hombres. Y, añadió, «Jesús es consustancial al Padre, Dios; pero también consustancial a la madre, una mujer. Y es esta la consustancialidad de la madre: Dios se hizo historia, Dios quiso hacerse historia. Está con nosotros. Ha hecho camino con nosotros».

Un camino —continuó el Obispo de Roma– iniciado hace tiempo, en el Paraíso, inmediatamente después del pecado original. Desde ese momento, en efecto, el Señor «tuvo esta idea: hacer camino con nosotros». Por ello «llamó a Abrahán, el primero que se nombra en esta lista, en este elenco, y le invitó a caminar. Y Abrahán comenzó ese camino: generó a Isaac, e Isaac a Jacob, y Jacob a Judá». Y así sucesivamente, adelante en la historia de la humanidad. «Dios camina con su pueblo», por lo tanto, porque «no quiso venir a salvarnos sin historia; él quiso hacer historia con nosotros».

Una historia, afirmó el Pontífice, hecha de santidad y de pecado, porque en la lista de la genealogía de Jesús hay santos y pecadores. Entre los primeros, el Papa recordó a «nuestro padre Abrahán» y «David, que tras el pecado se convirtió». Entre los indicados en segundo lugar, «pecadores de alto nivel, que cometieron pecados grandes», pero con quienes Dios igualmente «hizo historia». Pecadores que no supieron responder al proyecto que Dios había imaginado para ellos: como «Salomón, tan grande e inteligente, que acabó como un pobrecillo que no sabía ni siquiera cómo se llamaba». Sin embargo, constató el Papa Francisco, Dios estaba también con él. «Y esto es hermoso: Dios hace historia con nosotros. Es más, cuando Dios quiere decir quién es, dice: yo soy el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob».

He aquí por qué ante la pregunta «¿cuál es el apellido de Dios?», según el Papa Francisco es posible responder: «Somos nosotros, cada uno de nosotros. Él toma de nosotros el nombre para hacer de ello su apellido». Y en el ejemplo presentado por el Pontífice no están sólo los padres de nuestra fe, sino también gente común. «Yo soy el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob, de Pedro, de Marietta, de Armony, de Marisa, de Simone, de todos. De nosotros toma el apellido. El apellido de Dios somos cada uno de nosotros», explicó.

De aquí la constatación que, tomando «el apellido de nuestro nombre, Dios hizo historia con nosotros»; es más, aún más: «dejó que la historia la escribiésemos nosotros». Y nosotros aún hoy seguimos escribiendo «esta historia», que está hecha «de gracia y de pecado», mientras que el Señor no se cansa de venir a nuestro encuentro: «ésta es la humildad de Dios, la paciencia de Dios, el amor de Dios». Por lo demás, también «el libro de la Sabiduría dice que la alegría del Señor está en los hijos del hombre, con nosotros».

He aquí, entonces, que «acercándose la Navidad» al Papa Francisco —como él mismo confesó al concluir su reflexión— se le ocurrió naturalmente pensar: «Si Él hizo su historia con nosotros, si Él tomó de nosotros su apellido, si Él dejó que nosotros escribiésemos su historia», nosotros, de nuestra parte, deberíamos dejar que Dios escriba la nuestra. Porque, aclaró, «la santidad» es precisamente «permitir que el Señor escriba nuestra historia». Y este es el deseo de Navidad que el Pontífice quiso expresar «a todos nosotros». Un deseo que es una invitación a abrir el corazón: «Haz que el Señor escriba tu historia y tú permite que Él la escriba».

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La muerte del cardenal Ricardo María Carles Gordó

El cardenal Ricardo María Carles Gordó, arzobispo emérito de Barcelona (España), falleció el martes 17 de diciembre, por la mañana, en el hospital de Tortosa donde estaba ingresado desde el 25 de noviembre, al ser afectado por un ictus cerebral. Tenía 87 años: había nacido el 24 de septiembre de 1926, en Valencia. El funeral se celebrará en la catedral de Barcelona el jueves 19 de diciembre, a las 11, presidido por su sucesor, el cardenal Lluís Martínez Sistach, a quien el Papa Francisco envió un mensaje de pésame en el que recuerda la generosa obra pastoral llevada a cabo por el cardenal Ricardo María Carles Gordó.

