Fe, Caridad y Evangelización en Adviento-Navidad 2013

Mons. Julian López

Mons. Julian LópezMons. Julián López    Queridos diocesanos:

Se acaba de clausurar el Año de la Fe en la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, pero continúa la misión de manera que hemos de seguir empeñados en hacer realidad el compromiso pastoral del presente curso: “Intensificar la comunión eclesial a través de la fe y la acción caritativa, en el marco de la nueva evangelización” (Carta pastoral del curso 2013-14, nn. 4, 11 y31). Comienza el tiempo de Adviento-Navidad y con él un nuevo recorrido de los misterios de Cristo en el año litúrgico. Debemos, por tanto, mantenernos despiertos y activos en la tarea de hacer avanzar el reino de Dios, tal y como nos exhorta la liturgia con palabras de San Pablo: “Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz”(Rm 13, 11-12).

La fe sale fortalecida de la gracia que ha supuesto el año que hemos dedicado a redescubrir sus contenidos y a profesarla de manera personal y colectiva, a celebrarla, vivirla y hacerla objeto de nuestra oración. Pero ha de continuar iluminando el itinerario personal de cada uno y nuestro camino como Iglesia diocesana, enriqueciendo nuestra existencia, dilatándola en todas sus dimensiones y abriéndola al amor como recordaba la encíclica “Lumen Fidei” (cf. nn. 4; 19; etc.). Por eso no debemos dejar de profundizar en el conocimiento y en la vivencia de la fe, tratando de proyectarla sobre todas las realidades de la vida, tanto individuales como familiares y sociales. El tiempo de Adviento-Navidad nos ayuda muy eficazmente si nos dejamos conducir por la palabra de Dios que se proclama y hacemos nuestras las actitudes que reflejan los demás textos de la liturgia.

Esto nos ayudará a hacer realidad el objetivo diocesano del curso centrado, no lo olvidemos, en la dimensión social y caritativa de la fe, es decir, en el amor cristiano que nos va transformando interiormente al cambiar nuestro modo de conducirnos por la vida, demasiado egoísta a veces, para que demos frutos de buenas obras. Os recuerdo la reflexión basada en la Carta de Santiago“La fe sin obras, está muerta”(Sant 2, 26) de mi carta pastoral ya citada. En efecto, con palabras de Benedicto XVI, “la fe y la caridad se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino” (Porta Fidei, 14). El tiempo de Adviento-Navidad pone delante de nuestros ojos el amor infinito de Dios que nos envió a su propio Hijo (cf. Jn 3, 16) para que nosotros le imitemos asumiendo de manera eficaz nuestros compromisos caritativos y contribuir de este modo a la llegada de los cielos nuevos y la tierra nueva en los que habite la justicia (cf. 2 Pe 3, 13).

todo esto en el marco de la nueva evangelización. En efecto, ya en el Sínodo de 2012 se dijo que la caridad se manifiesta, más que con palabras, en las obras de fraternidad, de cercanía y de ayuda a las personas en necesidades espirituales y materiales. Esta idea tiene un amplio desarrollo en el capítulo IV, titulado “La dimensión social de la evangelización”, de la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” del papa Francisco, que se acaba de publicar. Tendremos que leer muy atentamente este capítulo para aplicarlo a nuestro objetivo pastoral de este curso, porque “si esta dimensión no está debidamente explicitada, siempre se corre el riesgo de desfigurar el sentido auténtico e integral que tiene la misión evangelizadora”(EG, 176). La relación entre evangelización y caridad como promoción humana, arranca de la entraña misma del Evangelio. Deseo a todos un provechoso Adviento-Navidad. Con mi cordial saludo y bendición:

+ Julián López,

Obispo de León

Fuente:: Mons. Julián López

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