Los jóvenes y la vida consagrada
Mons. Vicente Jiménez La Vida Consagrada, en sus múltiples carismas y variadas formas, es una gran familia eclesial, en la que los jóvenes pueden hallar un espacio para el encuentro con Dios y con los hermanos, con Cristo y con la Iglesia.
La Vida Consagrada no está alejada de los jóvenes. Los religiosos y las religiosas, las sociedades de vida apostólica, los institutos seculares, el orden de las vírgenes y las nuevas formas de Vida Consagrada realizan muchas actividades dirigidas directamente a los jóvenes: desde la enseñanza y la educación hasta la inserción social de marginados; desde el cuidado de jóvenes afectados por el sida hasta la ayuda para el compromiso cristiano; desde actividades deportivas y lúdicas hasta celebraciones litúrgicas apropiadas para jóvenes; desde grupos de oración hasta la organización de voluntariados comprometidos en la ayuda y apoyo a los más desfavorecidos.
Los monjes y monjas de vida contemplativa también están cerca de los jóvenes.
Con su testimonio de vida de oración, penitencia y fraternidad causan agradable sorpresa y verdadera fascinación a los jóvenes. Quienes han tenido ocasión de estar cerca de los monjes y monjas no pueden olvidar el testimonio de su alegría y la experiencia de Dios recibida.
¿Qué debe hacer la Vida Consagrada para que los jóvenes escuchen a Dios, se enamoren de Jesucristo, vivan y gocen en la vida de la Iglesia, se comprometan en el servicio a sus hermanos y sean, sobre todo, apóstoles de Jesus? Ante todo vivir con alegría su vocación, consagración y misión. Los religiosos evangelizan más con lo que
son que con lo que hacen.
El Papa Benedicto XVI, en el Encuentro con religiosas jóvenes, en la Jornada Mundial de la Juventud, les habló de la radicalidad evangélica de la vocación religiosa, que es estar “arraigados y edificados en Cristo, y firmes en la fe” (cfr. Col 2, 7), y al final del Discurso les dijo: “Que la Virgen María sostenga y acompañe vuestra juventud
consagrada, con el vivo deseo de que interpele, aliente e ilumine a todos los jóvenes”.
El Beato Juan Pablo II, en la Exhortación Apostólica Vira Consecrata, en la conclusión, al dirigirse a la juventud, decía: “Sí sentís la llamada del Señor, ¡no la rechacéis! Entrad más bien con valentía en las grandes corrientes de santidad, que insignes santos y santas han iniciado siguiendo a Cristo. Cultivad los anhelos característicos de vuestra edad, pero responded con prontitud al proyecto de Dios sobre vosotros si Él os invita a buscar la santidad en la vida consagrada” (Vita Consecrata 106).
Ojalá que los consagrados y consagradas, testigos luminosos de Jesucristo, sean instrumentos para que muchos jóvenes sigan fielmente a Jesús por el camino de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia y por la senda de las Bienaventuranzas.
+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander
Fuente:: Mons. Vicente Jiménez Zamora
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