La emigración y la unidad de los crisitanos

Mons. Salvador Gimenez Valls

 Mons. Salvador Gimenez VallsMons. Salvador Giménez   Sería muy significativo que durante este fin de semana todos los cristianos de Menorca tomaran conciencia de dos asuntos que interpelan a lo más hondo de nuestro corazón: el trato a los emigrantes y refugiados y la unidad de todos los que confesamos que Jesús es el Señor. Os pido vuestras oraciones y el compromiso de presencia y participación en las distintas actividades que las parroquias y comunidades organicen para tal fin.

Son dos ámbitos pastorales cuya preocupación es permanente pero en este momento los recordamos con mayor intensidad, así lo harán todas las comunidades de nuestra Iglesia. En cualquier parte del mundo habrá un especial acento en las celebraciones eucarísticas porque este domingo se conmemora el Centenario de la Jornada del Emigrante y del Refugiado y coincide, además, con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Son dos realidades complementarias: se nos invita a poner nuestra mirada en el exterior, reconociendo a todos los distintos como hermanos y otra mirada simultánea al interior de la comunidad eclesial para preguntarnos y reconocer, arrepentidos, la falta de unidad de todos los creyentes en Cristo.

Respecto a la Jornada de este año, el lema propuesto es el siguiente: Emigrantes y Refugiados: hacia un mundo mejor. El mensaje del Papa para esta ocasión es claro y tiene los siguientes acentos:

– los fenómenos migratorios son una realidad muy actual y su conjunto es como un “signo de los tiempos”.

– como todo fenómeno humano se verifica la tensión entre la belleza de la creación y el misterio del pecado.

– la creación de un mundo mejor orienta a buscar un desarrollo auténtico e integral, a trabajar para que haya condiciones de vida dignas para todos.

– el mundo solo puede mejorar si la atención primaria está dirigida a la persona.

– emigrantes y refugiados no son peones sobre el tablero de la humanidad; comparten el deseo de ser “algo más”.

– trabajar juntos por un mundo mejor exige la ayuda recíproca entre los países, con disponibilidad y confianza, sin levantar barreras infranqueables.

– en el rostro de cada persona a la que tenemos que evangelizar ya está el rostro de Cristo.

También los obispos españoles –la Comisión Episcopal respectiva– publican un mensaje que concreta en nuestra realidad nacional esta gran problemática. Al final del mismo proponen unas vías de comunión para que todos las podamos transitar.

La Semana de la Oración por la Unidad propone el siguiente lema ¿Es que Cristo está dividido? (I Cor 1, 13). Se ha distribuido a todas las parroquias un sencillo material pastoral que desarrolla este lema con diversos aspectos para los ocho días de la celebración.

Es muy interesante que todos lo conozcan, participen y recen para que el Señor nos conceda pronto la ansiada unidad.

Salvador Giménez Valls,

Obispo de Menorca

Fuente:: Mons. Salvador Giménez Valls

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