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Consejo de Cardenales ayuda al Papa en el gobierno de la Iglesia universal«Maestro y Guía Universal»
(RV).- Consejo de Cardenales ayuda al Papa en el gobierno de la Iglesia universal Como se recordará, «el Consejo de Cardenales instituido por el Santo Padre Francisco «para ayudarlo en el gobierno de la Iglesia universal y estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana» (cfr. Quirógrafo del 28 de septiembre de 2013, publicado el 30 de septiembre) – mantuvo su segunda serie de reuniones, prevista para los días del 3 al 5 de diciembre. Y la primera, en la que se reflexionó sobre la eclesiología a partir del Concilio Vaticano II y sobre el Sínodo de los Obispos, tuvo lugar del 1 al 3 de octubre pasado. El Padre Carlos María Galli reflexiona sobre la renovación de los dicasterios al servicio del Sucesor de Pedro, que es a su vez siervo de los siervos de Dios.
(CdM – RV)

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En el marco de la campaña institucional “Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”, Cáritas aborda una tercera etapa que, durante el período 2013-14, se va a centrar en el mensaje de la esperanza.

Para ello, “Navidad es tiempo de esperanza” es el mensaje que se lanza en este tiempo de Navidad, el primero de los dos momentos fuertes de la campaña, que culmina en la festividad del Corpus Christi, Día de Caridad.

Restaurar los derechos de los más pobres

Con este lema, Cáritas pretende transmitir una invitación a vivir este tiempo navideño desde la esperanza para, como se señala en los materiales de la campaña, “construir espacios de vida, de novedad, de justicia y de fraternidad, para restaurar los derechos de todas aquellas personas que viven en situación de pobreza y vulnerabilidad”.

En medio de una sociedad asfixiada por la crisis, el desempleo y el desánimo para buscar nuevos caminos, Cáritas, desde su acción, su denuncia y su compromiso con las personas más vulnerables, anuncia a través de su propia experiencia la necesidad de abrir vías, caminos a la esperanza como un horizonte abierto al cambio que tiene su raíz en el corazón y en el comportamiento de cada persona.

Para ello, con esta campaña Cáritas quiere ayudarnos a tomar conciencia del gran papel que jugamos cada persona, cada comunidad, cada grupo en este momento de la historia en el que vivimos. Y recordar que a través de nuestros gestos, opciones, actitudes, somos anuncio de esperanza para otros.

Tres propuestas para vivir la Navidad

La invitación a vivir este tiempo de Navidad en clave de esperanza se basa en la puesta en práctica de propuestas como estas:

-Dando prioridad a las relaciones con los demás, al tiempo que les dedicamos; saliendo a su encuentro, tomando la iniciativa, acogiendo y escuchando.

-Consumiendo con nuestros cinco sentidos. El comercio justo es una buena opción para acercarse a realidades de otros países y colaborar con una economía sostenible para los productores y sus familias. De esta forma, es posible llenar la Navidad de algo más que de regalos y ser esperanza para otros.

-Compartiendo algo de nosotros con los que más lo necesitan, nuestro tiempo, nuestros bienes, nuestras habilidades… y dejarse tocar por su realidad.

Esperanza creativa y comunitaria

Además, la esperanza que propone Cáritas para este tiempo de Navidad es, al mismo tiempo, creativa, comunitaria y misericordiosa.

Creativa porque no se conforma con esperar un mundo mejor, sino que se compromete para conseguir que sea mejor y se dedica a sembrar semillas del Reino.

Comunitaria porque cuanto esperamos, lo esperamos para todos, ya que la esperanza es solidaria.

Y misericordiosa porque sale al encuentro de todo el que sufre y de todo el que lo necesita. Es una esperanza samaritana que no deja en el camino al que se encuentre tirado y herido.

2013-14: Construyendo espacios de esperanza

Con la campaña de este año Cáritas cierra un ciclo de Campañas Institucionales que empezaron en 2011 y que se han desarrollado bajo el lema general “Vive sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir”.

La campaña 2013-14 de Cáritas busca “constatar y testimoniar que, viviendo con sencillez y estando preocupados por el bien común, estamos abriendo caminos de esperanza hacia un nuevo modelo económico y social donde las personas son lo primero que hay que rescatar y salvaguardar”, apunta la responsable de la campaña, Eva San Martín.

