Epifanía: Adoremos al Señor

Mons. Antonio Algora

Mons. Antonio AlgoraMons. Antonio Algora      La fiesta de los Magos nos trae a todos, cristianos o no, la manifestación, eso quiere decir la palabra Epifanía, de Jesucristo, hijo de María e Hijo de Dios: Dios y hombre verdadero. Manifestación que los Magos supieron buscar, descubrir y adorar. Sí, adorar a Dios, esa dimensión de la espiritualidad cristiana que hoy necesitamos potenciar. Es por esto por lo que os invito a leer con calma estas palabras del Papa Francisco en su Exhortación Evangelii gaudium, en concreto el n.º 262: «Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón. Esas propuestas parciales y desintegradoras sólo llegan a grupos reducidos y no tienen fuerza de amplia penetración, porque mutilan el Evangelio. Siempre hace falta cultivar un espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la actividad. Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos debilitamos por el cansancio y las dificultades, y el fervor se apaga. La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración, y me alegra enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales los grupos de oración, de intercesión, de lectura orante de la Palabra, las adoraciones perpetuas de la Eucaristía. Al mismo tiempo, «se debe rechazar la tentación de una espiritualidad oculta e individualista, que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad y con la lógica de la Encarnación». Existe el riesgo de que algunos momentos de oración se conviertan en excusa para no entregar la vida en la misión, porque la privatización del estilo de vida puede llevar a los cristianos a refugiarse en alguna falsa espiritualidad».

Como veis, el texto no requiere ninguna explicación pues es bien claro y nos invita a plantearnos la Evangelización que podemos definir como integral. Si no reconozco a nuestro Señor Jesucristo como Señor de la historia y adoro su presencia no descubro la necesidad de abrir los cofres de los Magos, es decir, los depósitos de la riqueza para ofrecérselos al Hombre, al Señor presente en los hermanos… «tuve hambre y me diste de comer…». La Solemnidad de la Epifanía, el Día de Reyes que es motivo de alegría y muy especialmente para los más pequeños, ha de ser un día de fuerte compromiso social animado por el Espíritu Santo, que mueve nuestras vidas para, como los Magos, buscar al hermano que se manifiesta en la indigencia, que nos hace dejar nuestras posiciones y ponernos en camino guiados por la «Estrella de la Evangelización», así llama a la Virgen María el Papa Francisco al final de la Exhortación, y arrodillarnos ante la pobreza de muchos para adorar ahí al Señor y ofrecerle nuestras puede que escasas riquezas pero llenas de amor, del Espíritu Santo que nos alienta, empuja y llena de la realización humana más plena, la que se logra en la entrega que incluye bienes y dones, habilidades y capacidades personales.

Se ha pasado la Navidad. Los Magos se volvieron a sus lugares de origen por otro camino, nos dice el Evangelio. Ellos lo hicieron para no dar pistas al poderoso Herodes de dónde estaba el Niño-Dios. Volvamos nosotros a la rutina de cada día renovados por la adoración a Jesucristo en cada hermano que necesite conocer el Evangelio, que necesite conocer la Buena Noticia de la Salvación que nos ha venido en la Navidad y que incluye a la persona entera y su entorno familiar y social. Si recogimos alimentos hicimos una obra buena, si se los llevamos con nuestras personas y los adoramos, nos relacionamos con ellos, con los empobrecidos, y les abrimos nuestro corazón les llevamos el Evangelio.

Vuestro obispo,

† Antonio Algora

Obispo de Ciudad Real

Fuente:: Mons. Antonio Algora

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