Evangelii gaudium
Mons. Atilano Rodríguez El pasado martes, 26 de noviembre, era presentada en el Vaticano la Exhortación Apostólica «Evangelii gaudium». En la misma el Santo Padre recoge muchas de las proposiciones que los Padres sinodales le presentaron al finalizar el Sínodo sobre «la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana», celebrado en la Ciudad del Vaticano el mes de octubre de 2012.
Pero, además de ofrecernos su reflexión sobre las deliberaciones del último Sínodo, el Papa aprovecha la oportunidad para presentar un verdadero programa de evangelización para los próximos años, sirviéndose para ello de otras enseñanzas ya insinuadas durante su pontificado en las homilías, discursos, declaraciones y en otras intervenciones magisteriales.
¿A quién se dirige el Santo Padre con esta Exhortación? Partiendo de una reflexión sobre la necesaria conversión del ejercicio del papado, el Papa Francisco dirige su Exhortación a todos los bautizados: a los obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y fieles laicos. Pero, sin duda, las enseñanzas de la Exhortación se dirigen también a quienes ostentan en el mundo responsabilidades culturales, sociales, económicas y políticas, ya sean cristianos o no.
Cuando se dirige a los bautizados, el Santo Padre nos invita a renovar la alegría de la fe y a emprender un camino de sincera conversión a Jesucristo para afrontar con renovada esperanza la acción evangelizadora de la Iglesia. La experiencia de la salvación de Dios debe ayudarnos a luchar contra el pecado, la tristeza, el vacío interior y el aislamiento, teniendo muy presente que Él nos ha amado primero y quiere contar con nosotros para la difusión de la Buena Noticia hasta los confines de la tierra.
Esta invitación a vivir en estado de misión por parte de todos los bautizados para llevar el Evangelio a todos los hombres, superando tristezas, cansancios y desánimos ante las dificultades de la vida, hemos de llevarla a cabo desde la contemplación del corazón misericordioso del Padre, que sale al encuentro del hombre, de todo hombre, porque quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Esta salida de Dios al encuentro de la humanidad se hace especialmente realidad en el misterio del nacimiento de Jesucristo. Por eso, para impulsar con fe, esperanza y entusiasmo renovados la evangelización, los cristianos hemos de partir siempre de la contemplación del misterio de amor y de unidad entre las tres personas divinas. La vocación cristiana, el misterio de la Iglesia y su misión evangelizadora tienen su fundamento y su punto de partida en el amor del Padre, que nos entrega a su Hijo para nuestra salvación mediante la acción del Espíritu Santo, el principal artífice de la nueva evangelización.
Aunque en próximas reflexiones volveré a comentar algunas de las enseñanzas de la Exhortación del Papa Francisco, os invito a todos a leerla y meditarla. Podría ser un buen compromiso para el tiempo litúrgico del Adviento, en el que nos preparamos espiritualmente, mediante la necesaria conversión, para celebrar con alegría desbordante el misterio del nacimiento de Jesucristo, la gran noticia de Dios para toda la humanidad.
Con mi sincero afecto, feliz día del Señor.
+ Atilano Rodríguez
Obispo de Sigüenza-Guadalajara
Fuente:: Mons. Atilano Rodríguez
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