“Desde Cáritas –explica– anunciamos que hay otra manera de entender la economía y la sociedad basada en la prioridad de lo comunitario, en la preocupación por el bien común”. Y añade: “Con esta campaña queremos dar a conocer que otro mundo nuevo ya está abriéndose paso aquí y ahora, gracias al compromiso y testimonio de mucha buena gente, que en su entorno social son signos de esperanza”.

Potenciar lo comunitario

En esa línea, la campaña invita a construir y potenciar lo comunitario, porque éste es el único camino de humanización y de esperanza para dar solución a las problemáticas sociales actuales.

En las dos campañas anteriores se ha puesto el acento en la denuncia de un modelo político, social y económico que no está funcionando, que genera más pobreza y que favorece la vulneración de los derechos de las personas, además de abrir ventanas a la reflexión, la autocrítica y la búsqueda de alternativas que ayuden a construir un nuevo marco de desarrollo, de economía, de relación con el trabajo y de convivencia con los demás.

Una vez recorrido ese itinerario, Cáritas, en medio de una sociedad asfixiada por la crisis, el desempleo y el desánimo para buscar nuevos oportunidades, apuesta ahora, desde su propia experiencia, por anunciar la necesidad de abrir caminos a la esperanza a partir del corazón y el comportamiento de cada persona.

El gran papel de cada uno

De ahí que esta campaña Cáritas subraye el gran papel que jugamos cada persona, cada comunidad, cada grupo, como constructores de esperanzan en este momento crucial de la historia.

La demostración de que esto es así son los más de 70.000 voluntarios que trabajan en Cáritas para dar esperanza y que en los últimos tiempos se han sumado a Cáritas con la voluntad de colaborar como voluntarios o con sus donativos.

Entre tanta buena gente figuran desde personas humildes que han dado su aportación económica a pesar de sus estrecheces económicas hasta quienes han cedido temporalmente viviendas que tenían vacías para ayudar a familias con problemas de desahucio, empresas que han ofrecido gratuitamente sus servicios o productos para las necesidades de los más vulnerables, o personas que habiendo sido acompañadas por Cáritas para salir de la exclusión han querido hacerse voluntarios.

[ACCESO A TODOS LOS MATERIALES DE LA CAMPAÑA]

(Cáritas)

Fuente:: SIC

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Cádiz y Ceuta en clave de navidadEn la mañana del 17 de diciembre se presentó, en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, la IV edición del Ciclo de Música “En clave de Navidad”.

Este ciclo, que organiza el Obispado de Cádiz y Ceuta junto con el Ayuntamiento de Cádiz, Diario de Cádiz y la colaboración de Cáritas Arciprestal de Cádiz Interior, fue presentado por el Vicario General de la Diócesis, José Luis Caburrasi.

“En clave de Navidad”, contará con siete conciertos, entre el 20 de diciembre y el 3 de enero, a las 20:30 horas, que serán interpretados en distintos templos de Cádiz Interior, a excepción del inaugural, que será en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar. La entrada para todos ellos será gratuita y las donaciones que se recauden irán destinadas a Cáritas Arciprestal de Cádiz Interior. Así, en cada uno de los conciertos los voluntarios de Cáritas serán los encargados de recoger los donativos, que, como en ediciones anteriores, serán destinados a proyectos de inserción laboral y al sufragio de ayudas que realizan las Cáritas parroquiales.

El Vicario General manifestó, durante la presentación, que lo que se pretende con este ciclo es que esta unión entre la música religiosa y el patrimonio cultural diocesano, ayuden a paliar la situación de necesidad que sufren en estos momentos más de ochocientas familias, que están siendo atendidas por Cáritas Arciprestal de Cádiz Interior.

José Luis Caburrasi agradeció a las agrupaciones musicales su participación desinteresada y su interés en este ciclo, para el que cada año se ofrecen más grupos. Al mismo tiempo, espera que esta oferta cultural anime a una mayor presencia de público en las calles de la ciudad durante las fiestas navideñas.

Por su parte, el director de Diario de Cádiz, Rafael Navas, agradeció el esfuerzo de todas las entidades colaboradoras, en especial a Cáritas Diocesana y a los grupos musicales, que cada año muestran más interés por esta iniciativa solidaria. De la misma manera, animó a todos los medios de comunicación para que hagan difusión de este ciclo “que es de todos”.

