El mejor regalo de Reyes: “La Paz”

Mons Ángel Rubio

Mons Ángel RubioMons. Ángel Rubio    En el primer mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz celebrado el pasado día 1 de enero del corriente año nuevo, deseaba a todos —a las personas y a los pueblos— una vida llena de alegría y de esperanza. La fraternidad fundamento y camino para la paz es el título del mensaje en el que Francisco recuerda la doctrina de la “hipoteca social” sobre “las cosas propias”. El Papa afirma, citando a Santo Tomás de Aquino, que “aunque es lícito e incluso necesario que el hombre  posea cosas propias, en cuanto al uso, no las tiene como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechan a él solamente, sino también a los demás”.

El mensaje nos pregunta ¿cómo usamos los recursos de la tierra?, y nos responde “es un deber de obligado cumplimiento que se utilicen los recursos de la tierra de modo que nadie pase hambre. Las iniciativas y las soluciones posibles son muchas y no se limitan al aumento de la producción. Es de sobra sabido que la producción actual es suficiente y, sin embargo, millones de personas sufren y mueren de hambre, y eso constituye un verdadero escándalo”, y este es el camino de la verdadera paz, fruto de una autentica fraternidad.

La paz o es de todos o no es de nadie. Sólo es posible alcanzarla realmente y gozar de ella, como mejor calidad de vida y como desarrollo más humano y sostenible, si se asume en la práctica, por parte de todos, una “determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común”. Lo cual implica no dejarse llevar por “el afán de ganancia” o por la “sed de poder”. Es necesario estar dispuestos a «”perderse” por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo para el propio provecho. El “otro” —persona, pueblo o nación— no puede ser considerado como un instrumento cualquiera para explotar a bajo coste su capacidad de trabajo y resistencia física, abandonándolo cuando ya no sirve, sino como un “semejante” nuestro, una “ayuda”».

La solidaridad cristiana entraña que el prójimo sea amado no sólo como “un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos”, sino como “la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo”, como un hermano.

Hay una forma más de promover la fraternidad —y así vencer la pobreza— que debe estar en el fondo de todas las demás. Es el desprendimiento de quien elige vivir estilos de vida sobrios y esenciales, de quien, compartiendo las propias riquezas, consigue así experimentar la comunión fraterna con los otros. Esto es fundamental para seguir a Jesucristo y ser auténticamente cristianos. No se trata sólo de personas consagradas que hacen profesión del voto de pobreza, sino también de muchas familias y ciudadanos responsables, que creen firmemente que la relación fraterna con el prójimo constituye el bien más preciado.

En el nuevo año enviamos felicitaciones de navidad, pero ¿sabemos felicitar’ ¿Nos preocupa la felicidad de los demás? A los Reyes Magos les pedimos regalos para los niños y adultos. Solo Dios nos puede dar la paz; sin Dios, sin su verdad y justicia no podrá haber nunca, ni verdadera paz, ni verdadera libertad, ni la autentica fraternidad.

 

+ Ángel Rubio Castro

Obispo de Segovia

Fuente:: Mons. Ángel Rubio Castro

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