El director de Cáritas Diocesana, Juan Luis Torrejón, explicó que Cáritas es el nexo de unión entre las iniciativas solidarias y las personas necesitadas. “Toda persona que vaya a esos conciertos estará ayudando a una persona necesitada”. Además, invitó a celebrar la Navidad con gestos solidarios como este.

Por último, el teniente de alcaldesa delegado de Fomento, Turismo y Hostelería, Bruno García, agradeció a los organizadores el hacer algo positivo para la ciudad. “Este es el resultado de que desde lo individual se consiguen grandes cosas”. Bruno García apuntó, como novedad de este año, que los guías turísticos del Ayuntamiento, los días de concierto, finalizarán su recorrido en el templo donde se celebre la interpretación musical.  

 

Al finalizar la presentación, el arcipreste de Cádiz Intramuros y canónigo de la Catedral, Balbino Reguera, en nombre del Cabildo Catedral, hizo entrega de mil euros a los voluntarios de Cáritas Arciprestal de Cádiz Interior.

 

 

Programa IV Ciclo de Música “En clave de Navidad”

 

  • 20 de diciembre: Iglesia del Pilar. Escuela de Música del Colegio San Felipe Neri
  • 23 de diciembre: Iglesia del Carmen. Coral de la Universidad de Cádiz
  • 26 de diciembre: Iglesia de Santiago Apóstol. Escolanía de María Auxiliadora
  • 27 de diciembre: Iglesia de San Lorenzo. Nova Música
  • 30 de diciembre: Iglesia de San Francisco. Ensemble Stella Maris
  • 2 de enero: Catedral de Cádiz. Canticum Novum y Camerata Catedral
  • 3 de enero: Oratorio de San Felipe Neri. Camerata del Gran Teatro Falla

 

Fuente:: SIC

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“Primerear” con humildad en el servicio a los más pobres: el Papa a la Orden Trinitaria
(RV).- El Santo Padre Francisco ha escrito una carta al Padre Fray José Narlaly Ministro General de la Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos con ocasión del octavo centenario de la muerte del fundador san Juan de Mata, y los cuatrocientos años del feliz tránsito de san Juan Bautista de la Concepción, Reformador de la misma Orden.
El carisma de los religiosos trinitario es un don de Dios, acogido por la Iglesia desde su inicio por medio de la aprobación pontificia. Dios nos ha primereado, nos ha ganado la mano, eligiendo a estos siervos suyos para manifestar en ellos sus misericordias, dice el Papa. Ellos fueron capaces de negarse a sí mismos, tomar con sencillez y docilidad la cruz de Cristo y ponerse por entero, sin condiciones, en manos de Dios, para que Él construyera su Obra.
Todos estamos llamados a experimentar la alegría que brota del encuentro con Jesús, para vencer nuestro egoísmo, salir de nuestra propia comodidad y atrevernos a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio. Esto fue lo que hicieron con su vida y coraje apostólico san Juan de Mata y san Juan Bautista de la Concepción. Ellos, que llevaban unas existencias religiosas, respetables, aunque tal vez un tanto acomodadas y seguras, explica Francisco, recibieron de Dios una llamada, que los volvió del revés y los empujó a gastarse y desgastarse en favor de los más necesitados, de los que más padecían por proclamar su fe en el Evangelio, de aquellos a los que se les quería robar esa alegría.
A través de los siglos, en perfecta sintonía con ese espíritu fundacional, la Casa de la Santa Trinidad ha sido casa del pobre y postergado, un lugar donde se curan las heridas del cuerpo y del alma, y esto con la oración, que como bien decía su Santo Reformador es mejor medicina que muchos remedios, y también con la entrega incondicional y con el servicio desinteresado y amoroso.
En efecto, afirma el Pontífice, los Trinitarios tienen claro, que en la Iglesia toda responsabilidad o autoridad debe ser vivida como servicio. De ahí que nuestra acción ha de estar despojada de cualquier deseo de lucro o promoción personal y tiene que buscar siempre poner en común todos los talentos recibidos de Dios, para dirigirlos, como buenos administradores, al fin para el que se nos han concedido; esto es, para aliviar a los más desfavorecidos. Ése es el interés de Cristo, y por ello las casas de vuestra Familia tienen la «puerta siempre abierta» para la acogida fraterna.
El Papa ha rogado a la Orden que, siguiendo el ejemplo de sus santos, no dejen nunca de imitar a Cristo, entregándose con humildad a servir al pobre y al cautivo. Hoy hay muchos. Los vemos cada día y no podemos pasar de largo, contentándonos con una buena palabra. Cristo no fue así. Atrévanse también ustedes a primerear, tal y como se lo proponía san Juan Bautista de la Concepción a sus frailes con la simpática imagen de un juego de cartas, tratando de hacerles entender que es en este envite por el pobre que ganamos la vida auténtica y dichosa. Es ése el desafío que Dios nos hace: sus pobres, y si perdemos esta mano, nos dice, estamos totalmente perdidos.
No dejen de rezar por el Papa. Me agrada mucho pensar que ustedes, en la oración, ponen al Obispo de Roma junto a los más pobres. Esto me recuerda que yo no puedo olvidarme de ellos, como no se olvidó de ellos Jesús Que Él los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
ER RV

Fuente:: News.va

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¡Feliz cumpleaños Papa Francisco, bendiciones para la Iglesia y para él!
(RV).- (con audio) ¡Feliz cumpleaños Papa Francisco, bendiciones para la Iglesia y para él! «Prosperidad en el Espíritu Santo, buena salud, colaboración para llevar adelante la reforma de la Iglesia que ha empezado tan bien», le desea el Cardenal Marc Ouellet, al Santo Padre, que ayer lo confirmó en su cargo de Prefecto de la Congregación para los Obispos. La entrevista es de Alberto Goroni.
(CdM – RV)

Fuente:: News.va

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Oviedo Atrio Gentiles 2013Por tercer año consecutivo, en la iglesia románi­ca de la plaza del Carbayo, en Avi­lés, tendrá lugar una edición del Atrio de los Gentiles, organiza­do por el sacerdote José Antonio González Montoto, que explica que se trata de una actividad de “búsqueda y de diálogo entre fe y cultura, con el objetivo de invitar a los no creyentes a que descubran la fe a través de la belleza del arte, el bien y la bondad, siempre desde esa voluntad de diálogo”.

El ciclo, cuyas actividades se desarrollarán siempre a partir de las 20:15 horas  de la tarde, comienza este miércoles 18 de oc­tubre, con una charla del Vicario General de la diócesis, Jorge Juan Fernández Sangrador que llevará por título “El Papa Francisco: del laboratorio a la periferia”. El día siguiente, jueves 19, tendrá lugar un recital poético de siete poetas asturianos titulado “Con versos propios”. El viernes se desarrollará el espacio reservado para el arte con el sacerdote José María Hevia, Director del Museo diocesano, que pronunciará la conferencia “Mirar, gozar, entusiasmarme”.

El sábado 21 la música será la protagonista, con las corales “Amigos de Sabugo” y la “Coral Avilesina”, y al día siguiente, do­mingo 22, en la Iglesia grande de Sabugo, tendrá lugar un recital de villancicos a cargo de la coral del Centro Asturiano. El lunes 23 el sacerdote Rubén Díez ofrecerá un concierto de órgano.

Durante la Navidad del año 2009 el ahora Papa emérito Benedicto XVI lan­zaba la propuesta del “Atrio de los gentiles”, como una forma de acercar el Evangelio, la fe y la per­sona de Cristo a los no creyentes. Sin un diseño preconfigurado, esta iniciativa se puso en marcha desde el Pontificio Consejo para la Cultura, y en menor medida, con el paso del tiempo, diferentes ins­tituciones, diócesis o asociaciones han ido desarrollando ideas simi­lares, con el mismo objetivo, pero siempre con la cultura y el arte como medio de expresión y de punto de encuentro para todos. “Debemos cuidar que el hombre no deje de lado la cuestión de Dios como pregunta esencial de su existencia –decía Benedicto XVI al respecto–. Debemos pro­curar que acepte esta pregunta y la nostalgia que tras ella se esconde”.

 (Esta Hora – Iglesia en Asturias)

Fuente:: SIC

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